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Zorrita recatada

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Buenas tardes

Hacía tiempo que tenía ganas de dejar en memorias mis episodios de sexo que ha marcado mi vida para bien... Esta página es la más fabulosa, pues me deja ver mis relatos como si hubiese escrito mi libro. Hoy les platicare de Elizabeth.

Mi primer día de trabajo y un uniforme sofocante, camisa manga larga en un polo turístico de sol y playa, vaya uniforme. Recuerdo ese día, llegue bien temprano a donde me dijeron que me recogería el bus para el hotel donde laboraría. Era mi primer día como jefe de área en ese reconocido hotel, estaba más que nervioso, subí al camión y las miradas sobre mí, el chico nuevo, con una estatura de 1.80 mts. Delgado, en forma ya que me gusta hacer ejercicios, con mucha prisa me fui a los asientos detrás, después de una hora llegamos a nuestro destino, todos se conocían y ahí estaba yo, el que no conocía nada, se acercó ella y se presentó dándome la bienvenida, al fin respire y pregunte por mi área, me dijo yo te llevo pero antes vamos a tomar un café, fue muy amigable de su parte, me ayudo a sentirme más seguro.

Llegamos a la cafetería, me senté frente y comencé a preguntar todo en cuanto al trabajo, note a sus amigas reír y vacilar con ella, ella muy seria les reprochaba el comportamiento de ellas, mientras me decía, así son ellas, no hagas caso.

Nos levantamos y me llevo con mi nuevo jefe quien me dio la bienvenida y me presento a todos, se hacían briefing todos los días con él en su oficina, me dieron un aplauso y me quede con mi jefe por unas horas, llegue a mi oficina y platique del trabajo con la gente que tendría a cargo, salimos a las seis y ahí estaban todos, listos para volver a casa. Me senté a lado de Elizabeth porque quería seguir conversando con ella.

Paso casi seis meses de convivencia con todos ellos y logre adaptarme pronto a su equipo, en las tardes bromeaba con Elizabeth y todas sus amigas, yo era un payaso que las hacia reír, me gustaba eso.

Cierto día nos llega la invitación de la junta anual, todos estábamos hablando de eso, que vestido de gala, que los código de vestir, Elizabeth estaba algo seria y me dijo que si yo podía pasar por ella y llevarla a la fiesta pues su carro estaba averiado, pase por ella esa tarde, nunca la había visto sin uniforme y con vestido, se veía una mujer madura en un vestido de encaje color negro el cual resaltaba sus nalgas y su piel blanca, unos hermosos pechos que incitaban a tocarlos, subió al vehículo mientras platicábamos de lo que vendría. Me miro y me dijo, te ves bien, con una mirada picara, yo respondí que a veces no sabe lo que se esconde detrás de los uniformes empresariales ella sonrió y pude ver como se sonrojaba.

Al llegar nos dividimos ella con sus amigas, yo con mis amigos, al término ella me busco y me menciono que si podía llevarla de regreso, respondí que sí, que estaba encantado de llevar tremenda mujer hermosa a mi lado. Yo había tomado solo una copa, en el camino ella me dijo que tampoco había bebido mucho, comenzó una plática más íntima, abiertamente me pregunto que si me gustaba como se veía, respondiéndole que sí, que se veía muy hermosa, reía a carcajadas y me dice mi esposo no piensa igual, la mire y pude ver cierta tristeza le dije que podía contar con un amigo si algo podía hacer por ella, me tomo de la mano y en broma me pregunto que si en todo??, en broma respondí que si reímos juntos, me platico que desde hacía unos meses su esposo había cambiado mucho y que ella sospechaba que tenía una amante, que ella quería saber que se sentía engañar a su pareja, directamente me dijo que si yo aceptaría, no pude negarme y dije que si a todo, pare el vehículo nos miramos y nos besamos, ella me dijo que algún día así seria. Llegamos a su casa y ella bajo del vehículo, en la puerta estaba su esposo esperando por ella, nos despedimos y me retire pensando en lo que acababa de suceder.

