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Magia y control (III)

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En mi relato anterior expuse el cómo conocí a Martha. Despues que ella se fue, me di un baño y me fui a la universidad, era viernes y aun tenía la ultima clase de la semana.

Al llegar a la universidad, vi a Estela de lejos y ella solo me dirigió una tímida pero cómplice mirada, pude haber usado mi poder para hacer que aquello terminara rápido, pero en comparación con la clase del día anterior, esta si era muy interesante. “El Poder” según Michel Foucault, en donde abordamos el cómo la microfísica de poder responde a las relaciones de fuerza, hay alguien que ejerce el poder y otro que lo recibe, hay alguien que gobierna y alguien gobernado, en esta dinámica donde las fuerzas mueven a otras fuerzas en el espacio social, se va conformando un saber, una construcción del dominio, un conocimiento acerca de los modos y métodos para dominar, y que se encarna en una institución, es decir una estructura que hace que ese poder se perpetúe y extienda a otros, y que hace que el gobernante pueda disfrutar de mas tiempo del poder que ejerce, para ello hay que relacionarse con otros focos de poder, forjar alianzas de cooperación que ayudan a que el poder sea más abarcante. El tema no podía estar mas ad hoc con mi situación actual, era momento de llevar la teoría a la practica y forjar una institución de poder que girase en torno a mi voluntad.

Salí de clases a las 8.00 pm. Tomé un taxi a casa de Martha y por el camino, fui pensando en mis planes. La residencia de Martha era una gran casa ubicada en una zona exclusiva de la ciudad. Al llegar, pagué el taxi y llamé a la puerta, no pasó ni un minuto cuando, sonriente, salió Martha a recibirme.

-Bienvenido te estábamos esperando, pasa, te presentaré a todos.

Pasamos atravesando el jardín, el cual era grande y estaba muy bien cuidado. Entramos a la casa, estilo minimalista, decorada con un muy buen gusto, sin exceso de arreglos, pero sin carencia de ellos. Me pasó a un comedor grande en donde estaban sentados un hombre, de algunos 60 años y una joven –ya ustedes imaginarán hacia donde fue mi atención y como comencé a usar mis poderes para ganarme la simpatía de el marido pero especialmente de la joven fémina que se encontraba ahí-.

-Él es Teo –dijo Martha, refiriéndose a mi-. Teo, él es mi esposo Martín.

-Mucho gusto señor, Martha me ha hablado mucho de usted –dije-.

-No, el gusto es mío, por favor pase, siéntase en confianza.-dijo Martín levantándose de su asiento para darme la mano-.

-Teo, ella es mi hija Mónica.

- Es un placer Mónica –dije-.

- Si, mucho gusto -dijo ella permaneciendo en su asiento sin levantarse y apenas volteando a verme mientras revisaba su movil-.

Mónica tenía cierto parecido a su madre, aunque no era su viva imagen, tenía el cabello de un castaño más oscuro y los ojos amielados, su piel era de un blanco pálido solo coloreado de rojizo en sus mejillas, dandole tales características, una singular belleza de rostro; de cuerpo era delgada, sus pechos de un tamaño no tan grandes como los de su madre, pero sin llegar a ser pequeños; llevaba un vestido suelto que no dejaba ver bien el contorno de sus curvas, sumándole que no se levantó a saludarme y estaba sentada, eso no tardaría mucho tiempo como incógnita. Obviamente la respuesta seca de Mónica me molestó, había algo en mi que no se quedó tranquilo. Pero ya tendríamos tiempo de arreglar cuentas y de que me diera el lugar que pronto tendría ante ella. Por el momento yo tenía hambre y si el sexo es placentero, comer en ocasiones lo es igual o más.

Una sirvienta comenzó a servirnos la comida, primero fue una crema de zanahoria, y después un corte de carne de res, puré de papa y ensalada. Le ordené con la mente a Martín que sacara una botella de algún buen vino. Lo cual hizo al instante y comenzó a servirnos, Mónica no quería pero influí en ella para que aceptara. Al terminar la comida Mónica dejo ver su intención de marcharse, pero le ordené que no se fuera, que se quedara, y que se metiera en la conversación. Nos movimos a la sala donde se estaba más cómodo. Ordené a Mónica que se sentara a mi lado.

