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Esta abuela tendrá el mejor polvo de su vida

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Aquella tarde quedé con mi novia que iría a buscarla a casa de su abuela, pues había ido a comer allí y verla un rato. A eso de las dieciséis horas, me presenté allí con una precisión suiza y llamé a la puerta de casa se su abuela que se llamaba Soraya. Llamé al timbre y ella me recibió muy sexy y me explicó que le había mandado a un recado y que me relajase… Cuando llegó con un cubata en una bandeja, vino muy excitante hacía mi, con ese lascivo y concupiscente modelito azul eléctrico y con sus lujuriosos taconazos de igual color que me pusieron como una moto. Dobló el espinazo y pude observar sus fenomenales melones que me estaban poniendo rijoso y cachondo. Nos sentamos a hablar y la muy zorra, haciendo varios juegos de piernas, hasta enseñarme que no tenía bragas, consiguió que se me hiciera la tienda de campaña dentro del apretado slip que yo llevaba. Hasta ponerme bien caliente y lujurioso

— Dime Marcelo ¿cuánto tiempo hace que no follas con mi nieta Natalia? — inquirió Soraya

— Pues hace una semana que no lo hacemos — advertí

Ya estaba que no podía mas de vicio sexual y frenesí erótica y miraba a esta buena señora y ya me importaba un carajo que fuera la abuela de mi novia, pues entre la cara de golfa que ella tenía, el modelito que vestía la muy puta y como me deseaba ella, ya estaba desesperado por que ocurriera lo que debería de ocurrir.

— Dime, querido Marcelo, ¿Nunca has follado con una mujer madura? — curioseó Soraya

— Pues la verdad es que NO... — advertí

Ese NO que lancé, le dio pie a esta golfa de Soraya a desearme con vicio y frenesí lujurioso

— ¿te gustaría joder conmigo?, nadie se enterará, te lo prometo — observó Soraya

— Pues no me importaría, dado que vd es la abuela de mi novia — afirmé

— Llámame de tú, cariño, de tú — declaró Soraya

— De acuerdo, cariño — mencioné

La muy zorra de la abuela de mi novia Natalia, había conseguido su objetivo, pues yo ya había caído en sus redes y me la iba a follar de todas todas.

La putona de Soraya, me llevó a su habitación de color azul pastel y con un cabecero de madera que me recordaba a los antiguos retablos de las iglesias muy antiguas.

Sobre la mesilla de noche, dos botellas de cristal en azul eléctrico.

Nos medio sentamos y la empecé a magrear y sobar con vicio sus gordas aldabas mientras la muy puerca me soltaba una serie de rijosas guarradas que me ponían mas excitado sexualmente.

— ¿quieres joder a esta guarra, cariño? — consultó Soraya entre gemidos

— claro que deseo, puta — afirmé taxativamente, mientras le sobaba una tetaza

Se levantó la muy zorra, se puso en un lateral de la cama, yo me arrodillé y le empecé a sobar el culo y se puso mas cachonda y lasciva la muy guarra.

Le dí la vuelta, mientras yo estaba sobre la cama, ella me mostró su gordo culazo y yo se lo sobaba y le preguntaba que si alguna vez se lo habían follado, a lo que ella me respondió afirmativamente.

— me gustas, Marcelo. Estás muy bueno — proclamó Soraya ya encendida

Yo la pegué un sonoro morreo en una de las nalgas que consiguió enardecer a esta buena señora.

Le levanté su libidinoso modelito azul electrico un poco. Le acaricié rijosamente el bullarengue y la muy guarra empezó a jadear como una lasciva loba en celo.

Le abrí el culo para observar mejor el coño y ver lo caliente que lo tenía y le dí un azote lascivo.

