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La amiga de mi esposa, 'La china'

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Una de las amigas de mi esposa, Mei lin, conocida para el grupo de amigos como “La china”, es una mujer madura de origen Chino.

Como ya se imaginaran es bajita (1.50 m. más o menos) y algo regordeta, con un cuerpo tipo perita. Está casada con un oriental adinerado, el cual siempre está trabajando en su negocio de supermercado (…en efecto… típicos clichés de chinos…, pero ella no tiene acento, aunque si habla cantonés…), por lo que la china pasa la mayor parte del tiempo en una gran casa con dos hijos pequeños.

La China, no tiene grandes atributos físicos, aunque sus piernas son muy torneadas y sus pies sumamente delicados y cuidados. Su cara es redonda, ojos rasgados, boca y nariz chica, cabello cortado estilo paje, es bonita, de bella piel. Tiene unos senos no muy grandes, y algo de barriguita.

Increíblemente, tiene un trasero que no está para nada mal (las orientales… digamos… son conocidas por no tener un “derriere” tan desarrollado como en otras latitudes…), esto se lo he notado cuando utiliza pantalones vaqueros, lo que le da una agradable figura femenina.

La chinita, a primera vista, da la impresión de ser una mujer muy modosita y formal, pero yo sé bien que es algo picarona por las conversaciones que mantiene en el grupo de amigas de mi esposa cuando se reúnen en mi casa. Incluso… alguna vez escuché que le gusta hacerle sexo oral a su marido y hasta traga el semen! Todo un tesoro la chinita!, dado que a las amigas de mi esposa les parece excesivo eso de tragar el semen del marido. En fin, suertudo el chino.

Sinceramente, ella nunca me ha despertado morbo y mucho menos algún deseo carnal, pero dicen que la ocasión la pintan calva…

Y sucedió que un día Mei Lin tenía un problema con el ordenador que utilizaba para trabajar desde la casa. Mi esposa le ofreció que yo tal vez podría ayudarle con eso, ya que se me dan muy bien esos menesteres de reparar problemas en el ordenador.

Así fue, que un día temprano en la mañana me encontraba tocando a la puerta de la casa de la chinita en cuestión. Ella abrió la puerta enfundad en un vestido negro, venia de dejar a los chicos en la escuela. Su marido ya no estaba en casa, pues el supermercado abre a las 6 de la mañana. Así que éramos solo ella… yo… y la señora de la limpieza que por suerte pasaba ocupada en la cocina...

Nos saludamos muy efusivamente, con un abrazo y beso en la mejilla como siempre. Ella se encontraba preparando un desayuno, por lo que me pregunta: Deseas comer algo?, yo apenas voy a disfrutar de un momento de paz, con el alboroto de los chicos en la mañana no logro desayunar antes.

Yo ya había desayunado, y prefería iniciar la reparación del ordenador cuanto antes, así que le di las gracias y le dije que subiría a la oficina (que no era más que una de las habitaciones que ella usaba para ese fin). A los pocos minutos de estar revisando el ordenador, la amiga de mi esposa llega a la habitación y me pregunta cómo va el asunto, a lo cual respondí que me tomaría un buen rato todavía. Ella entra a la habitación de enfrente (que era su habitación matrimonial…), y a los pocos minutos escucho que se está duchando (ha dejado la puerta de su habitación abierta).

Mientras seguía concentrado en reparar el ordenador, la chinita regresó y se sentó a mi lado para ver como progresaban las cosas. Ella estaba fresca, recién bañada, en pantaloncillos cortos color mostaza y una camiseta blanca que le quedaba justa. No pude dejar de notar sus pies pequeños y bien acicalados.

Qué será lo que tiene mi ordenador? (me pregunta ella). Yo ya había descubierto que tenía varios virus… de esos que se pillan por andar viendo porno en línea. (Su navegador tenía un historial de páginas X muy interesantes, parece que no habían borrado correctamente el cache).