Después de dos días nos volvimos encontrar en el trabajo, justo en el café, me senté a su lado y todo transcurrió sin novedad, me llamo más tarde y me dijo que en cuanto pudiera la visitara en su oficina, lo cual hice, debo confesar que el beso de aquella noche había sido tierno y agradable, cuando al fin estuve en la oficina de ella, ella cerró la puerta y me senté en su escritorio ella se paró, sin decir ni una palabra nos fundimos en un beso, mi erección fue inmediata no pude ocultar que quería entrar en ella. Al sentir lo duro de mi verga, bajo el cierre y lo metió de golpe a su boca, su boca era cálida y suave con mi pene, el cual chupaba como si fuera un caramelo, rodeando con su lengua el glande era una rica mamada lo que me estaba dando, al tiempo que por encima de su ropa apretaba sus pechos, y buscaba sus pezones, pequeños gemidos se escuchaban, el olor a sexo no se hizo esperar, mi verga parecía reventar, mis venas se notaban en cada chupada, su rostro demostraba todo el placer que ella estaba experimentando, mi corazón latía a mil de la excitación que me provocaba, me hablo al oído y me pidió que me viniera en su boca, lo cual obedecí, no sin antes meter mi mano en su pantalón y acariciar sus nalgas e introducir mi dedo en su vagina, sentí erizar su piel al tiempo que de mi verga salían chorros que pasaban por su garganta al tenerla ella al fondo para no dejar rastro en mi pantalón, espere bajara la inflamación de mi verga y me retire a mi oficina para llamarle a su extensión y platicar y reír de lo acontecido. A la salida nos fuimos juntos en el autobús, tome mi carro donde siempre, ella subió y nos fuimos a un hotel como habíamos acordado, al llegar entramos apresurados, no queríamos perder ni un solo minutos, llegamos y le arranque el pantalón y la blusa, el brasier, la desnude completamente, mordía sus tetas y sus pezones y ella me pedía más fuerte las mordidas, estaba sumamente excitado, parecía que el dolor le excitaba mas, subió a la cama y se colocó en cuatro mientras le hundía mi verga, sentí su vagina chorrear en jugos calientes mientras admiraba ese hermoso cuerpo blanco con unas nalgas hermosas, una que se veía con cada embestida, no pude más y mi orgasmo no se hizo esperar, tumbados en la cama ahí estábamos, abrazados, recuperando fuerzas para seguir disfrutándonos, tomamos una ducha y volvimos a la cama, ella debajo de las sabanas comenzó a chupar y una erección mas no pudo esperar, esta vez ella me monto, cabalgándome con unos movimientos tan ricos que disfrutaba cada gemido, cada grito de ella, estaba disfrutando al máximo, acariciaba sus pezones y cada vez que tenía un orgasmo ella retiraba sus manos por la sensibilidad que le dejaba, fue uno tras otro hasta quedar encima de mi agotada, ahora era mi turno, acostada levante sus piernas y bese su vagina de la cual fluían sus jugos y parte de los míos, llegue a su ano el cual se veía muy limpio y hermoso no pude evitar pasar mi lengua por él y chuparlo, sentía su estremecer y escuchaba que me pedía que la penetrara pronto por su culo, coloque un condón y lubrique bien su culito para meter poco a poco mi verga, ella lo tomo en sus manos y lentamente fue dejando caer su cuerpo y meterla toda, la sensación eran maravillosa, el dolor, el sexo, la lujuria, el deseo se habían juntado para darme todo el placer, ella me pidió no hacer ningún movimiento mientras ella se movía, vino su orgasmo y detrás el mío al mismo tiempo, desde entonces lo hacemos cada vez que necesitamos darnos placer, ella se divorció, yo sigo casado y nos seguimos viendo tras largos años, nunca hemos dejado de disfrutar el sexo, tenemos muchas historias que contar.

Saludos a todos...

(9,00)