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Pillado en el baño del instituto

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Hola. Os cuento en esta ocasión una de las situaciones más comprometidas que tuve cuando acababa el instituto.

No sé si sería mi caso especial, pero yo andaba todo el día con un calentón permanente. Tanto que a menudo la visión de algún escote o de un buen culo con piernas firmes en el aula, me llevaba a pedir permiso y a salir al baño a masturbarme. Y pasaba un par de veces cada día. En esas ocasiones me metía en un W.C., me sentaba y apoyando las piernas en el marco de la puerta me pajeaba con quedos gemidos.

Un mañana de los últimos días del curso, con el intenso calor murciano, un compañera que me ponía mucho me dio un masaje entre dos clases y yo me puse a mil. En cuanto pude fui al baño, con la polla doliéndome en los vaqueros.

Los servicios estaban vacíos y me metí flechado a uno de ello y empecé a masturbarme pensando en sus tetazas. En ese momento entró alguien. No le di mayor importancia y simplemente seguí a lo mío. Oí que entraba en el cubículo de al lado y pronto llegó hasta mí el olor de un cigarrillo.

Mi paja seguía y empecé a fantasear con asomarme al baño de al lado a ver si con suerte le veía la polla, aprovechando que estaban comunicados. Mi calentura fue aumentando y chupándome un dedo, comencé a metérmelo en mi culo por arriba. Estaba en la gloria y muy excitado, por lo que rápidamente fueron dos los dedos dentro, mientras me imaginaba la polla del de al lado. Tan cachondo estaba que reconozco que se me escapó algún gemido cuando metía y sacaba los dos dedos.

- ¡Joder, cómo te lo montas tú!

Al oír eso por encima de mi cabeza, la levanté y me vi a un chico, un año mayor que yo y cuyo nombre ignoraba, apoyado en el tabique que separaba los cubículos. Tenía dos dedos dentro de mi culo y la polla en la mano, me quedé paralizado y callado.

- Y metiéndote dedos... Vaya vicio.

Empecé a apoyar las piernas en el suelo murmurando una estúpida excusa mientras notaba mi cara roja como una manzana, cuando me dijo:

- Eh, por mí no te pares... Parecías muy a gusto.

De nuevo me quedé quieto y en un instante, el exhibicionista que hay en mí echó a patadas al sentido común y a la vergüenza, y tras mirarle a los ojos para comprobar si hablaba en serio, me recliné de nuevo y empecé a acariciarme lentamente mientras él me miraba y seguía fumando.

Su mirada hizo que mi excitación creciera y me escupí en la mano para ir lubricando y acelerando el ritmo. Él no apartaba sus ojos de mí, y eso me volvía loco de morbo, así que chupé bien los dos dedos que aún sabían a mí y continué metiéndomelos como antes, en un mete y saca creciente.

Le brillaban los ojos y una de sus manos desapareció de mi vista, notando por su movimiento de hombro que se estaba masturbando.

- Joder, eres una puta, mírate -me susurraba.

Yo asentía y seguía sin apartar la vista de él. Me sacaba los dedos y los llenaba de saliva, escupiéndome también en la mano, para continuar con mi doble paja, hasta que él me dijo: "Toma la mía" y me escupió, cayéndome en la cara parte de su saliva.

Lancé un gemido y abrí la boca sacando la lengua.

- Te gusta, ¿eh? Toma más...

Y continuó escupiéndome mientras yo cada vez gemía más y le murmuraba "Más, más". Se puso tanto que me dijo:

- Abre la puerta, que ahora verás.

Quité el cerrojo y entró, con la polla en la mano ya bien dura y recta, como a mí me gustan. Se giró para volver a poner el cerrojo, yo me quedé sentado y continué con mi paja mirándolo desafiante. Él se acercó a mí y me escupió en la cara, yo comencé a masturbarme más fuerte.

Me metió dos dedos en la boca, que yo chupé con esmero y rápidamente me los introdujo en el culo. Yo le respondí moviendo el culo adelante y a atrás y también en círculos mientras él me decía:

- Eres una puta, mueve bien ese culo... Así, que se note las ganas que tienes... Ahora me la vas a chupar, ¿verdad?

- Sí... -acerté a responder yo entre jadeos, porque con esos dos dedos me estaba follando el culo a base de bien y me encantaba.

Me acercó su polla a la boca, me la restregó por toda la cara y yo me lancé a devorarla en cuanto pude, metiéndomela entera, pasando la lengua por toda ella, saboreando su glande y lamiendo mi propia saliva que se iba resbalando.

