Nuevos relatos publicados: 11

Mafe me lo mama mientras sus padres ven televisión

  • 4
  • 7.403
  • 9,08 (26 Val.)
  • 0

Hola de nuevo amigos y amigas, antes que nada agradecer la buena acogida que tuvo mi primer relato, es una de las razones que me motivó a comentarles esta historia que ocurrió en mis primeros semestres de universidad con una mujer demasiado cachonda y pervertida (ustedes la juzgarán). De sólo recordarla el pene se me para puesto que fue muy caliente y a su vez bizarra.

En ese entonces había conocido una chica llamada María Fernanda, la cual, a decir verdad no era muy bonita, pero su 1.60 cm de estatura, tez blanca y femenina, unas piernas bien torneadas y firmes, además de una linda sonrisa y mirada intrigante le daban un halo de sensualidad que no la hacían pasar desapercibida; estudiaba filosofía y era la chica más culta con la que había salido hasta el momento. Mafe era de aquellas mujeres que les gusta dialogar, debatir, demostrar que son inteligentes y han leído algunos libros. Recuerdo que hablábamos mucho y así fue que se dieron las cosas de tal forma que la química hacia presencia a través del intercambio de ideas y conceptos.

Una noche me encontraba de visita en su casa, la cual consta de un solo piso, pero se accede a ella mediante una escalera cerrada, las cual no tiene ninguna ventana y parecen zaguán. Ella estaba conmigo sentada en las escaleras, mientras sus papás veían la televisión. Le estaba charlando sobre un libro que había leído recientemente, cuando, sin aviso alguno, su mano empezó a sobarme la entrepierna. El mero contacto de sus pequeñas manos buscándome la verga produjo en mi un erección inmediata, lo que me hizo suspender mi relato y mirarla con un gesto, entre sorprendido y cómplice. Ella sólo llevo el dedo índice a sus labios:

—Shhhhhh, siga hablando… -Me dijo en voz baja. Y miró hacia arriba como advirtiéndome de la presencia de sus papás-.

—…Si Mafe, debes... leer ese mmmm… libro… Te va a uugustar…

Ella siguió tocándome por encima del jean mi pene, el cual ya estaba completamente erecto, su masaje era tan morboso y la situación tan zafada, que no lo pude resistir. Bajó un par de escalones para quedar a la altura de mi cintura y empezó a bajarme el cierre. Introdujo su mano por el medio de él y busco mi verga, la agarró con fuerza y la asomó por el cierre de mi Jean. La contempló con malicia, y luego me miró mordiéndose la lengua y con un gesto me decía “siga hablando”. Yo seguí hablando de nada, hasta que Mafe, de un solo bocado se comió mi falo. La escena ante mí era terriblemente excitante; mis manos sobre su cabello la movían de arriba hacia abajo, modulando la forma como mamaba mi verga, mientras en la parte de arriba sus papás completamente ignorantes de la situación, veían televisión en la sala. “Si supieran como me la está chupando la nenita de papá” pensaba yo, mientras de la excitación no había notado que me había quedado callado; ella me miró y movió su mano “sigue hablando, sigue hablando que nos descubren” parecía recordarme.

Mafe sólo me miraba a los ojos y no paraba de chupar mi verga, mientras yo le ayudaba con mis manos sobre su cabello castaño liso y largo. Sus labios marcaban muy bien la entrada de mi pene, pero ella procuraba no hacer ningún ruido (chupones, fricciones) por temor a ser descubiertos. Yo estaba en el paraíso, Mafe era una experta mamando y la situación era tan cachonda, que sólo atinaba a masajear su cabeza y ayudarle con el movimiento adentro-afuera de mi pene en su boca. Mientras tanto ella me masajeaba los testículos por encima del jean. La forma como oprimía su boca y a su vez le pasaba la lengua a la punta de mi pene era suficiente para mí. Sin querer retrasar la eyaculación, vacié todo mi semen en su boca; apenas sintió el sabor de mi leche cerró los ojos con placer hasta que sintió haberme vaciado; luego lamía mi glande con suavidad, como queriendo atrapar las ultimas gotas de semen que aún se sostenían de él. Al finalizar seguía masajeando mi pito con su mano, me miró a los ojos, se pasó toda mi leche de una y dijo:

—Si Iván, seguiré tu consejo, voy a leer ese libro, a lo mejor me quede gustando la prosa del autor… -Y me picó el ojo.

(9,08)