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Cibersexo muy real

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¡Qué mala suerte tengo! ¡Necesitaba un ordenador para un trabajo de clase y, aunque parezca la típica excusa que se le da al profesor, un virus entra en mi ordenador, y ni puedo buscar información en Internet, ni puedo redactar, ni puedo imprimir! Menos mal que acababan de abrir un local de esos que son una especie de mezcla entre papelería y cibercafé, y, aunque no iba a ser barato entre el alquiler del ordenador y la impresión, no tenía otro remedio. Llegué allí y vi que en este lugar, los ordenadores estaban dentro de unas cabinas privadas, cosa que la verdad me pareció muy buena idea, así podría trabajar más tranquilo.

Entré en mi cabina, me conecté y ahí estaban mis compañeros, algo enfadados conmigo por haber tardado tanto en conectarme, ya pensaban que quería escaquearme del trabajo. Una vez aclarado el malentendido, nos pusimos a trabajar. La verdad es que resultó ser bastante duro, pero al cabo de tres horas, por fin lo terminamos. Mis amigos se despidieron, ya que me tocaba imprimir a mí, y cuando estaba a punto de hacer clic en "imprimir", cuando oí que alguien se había conectado. Miré quien era y era ella…Berenice. Berenice es una chica mexicana que yo había conocido en un Chat hace un par de años, y solíamos "relajarnos" a veces con cibersexo por webcam. Empezamos a hablar y le comenté que estaba algo nervioso por el trabajo, que no pensaba que estuviese bien del todo, y ella trató de tranquilizarme y de animarme, diciéndome que todo estaría bien, y que si era tan bueno en mis estudios como subiendo su temperatura, todo iría bien. No pude evitar una carcajada, y seguimos bromeando sobre el tema, hasta que la temperatura empezó a subir… Decidimos encender las webcams, y allí estaba ella, una chica morena, ojos y pelo oscuro, con una camiseta ajustada que marcaba sus dos preciosos pechos. Inclinó algo su cámara y se enfoco a los pechos, que empezó a manosear, y yo hice lo mismo, enfocando a mi paquete…

Íbamos a seguir, cuando de repente en la pantalla salió el aviso de que se me acababa el tiempo de alquiler. Así que le pedía a Berenice que me esperara un momento, que volvía enseguida, diciéndole que estaba en un ciber, y me dijo que no me preocupase, que ella también tenía que ir a pagar otro tiempo para seguir. Salí de mi cabina, y me di de bruces con una persona conocida, pero totalmente inesperada…¡¡BERENICE!! La mujer que había conseguido excitarme tanto a través de una webcam, estaba enfrente de mí. Ella, aunque no tanto como yo, también se llevo una buena sorpresa, y me dijo que había venido por una beca de estudios, y que tenía pensado decírmelo, pero acababa de llegar y aún no había encontrado ningún sitio fijo para establecerse. Nos quedamos un momento en silencio, y le dije de irnos a tomar algo, pero ella me comentó que no, que no le iba a dejar con la miel en los labios… Se fue al mostrador a pedir más tiempo en mi cabina, y me arrastró de la mano dentro de la misma.

Aquello no es que fuese especialmente amplio, pero cabíamos los dos bastante bien. Empezamos a besarnos, ella acariciando mi paquete, aun duro por la visión que había tenido poco antes por la webcam, mientras yo tenía en mis manos ese culito respingon y firme que tantas veces había conseguido ponerme a cien a través de la pantalla de mi ordenador. Le quité la camiseta roja que llevaba, y mientras yo hundía mi lengua entre sus tetas y metía mi lengua por el canalillo, ella me desabrochaba el pantalón y lo dejaba caer, metiendo su mano debajo de mi boxer, y acariciándome un miembro cada vez más duro. Le quité el sujetador, que mostraron ante mi sus dos pechos, con los cuales había tenido fantasías, y no pude evitar comenzar a morder esos dos pezones duros y oscuros que tenía ante mi, mientras mis manos desabrochaban también su pantalón, y acariciaban una suave mata de vello púbico que cubría su rajita…