En un momento en que la tenía toda dentro, alguien más entró a los servicios. Él se quedó quiero pero yo empecé a profundizar mi mamada y cogí los dos dedos que él tenía en mi culo para que continuara moviéndolos, mientras con la otra mano empujaba su culo para que me la metiera más al fondo en la boca.

Él me debió entender porque me sujetó con su otra mano la cabeza y empezó a mover la cadera, follándome la boca hasta la garganta, cayéndoseme lágrimas que se mezclaban con la saliva que goteaba por mi barbilla, que era lo que yo buscaba.

Mi gozo era total, con su polla embistiéndome la boca, sus dedos en mi culo y el miedo a que el que estábamos oyendo mear y lavarse las manos nos pillara allí, con una polla en mi boca y mis ojos en blanco... Reconozco que me encantaría que fuese un profe el que nos pillara así y fantaseo con lo que hubiera pasado después.

Cuando el desconocido salía, notaba que la polla en mi boca se hinchaba, me la sacó de golpe y se corrió por toda mi cara masturbándose furiosamente mientras me gruñía "¡Toma, puta, toma!". Yo hacía lo único que podía hacer, girar mi cara para que cayera en todas partes, restregándome contra ella.

Unos segundos después, cuando sus espasmos remitían, se apartó, cogió papel y se limpió. Yo seguí masturbándome mientras me miraba, y con sus ojos clavados en mí, empecé a eyacular a borbotones que me pringaron entero.

Él me pasó el papel, se asomó para comprobar que no había nadie y salió del baño diciéndome:

- Nos vemos a las 2 y media en el pabellón.

No esperó contestación. Sabía que allí estaría. A esa hora acabábamos las clases y el pabellón estaría vacío. Miré mi reloj y apenas eran las 12, así que aún quedaban más de dos horas de clase por delante. Las pasé como en una nube de calor, hormonas y el recuerdo del sabor de su polla. Cada minuto era un suplicio y mi erección fue una constante fomentada por las escasas ropas que llevaban mis compañeros y compañeras de clase.

A la hora de salida intenté escabullirme discretamente, aunque la profesora me entretuvo unos minutos para recordarme unos datos de un trabajo. Mi polla estaba que se salía del pantalón de dura, y ella lo debió de notar porque al estar de pie y ella sentada era más que evidente. Se puso algo nerviosa pero seguía mirando por el rabillo del ojo.

A mí la situación me ponía aún más cachondo, sobre todo porque era una tia de unos 30 con un par de tetas impresionante y que tenía alguna fama de haber tenido algún lío con ciertos alumnos en el viaje de estudios. Para no distraerme ahora, os aviso de que todo era cierto, como yo mismo comprobé con ella unos meses más tarde, en mi propio viaje de estudios.

Cuando me dejó ir, se le notaba algo roja la cara, salí corriendo al pabellón, que está en un edificio separado, temiendo que el chico, cuyo nombre aún ignoraba, se hubiera ido. La puerta estaba cerrada, pero aún sin llave, así que entré. Todo estaba silencioso y en penumbra, y no vi a nadie. Deambulé hacia el centro de la pista y cuando estaba allí plantado, él apareció y me hizo señas desde la esquina de las escaleras.

Fui hacia él, que me dijo que pensaba que yo no vendría, y me dijo que fuera yo delante. Subimos las escaleras y me indicó que me dirigiera hacia un rincón donde no había visibilidad desde fuera. De repente noté su mano en mi culo y su voz:

- Tienes un buen culo.

Yo me paré y eché el culo para atrás, para que siguiera acariciándomelo. Él me puso las dos manos y yo abrí las piernas para que tocara a placer, sin girar la cabeza. Entonces le oigo decir:

- Me vas a dejar que te lo folle, ¿no?

Me giré y asentí lentamente. Él siguió un rato amasando mi culo, acariciando su entrada por encima del pantalón, hasta que me adelantó y llevándome de la muñeca, girando hacia un rincón de las gradas donde podíamos ver la entrada pero a nosotros no se nos veía, y cuando llegamos me llevé una enorme sorpresa que me dejó plantado con cara de tonto, ya que allí había otro tío que nos miraba.

Mi acompañante se puso a mi espalda, pegado a mí, y empezó a restregarme su polla por mi culo, mientras sus manos se apoyaban en mis caderas, diciendo:

- Este es Samu. ¿Crees que puedes con los dos?

