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Familia sin tabúes (3) Felipe se folla a Luis

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Me llamo Luis, y como ya sabes mi padre es Hernesto. Tengo 19 años, mido 1´78 de altura, delgado de cuerpo y bastante trabajado en el gimnasio. Los ojos los tengo azules, el pelo corto y moreno, y unos labios muy carnosos según dice mi nuevo novio. El culito lo tengo respingón y prieto, y un paquete gordo y abultado, donde se me marca bastante la polla, la cual tiene mucha facilidad para calentarse y empalmarse rápidamente. La verdad es que no me puedo quejar de mi polla, la tengo larga, grande, y cabezona, de unos 20 centímetros. Pero puestos a presumir, estoy muy orgulloso de mi culo, siempre he tenido las nalgas redondeadas y el boquete suficientemente cerrado y apretado, para darle placer a una buena polla.

Soy bisexual, y me gusta tanto follarme un coño, como que me follen a mi el culo, pero me inclino más por lo último. He tenido un par de novias, pero ahora estoy saliendo con un chico, Felipe se llama, y mi nuevo novio, cada vez que se calienta el cabrón me destroza el boquete del culo a pollazos. Felipe y yo, estudiamos en la misma universidad distintas carreras, pero en algunas asignaturas coincidimos, y como a mí siempre me ha gustado, quedaba con él para estudiar en mi casa, y por si caía algún que otro polvo. Después de quedar varias veces, y ver que a Felipe también le gustaba yo, e intuir que quería algo más conmigo, me lancé a por él.

Un día que estábamos en mi dormitorio preparando los parciales, Felipe me explicaba algo del libro que yo no entendía muy bien, tenía su cara cerca de la mía, y sin pensármelo dos veces arrimé mis labios a los suyos, y se los besé apasionadamente. Ya podréis imaginar, que después de besarnos un buen rato, tuve que comerle la polla, y por supuesto, metérmela en el culo. Aquella follada fue increíble, recuerdo que esa noche se quedó a dormir en mi casa, conmigo en mi habitación, y estuvimos follando hasta que amaneció, corriéndonos varias veces cada uno. Hasta ese día yo no sabía que Felipe era gay, nunca habíamos hablado de ese tema y además él no es nada afeminado, ni tiene pluma. Pero esa noche follando en mi cuarto, entre corrida y corrida, me contó una cosa que yo no sabía, y que me puso caliente a más no poder.

Por lo visto el cabroncete, me había visto la semana anterior como me follaban el culo en el cuarto oscuro del "morbo", un bar de ambiente gay que frecuento de vez en cuando, y que me encanta ir por los niñatos buenorros que hay siempre. Me contó que me vio seguir a un chaval hasta el cuarto oscuro, y como entraba detrás de él. Esperó un par de minutos y luego entró buscando donde yo estaba, y con quién estaba. Yo me acordaba perfectamente de esa noche, el chaval era Iban, un amigo que tengo que está súper bueno el cabrón, y tiene una polla descomunal. Además, lo que más morbo me da de él, es que va de hetero por la vida y con novia, pero el muy cabrón, siempre me lo encuentro en el cuarto oscuro follándose a un tío por el culo.

La cuestión es que, cuando sus ojos se adaptaron a la oscuridad del cuarto, y me localizó en una esquina, me dijo que se le puso la polla dura al momento, al verme de rodillas chupándole el pollón al tío, y metiéndome un par de dedos por el boquete del culo. Me explicó como babeaba con la boca hecha agua, mirando mi culito tragándose el cipotón del tío, como me habría a golpes el boquete, como jadeaba yo del gustazo pidiéndole más y más, el morbazo que le dio al verme como me corría, mientras el niñato me masturbaba la polla, y me ordeñaba toda la leche sacándola de mis huevos. Y lo más caliente y vicioso que me dijo que le puso, fue cuando el chaval que me había partido el culo, se pajeó delante de mi cara y se corrió llenándomela entera de semen. Terminó diciéndome, que allí mismo se sacó la polla y se la meneó hasta correrse, pensando solamente en mi culo y en mi boca de mamón.

Felipe es súper vicioso como yo, a los dos nos gusta probar cosas nuevas en el sexo, disfrazarnos, joder en sitios públicos, meternos juguetitos por el culo, y hacer tríos y orgías con más tíos. De hecho, mi mejor amigo y casi mi hermano Pablo, ya nos han follado de todas las posturas posibles, e infinidad de veces, pero aun así, nunca me canso de su polla, la amo, amo su polla. Mira que si es pervertido y vicioso, que un día le pagó a una puta para que me la follara por el cuño en el asiento de atrás del coche, mientras él miraba y se masturbaba la polla hasta correrse.

