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La ninfómana

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Debido a las drogas y al alcohol, mi familia decidió internarme en una clínica de recuperación durante 9 meses, en los cuales me recupere perfectamente y pase una de las experiencias más fascinantes de toda mi vida. En esa clínica cada persona pertenecía a un grupo de terapia de recuperación los cuales nos reuníamos a platicar acerca de nuestro problema y de cómo llegamos a la clínica. Mi grupo de terapia estaba integrado por 5 personas, la mayoría nuevos a excepción de una de ellos. Todos nos pusimos de pie y comenzamos a hablar de nuestros problemas y de porque estábamos ahí. En el grupo estaba yo, con problemas de drogas, un adicto a la pornografía, un pedófilo, un antisocial y la única mujer, y de la única que recuerdo su nombre, Simei, ese era su nombre. Simei se puso de pie y comenzó a hablar de su problema con mucha seguridad de que ya lo había superado - Mi nombre es Simei. Comenzó. - Yo soy... "ninfómana"... o sea que soy adicta... al sexo... pero gracias a esta institución, tengo la satisfacción de decir que tengo casi dos años de no tener sexo con nadie. Solía acostarme con desconocidos, con primos. Continuo. - Destruí mi familia, destruí relaciones, pero no más, soy una nueva persona. La terapia termino.

Lo que esta niña comento (digo niña porque lo parecía, pero en realidad tenía 20 años) me causo mucho interés y morbo a la vez. - ¿Cómo reaccionaría una mujer después de tener 2 años de no tener relaciones al ver un pene frente a ella? sabía que algo de esa adicción al sexo podía estar en el fondo en su alma. Decidí acercarme más a ella. Cierto día la encontré sentada en el patio de la clínica; antes de hablarle, hice que mi pene se parara para que ella lo notara. Me acerque a ella. - Hola Simei. Ella me volvió a ver y como lo sospeche, lo primero que vio no fue mi cara sino mi pene. Cuando noto mi pene erecto me dijo: - Adiós. Y se levantó y se fue, los nervios se le notaban, se levantó y se fue alejando de mí. Por cierto ese día vestía un jeans de lycra por el cual se notaba un mini calzoncito tan excitante que decidí seguirla para preguntarle que si pasaba algo. Me acerque a ella. - Aléjate de mí, no me persigas. Me dijo. - Pero ¿porque? no recibí respuesta a mi pregunta. Me le acerque y ya sabiendo que se sentía tentada a mí, me acerque a su oído y le dije: - ¿Te pongo nerviosa? ¿Porque no rompemos la dieta? solo será una vez y nada más. Se dio la vuelta y me miro. - Me causas mucha tentación y no quiero caer en eso, por favor no me busques. Se fue corriendo a su cuarto.

En ese lugar los cuartos eran unisex, o sea que dormían mezclados o en parejas. Yo como era nuevo, tenían que asignarme y para mi suerte, me toco compartir cuanto con Simei, La Adicta al sexo. - ¿Qué suerte la mía? le dije. Ella no dijo una palabra. Cierto día, ambos salíamos de ducharnos, cuando entre al cuarto ella estaba solo con uno de esos mini calzoncitos que ella solía vestir. Mi pene se puso s mil. Cuando me dio se tapó los pechos y se sentó en la cama sin decir ni una palabra, al pareces sabía que la tentación la había vencido. Deje caer mi toalla y mi pene totalmente rasurado salto con su cabeza totalmente pelada y rosada. Mi pene estaba a mil, jamás lo había tenido tan duro. Solo con imaginarme a una ninfómana con 2 años de no tener sexo.

Me acerque a ella, mi pene estaba frente a ella. Simei miro mi pene fijamente, destapo sus pechos y ahí supe que había ganado. Sus pechos pequeñitos con un pezón rosadito. Tome la cabeza de mi pene y la frote sobre sus pezones. Su cuerpo se estremeció, y la ninfomanía despertó de nuevo. Tomo mi pene con sus manos y comenzó a mamar mi pene, lamio la cabeza de mi pene con tanta excitación, sentía que iba a explotar, tome su cabeza y la empujaba hacia mi pene. De un momento a otro me tiro a la cama, se quitó el calzoncito y se ensartó en mi pene. Su vagina estaba tan húmeda y suave; a pesar de no ser virgen, su vagina era muy apretadita. Sentía como mi pene entero salía y entraba en su vagina. Ella saltaba y pujaba con tanta excitación que casi me hace acabar. Luego llego mi momento de moverme. La puse en cuatro y comencé a meterle el pene. La tomaba de la cintura y la topaba a mí, tanto que el sonido del choque de nuestros cuerpos era notable. Le di como nunca y ella parecía que se iba a venir. Luego me puse encima de ella y comencé a darle y a culearla con todas las ganas, su vagina era tan rica por dentro, tanto que mi pene no pudo más y al parecer su vagina no pudo más y los dos llegamos a un maravilloso orgasmo juntos, tirándole todita mi leche dentro de su vagina. Ese día lo hicimos 10 veces sin para. Las 10 veces sentimos exactamente lo mismo sin excepción.

La pequeña ninfómana callo en la tentación. La pequeña afirmaba tenerlo todo controlado, pero no pudo con la tentación de tener un pene dentro de su pequeña, húmeda y sabrosa panocha.

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