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La tarea de Sara

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Carla camina de regreso a su trabajo por las aletargadas calles de su ciudad. La tarde ya se va asomando por los rincones y ella se dirige de vuelta a su trabajo. Casi todos habrán abandonado la oficina ya, excepto por un compañero que espera a que lo recoja su mujer (hablando del señor inoportuno); los guardias que vigilarán toda la noche el edificio cuya presencia en realidad no importa ya que ellos estarán como siempre hablando sus charlas intrascendentales y su lenguaje críptico de 10-20, 10-30 y cuantos la chingada en el primer piso del edificio, lejos de su oficina en el Segundo nivel, ah y Pepe. Él es el motivo por el que regresa a su trabajo esa tarde aunque aún él no lo sepa. Bueno, en realidad el verdadero motivo es su amiga cibernética, la sensual y seductora y ocurrente Sara. Carla aprieta más fuerte su bolso para sentir el contorno de la caja de condones que recién compró en la farmacia de al lado. No está segura siquiera si los utilizará pero siente un hormigueo por todo su cuerpo y la boca reseca en anticipación. Pasa a un lado de recepción donde se halla un par de guardias enfundados en uniformes negros. Puede sentir sus miradas posadas en su trasero que, metido dentro de sus ajustados jeans, resalta más todavía. Con voz gentil, los guardias le saludan también y Carla no necesita voltear para sentir sus libidinosas miradas encima de ella. Si las pudieran materializar, seguramente sentiría sus acometidas en todo su culo. Carla sonríe levemente y sube las escaleras lentamente hacia el segundo nivel. Ahí en su reducido cubículo se halla Pepe concentrado en mirar el monitor de su computadora mirando ve tú a saber qué. Regularmente el ya habría salido si ella no le hubiera pedido que se quedara un poco más tarde. Ella es su jefa directa y el accedió de muy buena gana a quedarse para una tarea para la que, según le dijo Carla, requería de su apoyo.

- Hola Pepe, gracias por quedarte a apoyarme. Le dice Carla sonriendo. Necesito que me ayudes con la tarea de una amiga.

Pepe no sabe a ciencia cierta de que se trata todo aquello pero confía en que Carla se lo explicará en breve, y además, es preferible estar con su encamable jefa casi a solas en aquella oficina que el frío departamento donde la familia ya se había marchado de fin de semana. El tipo inoportuno recibe una llamada de recepción donde se encuentran los guardias. Su esposa ya ha llegado por él. Se levanta de su escritorio y apresuradamente se despide de ambos, rumbo a las escaleras. Pepe no deja de percibir que Carla y el son los únicos que aún permanecen en la oficina pero no dice nada al respecto. Carla se dirige a su escritorio al fondo de la oficina y Pepe le sigue en silencio.

El monitor de la computadora de Carla parpadea débilmente en la tarde que casi se hace noche ya con una enigmática pregunta. Carla es la chica más buena de la oficina, la que todos secretamente sueñan con seducir; aquella cuyo nombre es pronunciado quedamente por los labios de sus compañeros mientras derraman la leche tibia de sus vergas duras tras pajearse pensando en ella en los privados de la oficina. Pepe, es el mensajero, y también el más callado de la oficina, quien secretamente vive enamorado de Carla, quien fantasea con ella día y noche y se halla a unos centímetros detrás de ella, aspirando el aroma de su perfume, dejando volar su imaginación. Carla abre el correo que recién ha recibido de su amiga Sara y esboza una sonrisa volteando a ver a Pepe.

- Dice mi amiga Sara que si quieres contestar las preguntas. - Le dice Carla mientras le dedica su Hermosa y angelical sonrisa. Cada que la ve sonreír, Pepe se imagina que hay una mezcla de ángel y demonio en esa apetitosa mujer pero no alcanza a precisar el por qué. Nunca se lo ha preguntado realmente pero le resulta excitante el imaginarla de esa manera.

- Pues yo la verdad no sabría cómo no es como que yo sea el más indicado para

- Anda, no seas tontito. Le interrumpió Carla. Sólo se trata de contestar un par de preguntas que todo hombre debe saber. Es para su clase de sexología y no quieres que mi amiga Sara se quede sin cumplir con su tarea por tu timidez, ¿verdad?

- Si, no es eso. Está bien lo haré porque tú me lo pides. Dijo Pepe acercándose al monitor.