A continuación, esta fulana de Soraya, se giró y le saqué una teta y luego otra, hasta dejarle el apretado modelito en el torso

— ¡ven aquí tío bueno, que te voy a comer, canalla! — demandó esta puta de Soraya

— ¡como me estás poniendo, zorra! — aseveré con lujuria

Mientras la guarra de la abuela de Natalia me miraba con embeleso sexual, yo le magreaba una tetaza y se la chupaba con deleite y fruición sexual

— ¿te gusta que te coma las tetas, cerda? — interrogué lascivamente

— Me gustas tu, cabrón. Hacía días que deseaba conocerte y que me follaras, canalla — certificó Soraya libidinosamente

Yo le seguía sobando y chupando y rechupeteando las tetazas a esta sucia fulana de Soraya y esta cerda gemía y me seguía deseando mas y mas.

— Me encanta como me comes las tetas, bribón — reiteró Soraya

Nos dimos las lenguas de la fenomenal lujuria que invadía nuestros libidinosos cuerpos en celo y ella me agarraba con el codo del cuello para que el morreo lingual fuera fenomenal.

Continuaba chupando y rechupeteando sus gordos melones y ella estaba mas y mas excitada y con mas ganas de rabo, si cabe. Mientras me miraba con vicio y deleite sexual, su lasciva mano iba a mi gruesa herramienta y ella sonreía sexualmente, pues sabía que mi duro rabo sería suyo en pocos minutos.

Me deshice del polo, mientras la ramera Soraya con una mano sobaba mi verga de semental y con la otra, al estar abierta de patas se lo sobaba con vicio y depravación.

— ¡ven aquí cabrón, vas a saber lo que es joder con una fulana madura! — exclamó lascivamente Soraya

— ¡me estás poniendo muy burro, querida Soraya, te voy a follar duro! — garanticé lascivamente

— ¡tienes un buen rabo, hijo puta! — proclamó Soraya mientras me lo magreaba con fruición y complacencia sexual.

La abuela - puta de Natalia y yo nos sobabamos mutuamente los sexos con vicioso placer y deleite carnal y nos insultábamos libidinosamente algo que nos ponía calientes y mas cachondos

Después de estar un par de minutos insultándonos procaz y muy libidinosamente y soltarnos mutuas lujuriosas guarradas, quité mi mano del encendido coño de esta vieja zorra y escupí en mi mano para mojar mas y mas su coño, la muy golfa gemía al tener mas y mas abierto su enardecido y muy estimulado coño de ramera en celo.

Le metí primero un dedo y jugué con su dilatada vagina y la muy cerda jadeaba como una vulgar perra lasciva en celo. Le follaba el coño y la muy puerca gemía mas y mas…

— ¿quieres que te folle ya, cerda? — interrogué lujuriosamente

— me encanta como me manipulas el coño, cabrón — afirmó Soraya viciosamente

— estas muy caliente, Soraya. Eres todo una zorra — manifesté depravadamente

— Claro que si, bribón — reveló Soraya entre vagidos

Le manipulaba y le sobaba el encendido coñargón a esta puta golfa de la abuela de mi novia y la muy guarra me deseaba mas y mas. Para que catara la calentura de su hirviente coñargón de sucia fulana en celo, le dí a probar en mi celo, los flujos vaginales que emanaban de la calentura de su sexo soliviantado

— ¡chupa, puta!, chupa... — ordené

—... Dulce... — observó Soraya

Le seguí magreando el coño a esta puta vieja que me estaba poniendo mas y mas salido y vicioso y estaba como loco por darle una buena ración de rabo para que supiese su nieta como las gasto…

La fulanaza de Soraya me echó mano a mi herramienta carnal y la muy cerda volvió

A gemir y mugir de pasión como si fuera una puta vaca en celo

— ¡te voy a follar, cerda!, ¡me estás poniendo cachondo! — afirmé viciosamente

La putaza de Soraya se subió a la cama y comenzó a lamer mi torso y me estaba poniendo mas y mas cachondo y entre lamida y lamida, mugía y daba mil vagidos de placer y deleite sexual.

