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Novios, cenas y sexo

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La última vez que escribí fue para mi cumpleaños pero eso no es lo que les quiero contar. En resumen ese fin de semana pasó así:

Al día siguiente como a las 11 de la noche todos empezaron a subir y de dos habitaciones se alcanzaban a escuchar gemidos y gritos. Una de las parejitas era mi hermano, Dani y mi amiga Paola. A quienes había encontrado tirando en el baño el día anterior. En el otro cuarto estaban Mila, mi mejor amiga, y David, mi mejor amigo, quienes se habían conocido el día anterior. Yo, esa noche estaba borracha porque habíamos celebrado oficialmente mi cumpleaños y, obviamente, me habían dado más tragos de los que estaba acostumbrada a soportar y me quedé dormida junto a la piscina en una de las sillas reclinadas. Al día siguiente amanecí en una cama en la habitación de los chicos con Julián a mi lado. Me había entrado a las 3 de la mañana pero mi cama en la otra habitación estaba ocupada así que me llevó a su cuarto.

En fin, Julián me dio el mejor sexo. Seguimos viéndonos, salimos y nos volvimos novios el 10 de enero. Fue muy romántico. Y él es una excelente persona, es dulce, amable, considerado, amoroso y es muy comprensivo y abierto a nuevas ideas. Así que me considero muy afortunada.

El primer aniversario corrió por mi cuenta, entré a su apartamento y lo desperté con un oral, que, como ya saben es mi especialidad. Me comí esos 23 centímetros de verga con todas mis ganas y ambos faltamos a clases para no dejar de comernos. En la tarde salimos para almorzar en un restaurante caro al que me invitó. La mesa en la que nos sentamos estaba en una esquina en un cubículo por lo que tres de nuestros lados estaban cubiertos y el mantel era suficientemente largo para que nadie notara lo que nuestras manos hacían bajo la mesa. Fue una cena muy placentera. Pero pobres de los que tuviesen que limpiar el piso, se iban a encontrar con todos nuestros fluidos.

La semana pasada fue nuestro segundo aniversario y la pasé de maravilla.

Me llamó y me dijo que fuera a su departamento en la tarde porque iba a estar muy ocupado en el día. Le dije que no había problema.

El portero del edificio me anunció y cuando llegué a su piso la puerta estaba medio abierta. Había pétalos en el piso y música sonando muy suave, se veía muy romántico. Dejé mi bolso en la mesa de entrada y me quité la chaqueta.

La verdad no me había vestido exageradamente sensual. Tenía un vestido ceniza corto pero no revelador, el escote dejaba ver la línea entre mis tetas pero no era algo monumental, tacones rojos y mi ropa interior era común: una tanga negra y un brasier negro a juego. Julián estaba parado junto a la mesa de comedor con un ramo de rosas. Se veía perfecto. Tenía pantalón de traje, zapatos elegantes y una camisa blanca con las mangas dobladas hasta por debajo de los codos. Y me estaba mirando. Me lancé a abrazarlo y lo besé. Me encanta besarlo.

Cenamos tranquilamente, luego bailamos un rato en la sala.

-Tengo algo para ti.-me dijo.

-¿Qué cosa?-le pregunté.

-Es más bien para mí, pero sé que te va a gustar.-me tomó de la mano y me llevó a su habitación-Entra y cuando estés lista sales.-cerró la puerta detrás de mí.

Caminé hasta la cama, había una caja negra encima con una nota.

Sé que vas a hacer el mejor uso de esto, espero que te guste.

Quite la nota y abrí la caja, tenía papel rojo envolviendo el regalo, quité el papel con cuidado y sonreí con lo que vi.

Lencería. La levanté y me maravillé con su elección. Me desnudé lo más rápido que pude y me puse la pieza. La parte delantera formaba una V de encaje, al llegar a mis tetas tenía las varillas de un sostén pero lo único que hacía era levantarme las tetas y dejármelas paraditas, no me las cubría pero se me veían enormes. Mi vagina era apenas cubierta por una tira de licra negra con una apertura que poco después de mi vagina se separaba y se volvía encaje dejando mi rajita por completo al descubierto y en mi espalda baja se volvían a unir con un broche pequeño. Me miré al espejo en el baño de la habitación y, la verdad, creo que nunca me había visto tan deseable. Me volví a poner mis tacones rojos y salí. Julián estaba dejando un vaso en el mesón de la cocina, dándome la espalda.

-No te voltees.-avisé. Noté que tomó aire. Camine hacia él y lo abracé por la espalda, fui bajando mis manos por su abdomen lentamente al tiempo que le besaba el cuello. Desabroché el cinturón y le abrí el pantalón. Deslice mi mano hasta su pene por encima de los calzoncillos y empecé a acariciarlo suavemente. Con cuidado introduje mi mano y lo agarré, se lo saqué, le hice un pequeño masaje y le acaricié los testículos, y el soltaba el aire con fuerza. Tenía los ojos cerrados y la cabeza un poco había atrás. Lo halé hacia atrás y lo solté. Se dio vuelta y yo di unos pasos hacia atrás. Di vuelta lentamente para que pudiera verme bien. Su mirada estaba llena de lujuria y deseo, caminó hacia mí y me agarró del culo, me apretó las nalgas y me besó.