Mi novio sabe también, porque ya conoce a mi familia, que en mi casa no hay problema para hablar de sexo, y que mis padres y mi hermana, son muy abiertos y liberales en ese aspecto. En mi casa lo normal, sobre todo los fines de semana, es desayunar en calzoncillos, es habitual ver a mi padre, o a Pablo que vive prácticamente con nosotros, o a Raúl el novio buenorro de mi hermana, en ropa interior y fijarse como se marca las pollas morcillonas, en los abultados paquetes mañaneros. A mí me encanta verle el rico culo de Felipe solo con los slip, lo tiene morboso y muy apetecible, y no soy el único que se lo mira, porque a Pablo lo entiendo, por que goza cada vez que se lo folla, pero mi padre es súper descarado mirándoselo, y se le ve el deseo y la lujuria en la cara.

A Felipe le gusta fantasear con mi padre, más de una vez me ha preguntado si me importaría que folláramos con él, provocar una situación morbosa y que mi padre nos envergara el culo. La verdad es que mi padre está bastante bueno, y tiene un morbazo que te cagas. La polla la tiene grande y le cuelga larga en reposo, que es como se la he visto en la ducha. Pero desde que me dijo Felipe eso de follar con mi padre, no hacía más que darle vueltas al asunto, y oye, que se me empalmaba la polla cada vez que lo pensaba. Y esa empalmada de polla, cada vez sucedía con más frecuencia, cuando se ponía de pie y le miraba el paquete acentuado, y exagerado que mostraban sus calzoncillos, ¡Ufff!, me calentaba mogollón, y tenía que disimular sentado, hasta que se me bajaba la rigidez del cipote.

Una de esas mañanas, desayunado y con el cipote bien caliente, corría con Felipe para mi dormitorio, a que me apagara a pollazos el fuego que me ardía por todo el cuerpo, y a que me diera una buena ración de su polla. Felipe tiene 20 años recién cumplidos, es guapo y está muy bueno, para comérselo y no parar. Es más alto que yo, moreno de pelo y de piel, buen cuerpo y bastante marcado. El culo, ya os he dicho que lo tiene maravilloso, de esos que rellenan bien un pantalón, y da gusto comérselo a lametones. Su verga me vuelve loco, la tiene más o menos como la mía pero con el glande mucho más gordo, ¡Uffff, como me gusta!... y siempre mojado de pre-cum. En pocas palabras, Felipe era un tío de los que me molan mogollón, al que le encanta el sexo y todo tipo de guarradas, un rompeculos en toda regla, solo al alcance de auténticos campeones como yo.

Conforme entramos a la habitación lo empujé contra la cama, y cayó encima de ella boca arriba. Y le dije -Te voy a comer el paquete amor mío, y no voy a parar hasta que te lo deje chorreando de saliva - .. Le dejé todo el bulto bien mojado, lamiéndole el pedazo de pollón hasta que pude verlo transparentarse a través de la fina tela, hasta que pude apreciar todo el tronco gordo, y cada una de las venas que se le marcaba en él. Felipe gozaba de lo lindo, cuando le hacía eso en el paquete, se retorcía, se revolcaba de gusto mientras me presionaba el duro cipote con fuerza, y me punteaba toda la boca. Como siempre, no aguantó mucho el cabrón y terminó quitándose los calzoncillos de un tirón, dejando libremente su extraordinaria polla a mí completa y entera disposición.

Lo mío con su pollón era puro vicio, comiéndoselo con mi obscena boquita, y aunque no me cabía entera, hacía un tremendo esfuerzo por tragármelo entero hasta los huevos. A Felipe le gustaba sacarme su polla de la boca, y mirarla completamente mojada por mi saliva, y por su baboso pre-cum. Me miraba la cara de excitación que yo ponía, la cual no podía disimular las ganas de polla que se reflejaba en ella, con toda la saliva cayéndome de la comisura de los labios, y jadeando como un perro pidiéndole más. Me la volvía a meter dentro, agarrándosela de la base del tronco con una mano, y con la otra empujaba con fuerza mi cabeza, comenzando a follarme el boquino como una fiera. -¡Qué bien la chupas nene! - ...y también me decía -Me encanta escuchar esas arcadas que te dan mamona - ...Eso era lo que me gustaba de Felipe, que no se reprimía a la hora de decir guarradas, y me daba un morbo increíble proporcionándome un subidón de calentura que te cagas.

Mi gula y voracidad chupando iba en aumento, mi apetito por su polla era incontenible, por su polla y su ojete, porque cuando le da la vuelta y lo puse a cuatro patas en la cama, me adueñé de su trasero, y le metí la lengua en el ano hasta el infinito. Felipe gemía, al notar el calor áspero de mi lengua húmeda recubrir su entrada, y después el fresquito del aire al contactar con la saliva que yo le había dejado encima. Podía escuchar el rechupeteo detrás suya, el sonido de mis lametones en su ojete, imaginándose mi boca hundida entre sus nalgas mientras le daba mi beso negro.