- Está bien, siéntate tú para que puedas contestar. Dijo Carla levantándose y dejando mostrar esas bonitas piernas enfundadas en esos jeans entallados. “Qué vértigo, chingado” pensó Pepe y sintió un ramalazo de placer recorrer todo le grosor de su pene que comenzaba a despertar de su letargo.

Pepe lee en voz baja las letras que aparecen en el monitor:

Hola Pepe, muchas gracias por colaborar conmigo. Estoy haciendo un estudio acerca de las zonas erógenas de la mujer vista desde la perspectiva masculina para mi clase del ser humano y la sexualidad, ya que estudió sicología acá en Caracas. Te haré algunas preguntas, si no te molesta en relación a este tema y me contestas por correo para añadirlo a mi reporte que tengo que preparar el fin de semana. Te parece? Mi nombre es Sara y es un placer el charlar contigo. Antes de continuar debemos hacer un trato, nada de lo que digamos acá será divulgado por ti ni por mí, está bien? Es lo que llamamos acuerdo de confidencialidad y es importante aclararlo. Gracias Pepe.

Con dedos temblorosos, Pepe escribe en el teclado del ordenador de su compañera

Hola, soy Pepe ¿qué quieres preguntarme?

Tras unos cuantos segundos que parecieron eternos, la respuesta de Sara no se hace esperar

Primero que nada, cuales consideras tú, desde tu punto de vista que son las zonas erógenas más importantes en la mujer? Imagino que ya has tenido algunas experiencias en ese sentido y necesito que me digas esas zonas que tocas y sientes que la chama se prende.

Pepe se queda pensativo sin saber a ciencia cierta de qué se trataba todo aquello. Intuye que aquella pregunta lleva una intención oculta pero no alcanzaba a percibir cual es. Pasea la mirada por la desierta oficina como buscando los indicios de una broma, una cámara oculta o alguna otra pista y solo constata que Carla y él eran los únicos que aún permanecen ahí además de Sara que parecía observarlos desde el parpadeante cursor del monitor con su extraña pregunta.

Creo que el cuello, las tetas, la vagina…

Escribe finalmente. Carla siente una descarga de placer que recorre todo su cuerpo al leer su respuesta. Había estado la noche anterior platicando con su amiga Sara de cosas candentes que les habían llevado a planear todo aquello. Su labor había consistido en poner a Pepe frente a su computadora y prestarse al juego pero no tiene la menor idea de cómo piensa Sara llevarlo a cabo y mucho menos hasta donde están ella y Pepe dispuestos a llevar todo aquello. Por primera vez, mientras esperan la respuesta de Sara, se fija en aquel joven desgarbado y flaco como alguien del sexo opuesto con posibilidades de tener una relación sexual con ella. En esa oficina, ella es su jefa en la práctica y siempre ha habido esa distancia infranqueable entre ambos, atenidos a un horario y un organigrama que ahora, en esos momentos al menos, ya no existe, o al menos se va diluyendo poco a poco.

La respuesta de Sara llega y al hacer Pepe click en el nuevo mensaje, ambos pueden leer:

¿Qué reacción crees que provocaría en una mujer el tocar por ejemplo sus senos aunque sea por encima de la ropa. ¿Crees que la reacción sería distinta si fuera por debajo de la ropa? Lo podrías notar y cómo?

¿Qué se proponía esta morbosa? Discutir reacciones femeninas con un tipo al que apenas conocía? Era el colmo de la desfachatez pero Carla solo se limita a sonreír con malicia. Empieza a imaginar el rumbo de los acontecimientos y de pensarlo, siente su pezones endurecerse contra la dura tela de su sostén. Pepe se reacomoda nervioso en la silla y escribe:

Sí, creo que sería diferente tocarlas sin ropa...

Hijoeputa. ¿No se le pudo haber ocurrido algo más original? Algo más cachondo que elevara al menos un par de grados más la fría oficina?- Piensa. Sin quererlo se imagina a si misma siendo tocada sin ropa por aquel joven y siente la repentina necesidad de tocarse discretamente pero se mantiene quieta y atenta en su papel de facilitadora de la tarea de su amiga. Unos segundos más tarde llega la respuesta de Sara.

Hagamos una pequeña prueba, si Carla nos ayuda para comprobar esto. Estarías de acuerdo? Dile a Carla que se lo pido como un favor muy especial ya que quiero tener el mejor reporte. Si están de acuerdo deja que ella se siente en el ordenador y que conteste lo que tú le digas y solamente lo que tú le digas. ¿De acuerdo?