Con algo de pena le dije: parece que alguien ha estado viendo pornografía en tu computadora… y has pillado un virus informático…

Ella no se mostró ni apenada… ni asombrada por lo que le dije. Seguramente ha sido mi marido (me dice en un tono de vos alto… molesta). Ya ni me presta atención, lo he encontrado masturbándose con mujeres de pechos grandes y altas… todo lo contrario a mí…los hombres son todos unos cochinos! Llevamos meses sin tener intimidad… ni me ha vuelto a tocar!... yo siempre lo complacía en todo en la cama…creo que se la pasa masturbando a escondidas cuando yo duermo.

Traté de mantener la compostura, y algo serio le pregunté, pero estás segura de eso? Como va ser tu marido tan tonto de no ver lo bella que eres. Eres una mujer encantadora y siempre cuidas de tu apariencia, siempre me han gustado tus pies, y como te arreglas el cabello (no era del todo mentira, y yo quería animarla un poco).

Y si en la cama eres tan complaciente como he escuchado…que más puede andar buscando… si es así… él se lo pierde!

La china me miró pensativa, y me dijo: que has escuchado… de mí en la cama?

Sin saber que decir, apenado comencé por explicar que accidentalmente había escuchado las conversaciones de sus reuniones de amigas que tenían en mi casa, y que por ello me suponía la pasaba muy bien en la cama.

Ella: Y qué es exactamente lo que hago en la cama, que has escuchado?

Yo: Bueno… chinita la verdad me da envidia tu marido, pues sé que te gusta el sexo oral… yo no tengo tanta suerte con Jimena…

A lo que ella responde: en realidad me gustan muchas cosas más... no solo eso, y sí, yo sé que Jimena es muy cortada con eso del sexo… en todo caso no te creo que yo te parezca bella, solo lo dices por quedar bien. A lo que dije: Sinceramente… si tuviese la oportunidad te demostraría que si eres una mujer bella y provocativa…

En serio? Me dice la chinita. Te atreverías, cómo? Observo primero sus pies y luego su carita que me mira con esos ojos más abiertos de lo normal. Lo pensé por un segundo, tomé su mano y dije: Claro que sí sería un atrevido. Ella quedó desconcertada, y le dije… te atreverías tú también? Yo estaba sentado y ella de pie, así que tire suavemente de su mano y logré que se acercase quedando casi a caballito sobre una de mis piernas. (Yo mido 1.84 m., así que era un gigante a su lado)

La abrace por la cintura despacio, esperando su reacción… seguí tirando de ella para ponerla más cerca de mí y no parecía molestarle, al final, cuando la tenía muy cerca, posé mi cabeza sobre su pecho. Pude escuchar su corazón acelerado. Ella se sentó a caballito sobre mi pierna.

Ahí aproveché para acariciar su cuello, rozándola suavemente con mi barba. Ella se estremeció. Yo quería intentar algo más. Saber hasta dónde podía llegar. Entonces deslicé una de mis manos por debajo de su camiseta y acaricié su espalda… no se molestó por ello tampoco. Ella empezó a acariciar mi cabello y a olerlo moviendo su cabeza de lado a lado. Con un ágil movimiento de mis dedos le solté el sujetador. Mi otra mano, la deslice por detrás de su pantaloncillo corto para acariciar sus nalgas.

No tarde nada en empezar a excitarme... su olor… la suavidad de su piel… el tocar sus nalgas. Podía vernos en un espejo, sus pequeños pies colgaban en el aire. Por ser relativamente pequeña la alcé fácilmente y la lleve a la habitación matrimonial y suavemente la puse sobre la cama. Ella algo agitada intento a desabrochar mi pantalón, pero no lo graba, así que para ahorrar tiempo, yo mismo me quité toda la ropa. La chinita se desvistió mientras me observaba, y me dijo: Vaya suerte la de Jimena!... tu pene es bastante grande! Comparado con el de mi marido!, y que par de huevos grandes tienes. (Claro!... me dije yo para mis adentros… ya sé lo que dicen de los chinitos jejeje…).

Dicho esto, la chinita se ha puesto a chupar mi pene con gran pericia con su pequeña boca. Yo le dije: Espera, me gustaría mucho besar tu sexo… para lo cual me coloqué de espaldas sobre la cama y la chinita montando sobre mi giró su cuerpo y colocó su sexo lo más cerca de mi cara que pudo, sin soltar las manos mi pene y sin sacarlo de su boca!