— ¡lame, zorra!, ¡vamos! — decidí lascivamente

Soraya iba lamiendo desde mis tetilas hasta el ombligo y se decidió a quitarme el pantalón, mientras me lo iba quitando me sonreía sexualmente pues sabía que mi rabo seria objeto de su éxtasis sexual

— ¿y ese tanga tan sexy? — inquirió Soraya alucinada

— Pensaba echar esta tarde un polvo con tu nieta — afirmé lujuriosamente

— ¡que morboso eres canalla!, ¡ahora te deseo mas, cabrón! — garantizó Soraya libidinosamente

— ¡estás mas cachonda, puta! — observé divertido

Al ver mi sexy y procaz tanga de semental, de actor porno, Soraya se puso mas y mas cachonda, pues no esperaba una sorpresa tan sexual por mi parte y me ordenó procazmente que me tumbara y la muy puerca comenzó a lamer y relamer lenta y libidinosamente mi tanga, arrancándome gemidos, vagidos y mil jadeos.

— ¡que bueno estás cabrón!, ¡ahora creo que me estoy tirando a un actor porno! — confesó Soraya lujuriosamente

— ¡aaahg!, ¡agh!, ¡agh!, ¡ah!, ¡sii!, ¡humm!, ¡ay!, ¡si!, ¡ay así!, maaas! — gemía yo

— ¡slap!, ¡slap!, ¡slap!, ¡slap! — lamía Soraya viciosamente mi sexy tanga

Despues de varías lamida y gemidos mutuos, Soraya me quitó el tanga y se tiró como una fulana posesa a lamer y tragar mi ya endurecida verga

— ¡chupa, puta!, ¡toma rabo, cerda! — ordené

— quiero una como esa para mi boca — deseó Soraya babeando

Yo agarraba de la cabeza a esta fulana de Soraya para quitarle el pelo de la cara y que la mamada fuera mejor y mas placentera

— ¡oh, que guuusssto meee daaas, guarra! — observé todo complacido

La cerda de Soraya tragaba como una vulgar puta en celo mi rabo de macho y yo estaba corrido de placer al percatarme lo guarra y puta que era la abuela de mi novia

— ¡toma zorra!, ¡toma rabo, puta! — mandé entre jadeos

Estuve varios minutos sacando y metiendo mi rabo entre los lascivos belfos de la puerca de Soraya y ella estaba muy complacida con este juego sexual

Volví a follar la bocaza de esta puta vieja tan fulana y ambos estábamos corridos del mutuo placer que nos dábamos

— ¡toma rabo, zorra!, ¡traga puta! — ordené

— ¡uhm!, ¡uhm!... — gemía Soraya con mi rabo dentro de su bocaza

— ¡te voy a dar mi rabo, zorra!, ¡te voy a follar! — afirmé lujuriosamente

— ¡fóllame, jódeme!, ¡quiero rabo! — acató Soraya lascivamente

— ¡Abre mas el bozal, puta!, ¿quieres rabo? — inquirí

— Dame rabo, bribón — ordenó lascivamente Soraya

Le estuve follando la bocaza de zorra y me estaba haciendo una mamada de campeonato mejor que la guarra de mi novia y mucho mejor que las guarras que antes me había follado. Esta buena señora tan golfa y tan puta ya me estaba empezando a gustar mas todavía.

— ¡túmbate sucia puerca, me vas a lamer los putos cojones! — ordené

Soraya se tumbó y puse mi cojones sobre su bocaza y la muy puta me volvía a mostrar sus lascivas artes follatorias y me estaba volviendo mas loco todavía. Le volví a estacar mi rabo en su bocaza para que se deleitara mas todavía y la muy puerca me estaba haciendo gemir como un cabrón y ser un verdadero semental.

Después de tragar mi duro rabo, la moví y la abrí bien de patas porque la iba a dar una sesión de rabo

— ¡Ahora te voy a dar rabo, zorra! — mandé entre jadeos

La tenía bien abierta de patas y la muy cerda gemía mientras la daba pequeños golpes de rabo en todo su coñargón bullente de ramera facilona

Mientras la hacía esto, la rozaba mi rabo para que se pusiera mas y mas caliente y me deseara y ambos dábamos vagidos y gemidos de placer y deleite debido al ardor de nuestros cuerpos en celo.

