Nuevos relatos publicados: 13

Sexo en público

  • 6
  • 11.456
  • 9,15 (13 Val.)
  • 3

Adán era un chico en lo que se podría decir normal, no atraía mucho la atención pero aun así tenía un cierto atractivo; era medianamente alto, pelo rizado y su cuerpo estaba marcado por largas horas de gimnasio que había hecho hace un año pero aún se podían diferenciar. Su novia Malú era un poco más pequeña que él, cabello lacio, tenía una cara preciosa, unos pechos medianos pero bien formados con un trasero exuberante.

Era una tarde de verano, ambos habían quedado para ir a salir a un parque cercano, el lugar era muy relajante y a esa hora siempre estaba vacío, perfecto para tener un poco de privacidad. Adán fue a recoger a Malú a su casa, el sol todavía estaba brillando pero el clima estaba fresco, ambos salieron en dirección al parque. Caminaban por la acera y no encontraron ningún alma cerca, Adán de repente dijo:

- Cariño, vamos a sentarnos un rato

- Claro amor, ya me estaba cansando de andar

Tenía la esperanza de que ella estuviera pensando lo mismo que él en ese momento, ambos fueron a sentarse fuera del camino en un lugar un poco más elevado y con una mejor vista del alrededor. Malú se sentó primero en un muro y Adán la siguió. Ella le dijo:

- Que bueno que no haya mucha gente hoy, así es más relajante

- Sí, y además así tenemos más espacio para nosotros solos

Ambos estaban calientes por haber caminado, pero Adán tenía a parte otra calentura. Malú ya se habría aclimatado en ese momento. Ambos se miraron, y Adán la besó, ella le correspondió, por un buen momento estaban jugando con sus lenguas, Adán subió su mano al trasero de su chica, ella dio un pequeño salto, ese acto no lo esperaba, a ella no le gustaba estar tocándose en público.

- Amor aquí no, que puede haber gente

- No te preocupes, ya hemos visto que está vacío

- Pero pueden venir ahora

Adán la volvió a besar y Malú se calló, parece que le dio permiso a seguir con tus toqueteos. Le sobaba suavemente sus nalgas, la otra mano subió a sus pechos. Malú se empezaba a preocupar pero su excitación era tan grande que decidió no decir nada. Ella se atrevió también a jugar así que con una mano tocó la entrepierna de su novio, sentía que estaba empalmado.

- Parece que alguien ya no puede esperar

Esa frase encendió más a Adán así que prosiguió levantándole la camiseta. Admiró sus pechos por un momento y luego enterró su cara en ellos, los lamía con pasión, Malú dejó escapar un gemido. Después de un rato excitándola más le desabrochó su brasier dejando al aire sus hermosos pechos que ya estaban duros por todo el juego. Empezó a masajearlos con ambas manos, Malú dejaba escapar cada vez más gemidos, ya no podía controlarse. Malú abrió el cierre del pantalón de Adán, podía sentir su pene más cerca, podía sentirlo mejor. Le bajó su bóxer para admirarlo en todo su esplendor, el pene de su novio estaba erecto y estaba lleno de líquido pre seminal. Acercó su cabeza y empezó a besar la punta del aparato. Lamió todo el líquido que había, ahora era Adán quien soltaba unos gemidos. Su plan era quedarse así un rato más largo para excitarlo aún más pero su calentura la traicionó. Empezó a tragar todo el pene, lo succionaba una y otra vez. De vez en cuando una mano lo masturbaba mientras que ella daba un respiro.

- Cariño ya voy a venirme

Malú no podía dejar que eso pase tan pronto. Así que cambió de posición. Se bajó su jean y lo botó al pasto atrás suyo, Adán hizo lo mismo. Malú luego se sacó su calzón y se lo restregó a la cara de su novio para que la oliera. Acto seguido Adán alzó a Malú y la recostó sobre el pasto, abrió su vagina y empezó a lamerla, su novia se dejó llenar de placer

- Así... que bien... sigue sigue...

Ella ya no podía articular una oración sin dejar de gemir. Llegaba su primer orgasmo del día, empezó a retorcerse y a arquearse. Una vez que estaba bien empapada ahí abajo, Adán acercó su pene a las puertas de su novia. Empezó a empujarla pero fuera de su vagina, ella ganó respiración.

- Ya no aguanto más, métela de una vez

Así que él la obedeció y la introdujo despacio en ella, empezó a empujarla y a sacarla lentamente. A Malú le encantó eso, gemía otra vez. Ambos se había olvidado que estaban en un parque, un espacio público, ya nada les importaba mientras ellos seguían disfrutando. Adán empezó a acelerar el ritmo, cada vez más fuerte, Malú gemía más fuerte también, ya no dejaba de gritar y gemir alto, cualquiera que pasara por ahí hubiera podido escucharlos claramente. Él seguía con la faena, intercalaba movimientos fuertes y bruscos con momentos lentos y llenos de pasión.

De repente escucharon unos pasos, sonidos que hacen las hojas secas cuando las pisan. Ambos se miraron fijamente sin saber qué hacer en el momento. Lo escuchaban cada vez más cerca así que se escondieron detrás de unos arbustos. Vino un chico delgado con audífonos, pasó al otro lado del arbusto sin percatarse de la diversión que ocurría ahí. Cuando se fue, ambos rieron, Malú ya no se conocía, nunca habría aceptado hacer tales cosas así en frente de todos, ahora solo le importaba terminar con lo que empezaron. Ella se montó encima de su novio y comenzó a cabalgarlo. Adán aprovechó para tocar sus pechos que saltaban por el movimiento. Malú lo veía con una sonrisa traviesa. Ella siguió manteniéndose encima, estaba llegando al clímax otra vez. Adán también lo sentía, sentía como su pene se estaba preparando para expulsar todo lo que tenía. Le dijo a Malú:

- Ya estoy llegando

- Aguanta un poco más... por favor...

Sólo hubo menos de un minuto para que Malú se alcanzara su segundo orgasmo, y Adán que ya no podía resistir mucho más, se vino dentro de su novia. Malú se echó encima de Adán y se abrazaron. Se quedaron así por un tiempo más. Cuando ambos se repusieron, se vistieron y se levantaron. Tuvieron un gran encuentro al aire libre, Adán ahora espera que lo hagan más seguido.

(9,15)