¿De qué... estaba hablando aquella salida? ¿En verdad esperaba que se sentara en el ordenador y dejara que Pepe le hiciera las pruebas que Sara mencionaba? ¿Estaría Pepe dispuesto a continuar con aquello a sabiendas de que su empleo pudiera correr peligro? No lo sabe, lo único que sabe es que sin darse cuenta, casi sin pensarlo, se ha sentado en su silla mientras Pepe se coloca detrás de ella como estaban al inicio de aquel Estudio de Sara. Lentamente empieza a escribir:

Hola sarita… acá estoy yo, Carla… dime que quieres saber... Pepe está acá al lado mío dispuesto a contestar lo que quieras...

En ese momento, Carla se percata al darle enviar al correo que ni siquiera se ha tomado la molestia de preguntar a Pepe si está de acuerdo o no. En fin, lo hecho, hecho estaba y seguramente pronto terminaría aquel excitante juego provocado por Sara, quien finalmente ha contestado:

Necesito que te coloques por detrás de Carla y le abraces tocando con tus manos sus senos por encima de la blusa y que me digas si notas alguna reacción en ella. Puedes tocar todo lo que necesites hasta que quedes satisfecho con su reacción.

¿Tocarle las tetas? Esto está llegando demasiado lejos o tal vez apenas va iniciando. Lo que es un hecho es que ella está ya completamente excitada y curiosa por lo que pudiera pasar y siente un delicioso cosquilleo de anticipación que recorre todo su cuerpo.

Pepe se pone detrás de Carla, con manos temblorosas y su respiración agitada, no sabe si se atreverá a tocar esos senos deliciosos que tantas veces ha soñado con poder acariciar. Busca la mirada de ella y se encuentra una indescifrable mezcla de curiosidad, y tal vez de excitación. No lo sabría decir. Solo sabe que su garganta esta seca y su pene esta tan duro detrás de sus pantalones, que la sola presión contra su ropa interior le lastima. Finalmente se anima y posa suavemente sus manos sobre esos montes maravillosos. Qué sensación tan excitante, sentir el suave vaivén de su respiración y la tibieza de su cuerpo a través de su blusa. Carla calla y le deja hacer, sintiendo un agradable calor subir por todo su cuerpo en hormigueos deliciosos que van a dar al final a los delicados pliegues de su vagina que empieza a humedecerse poco a poco.

El momento es extremadamente erótico y mientras siente el torpe contacto de las manos de Pepe en sus senos aprieta los labios para no dejar escapar un suspiro. No es la primera vez que le acarician las tetas por supuesto pero no puede recordar alguna otra ocasión en que lo haya disfrutado tanto

- Dile que noto que se te pararon los pezones - susurra Pepe en su oído con voz enronquecida.

Carla no sabe a qué se refiere con ese comentario hasta que vuelve a la realidad y recuerda a Sara, cuyo último mensaje le contempla desde el monitor. A duras penas escribe:

Pepe me está acariciando los pezones… lo hace muyyyyy biennn… me dice que te diga que nota que se pararon… ahhhh!

Todo lo que ha pasado ha sido excitante, Carla lo reconoce pero sabe que están a punto de cruzar el umbral donde ya no hay marcha atrás. Sólo espera que su amiga tenga el sentido común de no ponerla en una situación más comprometida. Apenas llega su siguiente mensaje se da cuenta que Sara no está dispuesta a dar marcha atrás ni mucho menos. Entre la bruma de conciencia que le queda, se da cuenta de que ella tampoco está dispuesta a dejarlo ir.

Ahora desliza tus manos por debajo de su blusa y acaricia sus senos y dime si notaste una reacción distinta. Puedes quitar el sostén si gustas para que estén más cómodos. Escribe lo que sientes y lo que te dice Pepe, Carla... por favor. Tengo que incluirlo en el reporte.

Las manos cada vez más atrevidas del muchacho se deslizan por debajo de su blusa y una corriente eléctrica recorre su cuerpo, desde su posición sentada, Carla se arquea para sentir más intensamente los embates de aquellos dedos ansiosos sobre sus endurecidos pezones. Mientras lucha con su blusa y su sostén, Pepe le susurra lo que quiere que le escriba a Sara para describir lo que está sucediendo. Ella, haciendo acopio de entereza, teclea frenéticamente la respuesta.