Para la sobremesa ordené a Martín que trajera un buen licor y que nos sirviera a todos, cuando Mónica iba a rechazar que su padre le sirviera whisky, le ordené que aceptara, no se iba a escapar de mi tan fácil. La conversación comenzó a fluir, Martín se fue poniendo muy animado por mi influencia y por el licor, también en Mónica empecé a usar mis poderes, para que fuese sintiendo una gran confianza y atracción hacia mi, sumándole que también estaba tomando licor al mismo ritmo que su padre y yo, Martha se mostraba feliz de aquello, además que el licor le había sonrojado bastante y aflojado bastante tambien su lengua.

Martín me contó acerca de sus negocios, y de cómo estaba a punto de firmar un convenio con el ayuntamiento para un proyecto de construcción, me contó también acerca de sus muchos socios y amigos importantes. Martín es un tipo educado, culto y agradable, pero obviamente volcado en demasía a su trabajo. Eso se puede intuir por una hija tan maleducada como Mónica y una esposa insatisfecha como Martha. Pero a mi eso no me importaba mucho, Martín iba a ser una pieza clave en el inicio de un nuevo plan. Mientras él hablaba, yo iba influyendo mentalmente a Mónica para que se fuese sintiendo cachonda, y que se fuese excitando poco a poco, que me mirara y que fuese surgiendo en ella un deseo sexual fuerte.

Conforme la conversación avanzaba Mónica se fue abriendo más, mostrando confianza e interés. De ella, pude saber que había regresado del extranjero el año pasado, allí había estudiado un master en negocios, ahora se dedicaba a los bienes raíces y consejerías de negocios. Ella era muy segura de sí misma pero algo desconfiada del resto, era de carácter rebelde y curioso, no era muy dada a entablar relaciones fuera de su circulo social inmediato, en ese aspecto era muy conservadora.

La platica era interesante, pero ya mis deseos eran otros, tenía ganas del postre, la sirvienta recogía los platos y le ordené mentalmente que no volviera, que se fuera a dormir y que no despertara hasta mañana. Lo mismo hice con Martín, le ordené que se quedara dormido hasta que yo le ordenara lo contrario.

Me acerqué más a Mónica, que ya estaba borracha, su madre solo nos miraba y le dije:

-Martha, tienes una hija muy bonita, pero la noto un poco triste, quizá sea bueno que le demos alegría ¿no crees?

-Estoy de acuerdo con todo lo que diga mi señor- dijo Martha-.

Con una mano rodee la cintura de Mónica, mientras que metía la otra dentro de su escote. Aunque ella estaba bajo efectos del alcohol, aún estaba en sus cinco sentidos, buscó con los ojos a su padre quien estaba dormido con la boca abierta en el sofá, y lanzó una mirada a su Madre, quien solo la miraba con una leve sonrisa.

-¿Qué haces dijo Monica? –intentando alejarse de mi-.

-No puedes resistirte –le dije-.

Ella dejó de oponer resistencia pero su rostro aun demostraba miedo e incertidumbre por lo que estaba sucediendo. Yo le dije:

-Bueno Mónica, así están las cosas, resulta que me molestó que no me saludaras correctamente cuando entré, creo que alguien debe enseñarte modales, ¿y adivina quién va a ser?

-¡Mamá dile algo! –Dijo ella volteando a ver a su madre-

-Martha -dije- ¿que opinas acerca de que yo debo reeducar a tu hija?

-Tú sabes que mi mayor alegría es obedece tus ordenes, y que cualquier cosa que tu voluntad desee para mi está bien, si crees que mi hija debe cambiar sus maneras, yo te apoyo.

Mientras su madre decía esto el rostro de Mónica se puso más blanco, más aún que de costumbre, a la vez que miraba con pavor mientras su madre pronunciaba tales palabras. Justo en ese momento le prohibí gritar, le prohibí huir.

-Verás Mónica, acabo de obtener un poder muy singular, que es el de controlar las mentes, justo está mañana me encontré con tu mami, que era una desconocida para mi, ella muy cordialmente me invitó a desayunar y después nos fuimos a mi apartamento, donde estuvimos teniendo sexo por varias horas, al final terminé reprogramando a tu madre, que ahora es mi esclava. ¿Verdad Martha?

-Así es, solo vivo para servirte -dijo Martha-.

Monica ya presa del pánico comenzó a decir desesperada:

-No por favor no me hagas nada, te lo ruego no por favor, no quiero que me hagas nada.