Ella se agachó, y bajándome el boxer, agarró mi polla y, besando la punta, se la introdujo poco a poco en la boca, jugueteando con la lengua y recorriendo cada centímetro de arriba abajo, así como mis huevos, cada vez más hinchados de excitación. Así estuvo varios minutos, cuando me di cuenta que estaba siendo bastante egoísta, así que, suavemente, le puse de pie, le quité un pequeño tanga amarillo que llevaba, y le pedí que se sentara en la silla, apoyando sus piernas en los reposabrazos, dejando ante mi un precioso coñito, no demasiado grande, pero que casi me llamaba…Empecé a pasar muy lentamente la punta de la lengua por toda su rajita, desde el vello púbico hasta la parte mas baja. Después volvía a pasar más fuerte, presionando bien por su clítoris y después metiendo la lengua dentro de ella. Así fui hasta que empecé a darle fuertes lametones, y de golpe, me detuve en su clítoris, con el que empecé a jugar, a darle vueltas con la lengua, mientras conseguía introducir tres dedos dentro de ella sin ninguna dificultad, hasta que finalmente Berenice se corrió…pero aun tenía ganas de marcha.

Se puso de pie, y esta vez hizo que me sentase yo, y tras hacerme chupármela aproximadamente un minuto, comenzó a besar mi pecho, y mi cuello. Yo cerré los ojos, cuando noté que apoyaba sus tetas en mi pecho, y que algo muy caliente y húmedo aprisionaba mi miembro, duro de la excitación. Así fue hasta que llego al final, y cada uno de mis 18 centímetros estaban alojados dentro de ella. Pero el éxtasis llego cuando empezó a moverse. Primero fue muy lentamente, disfrutando cada segundo, mientras yo lamía y mordía sus pezones, y ella gemía suavemente, como mimosa… Poco a poco fue acelerando, y yo también me movía, haciendo que nuestros cuerpos disfrutasen el uno del otro. Sus pechos saltaban ante mi cara y yo los agarraba, los apretaba, mientras los dos gemíamos de placer, como si nos fuese la vida en ello. Berenice no tardó mucho en terminar, notando yo como su humedad aumentaba sobre mi pubis, y yo le dije que no iba a aguantar tampoco mucho más. Ella pidió que lo hiciese, y en un rápido movimiento, salto de mi, y agachándose y pidiéndome que le avisase, empezó a chuparme el miembro con mucha fuerza y mucha rapidez, masajeando con una mano la polla conforme salía de su boca, y con la otra los huevos, hinchadísimos en ese punto. Al poco tiempo yo no pude más, le avisé, y masturbándome con fuerza, apuntó entre sus pechos que fue donde lancé todo mi semen en gran cantidad, deslizándose este entre sus pechos hasta su vientre. Agotados los dos, Berenice apoyó la cabeza sobre mi vientre, y así nos quedamos los dos unos cuantos minutos descansando.

Vimos como en la pantalla del ordenador hacía una señal como que el tiempo de alquiler terminaba, así que decidimos vestirnos, y tras darle a imprimir a mi trabajo, que había pasado en esos momentos a un segundo plano, salimos, esperamos a que la impresión se completase, y salimos. Invité a Berenice a que pasara esa semana conmigo, estaba solo ya que mis padres se habían ido de viaje, y así al menos podría estar un tiempo sin necesidad de pagarse una pensión. Tras resistirse un poco, aceptó, y esa noche la pasó conmigo, haciéndolo buena parte de la misma. Esa semana fue todo un frenesí de placer con mi mexicanita, haciendo realidad todas las fantasías que habíamos mencionado a través de Internet, y muchas otras…Para que luego digan que el cibersexo no aporta emociones fuertes.

(9,00)