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Que fiestononon

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Recien me lesbianizo un dia comenzó una vorágine de sexo que parecia no terminar. Cada dia nuestro sexo se hacía mejor y los orgasmos más intensos y más cuantiosos. Si bien nuestra relación hacia el mundo exterior de amigos y familiares era sólo de una sana amistad en donde sus padres me tenían en gran estima y nuestros amigos y amigas del colegio nos veian sólo como mejores amigas, la verdad es que en la cama, o más bien fuera de ella porque de tan calientes que éramos era raro que llegáramos a la cama porque normalmente acabábamos en el suelo, en un jardin, en un cine o en un coche, o en una escalera, como lo fue en esta ocasión que les voy a contar.

Como les decia, un viernes fue el dia en que Amanda me lesbianizo en regla. Si bien ya había experimentado anteriormente fajecitos y besos de lengia con un par de amigas, debo aceptar que en realidad quien me lesbianizo de a de veras fue ella.

Una semana después a mi "desvirgue" femenino Amanda me llevó a una fiesta de sus amigos de colonia. La fiesta era un tremendo reventon en una casa de la condesa algo grande y ppr cierto bastante oscura también.  Desde que entramos nos recibieron dos atractivos chicos con dos caballitos de tequila para cada una de nosotras como bienvenida, aunque lo bien venida en realidad vendria un par de horas después. La casa irradiaba un aura de sexo brutal, por todos lados tanto de dentro como de fuera de la casa se observaban parejitas copulandose o fajandose cubiertos por la semi oscuridad de algún rincón. La música electrónica, aunque estridente, no lograba acallar del todo los alti bajos sonidos del deseo noctámbulo.

La atmósfera invitaba al desenfreno, exceso de alcohol y cigarros atiborraban los sentidos y luces psicodelicas invitaban a realizar lo.prohibido a cubierto por las sombras. Amanda me presentó a Bernardo, un muchacho simpático y de buen ver. Enseguida me sacó a bailar y de inmediato me empezó a meter mano por nalgas y tetas mientras Amanda, divertida y provocadora, bailaba sola al lado de nosotros pero sin participar. Era obvio que Amanda tramaba algo y ese algo me mantenía las tetas duras y la concha anhelante. Después de un rato de toqueteos y besos provocadoramente sexuales con Bernardo, Amanda nos jalo a ambos y nos dirigió hacia el patio trasero de la casa donde pequeños grupos de jóvenes se embriagaban y fumaban. Al fondo, en el lugar más oscuro del patio había una escalera metálica que dirigía hacia los dos cuartos de servicio de la casa, ambos vacíos pero cerrados con candado, lo cual supuse que terminaría con los planes de Amanda de meternos los tres en uno de ellos y meternos una cogida de antologia en total oscuridad. Pero no, para nada, simplemente se las arregló para que ella quedara parada en el último escalón, yo en el de enmedio y Bernardo un escalón abajo del mío.  Nos fumamos un cigarrillo entre los tres entre fragrantes toqueteos de Bernardo sobre mi concha y nalgas mientras que Amanda se entretenía eficaz con mis dos tetas ya fuera del brasiere aprisionadas entre su mano derecha y su húmeda lengua. A Amanda le fascinan mis senos, no puede evitar mamarmelos en cualquier momentico que puede. Así pues, con Amanda por detrás y Bernardo por delante y cubiertos por la oscuridad mientras yo si podía ver a la gente del patio bajo nosotros, las caricias fueron subiendo de nivel tan deliciosamente que después de dejarme hacer para disfrutar el rato en un momento me sorprendi cuando sin darme cuenta Bernardo se había sacado el miembro y me lo paseaba por mis muslos acercandolo alarmantemente cerca de mi ya acuosa y palpitante cavidad. Me di cuenta que la diferencia de estatura entre Bernardo y yo quedaba nulificaba al estar parados en diferente escalón y que en realidad estaba en una posición idónea para penetrarme si así lo deseaba porque yo ya no estaba en situación de negarme a nada. Estaba siendo cachondeada en delicioso trío bisexual a escasos 4-5 metros de un grupo de chicos y chicas que aunque sólo veían tres siluetas al final de la escalera, era obvio lo que esas tres siluetas estaban haciendo practicamente enfrente de ellos. Después de sentir por un rato el goteante glande de Bernardo sobandose enmedio de mis blancas piernas lo quise tocar para tentear terreno amigo y ver el tipo de misil que se incrustaria en mis carnes en cualquier momento. En realidad, el mástil de Bernardo se antojaba excelso, su dureza y tiesura eran un poema al estatuismo, qué barbaridad, qué buen palo tiene este guey, aunque algo borracha bien sabía notaba que aunque no lo podía ver esa cosota era lo más grande de todas las que yo ya había sobado, mamado o cogidome en el pasado y abriendo mis piernas lo adecuado sentí el delicioso incrustamiento a una estocada del más hermoso falo jamás conocido por mi. La estocada fue tan perfecta que mi vagina lo absorbió de un solo golpe ocasionandome un paralizante orgasmo que me dobló las piernas ipso facto y me las puso a temblar. Atrás de mi, Amanda amasaba mis tetas a dos manos evitando mi caída escaleras abajo mientras se tragaba toda la saliva que mi boca exhalaba como manantial de aguas pervertidas. Las primeras y suaves culeadas de Bernardo aumentaban exponencialmente la profundidad y dureza de su penetrante serpiente de placer arrancandome un orgasmo tras otro en donde mi vagina bailaba a ritmo de salsa un infinito carnaval de placer. La carne de Bernardo abría y cerraba mi empapada feminidad lubricadamente feliz. Cuando pude pensar por un segundo lo que mis amigos me estaban haciendo en esa escalera voltee a ver mi cuerpo y entre los tenues reflejos de las luces de la fiesta y la oscuridad de ese feliz rincón me noté con las tetas al aire aunque aún con la camisa puesta aunque ya no en su lugar sino abajo incluso de mi cintura. Amanda me veía fascinada, radiante con la boca totalmente abierta y su lengua de fuera lamiendo como animal salvaje la totalidad de mis tetas. En ese preciso instante mi acuosa y dilatada vagina percibió que la tiesura de Bernardo cobraba fuerza y dureza adicionales y, palpitante, comenzaba a escupir con violencia espesos gargajos de caliente esperma venido de las entrañas de este semental que me coge de poca madre y se llama Bernardo.

Un rato después logro incorporarme mientras que mis dos amigos me sacan de la fiesta para llevarme a casa. En mis piernas llevo escurriendo abundantemente el líquido amoroso de Bernardo. Mientras Bernardo conduce con rumbo a mi casa, le pregunto a Amanda al oído que de dónde conoce a Bernardo. Es mi hermano, me contesta con una tierna sonrisa...

Al entrar a casa mis padres siguen en la sala viendo la televisión.  Me preguntan cómo me fue y se me quedan con ojos de zapo cuando les digo que bien mientras que me voltean a ver y ven que ni siquiera puedo subir las escaleras porque las piernas no me responden de la cogida que me acaban de meter.  

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