-¡Cállate, ya! Esto no está a discusión Mónica, ademas yo no seré quien te haga lago, al menos no al principio, ¿cómo podría hacer eso frente a tu madre?, será ella quien te introduzca a este nuevo mundo. Pero no te preocupes no duele, de hecho es muy placentero, va a terminar gustándote, y gustándote mucho. Ahora ponte cómoda y no te muevas. Martha por favor, ven aquí y hagamos que tu hija se eduque con tu gran conocimiento.

Martha se levantó y se quedó de pie frente a nosotros, llevaba un vestido largo, verde esmeralda, que remarcaba toda su hermosa figura.

-Martha, por favor, muéstranos tu cuerpo, quítate ese bonito vestido, para ver lo aún mas bello que está debajo. Mónica tu pon atención a cómo tu madre nos da un espectáculo, aprende como se hace.

Martha se dio la espalda y comenzó con un sensual baile al igual que en la mañana, bajó el cierre de su vestido y lo dejó caer, mientras iba desabrochando su sostén que también dejaba caer. Mónica aunque no podía decir nada miraba aterrada a su madre, desnudándose frente a ella. Y le pregunté:

-Dime Monica ¿eres virgen?

-No.

-¡Oh vaya! Así que ya has tenido algo de acción, y dime ¿fue placentero, llegaste al orgasmo?

-No.

-Monica ¿alguna vez te han hecho sexo oral?

-¡No!

-Eso está realmente mal. Monica, deberías aprender de tu madre, mejor dicho vas a aprender de tu madre. Monica ¿alguna vez has estado con una mujer?

-No decía ella –con un tono realmente nervioso y temeroso, casi al borde del llanto—

-Pero relájate mujer, estas muy tensa, a ver deja que te levante el vestido.

Levanté el vestido que traía, dejando ver sus pantaletas rosa pastel, y dije:

-Te queda bien este color, lastima que en éste momento no serán necesarias así que déjame quitártelas.

Se las quité, mientras dejaba al descubierto su joven vagina, con un depilado casi al ras, y le ordené a Martha que se acercara.

-Martha, se por experiencia que eres muy buena haciendo felaciones, pero ¿alguna vez le has hecho sexo oral a una mujer?

-No señor.

-Bueno Martha, para todo hay una primera vez, hoy será la primera vez tanto para ti como para tu hija, ven y dale un buen cunilingus.

Martha se acercó a su hija y se colocó de rodillas ante ella abriéndole las piernas, Martha le dirigió una cariñosa mirada a su hija, mirada que Mónica devolvió con una expresión de terror. Martha se acercó a la vagina de su hija y comenzó a lamer, mientras yo bajé los tirantes del vestido de Monica y lo recorrí hasta su cintura, dejando al descubierto sus pechos; quité también su sostén y comencé a jugar y a chupar aquellos bien formados y paraditos senos. También me baje el pantalón y comencé a masturbarme viendo aquella escena tan surealista. Y así, era ultrajada Mónica, aún con su consciencia intacta, con su madre comiéndole el coño, y yo jugueteando en su pecho. Le dije:

-Monica voltea verme a los ojos. Quiero que disfrutes lo que está haciendo tu madre por ti, vas a sentir como en tu vagina, el placer se incremente por 10, siente como te vas abandonando a ese sentimiento de goce, siente como tu vagina está agradeciendo ese servicio. Monica te está gustando mucho, no solamente te gusta, sino que justo en éste momento estás deseando más, ya deja atrás el desconcierto y el miedo, y entrégate a esta nueva vida de placer que te estoy ofreciendo.

Mientras yo decía esto, la cara de Mónica iba cambiando, mostrándose más relajada y entregada, también su cuerpo fue dejando atrás la tensión y se iba perdiendo en el placer que sentía entre sus piernas por la boca de su madre. Fui sintiendo con mis manos en sus pechos, cómo sus pezones se iban poniendo duros. Mónica se iba entregando a aquella situación mientras su respiración se acompasaba al ritmo de las lamidas de su madre en su entrepierna. Hasta que llego el punto en que comenzó en ella un pequeño temblor que anunciaba su orgasmo y un agudo gemido de placer que salió de su garganta mientras de su vagina sus fluidos bañaron la boca de su madre. Mónica respiraba agitadamente. Y le pregunte:

-¿Qué te pareció Monica, te gustó?

-Si -respondió ella, cómo no queriendo reconocerlo-.

