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Un sueño erótico y su relación con mi vida al borde del precipicio

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¿Me pregunto qué hago aquí? Yo la respuesta a esa pregunta la tengo desde hace mucho tiempo. La gente me pregunta. Me pregunto en la gente y les doy mi verdad. Luego me pregunto en la gente sobre... una parte de mi vida anterior y mi respuesta es que no necesito la forma equivocada de verla. Necesito sólo la parte buena de esa vida anterior, aunque esa parte buena sea muy pequeña parte. Esa pequeña parte es lo único que me queda de ella y, por eso, es lo más grande que tengo de ella. Hoy...

Hoy he descubierto algo que creo que es muy importante, porque podría revolucionar el mundo de las relaciones entre las personas a nivel mundial. Si no es así, es decir, si esto ya está descubierto y en ese caso mi descubrimiento redundara en mi libertad no cabe duda de que ese avance en mi libertad influye en la libertad del resto de la Humanidad, al yo ser más libre. Sé que el descubrimiento es importante para mí y, por ende, importante para el conjunto. La duda de si es un descubrimiento nuevo que nadie jamás ha llegado a descubrir aún carece, por tanto, de importancia. Pero el hecho de hacerlo público y compartirlo puede sorprender a algunos y a otros no tanto. Sólo el hecho de haberlo descubierto en mi vida es algo que estaba esperando que llegara a suceder. Y me basta que sea bueno para mí, porque sé que es cierto.

Llevo meses sin masturbarme y sin eyacular. Sé que con esta contención perseguía algo importante. Al principio me atraía la idea de eyacular sin tocarme. Sentía que el disfrute era mayor, acaso por no hacerlo de la forma convencional. Y así es: es mayor. ¿O no?. Depende de cómo se mire. Para mí la visión de eyacular sin tocarme me parecía maravillosa. Sin embargo, a la vez sabía que si perseguía llegar a conseguir hacerlo realidad no sólo lo hacía porque sentía que es posible llegar a controlar la eyaculación, sino también lo hacía porque paralelamente sentía que descubriría algo más interesante que eso y que influiría en toda mi vida, no sólo en la sexual. La contención durante meses me reportaba un bienestar diario que tenía comprobado que no conseguiría si me masturbaba y eyaculaba diariamente, usando la mano. Además sabía que si quería eyacular sin manos suponía un ejercicio de concentración y de paz que no era necesario tener para masturbarse y eyacular tocándome el miembro. Con la contención de meses parecía que cada día me acercaba más, con esa concentración, a la paz requerida para eyacular sin necesidad de tocarme el miembro. Con los meses me acercaba cada día más a la sensación de que iba a eyacular. Y eyaculé en un par de ocasiones o tres, separadas por meses. Y la sensación es impresionante. Pues bien, a continuación voy a relatar mi descubrimiento sobre la última vez que eyaculé de este modo, que fue ayer.

Con el paso de los días conteniéndome de eyacular me iba dando cuenta de que cada día era más capaz de controlar esa eyaculación sin tocarme. De hecho descubrí que el truco real que hace que puedo hacerlo es tener la certeza de que puedo. De esa forma podía decidir no hacerlo o sí hacerlo. Si no lo hacía tendría ese bienestar que me reportaría durante el día, como forma de reservar mis energías. Y ahora voy a relatar mi descubrimiento:

Anoche tuve un sueño que parecía no ser del todo un sueño. Soñé que estaba con una niña de las que a mí me gustan. La sensación, como en todo sueño es que estaba con ella, de que no soñaba. Aunque luego me di cuenta de que había un poco de la sensación de que estaba despierto. Y he aquí el origen del descubrimiento del que hablo.

A la chica comencé a mamarle un seno. Su culo era grande y precioso, sus pechos medianos, deliciosos. El hecho de estar mamándole el pecho con tantas ganas era tan real... La nena disfrutaba, se daba toda, con confianza, se reía. Ella se daba sin miedo. Sabía que podía correrme y lo buscaba. Le mamaba ese seno tierno con pasión. Su culo era precioso, suave, tremendo. Yo notaba mi verga que se iba poniendo muy dura. Veía que no me la acariciaba, ni ella tampoco lo hacía. Y notaba que me iba a correr de excitación, sólo por estar chupándole el pecho y medio acariciándole el gran trasero. Todo eso me ponía muy excitado y notaba que iba a eyacular gracias a ello. Sentía que me iba a correr, que era posible que fuera a eyacular. Y entonces siento que eyaculo, en el sueño. Y acto seguido siento que voy a eyacular en realidad. Noto la venida del flujo seminal por mi pene realmente. Y en ese momento estoy despertando del sueño. Y en ese momento también, al hacerme consciente de lo que está ocurriendo puedo detener la eyaculación o evitarla. El descubrimiento está en que hay un momento en el sueño en el que estoy eyaculando, pero no lo hago en la realidad hasta momentos después, que es cuando despierto. Pienso que este mecanismo es el mismo que se realiza en estado de vigilia al practicar sexo, aunque evidentemente no se percibe la diferencia, lo que impide controlar la eyaculación como se podría hacer en caso de que sí se percibiera. Por lo menos se podría controlar mucho más de lo que se controla.

Hablo en general, como un descubrimiento que no sé si se es consciente de él a nivel personal, pero que en mi caso supone dar explicación al por qué de tantos traumas no superados. En mi vida me contengo porque no consigo llegar a la verdad de que nada es irresistible. Que uno puede elegir hacer algo o no hacerlo. Y eso amplía el concepto de la libertad. Todas las trampas del mundo tienen que ver con la falta de resistencia ante lo irresistible y con no saber ver qué hay realmente de irresistible en eso que creemos que lo es. El hecho de que me derrumbe tiene que ver con la falta de resistencia ante lo que creo que es irresistible. El control de la eyaculación, así como no ceder ante tentaciones que se presentan como irresistibles es una forma de ser más libre.

Lo que el sueño me hizo ver fue que no siempre que creo que se materializan los deseos se materializan. Y, al mismo tiempo, me hizo ver que canalizar los deseos de forma adecuada hace que se materialicen de forma adecuada. Algo me decía en el sueño que me había corrido, que había eyaculado mientras soñaba. Sin embargo, no lo hice hasta que estaba despertando. Esa es la idea que me hace pensar que en la vida real estoy siempre engañado, siempre soñando dormido. Y cuando despierto no me gusta lo que pasa, no me gusta cómo es mi vida.

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