¡Me cago en la puta!... Comencé a fantasear, y hasta llegué a desear, dándome un morbo increíble el pensar que mi padre, entrase en el dormitorio justo en ese momento, y que me viese zampándome ese culo, y mirando a Felipe a cuatro patas mientras yo le agarraba el cipote por debajo. ¡Qué vicio colegas!... Mirar a mi padre como le envergaba la polla por el culo, mientras mi cara estaba justamente debajo de esa follada, separándole a mi novio al máximo las nalgas con las manos, y viendo el pollón de mi padre, abriéndose paso a todo lo largo y ancho de aquél delicioso boquete.

Se lo dije a Felipe, le comenté los pensamientos y la fantasía que me rondaba en ese momento por la mente. Y su excitación aumentó en un 100 x 100, me puso a cuatro patas como a un perro, y se colocó detrás de mí diciéndome entre fogosos jadeos... -Si no me puedo follar al padre, me conformaré con destrozarle el culito al hijo -... El vicioso cogió el tubo de lubricante, y se embadurno las manos con él. Aprovechó para meterme un par de dedos por el ano, mientras me hablaba al oído y me chupaba la oreja. Comenzó a girarlos dentro del agujero, para dilatármelo más de lo que ya lo tenía, los dos dedos entraban y salían sin dificultad, y con el tiempo, metió un tercer dedo, un cuarto, y el puño hasta la muñeca. Como podréis imaginar, ya me tenía el ojete tremendamente dilatado, y la mano llena de crema entraba entera en mi ano.

- ¡Fóllame ya el culo Felipe, que no aguanto más! - ... - Hoy quiero sentir tu pollón y el consolador a la vez, los dos juntos, como si me estuviera follando tú y mi padre - ... Cuando le dije aquello, agarró el dildo con las medidas de la polla de Rafael Alencar, y me envergó primero el capullo de su cipote. Cuando ya tenía medio tronco metido en mi ano, presionó por arriba con el consolador como un puto salvaje, y empujó, y empujó más fuerte hasta que me lo hizo tragar de un puntazo. - ¡Ayyyyyyyy! - Chillé desesperadamente de placer, ese grito tremendo se tuvo que escuchar en toda la casa, y la verdad es que lo hice a conciencia, por si mi padre se animaba a entrar en mi habitación y joderme, y así cambiar el consolador por su polla.

Con aquellos dos monstruosos miembros metidos por el culo, Felipe comenzó a ir adelante y atrás con mucha suavidad y tranquilidad. Luego ejercía una suave presión con la polla y el dildo, hasta que me arrancaba otro gritito de gozo de la boca de su putita, como él me decía y le gustaba llamarme cuando estaba al límite. Después sacaba por completo de mi ano las dos vergas, para poder contemplar el boquete de mi culito súper abierto, y gozar al contemplar la profundo y lo amplio, con que me lo había dejado mi macho. Acto seguido me las volvía a meter, alternando la follada en mi ojete con su cipote y con el enorme dildo, la suya, después la de plástico, luego las dos a la vez... ¡Uffff!

Cuando le venía el gustillo, y el placer le recorría toda la polla, se descontrolaba por completo y me envergaba salvajemente, hasta que se corría y me descargaba la leche caliente dentro de mi culo. Se vaciaba empalándome todo el pollón dentro, bombeando semen mientras presionaba con fuerza, y sentía en mis entrañas su vena súper hinchada, latir y contraerse cada vez que expulsaba la carga de sus huevazos. Acto seguido me colocaba encima de sus potentes piernas, como si fuera un niño malo que va a recibir unos cachetes en el culito. Me rodeaba firmemente con su musculoso brazo izquierdo, agarrándome el cipote por debajo para ordeñarlo, y apoyando mi cabeza en medio de su entre pierna, para que le lavara a lametones la polla con mi boca. De esta postura, que a mí personalmente me encantaba, Felipe me mantenía subido mi destrozado culito, totalmente en pompa y bien abierto. Con la mano derecha, seguía follándome bruscamente el boquete del ano con el consolador, el cual entraba hasta el fondo y sin dificulta, resbalando gracias al semen que me había escupido su pollón, y que inundaba todo mi recto.

Cuando mis jadeos eran más pronunciados, y mis respiraciones más aceleradas, ya sabía el muy cabrón, que en cuestión de segundos me iba a correr, y le iba a escupir en la mano una buena lechada de las mías. Ahí era cuando él, me decía guarradas y provocaba que me ardiera el cuerpo por la lujuria... - Dime putita mía, dile a tu macho que pollón te está violando el culito - ... - ¿La polla gorda de tu padre? - ... - ¿El inmenso cipote del tío, que te folló en el cuarto oscuro? - ... ¿O la pedazo de polla que tiene tu amiguito Pablo? - ... - Dime, viciosillo mío -...

Varios escupitajos blancos de leche, comenzaron a salir de la raja de mi polla entre gemidos de gusto y gritos de placer, que salían sin control de mi boca. ¡Puto cabrón de Felipe!, sabía cómo transportarme al paraíso del regocijo y la dicha, y satisfacer todos mis deseos, y lo que realmente me gustaba. Follar con Felipe, hacía que no echara de menos a las chicas y tampoco necesitaba follarme un coño, él ya me satisfacía y me saciaba por completo.

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