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María Teresa, encremada y llenada de semen

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Septiembre, tarde tipo 2 de calorcito, unos 22 grados. María Teresa en su casa, en su habitación y su cama, en camisón y bombacha y con la crema Hind´s en la mano para ponerse, antes de dormirse una siesta ya que a la mañana fue al médico. Agarró la crema humectante, la abrió y se pasó crema para las manos y el cuerpo, los brazos y las piernas, y tras también ponerse en la cara, se acostó a dormir, muy sexy con camisoncito medio eroticón, mientras el sol inundaba su pieza de luz y calor.

Una hora después, un tipo tocó el timbre y María Teresa, en camisón, fue y tras ver quien era le abrió. El hombre, amigo del marido, traía mercadería para el negocio de ellos. Tere lo recibió amable y le tomó las cosas, y se disponía a despedirlo porque estaba así en paños menores y encremada y mucho no quería verse, aparte suponía que el hombre tenía que trabajar.

Nada de eso. Ni el tipo tenía que trabajar ni ella se hacía mucho lío. El hombre se excitó con el aroma a crema y su camisón, y con la excusa de si le podía dar algo para tomar la siguió hasta la cocina. María Teresa le dio algo, y cuando terminó, el hombre la acosó tocándole el hombro y el brazo al devolverle el vaso. Tere intuyó algo pero no se hizo drama. Para qué, porque el hombre, cada vez más excitado, la sujetó, la agarró, ella quiso zafarse pero no pudo, él era más fuerte, la llevó a una piecita de invitados y, tras putearla, manosearla, y quitarle el camisón, le hizo sacar la bombacha. Y cuando María Teresa se sacó su bombacha, el hombre se le subió y la penetró con su pene erectísimo bien duro y furioso por la vagina, dándole con tutsi y furia y frotando con ganas hasta eyacular tremendo y monstruoso semen en su vagina. Pero Teresa, loquita, sexy, puta, no se molestó sino que le pidió de nuevo, por lo que fue a buscar la crema, se pasó y cuando terminó, el tipo se la cogió por la cola y luego por la vagina, llenándola de terrible semen, haciéndole tragar semen, dándole por boca, pelo, cara, manos, untándole semen sobre su cuerpo y sus tremendas tetas al aire. María Teresa se entregó al chongo, que la vejó, violó, recontravioló, cogió y embadurnó de semen por todos lados. “Gracias mamita, qué ganas tenía de darte”, le dijo el hombre, que luego de vestirse la besuqueó en la boca. Y María Teresa, una vez más, la pasó de primera en ausencia de su marido, con alguien que la agarró encremadita y se la enchufó por la vagina de mucho semen.

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