Mmm... Ahora Pepe me está acariciando los pezones… dice que está mucho mejor sin ropa… tengo el sostén puesto. Ahora me lo está desabrochando... ahí está… me lo saco… la remera esta levantada… ahora me la saque toda… y Pepe ya no me comenta nada… jajá… me está besando el cuello mientras me agarra bien fuerte las tetas… tiene manos grandes… dice que te diga que soy hermosa!!

Carla cierra los ojos, la sensación es intensa y sabe que su intimidad se está encharcando poco a poco, siente claramente cómo se van humedeciendo los ensortijados vellos de su pubis mientras su vagina se convulsiona ante la necesidad de desahogar aquel deseo incesante. El parpadeo del monitor la regresa a la realidad. Sara escribió:

Cómo te sientes Pepe? Quisieras explorar algo más? Que sería?

Hijaeputa, no contenta con la sobada de tetas, le pone las cosas aún más fáciles al chaval. Casi ni tiene que escuchar lo que le dice Pepe para saber su respuesta. Mecánicamente la escribe sabiéndola de antemano.

Quiere tocar mi coño

Como era de esperarse, se hace un espeso silencio entre ambos. Carla espera que Sara pare y entienda que ha llevado el juego demasiado lejos, dejando en entredicho su reputación en la oficina. Aquello debía parar ya pero una parte de ella ansiaba leer la respuesta de Sara con demasiado interés. Esta al fin llegó y Carla abrió el correo más pronto de lo que hubiera pensado.

Hagamos un pequeño juego ya que estamos en estas, dime como te imaginas que es la vagina de Carla, con vello o rasurada? Si le atinas tienes premio y si no castigo. ¿De acuerdo? Adicional si le atines a si esta mojadita o no.

Mojada y con vellos, susurra. No sabe si Pepe le ha escuchado o sólo lo adivinó porque le repite exactamente las mismas palabras. Sara sabe que su... es velludo por las fotos que ha compartido con ella anteriormente y seguramente sabe que tiene un rio entre las piernas así que cuando Pepe se abalanza y escribe él mismo, para mi tiene pelitos y esta mojada..

Para ninguno de los tres fue sorpresa el darse cuenta que Pepe se había ganado su premio sin lugar a dudas. Pepe y Carla miraron expectantes la pantalla esperando la respuesta de Sara mientras él seguía empeñado en acariciar sus tetas que se encontraban ya libres.

Ahora sí, averígualo. Abre el cierre de su pantalón y tócala. Solo por el pubis y rozando los labios de su conchita. Dime si gimió.

Ni tardo ni perezoso, Pepe mueve ligeramente la silla para postrarse frente a Carla y con manos temblorosas, le baja el cierre del pantalón. Carla, totalmente entregada, abre las piernas lo más que puede para permitir el acceso de aquella mano intrusa. Pepe mete la mano bajo el pantalón y siente el elástico de su ligera tanga que cede a la presión de aquellos dedos enardecidos. Con un gesto de triunfo en la mirada, siente el contacto de sus pelitos mojados y, sin pedir permiso, mete el dedo de en medio en aquella vagina empapada. Carla no puede evitar ya un gemido largo y gutural que se escapa de aquellos labios ardientes. Siente el dedo penetrar libremente su vagina y casi le dan ganas de llorar cuando Pepe los retira para continuar el juego que había iniciado su amiga Sara.

Finalmente, Pepe emite su veredicto mientras se incorpora para escribirlo en su ordenador y lo repite en voz alta para que no quede ninguna duda:

Si gimió y gane, tiene pelitos y esta mojada.

Carla siente que le late el corazón agitadamente. El mensaje ha sido enviado a su amiga y ambos esperan la siguiente respuesta de ella. Abajo, se escucha levemente una carcajada de un guardia, muy lejano para que se deba sentir preocupada. Cuando aparece la notificación del correo nuevo de Sara, Carla se abalanza sobre el ratón para abrirlo.

Carla, el chavo se ganó un premio, Que te parece una pequeña mamada a ese pene que ha de estar ardiendo? O se te ocurre algo más?

Maldita. Carla intuía lo que Sara habría de escribir, pero ahora ante la certeza de lo que le pide, ya no puede dar marcha atrás. Una mamada suena como un premio razonable para ese momento de placer que le ha dado con sus inexpertos dedos y, hábilmente abre el pantalón de Pepe y hurga dentro de sus calzoncillos para encontrar un enorme instrumento que le hace agua la boca y algo más. Dejando la enorme verga de fuera y a su dueño con una cara de perplejidad, se toma tiempo para escribir a Sara de nuevo.