-¿Y a ti Martha? –pregunte a la madre, mientras aún chorreban de su boca los fluidos vaginales de su hija.

-Me encantó amo.

-Que bueno, ahora ven acá y dale un beso en la boca a tu hija para que pruebe a qué saben los jugos de su conchita, y tú Mónica recibe el cariñoso beso de tu madre, prueba tus fluidos, te van a gustar.

Martha chorreando fluidos alrededor de sus labios, se acercó hasta el rostro de su hija y le plantó un beso en la boca, Mónica lo recibió parcamente. Y le dije:

-Monica por favor, se más romántica, entrégate al momento.

La pasión entre madre e hija comenzó a subir y aquel beso se fue volviendo más candente, mientras que ambas bocas saboreaban aquel néctar.

-¿Bien ya basta! Ya estoy muy caliente, Mónica ponte de pie, y muéstrame lo que tienes.

Monica se puso de pie y el vestido cayó dejándome ver el completo panorama de su cuerpo desnudo, aun que era delgada, sus curvas eran muy sexys, quizá le faltaba un poquito mas de peso, pero era algo que se podría solucionar, caderas anchas, aunque no tan prominentes como las de su madre. Le pedí que se diera la vuelta para que me dejara ver su trasero, y la verdad era muy bonito, eso de seguro lo había sacado de su madre, buen tamaño y buena forma. Realmente, el ira a cenar aquella noche había valido la pena.

Pero en fin ya era noche y mi verga quería un buen polvo antes que el whisky terminara por dormirme. Así que le dije a Mónica que se pusiera en cuatro patas sobre el sillón. Ella lo hizo.

-Para más el culo Monica… Eso es… Ahora arquéa más la espalda… Perfecto, ahora dedícate a gozar esto, vas a sentir el placer más grande de tu vida, y esto te va a gustar tanto que después tu misma me lo vas a pedir.

-¿Cómo te sientes Mónica?

- Usada

-Válgame, pero Mónica ¿acaso no lo estás disfrutando?

-Si.

-¿Entonces quieres que siga?

-Si ya, sigue, deja de preguntarme cosas –decía ella en un tono rebelde, como esperando que después de el sexo todo acabara y me fuera-.

-No te pongas en ese plan Mónica, si te estoy preguntando es por que me importa mucho lo que piensas, si quieres que pare, dímelo y lo haré. –A la vez comencé a ordenarle que realmente deseara que me la cogiera, que si sintiera un calor insoportable en la vagina que solo se calmaría al tener mi verga dentro, y que sintiera el sexo como una necesidad-.

-¡Ya sigue! –gritó ella. Yo realmente me estaba divirtiendo con la escena, uno no sabe hasta que nivel de sadismo puede llegar, hasta que tiene el poder para ejecutarlo-.

-¿Qué siga con qué Monica?

-Ya cógeme.

-Ah ¿quieres que tengamos sexo?, pues ahora ruégame.

-Ya por favor cógeme, fóllame, por favor.

-¿qué sientes Mónica?

-Siento que mi vagina esta ardiendo –dijo ella, mientras comenzaba a llorar- ¡necesito tener sexo, por favor ya métemela!

-¿Pero si hace unos momentos me rogabas que no te hiciera nada, y ahora me ruegas que te folle? ¿Quién entiende a las mujeres?

-¿Por qué me haces esto? –decía Monica mientras unas lagrimas bañaban sus mejillas-. ¡Ya, perdóname y méteme la verga, cógeme por favor! -Gritó desconsolada-.

Ya eso era suficiente hasta para mi, así que le iba a perdonar y darle gusto. Lentamente fui introduciendo mi verga en su vagina, para que ella fuera aliviando milímetro a milímetro la calentura que sentía. Mientras lo hacía, Mónica lanzaba unos suspiros de alivio, realmente su medicina había llegado, a la vez le ordene a Martha que comenzara a jugar con los pechos de su hija, y a dedear su clítoris mientras yo me dedicaba a lo mío.

Y así lo hizo. Yo por mi parte metí mi pene hasta el fondo, y ya dentro comencé con embestidas lentas, pero fuertes, golpeando con mis huevos su nalgas, produciendo el sonido de las cacheteas, ella solo lanzaba gemidos tenues de placer, mientras que yo seguía arrojando con fuerza todo mi peso con cada embestida, para que ella lo sintiera.

