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Mi madre, mi mejor amiga - 2ª parte

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Acababa de pasar el verano, cuando mi madre y yo volvimos a quedarnos solos en casa. Mi padre tenia otra vez viaje de trabajo. Ella andaba por la casa muy ligera de ropa, sabiendo que a mi me encantaba verla así. La verdad ya no podía reprimir lo mucho que me ponía y eso a ella le encantaba.

-Hijo, voy a poner la lavadora, ¿Tienes algo para lavar?

-Si, mi camiseta, dije quitándomela.

-Uy, te has puesto muy musculoso hijo.

-¿A que si?

Le gustaba esa tontería que teníamos. Se acercó a mi para coger la camiseta y hace que se cae para que yo la sujete y aprovecha para tocarme los pectorales.

Nos besamos con lengua y ella con un gesto, tira la camiseta a la lavadora. Esta era de carga superior y la encestó a la primera.

-Uf, me dice, te has puesto todo sucio, voy a tener que lavarte los pantalones también. Me los quita y se agacha a mirarme el paquete.

-Los calzoncillos sucios también, ¡a la lavadora!

Me deja desnudo delante de ella. Se acerca a poner la lavadora en marcha y aposta me pone el culo en pompa.

Yo me acerco a ella y empiezo a sobarla, mientras sigue de espaldas. Le subo el vestido y le quito las bragas. Estoy empalmado y acaricio su culo con mi pene.

-Nene, me dice. Ya estas tardando.

-Espera, tengo que ir a por un condón.

-No importa. Te corres fuera.

Bueno, pienso, lo intentaré.

La acaricio su clítoris y mientras la lavadora trabaja, yo la penetro despacio.

-Ufffff, hijo, me gusta. Vamos, más fuerte.

-Tranquila mamá. Siente mi polla dentro de ti. No quiero correr.

-Tu dame duro, me dice.

Yo la obedezco y empiezo a bombear más y más rápido como ella me pide. Ella se vuelve loca y grita como una condenada.

-Aaaaaaaah, aaaaah, que bien me follas hijo, aaaah, ¡¡¡sigue, sigue, sigueeeee!!!

No me importa el escándalo, con el ruido de la lavadora no se oye apenas nada. Yo sigo dandole bien duro y cuando la lavadora empieza a centrifugar mi madre se corre.

Yo aguanto un poco más aún, pese a que oírla correrse me ha excitado mucho. Estoy a punto de irme y tengo que sacar mi polla porque no llevo puesto un condón.

La saco y me corro en su espalda, no me ha salido ni un gemido, cosa rara. Mi semen resbala por su espalda.

-Oye, ten cuidado, me dice subiéndose su vestido hasta la cabeza, que no se manche con tu semen, jeje.

-Acabamos de poner la lavadora, jejeje, pero podemos poner otra. Cojo un clinex y le limpio cuidadosamente su espalda.

Entonces me agacho y no puedo evitar chupar su culo, ese culo de mujer adulta, con celulitis, pero que me pone tanto.

-Quítate del todo el vestido, le digo.

Ella me obedece, yo la giro y le como su rajíta, toda entera. Parece mentira, yo salí por ahí, pero ahora es mía. Estoy en cuclillas, comiendo el chocho a mi madre, apoyada contra la lavadora. Hace unas semanas no podía imaginar lo que iba a pasar.

La abro de piernas mientras me pongo de pie, y la dejo así, mientras voy a por un preservativo.

Vuelvo enseguida y mi madre me coge el condón y me lo pone con cuidado, sabiendo que es su hijo el que se la va a follar una vez más.

La vuelvo a abrir de piernas y la penetro fuerte, esta vez no quiero ser cuidadoso. Empujo con fuerza a mi madre contra la lavadora, que ya terminó su ciclo.

Me la follo como un loco, mi madre me coge del pelo, mientras yo sigo con el mete-saca

La lavadora retumba en el suelo, como si estuviera centrifugando otra vez, aunque esté parada. Después de haberme corrido hace nada, aguanto mucho.

Mi madre llega al éxtasis una vez más y me vuelve a coger del pelo, pero esta vez se le escapa mi nombre.

-Lo siento, hijo, dice respirando azorada.

-No pasa nada mamá, no importa, me da igual que nos oigan.

Paramos un momento, ella ya se ha corrido, pero yo tengo aún mucho aguante. Mi polla sigue dura como un palo dentro de ella.

La subo con mis brazos a la lavadora y en una postura un poco forzada, termino de hacérselo. Sigo bombeando con ardor y termino corriéndome, mientras ella clava sus uñas en mi espalda, me hace daño, pero no me importa, porque tengo mi orgasmo. Ella se ha corrido también, según me confiesa. Saco mi pene despacio, sujetando el preservativo, como aconsejan en las instrucciones, para que el semen no se salga. En cambio ella agarra el preservativo y se derrama el semen por la cara.

-Dame tu semen hijo, me dice.

-Mamá, que cochina eres.

-¿A que si? Con tu padre no soy tan guarra.

-Me alegro.

-Por cierto, ¿qué hora es? me pregunta con su cara llena de mi semen.

-Casi las siete, le digo.

-Tu padre llega a las ocho. Tenemos poco tiempo para recogerle en el aeropuerto.

-¿Tenemos tiempo para uno rápido?

-Si, claro, mi hijo, fóllame otra vez como tu sabes.

Voy corriendo al salón para coger otro condón y vuelvo en un momento. Mi madre me espera sentada en el suelo.

Me coge la polla y me la chupa en plan rapido, dos lamidas, para, dos lamidas, para. Se me pone dura enseguida.

-Vamos hijo, tenemos poco tiempo, me insta.

-Pero yo no te he masturbado ni chupado.

-No importa, me dice, estoy húmeda ya, puedes metérmela cuando quieras.

-Ponte encima mio, le digo.

Ella obedece, se monta encima mío, los dos sentados en el suelo, y me cabalga con ardor, muy, muy rápido.

-Uf, así, mamá, más rápido, como me gusta.

-¿Qué hora es?

-Las siete... siete... y veinte... aaaahhh, tenemos el tiempo justo.

Acelera un poco más y en cinco minutos más estamos a punto. Le chupo las tetas en los últimos empujones y me corro con un grito.

-¡Mamáaaaaaaaa! ¡Aaaaaaaaah!

-Hijo, aún no estoy, espera un poco, un poco más, si, si, ¡siiiiiiiiiiii!

Los dos nos tumbamos un poco para recuperarnos.

-Nos habrán oído nuestro incesto, le digo.

-No pasa nada, que piensen lo que quieran.

Son las ocho menos veinte, salimos con el tiempo justo, pero llegamos a las 8 en punto, llegamos justo cuando mi padre sale de la terminal.

-¿Qué? Nos pregunta mi padre, ¿Qué tal la semana sin mi?

-Bien, contestamos al unisono.

Si tu supieras lo bien que lo hemos pasado...

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