Nuevos relatos publicados: 13

Contratada (para coger) III

  • 5
  • 7.992
  • 9,50 (6 Val.)
  • 1

En cada beso, caricia y lamida descubrí sabrosos y dulces detalles en ese pequeño, durito cuerpo de pendeja. En donde más me demoraba, para su delirio de placer, era en sus pezones parados, su vientre plano con las caderas bien marcadas, su pubis suave, su vulva carnosa, sus nalgas firmes, sus muslos finos y llenos.

Además, Natalia disfrutaba comiéndome la pija y bolas. Entonces, nos revolcábamos en frenéticos 69. Cuando ella explotaba y comenzaba con sus orgasmos, yo bebía sus jugos y largaba mi leche en su boca. Luego, entre espasmos, uníamos nuestros labios e intercambiábamos los líquidos del placer.

Así fue día y noche.

El balance una semana después de que Natalia fuese contratada como empleada doméstica dejaba a favor:

• Estaba con una pendeja deliciosa (pequeña, metro cincuenta y cinco, delgada, preciosa cara, largo pelo negro, ojos color miel, labios carnosos, piernas torneadas, nalgas primorosas, paraditas, duras, y unas tetas impresionantes)

• Le gustaba chuparme la pija.

• Me hacía acabar entre cuatro y cinco veces por día.

• Gozaba besando y lamiéndola desde la frente a sus pies.

• Me rogaba que hunda mi cabeza en su hermosa conchita y culito.

• Chupando y lamiéndola le daba tantos orgasmos que había perdido la cuenta.

En contra, estar con Natalia había causado los siguientes problemas:

• La casa estaba sucia y desordenada.

• Sólo comíamos sándwiches, helados y pizzas encargados.

• Llevaba una semana sin trabajar.

A todo lo descripto le sumaba una preocupación: excepto en su boca, hasta el momento no la había penetrado con mi pija por sus agujeros.

La confesión

Al salir de ducharme, Natalia me esperaba en la cama, con su culito abierto. Pese al maravilloso espectáculo, estaba decidido a pedirle que cojamos.

- Papi, poneme de nuevo helado aquí y comelo… ¡Me encanta sentir el frío y tu lengua caliente cuando se mueve adentro…! – pidió la pendeja, abriendo su orto.

- Mi nena… Quiero hundirte mi pedazo… Todavía no lo probaste adentro…

Natalia giró su cuerpo, se acostó boca arriba y tras mirarme seriamente me dijo:

- Es que me da miedo… La última vez estuve en el hospital culpa de una pija…

Y se largó a llorar.

Luego de tranquilizarla, Natalia me confesó.

- Vine a su casa a pedir trabajo porque mi mamá me echó. Fue después de que a la siesta entró a mi pieza y encontró a su hermano clavándome por atrás, yo a cuatro patas chupando la pija de mi hermano mayor, Pedro, y pajeando a Juan y Rubén…

- ¡Estabas en una orgía! ¿Y cuántos años tienen ellos?

- Mi tío Roberto, 57 años; Pedro, 38; Juan, 29; y Rubén, 26…

- ¿Pero era la primera vez?

- ¡No! Empezaron a cogerme desde hace tiempo, pero las pajas son de mucho antes…

- ¿Cómo es eso de las pajas?

- Todo empezó una noche, cuando mi hermano más chico tenía diecinueve años. Me desperté porque sentí frío, y al abrir los ojos lo vi. Al costado de la cama, con su cosa afuera, moviéndola… Yo iba a llamarla a mi mamá pero él me tapó la boca con su mano libre y me dijo que me iba a hacer un regalo si se la tocaba… Le pedí su celular, pero en ese momento sino gritaba; Rubén lo fue a buscar, pero me dijo que me lo daba si me desnudaba y le movía su pija…

- ¿Y qué hiciste?

- Y…yo quería el celular… así que me desnudé, le agarré la pija, se la moví como él me iba diciendo, hasta que largó su leche encima… Y desde esa noche… no paré…

- ¿Qué? ¿Todas las noches tu hermano iba para que le hagas la paja?

- Lo que pasó es que él les contó a Pedro y Juan, que estaban casados y entonces pajeaba a tres, pero siempre si me hacían regalos. Además, el mayor me enseñó a tocarme… ¡Me encantó! Todo fue más lindo porqué si alguna vez no cogíamos, me pajeaba a la siesta y a la noche; a ellos les gustaba verme pajeándome, me llenaban de leche… Después empezaron a cogerme…

- ¿Tus tres hermanos te cogieron al mismo tiempo?

- Si, a veces si, al principio se turnaban, y después lo hacían al mismo tiempo mientras comía la pija de otro…

- ¿Te dieron por delante y atrás?

- ¡Claro!

En el hospital

Estaba asombrado. Natalia era una ninfómana, experta en dar y recibir placer sexual.

Sin embargo aún no entendía la razón por la que no cogía conmigo. Ella me explicó:

- Hace tres meses se unió mi tío Roberto, pero muchas veces la tenía blanda. Entonces empezó a tomar Viagra. La cuestión es que hace 10 días hubo un asado en mi casa y después de comer dije que tenía sueño y me fui a mi pieza. Al rato llegaron mis hermanos y el tío. Estaban borrachitos y apenas los toqué acabaron enseguida. Yo no, por lo que les pedí que me cojan y me llenen de leche todos los agujeros. Roberto se tomó dos pastillas y al rato la tenía dura. Pedro se acostó boca arriba y me clavó por la concha; chupé las porongas de Juan y Rubén, y el tío me la mandó por el culo. En eso estábamos cuando entraron mi mamá y la esposa de Roberto y nos vieron… Lo peor es que Juan y Rubén, del susto acabaron al mismo tiempo en mi boca y el tío se quedó paralizado, pero sin sacarme la pija… Pedro me corrió y se levantó, chorreando mis jugos y su leche… Fue un escándalo, ellas gritaban, nos insultaban, y yo seguía clavada por atrás, el tío no la podía sacar, parecíamos perros, nos echaron agua, y al final nos llevaron al hospital… Le pusieron una inyección porque los médicos dijeron que tenía priapismo, y a las tres horas me la sacó del culo… Me salió caca, sangre, leche… Gritaba del dolor… Y bueno, me echaron… Por eso es que tengo miedo de coger… Y su pija es más grandota que la de mi tío…

- ¡Bebita! Te voy a curar con mi lengua…

(9,50)