-Feliz aniversario, mi amor.-dije. Me alzó y me llevó a la mesa del comedor (que es de vidrio), me sentó y me abrió las piernas para dejarlo acomodarse. Mis pezones estaban durísimos sintiendo el roce de su pene erecto contra mi vagina. Bajó su mano hasta mi entrepierna y, por la apertura que tenía la tela metió su mano a mi vagina. Introdujo dos dedos con facilidad y con la otra mano me acariciaba las tetas. Me besó el cuello y yo tuve que apoyarme en mis codos, para cuando metió el tercer dedo yo estaba enloqueciendo, lo agarré del hombro y no podía dejar de gemir, su ritmo se hizo más apresurado hasta que me hizo venir gritando. Me bajé de la mesa con cuidado y me arrodillé frente a él, tomé su pene erecto y comencé a comérmelo, como si mi vida dependiera de ello. Quería darle placer, quería que me diera leche. Con brutalidad me metí su verga en la boca, lo lamí y masturbe. Empecé a mover mi mano hacia arriba y abajo, y él me tomó por la cabeza indicándome que quería oral. Seguí su orden y el continuo mis movimientos, se follo mi boca y no pudo haberme excitado más. Cada embestida me hacía dar arcadas y creí que podía vomitar pero dejó mi boca en paz justo en el momento indicado. Recupere el aire y volví a la tarea.

Seguí chupando y lamiendo hasta que sentí su semen en mi boca. Chupé un poco más para sacar y lo masturbé hasta que la última gota salió y la pude lamer. Me tragué la leche con gusto.

Me ayudo a levantar. Se quitó la ropa y ya desnudo me alzó por las nalgas y me volvió a sentar en la mesa, abrió mis piernas y me acercó a él hasta que su verga pudo entrar en mi vagina sin problemas. Me acosté en la mesa y enredé mis piernas en él, me agarré del vidrio y goce de las embestidas. Jugué con mis tetas mientras que Julián introducía su pene en mí, una y otra y otra vez. Aceleró un poco y me hizo levantar, puso sus brazos bajo mis rodillas y me alzó. En esa posición me podía manejar él como quisiera, y sin más preámbulos sus penetraciones se hicieron más rápidas y profundas hasta que pude sentir sus testículos chocando con mis nalgas. Y lo que me gustaba ese sonido.

Se detuvo y me llevó a su habitación. Me dejó caer en la cama y yo me di vuelta y me puse en cuatro, con las tetas pegadas a la cama y el culo bien levantado. Sabía lo mucho que le excitaba verme así.

Me lamió el ano y pasó su pene por mi vagina antes de meterlo en mi culo. Gemí. Siempre dolía un poco la primera. Inició lentamente, con cuidado. Fue elevando el ritmo de a pocos y yo me estaba haciendo círculos en el clítoris. El también gemía de placer, es su posición favorita, mi culo le encanta. Nos separamos y él se acostó en la cama junto a mí. Me hice sobre él y me acomodé para sentarme sobre su verga. Entró y le permití deleitarse con la vista de mis tetas saltando. El encaje no se sentía, era como si fuera parte de mi piel. Puse mis manos en su pecho y empecé a saltar sobre él. Me mordí el labio y cerré los ojos. Jugué un poco, gire en círculos pequeños para no hacerle daño pero sabía bien que le encantaba que los hiciera. Eso aumentaba su placer, seguí moviéndome y aumente el ritmo porque mi cuerpo me pedía más.

-Me voy a venir. Para.-me dijo casi gimiendo. No me detuve. Seguí saltando y él no fue capaz de detenerme. Mis gemidos crecieron, y no pude evitar seguir hasta gritar cuando él se vino dentro de mí, mi vientre llenándose de su leche. Pero yo quería terminar, Así que no paré. Salté aún más rápido y él me tomó de las manos, mi cuerpo temblaba y mis gritos se volvían más fuertes. Sentí los espasmos, mi abdomen se contraía y seguí gimiendo. Me corrí con él dentro.

Cuando abrí los ojos y lo miré él ya me estaba viendo. Me sonrió. Me incliné aun con su verga dentro y lo besé con pasión y fuerza. Mordimos y succionamos, nuestras lenguas chocaron y bailaron dentro de nuestras bocas. Nos separamos cuando nos faltó el aire. Cuando me levanté sentí los fluidos deslizándose, y la tela se veía blanca con el semen que salía de mí. La moví hacia un lado y fui al baño.

Me senté en el retrete y tomé papel para limpiarme la vagina. En eso estaba cuando Julián pasó por mi lado y abrió la llave de la ducha.

-Ven, yo quiero hacer eso-me extendió la mano.

Me levanté y el con mucho cuidado me ayudo a quitarme su regalo. Me besó el vientre y tiró la lencería a un lado, me llevó con el dentro de la ducha. Me hizo darle la espalda. El agua caliente caía sobre nuestros cuerpos desnudos. Sus manos paseaban por mi cuerpo como si me estuviera memorizando, pasó a mis nalgas y las masajeo un rato apretándolas. Luego bajo un poco y me hizo abrir las piernas para que sus manos tuvieran cabida en mi entrepierna. Desde atrás pasó su mano por mi piel más sensible y tuve que apoyar mis manos en la pared de baldosas. Me limpió sus fluidos y me hizo dar vuelta. No, no volvimos a tirar, solo nos duchamos.

Luego de eso salimos y fuimos a ver una película, cenamos y yo me fui a mi departamento.

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