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Una niña muy mujer me preguntó por una calle en un paso de cebra

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Ayer una niña muy mujer quiso ligar conmigo mientras esperaba a cruzar en un paso de cebra. Se acercó a mí con su Smartphone y me preguntó, enseñándome el mapa de google, si sabía dónde estaba la calle Marqués de Urquijo. Yo le dije...: "mmmm, Marqués de Üquijo... sé que está por esta zona. Pero prefiero no decirte nada porque no quiero mandarte a otro sitio.". Y crucé la calle.

Mientras me iba me daba cuenta de que quería ligar conmigo. Pero en el momento en que me preguntó no me di cuenta. Yo no caigo en este tipo de cosas hasta que han pasado. Porque mi lectura de la circunstancia en el momento es literal, como la de cualquier persona normal: en esta circunstancia y en mi caso particular la chica quiere saber dónde está la calle Marqués de Urquijo y no ligar conmigo. Creer que utiliza la calle para ligar es arriesgarse a que me equivoque. Sin embargo, después me di cuenta. Lo que parecía que debía pillar en el momento no sucedió. Aunque me di cuenta segundos después, cuando ya me alejaba, no volví para comprobarlo. Me hubiera sentido ridículo, pues en el fondo no me interesaba ligar con ella.

Hoy he recordado lo que la dije: "... no quiero mandarte a otro sitio".

No sé cómo puedo ser tan hábil en mandar a la gente a la mierda sin darme cuenta: "no sé dónde está esa calle, pero prefiero no decirte nada, porque no quiero mandarte a otro sitio". De que la mandé a la mierda (sin mandarla, pues no la dije dónde estaba la calle que yo no sabía donde estaba), me he dado cuenta hoy, reflexionando. Al pasar yo de vuelta, una hora después de encontrarnos, por el sitio donde nos habíamos encontrado la vi parada allí todavía, como esperando. Y a mí me pareció (así, de refilón) que esperaba que me parase a hablar con ella, darla una explicación o algo así. Obviamente, no. Lo dicho estaba y darse cuenta de las cosas después de que han pasado y tratar de remediarlo me parece equivocado. Pues lo que sale del subconsciente es perfecto, es lo correcto. Porque es lo que está ahí, lo primero, lo espontáneo. Si quiero cambiar las cosas, primero tengo que saber qué hay en mi subconsciente que me hace hacerlas como las hago la primera vez, no cuando ya ha pasado el momento.

Yo hago esto así en la vida. En todo. Siempre voy con segundas. Y claro, no es natural. Pero lo importante es saberlo. Saber que lo primero es lo que cuenta. Y ya no cuenta querer corregirlo. Las oportunidades en la vida vienen y no esperan. Si las tomas es a la primera. Si no es que no estoy preparado para tomarlas. Y hacer las cosas a la fuerza es peor. En mi caso es como estar siempre olvidando algo, para escurrir el bulto. Cuando sé lo que quiero y lo tengo claro y sanado en el subconsciente, voy a por ello a la primera. Es así de sencillo cuando se entiende cómo funcionamos. Si no estaba preparado no era mi momento. Si no fue mi momento es que no estaba preparado.

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