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Educando a la maestra

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Siempre he tenido atracción por las mujeres mayores; llámale trauma, fetiche, o preferencia, pero desde que tengo uso de la razón sexual, me he sentido atraído a mujeres que me llevan edad, mujeres sensuales que saben lo que quieren expresando un tono de seguridad, sensualidad femenina sin importar su belleza exterior... toque de diosas que saben lo que les gusta en la vida pública y en la intimidad.

Gracias a los dioses por la bendita magia de la internet; la novedad de la computadora, los chat rooms, y los boludos que descuidan a sus damas por estar mirando televisión o futbol a diario.

Yo tendría aproximadamente 31 y ella -me dio la impresión, tal vez 40 o poco más, pero se miraba muy guapa, saludable y feliz... eso, solo juzgar por la energía que radiaba en la mayoría de sus fotografías donde mostraba su elegancia hasta con la ropa más casual, una sonrisa llena de vida, su piel, sus piernas, y sus pies... que hermosos pies, con sandalias blancas, y pedicure rojo -dignos de una dama, una hembra en primavera disfrutando del calor del bonito estado de la Florida.

Ya había mirado su nombre de "Soy Julia" un par de veces en la lista del chat room de 40+ y mi simple curiosidad no me había guiado mal, el nombre le quedaba como anillo al dedo; era una dama hermosa, madura, segura de sí misma, sensual -elegante, educada, y muy digna de ser Julia... sin pensarlo dos veces, decidí mandarle el primer mensaje (algo básico y cursi) arriesgándome a que no contestara o a que me bloqueara como es la norma la mayoría de las veces cuando ciertas personas dejan que la paranoia de no hablar con desconocidos tome control de mil posibilidades que abren puertas a tantas experiencias que no se pueden olvidar.

Puede que fue mi día de suerte, puede que le gusto el nombre que llevaba para ese sitio como Lobo y Amante; no lo sé, le mande un mensaje breve de 'hola Julia, bonitas fotos," nada más... pero afortunadamente, me  contesto brevemente con "saludos y mucho gusto Sr. Lobo..." y así comenzó el juego de la seducción.

Me dijo que estaba en su salón de clases, que ella tarde en Orlando, y que estaba por apagar su computadora, ya era hora de ir a casa a hacer la cena, a vivir su escena de ama de casa y no sé qué más... trate de ser paciente, de conocer un poco de ella, de sus gustos, de sus malestares con la vida, o con su vida; pero no fue así, su actitud era positiva, estaba contenta con su profesión como maestra, le gustaba cocinar, le gustaba caminar con sus perros, y le encantaba hacer ejercicio en casa pues el ruido del gimnasio, el olor a sudor, y la algarabía de la gente no era de su agrado, y en su casa podía escuchar la música que quisiera, mirar una novela sin perder el tiempo, o hablar por teléfono con alguna amiga. Su casa era su santuario, y la computadora un escape a la realidad, pues siempre le habían gustado los libros, le encantaba leer novelas, historietas de romance, y un poco de poesía. "La literatura era su amante y su esposo ni lo sabía!"

Cuando leí eso, sabía que era hora de enviar la primera flecha al blanco, y le dije:

"Como... es que tienes esposo, ya van a ser las 6:00 de la tarde, sigues en el trabajo, y todavía vas a casa a preparar cena, como es que tienes tiempo para tantas cosas?"

"Claro. Hombre, que no has conocido una dama del siglo XXI, las mujeres de hoy en día somos de mucho talento, de muchas cualidades, somos diamantes en bruto, no necesitamos de mucho para ser pulidas; Dios y la vida nos cuida, la vida nos ha dado tanta energía que le faltan horas al día..."

"Ya es tarde, está oscureciendo, ve a casa, y haz tus cosas, si te quedas unos minutos más, no respondo; puede que me enamore de ti, y ya no te deje regresar a casa, he mirado tus fotos y eres una mujer muy bella, se nota a leguas que haces ejercicio y que te cuidas; tienes muy bonitas piernas, me gusta como llevas tu falda en la 3a foto, tu piel bronceada va deliciosa con la luz de verano y con los colores pasteles que llevas... tu pedicure ni se diga, que bonitos pies--se han de ver divinos en zapatillas altas de gala, como me gustaría escuchar la música de tus tacones cuando corres apresurada en los pasillos del colegio corriendo a casa y..."

"Exagerado, gracias por el cumplido, tengo mucho que no escucho que no me hablan así, tengo casi 48 primaveras, eres un vago, recuerda, soy casada, y ya he oído y leído todo eso más de una vez; pero gracias -eres atrevido, caballero valiente, donde dices que vives, dime antes de apagar la computadora y salir corriendo."

"Nada que esconder dama hermosa, soy Miguel: 31 y divorciado, trabajo como agente de ventas en publicidad comercial. Vivo en California. Gracias por tu tiempo, y si quieres salir corriendo, no te culpo, corre rápidamente, voy tras tu originalidad sensual... quiero grabar tu perfume en mi ser mientras te pierdo en la distancia, y quiero recordar tus pantorrillas para cuando te mire en las playas de Orlando, mirarte a los ojos y recordarte que me has quebrado el corazón. Injusta."

