Nuevos relatos publicados: 11

Familia sin tabúes (2) Pablo enverga a Hernesto

  • 12
  • 8.306
  • 9,27 (15 Val.)
  • 0

La casa estaba para nosotros dos solos, mi mujer se había ido a pasar el fin de semana a casa de mis suegros, y seguramente a follarse como siempre a mi cuñado Francisco, el marido de su hermana, que seguía de retiro espiritual la muy beata. Mi hija Tamara estaba fuera de copas con las amigas, y después se quedaría como todos los sábados, a dormir en casa de su amiga Ana. Eso era lo que ella nos decía, pero yo sé que en realidad se queda a dormir en casa de su novio Raúl, y lo más seguro es que dormir es lo que menos hacen, lo que van es a follar como conejos. Y ahora que hablamos de Raúl, ese es otro niñato que me encantaría comerle el cipote, y follarle bien el culo, en fin, todo se andará ¿Quién sabe?

Y Luis se había ido de acampada con Felipe, su nuevo ligue, y hasta el domingo no volvían, y por cierto, tengo que deciros que a Felipe sí que me lo follaba de todas las posturas imaginables, y le metía el cipote por todos sus boquetes hasta reventárselos. Cuando se quedaba a dormir con Luis, y salía de la habitación cruzando el pasillo para ir al baño a mear, pasando por delante mía, ¡Ufff! ¡Cómo me calentaba la polla! Cuando paseaba ese culito en slip, con media tela comida por el boquete del ano, mostrando uno de los cachetes desnudos, y marcando bien el paquete por la empalmada de polla mañanera. Ya os dije que en mi familia, hay mucha confianza al hablar de sexo, y cuando le comentaba a mi hijo esto que os he dicho, se partía de risa el muy mamoncete. De hecho, otra cosa que me había propuesto era joderle ese culito como fuera, y creo que Luis le había contado algo, porque desde hace un par de semanas, el niñato no para de provocarme con sus bromas, y ya lo he pillado varias veces mirándome descaradamente el paquete.

Dicho esto, Pablo y yo estábamos en calzoncillos encima de mi cama, súper relajados y tomándonos un cubata. Primero me estuvo contando, que el viejo que le había mamado el cipote era un amigo que él tenía, que le gustaba solo eso, chuparle la polla hasta que se corría en su boca. Por lo visto al viejo le encantaba beberse el semen de él, y a cambio le regalaba cosas o le daba dinero. Después me contó, que lo que había pasado en el almacén esa noche entre los dos, esa follada alucinante y bestial, hacía mucho tiempo que lo estaba deseando, y que por respeto hacía a mí, nunca se había atrevido a decirme nada, pero que estaba súper feliz porque al fin había sucedido. Yo retomé el tema que me interesaba, y le volví a preguntar si se había follado a mi hijo Luis alguna vez.

Me dijo que le sorprendía mucho, que yo no les hubiera escuchado nunca mientras follaban en el dormitorio de Luis, ya que mi hijo, según él decía, - Tu hijito, chilla como una maricona loca cada vez que le meto la polla por el culo, y grita más aún, cuando se corre con ella dentro del ano - En ese momento me imaginé a mi hijo Luis a cuatro patas, tragándose por el culito ese pedazo de tranca que tenía Pablo entre las piernas, y gozando como un loco mientras soltaba la lechada por el capullo. ¡Que pensamiento más morboso! Mi hijo con la cara desencajada del gustazo, recibiendo embestidas tras embestida en el ojete, devorándole a su mejor amigo la gorda y riquísima verga.

Pablo, al momento se percató de la reacción que tuvieron sus palabras en mi polla, la cual toda empalmada y dura se me salía por fuera del elástico del slip, asomando mi protuberante cabezón. Se había dado cuenta el cabrón, del morbo que me daba imaginarme en mi mente calenturienta, lo que él me estaba contando de mi hijo. Así que siguió hablando y explicándome con todo detalle, como se follaba a Luis de mil maneras, lo que le gustaba a mi chaval correrse, mientras le daba bien duro y fuerte en el ano, y como disfrutaba limpiándole el cipote de semen a lametadas. Cada segundo que pasaba, me daba más cuenta de lo guarro y viciosillo que era Pablo, y eso me ponía a mil por hora.

