Nuevos relatos publicados: 6

Detrás de Cali

  • 3
  • 2.312
  • Sin valorar (0 Val.)
  • 0

Al caer la noche, una densa niebla baja desde el cielo anunciando la muerte de otro joven, todos se miran angustiados preguntándose quién será el próximo. Uno de ellos, Tony, saca un porro y lo prende con mucha calma mientras los demás lo miran con ansias, unas ansias que suben hasta la cabeza y sin aspirar ni siquiera un poquito, ya sus mentes comienzan a volar.

En las calles, puertas y ventanas se cierran, mujeres y niños miran entre las cortinas para poder saber hoy quienes serán las víctimas; las madres de algunos jóvenes lloran de angustia y dolor mientras que las otras lloran porque hoy no hubo para el vicio.

Ya se acerca la medianoche, y desde el norte un manto negro comienza a bajar, hombres y mujeres que no pasan de los 20 años, pero que en sus manos no empuñan cuadernos o chocolates, sino armas como todos unos profesionales. Los más recientes del grupo son los de la primera fila, son ellos los que manejan la “lata” y la hebilla, el resto del grupo se arman como pueden, desde palos y piedras hasta armas hechizas y robadas a la policía.

En el punto de encuentro, ya estaban los llamados “nazi”, ellos con un líder muy peculiar, Tony (un joven que lo tenía todo, pero que su padrastro violó a su hermana y mato a su compañera sentimental a punta de golpes); los perros mientras tanto, siendo los únicos testigos, ladran desde el alma para poder que los escuchen, pero lo único que logran es que la adrenalina en los cuerpos de estos jóvenes, invada todo su cuerpo. El olor a pólvora que emana un arma recién descargada sobre el cuerpo de un niño, que al igual que ellos en su mano, no llevaba libros de cuarto grado sino una “lata”; es el pitido de inicio para una batalla mortal.

Las mujeres se igualan a los hombres, los nazi gritan con euforia ¡muerte a los negros! Mientras ellos con una mirada penetrante, lo único que hacen es atacar, todo está organizado, las personas más “endebles” se encuentran atrás tirando piedra, los de adelante luchan por no dejarse “chuzar”. Tony y el negro se encuentran, los dos que antes fueron amigos de colegio, hoy saben que para poder ser respetados en sus bandas y barrio, alguien tendrá que retirarse o morir pero ninguno da indicio de retroceder.

Unas cuadras atrás se encuentra la policía, quienes esperan ansiosos por el final, ya que para ellos las ratas, como los llaman, se tienen que matar entre sí.

En menos de 15 min, la sangre y los lamentos nos demuestran que el color de la piel solo es una estigmatización, porque todos somos seres humanos, todos somos hijos de padre y madre, y tenemos la virtud de dar la vida o también la desgracia de robársela a un hombre, con un puñal en la mano, sintiendo como cada capa de piel se desgarra, como la sangre caliente corre por sus manos y como esa persona se convierte en la última que el difunto ve.

Quien gano, la verdad nadie, lo único que sé es que Tony muere por 10 puñaladas en el cuerpo, el negro recibe 3 pero no muere, las 2 bandas quedan literalmente destrozadas y sin ganas de seguir una guerra estúpida; meses después en un periódico amarillista como noticia principal aparece el cuerpo del negro flotando en el río cauca, unos comentan que fue un familiar de Tony, otros que fue el mismo Tony que vino desde el infierno a vengarse, pero la verdadera versión solo la sabrá el negro, y él ya está muerto.

(Sin valorar)