"Seductor. Me pones muy nerviosa, y yo no soy Julia, soy Soila, tengo 47, soy casada, con dos hijas, gracias a ti por tu tiempo, y disculpa pero tengo que marcharme..."

Así fue como la conocí, rápidamente, pensé no volvería a verla ni a leerla; era una tarde donde comenzaba la Primavera y terminaba el Invierno, una tarde donde la magia de la oscuridad en el horizonte abría las nubes a un futuro lleno de otras conversaciones con bromas, poesía, música, energía llena de fantasías eróticas casi imposible de cumplir por la dificultad de los horarios, la distancia de costa a costa, su estado civil, y todos los miedos que ha depositado con su  hipocresía los  estatutos de nuestra sociedad.

Ella regreso -confiada que no había peligro, charlamos de nuestras vidas, de nuestros gustos, de nuestras carreras, de familia, y de tradiciones, y poco a poco abrimos los corazones para expresar otros sentimientos sinceros; opiniones, preferencias, gustos, sensaciones y tentaciones en el mundo de la intimidad- con y sin pareja, hasta confesarnos lo que nos gustaba con imágenes y mensajes explícitos de fantasías.

El ENCUENTRO.

Después de varios meses de conversaciones, juegos, seducción y fantasías; una tarde -como era ya común, nos despedíamos pretendiendo vernos o besarnos el próximo día… y ella inesperadamente me sorprendió con el último mensaje diciendo:

"Que tengas buenas noches, y no hablaremos hasta el fin de semana cuando vayas por mí al Aeropuerto..."

"Aeropuerto... estoy seguro que bromeas, pues no creo que vengas a California, no me habías dicho que era casi imposible vernos; pensé que lo de tu amiga era una más de tus bromas, pensé que nunca te dejaban salir a solas a ningún lado -amabas tanto a tu esposo- no lo traicionarías, también dijiste que siendo yo tan joven no estaría nada bien siendo tu mayor; era una fantasía, nunca sería posible, pero si estas lista, y en verdad vienes a California, voy por ti con mucho gusto al Aeropuerto. No puedo creerlo, pero hare planes para estar contigo todo el fin de semana, quiero comerte a besos todo el día, todo el fin de semana, todas las noches que estés aquí."

"No Miguel, el tiempo es limitado, mi amiga piensa que llegare a las 7:00 pm al aeropuerto, y ella todavía no sabe nada de ti, tu pasaras por mí a la 1:45 pm y eso nos da tiempo suficiente tiempo para hablar, para ver si toda esta química explota, o solamente es una  fantasía remota… no quiero desilusionarte!"

Espere cuatro días impaciente, distraído, haciéndome mil ilusiones, pensando como seria por fin tener a una mujer casada, a una fantasía -una mujer mayor- alguien que había sido tan solo un personaje en mi mundo de cuentos y pensamientos eróticos... Jugué a seducirla, y ella me había atrapado con su seducción natural de dama hermosa y fogosa... pero llego el Viernes por la tarde; y la espere con ansias, con muchos nervios, anticipación, y la necesidad de verla en persona; pues era mucho el deseo, y quería que lo miraba en mis los ojos, y yo a ella -por fin en persona, tocándola lentamente, oliendo sus pies, y saboreando sus piernas como ya lo había hecho en mis pensamientos al mirar tantas fotografías...

Esa presencia que radiaba en las fotografías me había hipnotizado desde la primera vez; quería comérmela toda, aunque me dijera que no me lo permitiera, quería hacerla mía, ya eran muchos meses de conversar y fantasear con tantas cosas y tantas posiciones; quería verla en ese vestido negro con zapatillas abiertas y pedicure rojo, quería sus pies al aire, de puntitas, en mi pecho--piernas abiertas, y todos sus dedos abiertos guiándome para que fuera más profundo... más fuerte, más rápido, mas fuerte sin compasión. Quería probar la hembra que por tanto tiempo había habitado en mi mundo de deseos y fantasías; y ahí estaba en la acera de Southwest Airlines esperándome con la misma sonrisa, con las mismas sandalias de la 3a foto, con la misma falda, con el mismo candor, con el perfume Channel que tantas veces había prometido usar para la primera cita...era un poco más bajita de lo que me imaginaba, pero no importaba; le quite el bolso de la mano, lo puse a un lado de su maleta, y la abrase fuertemente, y corrí mis manos por sus nalgas sin importarme si alguien miraba… La mire a los ojos intensamente, y le dije:

"Mami... ahora si no puedes correr..." y nos besamos apasionadamente, nos apretamos cuerpo a cuerpo -cálidamente, con deseo, volví mis manos a sus deliciosas nalgas y le dije al oído, "te voy a coger como no te han cogido en muchas primaveras, lo he esperado mucho tiempo, y aunque no vengas de negro, quiero chupar tu miel, tus piernas, tus pies!"

Miguel Sr. Lobo

Continuara.

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