No paraba de pasarme los dedos por encima del paquete, mientras me explicaba sus folladas con Luis, acariciando mi pollón bien gordo y duro, y aún cubierto por la mojada tela de los calzoncillos. Se me antojaba probar el cipote de Pablo dentro de mi ano, normalmente soy yo el que doy por detrás y me los follo, y solo en contadas ocasiones me dejo que me lo follen. Pero con Pablo me apetecía muchísimo, además tenía un pollón precioso, de unos 22 centímetros más o menos, grande como a mí me gustan, y con la vena que le recorre el tronco súper marcada e hinchada. Cuando se le empalmaba la polla, apuntaba hacia arriba totalmente erguida, majestuosa, con el tronco un poco arqueado, con el capullo gordo y rosado tocando su abdomen, y muy brillante de no parar de segregar pre-cum.

Pablo me preguntó que aparte de él, a quién me gustaría follarle el culo, y si se me había pasado por la cabeza follarme a mi hijo Luis. Yo ya sabía por dónde iba el cabrón, el niñato lo que quería saber, es si yo le había dado por el culo a mi hijo, y si era así que se lo contara. Le dije que no, que nunca me había follado a Luis, pero que con un buen calentón en la polla, no me importaría meterle mi cipote por sus agujeros, y de paso tirarme a su novio Felipe, que ese sí estaba buenísimo y me daba bastante morbo. Pablo soltó una carcajada, al mismo tiempo que se levantaba y cogía del bolsillo de sus vaqueros el teléfono móvil. Mientras buscaba en el teléfono algo que quería enseñarme, me hizo prometerle que lo que me iba a enseñar, no podía decírselo a nadie y mucho menos a mi hijo Luis.

¡Joder, con el puto video! Solo eran trozos que duraban dos minutos, pero que dos minutos, joder. La grabación, era una follada de Pablo con Luis y Felipe en la habitación de mi hijo. Lo primero que se veía, era un primer plano del culo de Luis, con los dedos abriéndose las nalgas, y el boquete del ano bien abierto. Pasaba la cámara lentamente hacia la izquierda, y se veía el de Felipe en la misma postura. No podía apartar la mirada de esos culos, sobre todo del de Felipe, ¡Que delicia de trasero! y Pablo que se percató de mi cara de vicio, comenzó a chuparme la polla mientras yo continuaba mirando el video. La grabación saltaba de una postura a otra, Pablo follándose un culo tras otro, Luis y Felipe chupándole la polla a la vez, los tres de lado en la cama tragando pollas en plan Sándwich, mi hijo el primero follado por el pollón de Felipe, Felipe jodiéndose a Luis y envergado por la polla de Pablo que estaba el último. La verdad es que el video, me puso lascivo y totalmente vicioso, y si en ese momento hubieran estado con nosotros mi hijo y su novio, me los habría follado por el culo a los dos hasta reventárselos.

Cada vez me apetecía más, que Pablo me envergara el culo con su verga, y que me follara a gusto. Después de verlo en la grabación, follarse el culito de mi hijo como un puto animal, quería que probara también el del padre, y sentir esa imponente polla suya dentro de mí. Pero primero ansiaba comerle ese culito que tiene tan rico, y con mi lengua a lametazos saborearlo, catarlo, degustarlo, y probar el saborcito que me iba a dejar en las papilas degustativas. Así que lo coloqué encima de mí, con mi polla a la altura de su cara para que continuara mamando, y su culo sentado en mi boca para poder darme un buen atracón de ano.

Empecé a besarle el ano muy despacio y con suavidad, con la punta de la lengua se lo recorría de arriba abajo, delicadamente, haciendo pequeños círculos en su agujerito, y recreándome en mi manjar. Pablo se estaba excitando muchísimo, mientras le devoraba el culito yo le agarraba la polla con la mano, notando como le latía y lo dura que se le había puesto al cabrón. Yo seguía a lo mío, con mi boca entre sus nalgas, y mi nariz olfateando su delicioso olor. Le metía la lengua entera por el boquete, follándoselo a lametones, cada vez más fuertes e intensos. Pablo llevó una de sus manos hacia atrás, y cogiéndome de los cabellos me apretó mi cara contra su culo, ahogándome entre sus nalgas. Aquello me encantó, y me dio un morbo increíble. Deje que él me cogiera de los pelos, y me metiera en su culo, yo solo abrí los labios lo más que pude, para recibir su ano dentro de mi boca, y me puse a chupárselo como un puto bestia.

Al mismo tiempo, él me agarraba la polla con la otra mano, chupándomela con maestría, y dándome una excelente mamada, que me iba transportando al paraíso. ¡Madre mía! Sólo notar su lengua en el frenillo de mi polla, creía que iba correrme pero pude aguantar el tirón. Pablo, lamía mi pollón desde los huevos, pasando por el tronco venoso, llegando hasta la punta del capullo, para después metérmela enterita, y por consiguiente provocarle una buena arcada, cosa que le excitaba muchísimo.

