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Familia sin tabúes (9) De cruising por el parque (I)

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-¿Sabes Pablo?... Tú siempre me has gustado mucho, y me has atraído sexualmente.

-¡No me jodas, colega!... Y tú a mí, de hecho estaba loco por follar contigo, me das un morbo que te cagas tío... y hoy le dije a Luis que te calentara la polla, para que por fin sucediera lo que ha sucedido... jajaja.

-Que cabrón eres Pablo... pues sí tío, me pones muy cachondo cuando te veo en el gimnasio, haciendo abdominales, con el cuerpazo que tienes todo sudado... y el culito que me acabo de follar, bien marcado en el pantalón pidiendo guerra.

-Y yo sin saberlo colega, y conteniendo mis deseos. Más de una vez, Alfredo, me han dado ganas de pillarte en las duchas, meterte conmigo y lavarte ese cuerpo entero con mi lengua... ¡Uffff!... Pero, ¿Por qué no me has dicho nunca nada, ni te has insinuado?

-Si te lo dije, bueno directamente no, pero hice que te lo dijera Laura muy sutilmente... ¿O por qué te crees que te contó la follada que tuve con ella y con su amigo Miguel?... Ella sabía que yo te gustaba, y que tú me gustabas a mí, así que me sirvió de intermediaría... ¿Tú te crees, que yo me voy a tomar la molestia de quedar con tu amigo Luis, para a hacer de monitor particular, si no sé qué tú ibas a venir con él?... Era por ti Pablo, yo quería follar contigo... no digo que Luis no esté bueno el mamón... pero todo era por ti.

-¡Que mamón!... Por eso Laura me sacó el tema aquella tarde, y me animó a que diera el paso contigo... Que listo eres Alfredo. Bueno... parece que te gusto de verdad... jejeje.

-Sí, y mucho... ¿Estás ahora saliendo con alguien?... Lo digo porque yo estoy libre... ya te lo he dicho antes... jajaja.

-No, ahora mismo no... pero creo que voy a empezar a salir con alguien que te tengo muy cerca de mí... jajaja.

-Wow... ¿Lo dices de verdad?... ¿Lo intentamos a ver qué pasa?

-Por mí vale... pero quiero una relación abierta, como la que tienen Luis y su novio Felipe... siempre con respeto, y contándonoslo todo.

-Ok, después me cuentas como es esa relación, aunque ya me la imagino con lo viciosillo que eres. Y ahora... ¿Qué quieres que te cuente?... ¿Qué quieres saber de mí, mi nuevo amante?

-Jajaja... que bien suena, Alfredo. Pues, dime lo que te gusta... lo que te da morbo... lo que te calienta y te empalma la polla tan rica que tienes... o mejor aún... cuéntame la follada que más te haya gustado, y te haya puesto más vicioso, con un tío.

Ya conté, que hasta hace dos años no había follado con hombres, que solo me atreví, porque la novia que tuve era muy viciosa y le gustaba ese mundillo de perversión... y a mí también por supuesto, si no, no lo hubiera hecho, y bendito el día que lo hice. Pero, aunque solo han sido un par de años tengo que decir, que mis experiencias gay fueron bastantes, porque aparte de follar con Vanesa y sus amistades, yo me buscaba un buen polvo con un tío cuando me apetecía, y mi novia ni se enteraba.

Siempre me ha dado mucho morbo, ver en una película porno gay, como se follan a un tío, o a varios con pintas de machotes, en un parque, de noche, mientras hacen Cruising. Había fantaseado durante mucho tiempo con esa imagen, y un día que Vanesa estaba de viaje por trabajo, me decidí a hacer realidad mi fantasía. Me metí por los arbustos en la oscuridad de la noche, solo con la pequeña luz que tenía la pantalla del teléfono móvil, primero para no caerme, ni pisar nada raro, y segundo para ver más o menos los tíos que por allí había... o sea el ganado que andaba por ahí. Observé que había de todo un poco, algunos maduros, unos cuantos chaperos dando vueltas, niñatos jóvenes que no estaban mal, y hasta un travesti, que también se estaba sacando un dinero mamando pollas. Me fijé a lo lejos en un tío, de unos veinte tantos años, que estaba sentado en un banco, al lado de un árbol grande. El tío tenía su morbo, llevaba una gorra en la cabeza en plan macarrilla, la camisa abierta enseñando el pecho, y unos pantalones vaqueros muy ajustados, que ensalzaban exageradamente un bulto muy apetecible entre sus piernas.

El colega se tocaba la bregueta por encima del vaquero, mientras espiaba desde el banco, todo cachondo, a un niñato que le estaba chupando la polla a otro tío, y que estaba apoyado en el árbol de al lado. Caminé hacía él y me senté en el banco a su lado, me agradaba mucho el colega, y ya viéndolo de cerca, descubrí que estaba muy bueno el cabrón. Empecé a mirarle la cara y el cuerpo descaradamente, sobre todo la parte que más abultaba, su paquetón, y me ponía caliente solo de imaginar, como tendría el cipote debajo de los vaqueros. Cristián, que así se llamaba el tío, se estaba fumando un petardo, y sin decirme nada, solo mirándome a la cara, me lo ofreció pasándomelo con la mano, para que fumara unas cuantas caladas. Yo se lo acepté de inmediato, era un comienzo de acercamiento, y de alguna manera había que romper el hielo... aunque yo lo que quería era romperle culo. Cuando nos terminamos de fumar el porro, el colega se sacó la polla fuera del pantalón, mostrándola en todo su esplendor sin dejar de mirarme a los ojos, como diciéndome sin palabras que ya tardaba mi boca en agacharse, y comenzar a chupársela.