— ¡Uhm, que gusto, como me gusta lo que me haces, cabrón! — manifestó Soraya lascivamente

— ¡Goza, guarra! — formulé lascivamente

Mientras rozaba mi rabo enardecido por su coño, la muy pécora no paraba de gemir e insultarme chabacana y procazmente y cuando advertí que su bullente coñargón de sucia guarra depravada ardía, entonces la penetré

— ¡zlaaaass!, ¡flop! — entró mi rabo en su bullente coñargón

— ¡ahhhh!, ¡siii! — gemí de placer al penetrarla

— ¡oh, siii!, ¡como la sientoooo! — jadeó Soraya

— ¡oh, que zorra eres!, ¡esta mojado! — observé lujuriosamente

— ¡oh, queee guuustoooo!, ¡jódeme mas cabrón! — ordenó Soraya

Yo no paraba de dar embate tras embate al coño ya embravecido y enardecido de Soraya y la muy perra gemía y jadeaba ya la veía jadear al tener mi rabo en su ardiente coño

— ¡Te voy a joder mas y mejor, cerda! — ordené

— Me pones muy cachonda cuando haces eso — afirmó Soraya

— Te voy a dejar muerta de placer — advertí entre vagidos

— ¡Oh si!. ¡que gusto me das!, ¡bien! — jadeaba Soraya

— ¡toma rabo, zorra! — bramaba yo

— ¡dame rabo, cabrón! — pedía Soraya entre gemidos

La abrí mas de patas para tener una mas y mejor jodienda y la muy golfa me miraba con deleite y embeleso pues la putona estaba disfrutando de la follada que le habría metido a la golfa de su puta nieta

— ¡oh, si jódeme, cabrón!, ¡si, si, si! — largó Soraya entre gemidos

— ¡toma rabo, cerda!, ¡gózame puta!, ¡toma polla! — grité lascivamente

La estuve perforando el coño y la muy cochina no paraba de berrear y gemir como una fulana depravada y me miraba complacida al recibir los pollazos que ningún macho la dio de joven

— ¡vamos a cambiar de postura, zorra! — requerí

— ¡si, cambiemos, cabrón! — acató Soraya

Me tumbé con el rabo hacía arriba y la ramera de Soraya se lo fue clavando lenta y lascivamente para empezar a botar con el en su bullente coño de golfa depravada

— ¡oh, si!, ¡que gustazo! — advirtió Soraya lujuriosamente

— ¡toma polla, puta!, ¡salta, zorra! — ordené

La muy golfa saltaba y subía y bajaba con mi enhiesta pero dura verga dentro de su acalorado y agitado coñargón de zorra en celo y exhalaba vagidos, gemidos y mil jadeos, pues la tenía perfectamente ensartada y la muy guarra estaba muerta de regusto sexual, al sentirse la mas golfa y mas depravada de sus amigas.

— ¡oh, cabrón, que gusto me estás dando! — gimió Soraya

— ¡goza zorra!, ¡siente mi rabo como te mata de gusto! — bramé

Nos movimos un poco para retomar la jodienda y la volví a perforar con ardoroso ahínco sexual su hirviente y bullicioso coñargón que parecía un bebedero de patos, por todos los flujos vaginales que de esta puta puerca emanaban

Mientras destrozaba con ahínco sexual el coño de esta abuela lasciva, la muy puerca repetía una y otra vez sin descanso ¡ Oh si ! , pues estaba muerta de gusto, satisfacción, complacencia y gozo sexual y seguía repitiendo lo mismo debido al inmenso placer que sentía al sentirse perforada por mi enhiesto y salvaje rabo de macho semental en celo.