No podía aguantar más tiempo y sacándole la polla de su boca, le dije que se pusiera de pie fuera de la cama. Me arrodillé en el suelo y lo atraje hacía a mí, cogiéndole fuertemente las nalgas con mis manos. No tuve que decirle nada más al niñato, me cogió fuerte de la cabeza y me empezó a follar la boca como un salvaje. De la follada tan violenta que me estaba dando en el boquino, sus huevos golpeaban continuamente en mi barbilla, me tenía loco de lujuria y el hijo de puta me llevaba hasta el límite. Al rato paró de joderme y me sacó el cipote, dejándome por toda la boca un sabor saladito y exquisito.

Me apoyé con el pecho en la cama y puse el culo en pompa, como se puso mi hijo Luis en el video. Ya estaba preparado y deseoso de recibir el pollón de Pablo, así que se lo regalé por completo. Pablo solo me dijo, - Esto es lo que estaba esperando tito -

Comenzó a follarme el ano como una bestia. Estaba tan caliente y lleno de lujuria, que sus manos me tocaban por todas partes. Me apretaba fuerte los pezones, después deslizaba sus manos por mi cintura hasta agarrarlas fuerte, mientras me punteaba sin cesar el ojete, y me clavaba hasta el fondo toda la polla. Disfrutaba mucho el muy cabrón, obligándome a tragar sin descanso su enorme y grueso cipote. Las embestidas eran criminales, y los movimientos brutales, pero ¡Que gustazo tíos! estaba en la gloría, y gozando como un guarro en una charca.

Estuvimos así unos quince minutos. Luego me hizo darme la vuelta, y me tumbó boca arriba en el filo de la cama. Pablo se arrodilló en el suelo, colocando mis piernas sobre sus hombros, y me levantó el trasero para verme el boquete del culo bien abierto, y súper ansioso de más mete-saca. El niñato pudo ver con satisfacción, como me lo había dejado, abierto, enrojecido y totalmente destrozado por su pollón. Diez segundos duró el vistazo, cuando ya tenía de nuevo el ojete envergado, y bombeando nuevamente con la polla como un desesperado. No sé quién de los dos, jadeaba o gemía de placer más fuerte. Lo que sí te puedo decir, es que Pablo aceleraba el ritmo de las envergadas cada vez más, mientras sus manos levantaban aún más mis nalgas, y dejaba todo mi culo al aire.

¡Qué cara más guapa! ¡Que rostro más bonito y perfecto! Yo lo miraba extasiado, embelesado, fascinado por su hermosura, y veía perfectamente reflejado en su cara, que lo estaba disfrutando tanto como yo. Cuando se cansó de follarme en esa postura, me sacó la polla del ano y me tumbó boca abajo. Antes de poder reaccionar y elegir yo una nueva postura, Pablo me separó las piernas, y volvió a clavarme el cipote en el ojete hasta el fondo. No se agotaba el mamón, no se cansaba de follarme el trasero, una y otra vez, jodiendo y jodiendo. La verdad es que yo tampoco me cansaba de su polla, quería más y más, que no parar nunca de meterme el cipote, y que esa noche fuera eterna.

Al cabo de un rato me puso de lado, para que de esta forma Pablo, a la vez que me follaba el culo también podía masturbarme la polla. Se aferraba fuertemente a mi polla con la mano, pajeándomela con energía y vigor. Yo sabía, que a ese ritmo que Pablo me sacudía tanto por delante como por detrás, no podría aguantarlo por mucho más tiempo, y del gustazo que me daba el niñato, notaba como la leche me hervía dentro de los huevos. Pegó su boca a mi oreja notando su agitada respiración, y entre gemido y gemido me susurró muy suavemente al oído - Cuando estés listo para correrte, me avisas tito, que te estoy esperando - Cuando me dijo aquello, un escalofrío de placer recorrió todo mi cuerpo, y no pude contenerme más. Tan solo me dió tiempo a decirle un placentero, - Yaaaaa, nene - mientras derramaba mi semen dentro de su mano, y se la mojaba completamente de babas.

Pablo al igual que yo, no se contuvo y comenzó a descargar el esperma dentro de mis entrañas, entre grandes gritos y gemidos de placer. Sentía dentro de mi ano, como su polla bombeaba y expulsaba el semen, como le latía el capullo mientras lo escupía por la rajita, y me llenaba a rebosar de líquido todo el orificio anal. Cuando terminó, Pablo se derrumbó encima de mí y pegó su boca a la mía. Nos fundimos en un ardiente y fogoso beso, que duró una placentera eternidad.

(9,27)