El sexo de Mei Lin estaba caliente y húmedo, tenía unos labios gorditos… sabrosos… que me empecé a comer inmediatamente. También pude notar que estaba depilada completamente… se notaba el cuidado que daba a todo su cuerpo. Mientras comía su vulva, no pude dejar de notar que su anito era pequeño y oscurito, tal como el color de sus pezones. Un par de lamidas en ese culito hicieron que la chinita se encogiera de placer.

Aproveché para dar un par de nalgadas en ese traserito gordo, Mei Lin gimió, mientras chupaba uno de mis testículos. Empecé a acariciar su ano mientras con mi lengua trabajaba sus labios y clítoris. Acomodándonos de medio lado, poco a poco fui metiendo mi dedo gordo de la mano dentro de su ano, el índice y anular dentro en su vagina. La chinita enloqueció y empezó a mover su cadera rítmicamente, presionado mi mano y dedos lo más dentro posible, mientras a la vez besaba y chupaba la cabeza de mi pene… que ahora estaba enorme y rojiza.

La sensación de su boca sobre mi pene era orgásmica… literalmente… sentí como vería un orgasmo intenso... y sabía que expulsaría gran cantidad de semen caliente. Creo que la chinita sintió venir mi orgasmo y sostuvo mi pene con una mano dentro de su boca y succionó con gran entusiasmo. Sentí los chorros calientes salir de mí… la china succionaba, chupaba, tragaba y gemía.

Luego de mi orgasmo, yo seguía masturbando su vagina y su ano… cuando súbitamente sentí un chorrito de agua caliente sobre mi cara… la chinita parecía un surtidor. Con una seguidilla de contracciones vaginales la chinita me regalo un “squirting” que mojó toda mi cara... era una delicia sentir sus contracciones vaginales en mi mano, el chorrito caliente en mi cara y su sabor dulce en mi boca.

Ella quedó como desmayada boca abajo luego de esto, y sus piernas chorreadas de líquido transparente. Yo, normalmente después de un buen orgasmo quedo fuera de combate un buen rato, pero el haber recibido ese baño de fluido dulce y caliente me puso cachondo de nuevo, por lo que aprovechando que ella estaba boca abajo, puse una almohada bajo sus caderas y penetré suavemente su caliente y lubricada vagina desde atrás… mi pene entró fácilmente.

Ella levantó su cabeza un poco y la giro de medio lado, a lo cual yo respondí besando su cuello, mejillas y labios… nos besamos apasionadamente en esa incómoda posición mientras la penetraba con un movimiento de mete-saca lento… disfrutando cada segundo. Cambiamos a una posición de ella arriba, y yo debajo…ella montando a caballito… mientras yo tomaba sus caderas con mis manos y las apretaba. Sus tetas  se balanceaban de un lado a otro, un chorritos de sudor bajaban por su pecho hasta su barriguita. Su respiración era agitada.

Al ser ella tan pequeña… y yo mucho más grande, mi pene estaba bien atrapado en su vagina… por lo que la china se daba gusto moviéndose de atrás para adelante con gran intensidad. Ella tuvo otro orgasmo… y otro… y otro… hasta que no pudo más, se bajó de mí y se acostó a mi lado. A los pocos minutos, ya recuperada me dice: Manuel, tenía tanto tiempo de no sentirme deseada, espero no pienses mal de mí. De igual forma le dije Ni tu tampoco, no pienses que ando en estas con cualquiera, la verdad he perdido la cabeza porque eres una mujer encantadora! Está de más decir que guardamos todo esto en secreto.

Así fue como "la china" y yo compartimos nuestras ansiedades sexuales y seguimos de amigos. Tengo que reconocer que no esperaba que semejante encuentro ocurriera… mucho menos con una de las amigas de mi esposa… la que menos me llamaba la atención… o al menos no lo había considerado. Ha sido uno de los mejores encuentros sexuales que he tenido un mucho tiempo.

Y sí, de cuando en cuando sigo arreglándole el ordenador a Mei Lin.

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