Al tiempo que la taladraba con mi salvaje rabo, la azotaba una de las nalgas para que se sintiese mas alentada, exaltada y excitada sexualmente y la hiciera verse como una real puta golfa en celo.

Cambiamos de postura y nos pusimos en "doggystyle" y la muy cochina me ofreció sus nalgas para que rozasen depravadamente mi rabo y denotase la dureza de mi herramienta carnal

— ¡dame rabo, cabrón!, ¡lo necesito! — ordenó Soraya depravadamente

— ¡si, cerda!, ¡toma rabo, guarra! — bramé lascivamente

La estuve horadando, taladrando y traspasando su acalorado coño de fulana madura en celo, mientras la muy puerca no paraba de exhalar y emitir mil vagidos, jadeos, ansias, sofocos y gemidos, acompañados del recurrente ¡Oh si!, que la hacía sentirse como una cochina ramera en celo.

— ¿te gusta, eh puerca?, ¿gozas puta? — inquirí lascivamente

— ¡eres un hijo de puta lascivo!, ¡me estás matando de gusto! — exhaló la fulana Soraya entre mil vagidos

Yo permanecía inmóvil, mientras me agarraba de los riñones con una mano y la ramera madura de Soraya daba golpes de nalgas en mi rabo para sentirse mas puerca, mas cochina y mas ramera al estar empalada por mi rabo de semental en celo.

Paramos un momento, saqué mi rabo de su azogado y sobresaltado coño de ramera madura para clavárselo mas y mejor y darle una mas brutal jodienda a su coño.

Adelanté una pierna para clavárselo mas y mejor y la muy puta empezó a gemir y jadear con mas fuerza.

— ¡goza guarra!, ¡toma rabo, cerda! — bramé lascivamente

— ¡si, hijo puta, mátame a polvos!, ¡jódeme maldito canalla! — gritó la ramera Soraya

— ¡toma polla, puta! — gañí salvajemente

— ¡jódeme cabrón!, ¡soy una puta cerda! — vociferó Soraya lujuriosamente

— ¡eres una puerca, Soraya!, ¡estoy muy excitado, zorra! — voceé lascivamente

— ¡eres un cabrón semental!, ¡me encanta como me jodes! — observó Soraya libidinosamente

Cuando ya estábamos mucho mas calientes y yo estaba muy próximo a correrme, saqué mi rabo de su agitado coño, Soraya fue directa a mi rabo como una loba en celo para comerse toda mi densa, pastosa, cremosa y viscosa lefa de macho semental en celo

— ¡canalla, dame tu lefa, cabrón! — mandó Soraya impúdica

— ¡si, zorra!, ¡tómala toda para ti, puerca! — acaté con obscenidad

Expulsé bestialmente mi cremosa y viscosa lefa de macho en todos los morros de esta sucia fulana, que a medias fue a parar en toda su puta jeta y a medias tragó

Después de haber explotado mi densa y pastosa lefa, me lamió todos los cuajarones que habían manchado mi rabo de semental como una perfecta golfa de burdel barato, dándome mas placer y poniéndome mas loco que antes

Luego, le rocé mi aún enhiesta verga por su lascivo careto de ramera madura en celo y que tragara y chupara golosonamente los últimos coágulos de mi densa lefa

— ¡bueno, eres un perfecto semental!, ¡me has follado como a la zorra que soy! — enfatizó Soraya

— ¡eres una perfecta ramera depravada!, ¡me ha deleitado joderte, puta! — observé

Mientras decíamos esto, la muy puerca de Soraya se limpiaba su careto de golfa depravada de los mil cuajarones de pastosa y cremosa lefa

— No hay nada que mas me guste que la lefa que me ha echado el macho que me acabo de tirar — confesó esta guarra de Soraya

— ¡Eres una sucia cerda, Soraya! — opiné

Después de haberla dada rabo sin parar a esta abuela tan golfa metida a puta lasciva, me vestí tranquilamente y me largué por donde vine, dejando a Soraya con la felicidad de haber recibido una buena dosis de sexo depravado.

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