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Mi dulce maestra de artes

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Primera parte

Mi vida siempre había sido tranquila, rutinaria y a veces un poco aburrida. Soy maestro de educación básica de contrato y siempre he tenido buenos compañeros y compañeras. Constantemente había tenido fantasías sexuales con algunas de ellas y también con amigas de la normal, pero nunca me había atrevido a insinuar nada. Déjenme decirle que estoy casado y mi esposa es una mujer de su casa, recatada y enseñada con mucho pudor, por lo tanto en el aspecto sexual no se deja consentir y disfrutar. A ella no le gustaba el sexo oral y aunque después de casados lo practicamos y la estremecía que yo le pase mi lengua por su clítoris de arriba abajo, que le abriera sus labios, le mamara su panochita y por el momento de éxtasis me abriera hasta las nalgas, esto no era muy seguido, casi siempre prefería lo tradicional.

En una de las escuelas en donde trabajé, pues cada año tratábamos de movernos por comodidad, llego una maestra que en esta ocasión la llamaré Dulce, también de contrato, ella es maestra de artes, muy guapa, ojos color miel claros, labios carnosos (de su boca porque de sus otros labios escribiré después) tés blanca, cabello rubio, unas nalgas hermosas y unas bubis de colegiala; al principio me pareció una persona muy amable, educada, idea que afirme al trabajar con ella. Nos hicimos buenos compañeros pues en ocasiones le ayudaba a organizar sus audios para los festivales de la escuela. Ya que entre tantas virtudes que tenía, también carecía de la habilidad con la computadora. Esto nos hizo más que compañeros amigos.

Un día estando por la red, me la tope en una conocida res social, la había agregado pero no habíamos coincidido, así que ese día, la saludé, pensando que no me contestaría, grande fue mi sorpresa cuando si lo hizo, me pregunto una cuestión sobre computadoras, no recuerdo exactamente, entre platicas le dije que si gusta le daría asesorías, ella dijo que si, luego le comente te puedo enseñar todo, con una doble intensión, esperando que se enoje y me deje colgado en el chat, o que responda de manera positiva a mi insinuación. Ella dijo, todo?, Le respondí si y empezamos una plática caliente, cada día las pláticas eran más atrevidas, a mí me pareció muy seductor, ya que los días que iba a la escuela su compañía se hacía más excitante, sentir su aroma el roce de su piel cuando se podía, oír su voz, voz que aún me excita demasiado.

La convivencia fue más y más estrecha. En el trabajo de uno de los festivales, me comisionaron a que yo le ayude a organizar todos los audios de los bailables, por lo que fui a donde ella estaba, en la sala de computo; al entrar me percate que estábamos solo, le pregunte que si alguien más vendría y me dijo que si, que una compañera más vendría pero que faltaba un buen rato ya que estaba ocupada. Empezamos a trabajar pero su cercanía hacia que mi verga se parara, así que empecé la plática caliente, le dije que me prendía el solo estar cerca de ella. Déjenme decirles que no habíamos cachondeado así, le toque sus piernas, traía un pantalón de mezclilla pegadito, pegadito, que me dejaba sentir y ella también sentía, recorrí mis manos hasta tocarle su hermosa panocha, me permitió introducir mis manos le desabroche sus jeans sentí sus jugos que se escurrían en mis dedos, los saboreé, ese momento fue hermoso, le abrí su blusa mientras ella me apretaba la verga y me la jugueteaba por encima del pantalón, sentía como me escurría mis jugos y como se empapaba mi ropa interior, le saque las tetas, eran de tamaño regular, los pezones pequeñitos como de colegiala, rosaditos sabrosos, se los mamaba mientras mis dedos jugueteaban con su puchita, que para ese entonces estaba tan mojada como yo, tanto ella como yo teníamos contracciones y gemidos ahogados por nosotros mismos, nuestros corazones latiendo a mil por hora con la excitación del momento y con la adrenalina producida por el pendiente de ser descubiertos por la otra compañera que podría llegar en cualquier momento.

La sensatez la ilumino a ella, ese momento de control y me detuvo, nos besamos de nuevo, se abrocho todo y nos dispusimos a continuar el trabajo.

Cuando la maestra llego todo estaba en normalidad, yo ayudándolas y ella mi Güerita Cachonda tirándome miradas y ciertas insinuaciones, que nuestra compañera mal tercio parecía no entender.

Continuará…

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