Después fui aumentando el ritmo, dandole ocasionales nalgadas, las cuales en la piel blanca de sus glúteos se quedaban marcadas en rojos contornos inflamados. Ví que estaba a punto de venirse de placer, así que se lo prohibí, no se podría venir hasta que yo se lo ordenase. Saqué mi verga y esta vez le puse recostada frente a mi, y viéndole a los ojos, volví a meterle le verga, está vez de un solo tirón, y comencé con embestidas lentas, también le ordené que me viera fijamente a los ojos y que escuchara mis palabras atentamente, que todo aquello que le dijese iba a quedar grabado en lo más profundo de su ser.

-Monica, desde ahora eres mi puta, olvídate de quien eras antes, desde hoy para siempre eres mi esclava, mi sierva, toda tu alegría es servirme y obedecerme, todo tu cuerpo y alma me pertenecen, o único que te causa placer es lo que yo te ordene, toda tu felicidad es ser obediente y sumisa a mi, olvídate de tus antiguos prejuicios, y de tu antigua moral, ahora el bien es lo que yo diga, ahora tus gustos son los que yo elija para ti, tu vida ya no te pertenece, ahora me pertenece a mi, me obedecerás ciegamente y serás feliz por ello, ya no tienes libertad y me darás la gracias por ello, me entregas todo tu ser y a cambio yo te doy una nueva vida, donde eres una mujer plena, una mujer segura de si misma y del papel que tiene en el mundo el cual es servirme, ahora te doy la felicidad de ser mi posición, ahora tu vida sin sentido tiene sentido.

Mientras yo decía esto, ella me seguía mirando a los ojos fijamente, pero por el placer que estaba sintiendo, estos se iban ocasionalmente hacia arriba dejándolos en blanco por instantes, con cada vaivén mis palabras eran pronunciadas, dejando en su alma una huella imborrable que sumadas al placer que sentía le introducían a una nueva vida.

En ese momento yo ya no soportaba más y me iba a venir, pero vi a Martha y como ella miraba como me follaba a su hija, como deseando que a ella le tocase algo, la pobre se había dedicado solo a dar. Así que justo antes de venirme le ordene a Mónica que tuviese un gran orgasmo y saqué mi verga diciéndole a Martha que abriera su boca, que esta noche se había ganado un premio a la mejor madre; ella puso expresión de alegría y abrió su boca, yo metí mi verga en ella y desgarre un fuerte chorro de caliente semen, a la vez que en el sillón Monica se retorcía en espasmos de placer con una gran expresión de satisfacción en su rostro.

Ya cansado me tiré de espaldas en la alfombra, mientras Martha limpiaba mi pene de todo residuo de semen, saboreándose hasta la última gota.

Creo que por unos quince minutos me quedé ahí en el suelo, hasta que la voz de Martha me preguntó:

-¿Y a mi no me vas a coger?

-Estaba cansado y todo, pero realmente Martha se lo merecía, así que hice el esfuerzo, y le di su premio, dandole una buena follada.

Después les pedí a mis dos nuevas sirvientes que me prepararon un baño, sin darme cuenta ya eran las 2 am. Me bañe y me vestí, les ordené que hicieran lo mismo.

Era hora de hacer negocios, desperté a Martín y también condicione su actitud para que fuese mi esclavo, y me obedeciera ciegamente.

Acorde con Martín que organizaría una reunión con todos sus socios y amigos influyentes, y que me invitaría, ahí extendería mi influencia sobre aquellos personajes poderosos de la ciudad, y contactaría por sus medios a aquellos que me faltasen. Les ordenaría que me pagasen todos una cuota al mes del 10% de sus ganancias personales, por medio de algunas empresas que crearíamos como lavado de dinero. Era hora de comenzar a forjar un gran imperio, obviamente no podía ir por ahí, modificando a todo el mundo con mis poderes, pero si podría influir en los mas poderosos, así, con ellos a mi servicio, mi influencia podría llegar mas allá de mi rango de alcance.

También le ordené a Mónica que organizara una fiesta en esa casa en unos días y que invitara a todas las chicas que considerara sexys, o cuyos padres fuesen influyentes, había que diversificar mis objetos de deseo y extender así mi menú de putas.

Mi plan había empezado y me sentía poderoso, imparable, era hora que el mundo conociese a su nuevo amo.

Teo Bosh.

Continuará…

(10,00)