Tenía el pollón empalmado, rígido y duro como una barra de acero, se lo cogía desde la base del tronco con los dedos, tensándolo hacía adelante para que yo pudiera ver, y comprobar toda su largura. Su polla era más larga que la mía, como de 22 centímetros, y mucho más gruesa y corpulenta, con la piel clara y totalmente descapullada. Alargué la mano agarrándola y rodeándola para parparla bien, notando su calor, el grosor, la rigidez de su miembro, y apreciando cada una de sus venas al tacto con mi mano. Le di algunos meneos que excitaron mucho al tío, y me incliné hasta pegar mis labios a su sexo, percibiendo un fuerte olor a polla manoseada. Me agarró por los cabellos y me hizo abrir grande, y luego me la clavó entera en la boca. El pollón era inmenso, no me cabía de lo gordo que era, me dolían las comisuras de los labios cada vez que el colega me envestía, y me la envergaba follándome la boca.

El cuerpo me ardía del calentón, escuchándolo respirar de excitación, gruñir de gusto, mientras me agarraba la cabeza de lado a lado con las manos, y me golpeaba el boquino con su gorda verga. No podía respirar, no me dejaba coger aliento, follándome sin parar, sin detenerse, era un bestia el cabrón... pero que bestia joder, y que gustazo de polla para mi boca. Cuando sentí que estaba a punto de vomitar, le saqué la polla rápidamente de mi boca apartándolo, él me miró y se rio sádicamente.

-¡Joder, tío!... Más despacio, que me vas a partir la boca con la polla.

-No aguantas nada, colega... aquí se viene a mamar, y a mí me gusta destrozarle la boquita a los maricones como tú. Seguro que eres otro de esos maricones reprimidos, que vienen al parque en busca de buenas pollas... para que se lo follen por el culo, y lo pongan mirando para Cuenca... ¿No?

-No es eso tío... es que tienes la polla muy gorda, y me haces daño, joder... Y de reprimido nada colega.

-Eh, tranquilo tío... que a mí me da igual. Mira colega, yo estoy casado, pero me gusta venir aquí y follarme a un tío buenorro como tú... y me encanta chupar pollas también, así que ven aquí colega, que te voy a enseñar lo que es una buena mamada... te vas a correr del gustazo que te voy a dar en el cipote.

Me llevó hasta el árbol que había al lado, casi pegados al niñato que le chupaba la polla al otro tío, me apoyó de espalda en el tronco, y me bajó la ropa hasta los tobillos. Cristián se agachó entre mis piernas y me cogió la polla con la mano, llevándosela hasta la boca. La dureza se me había bajado, a consecuencia de la conversación que tuvimos, pero el colega me la descapulló un par de veces, estirando la piel hacía atrás, lamió con la lengua el glande haciendo circulitos, y lo aprisionó con sus labios. Pronto mi polla empezó a engordar dentro de su boca, y comenzó a alcanzar su garganta, lo que hizo que le diera algunas arcadas. Succionaba rápido y muy fuerte, el tío tenía una aspiradora en vez de una boca... y llevaba razón el mamón, al decirme que me iba a gustar.

Una vez que mi cipote estuvo completamente duro, empezó a hacer sube y baja a un ritmo salvaje, mientras movía su lengua sin parar por todo mi manubrio. Verle esa cara de macho tragándose mi polla, y el sonido de la succión, me estaba dando un vicio tremendo, me tenía el hijo de puta al límite, y llegando al placer del clímax. El mamón seguía y seguía chupando sin descanso, violándome el pollón, como él quería que yo se lo hubiera hecho en banco, como un puto animal hambriento, y petándose el boquino hasta el fondo. Me di cuenta enseguida, que lo que pretendía el muy mamón era que me corriera, y lo estaba consiguiendo a base de bien, porque la mamada era monumental, digna de un premio Goya... ¡Que gustazo de mamada, joder!... Todavía la recuerdo gratamente y con gozo, me habían chupado la polla muchas veces, hombres y mujeres, pero como la chupaba Cristián... hasta ese día nadie.

Sus labios tocaron mi vello púbico, cuando empujé completamente mi cipote hasta el fondo, y mi capullo empezó a expulsar grandes chorros de semen en su garganta. Se atragantaba con toda la boca llena de leche, pero se la bebía el muy mamón gustosamente, no desperdicio ni una sola gota, todo para adentro, mientras le apretaba la cabeza contra mi abdomen para que no se escapara. Cuando lo solté y separé su boca de mi polla, pude verle la barbilla llena de semen y saliva que no pudo tragar. El tío recogió los restos con sus dedos y se lo metió en la boca... como digo, no desperdició una sola gota.

-¿Lo ves colega?... Así se mama una polla... ¿A qué te ha gustado?

-¡Ufffff!... Tío, ha sido alucinante... ¡Que boca tienes Cristián!

-Pues no te relajes colega, que esto todavía no ha terminado... mira como tengo el cipote, suplicando por meterse dentro de tu culo... pero antes tengo que mear.

Continuará...

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