- Ya lo creo que puedo -dije yo mientras me arrodillaba y girándome le saqué la polla de los pantalones.

Comencé a hacerle una mamada bien profunda, sintiéndola tocar el fondo de mi garganta, sin manos. Cuando estaba ahí, me mantenía con ella dentro para notar la falta de aire. Ese momento de semi-asfixia me pone mucho. Con las manos apretaba su culo y lo empujaba hacía mí para que me la metiera más adentro.

El otro chico, Samu, se levantó y poniéndose al lado del primero, y se sacó la polla. Estaba ya muy dura e inmediatamente me lancé a metérmela en la boca, mientras continuaba masturbando al primero con ambas manos.

- Mira, nene, como le gusta chupar... ¿A que lo hace bien?

- Uf, ya te digo... mejor que yo, seguro.

Yo los miraba y sonreía, con la boca llena de sus pollas, que iba intercalando. A veces se las cogían y me las restregaban por la cara. Yo habría la boca y les pedía más caña. Estaba en éxtasis. Especialmente cuando sentí que Samu me lanzó un escupitajo en la cara y empezó a frotármelo con su polla por toda mi boca. Yo saqué la lengua y me fui esparciendo lo que caía por mi cuerpo y mi cara.

- Quítate la ropa, vamos -oí que me decía el primero, cuyo nombre aún no sabía.

En un segundo estaba desnudo y arrodillado a sus pies. Él me metió de un golpe la polla en la boca y cogiéndome por la cabeza empezó a follarme mientras me hacía ponerme a cuatro patas. Me encantaban sus embestidas y las lágrimas me manaban por las arcadas.

En esa postura empecé a sentir unos dedos que me manoseaban el culo, lo apretaban y me daban algún azote. Yo culeaba, demostrándole que me gustaba y como premio noté un par de dedos que entraron en mi ojete. Yo solo pude mover aún más el culo y apretarme contra esos dedos para que entraran hasta el fondo.

- Está más que listo...

Acto seguido noté como su polla me entraba prácticamente entera y empezaba a bombearme rápida y profundamente. Sus manos en mis caderas me apretaban contra su cuerpo mientras el otro arreciaba su follada en mi boca. Yo no podía estar más en la gloria, con esos dos tíos mayores que yo llenándome de polla. Por el rabillo del ojo vi como ellos se besaban intensamente por encima de mi cabeza. Luego me dijeron que eran pareja desde hacía casi dos años.

Los gemidos de los tres iban en aumento y yo apretaba el culo y los labios porque estaba deseando recibir su leche. Samu fue el primero. Noté como se inclinaba sobre mi espalda y comenzaba a besarme y morderme el cuello, con embestidas cada vez más intensas y de golpe sentí como me llenaba el culo de leche, podía notar cada chorro en mi interior, y yo me apretaba contra él para que continuara. Finalmente terminó y se dejó caer en el suelo.

Sus gemidos le delataron y su compañero aumentó también el ritmo, que yo seguí como pude entre arcadas. Comenzó a gritar que se corría y sujetándome firmemente la cabeza, me inundó la boca con su corrida. ¡Cómo si yo me quisiera escapar!

Seguí mamando y mamando mientras se vaciaba entre espasmos, y procuré exprimirle hasta la última gota. Cuando finalizó, la sacó y se desplomó al suelo. Yo me incorporé en el suelo y dejé caer parte del semen de mi boca por todo mi cuerpo, frotándolo, mientras notaba como otra buena cantidad goteaba desde mi culo por mis piernas.

Mi polla aún estaba tiesa así que empecé a masturbarme delante de ellos, mientras se besaban y me miraban. Pronto Samu se acercó y empezó a chupármela suavemente a la vez que su compañero empezó a acariciarme. Yo exploté y puse el suelo perdido con mi corrida, apenas tuve tiempo de avisar a Samu que me pajeó mientras yo gemía entre espasmos.

Me tumbé en el suelo, desnudo, cansado y satisfecho, y estuvimos hablando un rato entre los tres. Después de ese día, tuvimos varios encuentros más, en mi casa o alguna de las suyas. Incluso cuando dejaron de ser pareja, seguimos follando a menudo. Samu era mucho más vicioso y tuvimos varias experiencias cañeras y extremas, pero eso, lo dejo para otro relato.

Ya sabéis que estoy encantado de leer vuestros comentarios, opiniones y propuestas. [email protected].

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