A mí me parece que la mamada se la gano. Por ahora es un buen premio… ya se la sacó afuera y yo se la estoy acariciando. Tiene un hermoso pedazo Pepe, jaja!!... se lo tenía guardado... cuando ordenes se la chupo...

El monitor permanece sin movimiento más tiempo del que ella hubiera deseado. Ambos podrían simplemente ignorar la instrucción de Sara pero es precisamente el seguir las reglas de una maniaca obsesa por el sexo cibernético lo que le da sentido a toda aquella aventura. Finalmente llega el mensaje y, como se hace costumbre ya, Carla lo abre casi al instante.

Tengo una idea mejor. Pepe, se bueno y dale una buena chupada a su conchita mientras Carla me escribe y me dice cómo se siente que le estén chupando mientras platica conmigo. Te parece? Si eres bueno y te portas bien, hay más cositas para ti aun. Estás de acuerdo Carla que se ha portado bien el chavo?

Pepe abre los ojos con el deseo más febril asomando por sus ojos. Sin que se lo digan dos veces mueve la silla de su jefa y le ayuda a incorporarse lo suficiente para despojarla de sus jeans y de su ligera tanga. De nuevo aparece aquella vagina con sus vellos pulcramente recortados que nunca en la vida hubiera podido imaginar ver tan de cerca. Mientras baja la tanga enrollándose sobre sí misma, Pepe admira esas bien torneadas piernas delgadas, lo suficiente para lanzarse a atrapar esa rajita húmeda con su lengua ansiosa, toca las caderas de Carla para poder penetrar más profundamente su cuevita mientras siente sus manos tecleando torpemente por encima de su cabeza.

jaja… Pepe acepta encantado… en este momento está arrodillado… me baja todo el jean y la tanga… y me está besando la conchita… ahhh… que lindo!... siiiii… siiiii… ssiiii iasi así… mmm… me está metiendo la lengüita en mi agujerito… a mí se me hace muy difícil seguir escribiendo...

Carla se deja llevar por aquel momento erótico. En ese momento se olvida de los guardias, de que es viernes por la noche en un horario poco habitual para estar en la oficina. Siente la lengua de Pepe acariciando su rajita, y la sensación que recorre su cuerpo es electrizante. Ya le han comido el... muchas veces y en muchas circunstancias pero en ninguna había sentido tanto morbo por el riesgo de ser descubierta y la posibilidad que aquello conllevaba. Cierra los ojos y se deja llevar por las emociones de aquella comida bestial. De pronto ve un mensaje en su monitor de nuevo.

Te chingas putona, me tienes que dar detalles de la comida de coño que te están dando. Estoy hirviendo

Ah, su amiga Sara. La había olvidado por un momento, totalmente inmersa en su propio placer. Como puede se acerca al teclado y empieza a escribir con manos temblorosas. Pepe sigue empeñado en su labor de comedor de... diciéndole lindeces entre cada acometida. Carla siente aun la lengua de Pepe acariciando su clítoris y en cada embate de aquella lengua siente un ramalazo de placer recorrer todo su cuerpo.

Este pendejo sabe lo que hace… ahhh… me lame el clítoris... y me dice que siempre me tuvo ganas que es un sueño cumplido ahhh que lindo se siente… putona me gustaría que estés acá!!!! aiyyyyyy sii no pares pendejo de mierda… chupa… jaja!!... auyyyy siiisiiisiiisiii auuyyyyy siiiiisiiiii sigue hijo e puta sigue e siiiisiiiisiiiahhhhh que lindo que la chupa ahhhh

Carla para en seco de escribir al sentir el torrente de emociones concentradas en su conchita ante los embates de la lengua de Pepe. El chavo sigue balbuceando que si siempre la ha deseado, que es un sueño vuelto realidad, y Carla solo quiere que use la lengua para algo más que hablar. Con voz ronca le dice Cómeme el... hijo de... dale placer a tu jefa cabronazo, así me querías tener pues gózame... hazme sentir más con esa lengua, andaaa con dificultad se apresta a abrir el nuevo mensaje de Sara.

Dime putica que están haciendo, puta no me dejes asiiiiiiiiiiiii iiiii

Carla sigue empeñada en gozar aquella comida de... de Pepe hasta que, ahogando un gemido que quiere convertirse en grito, se viene en oleadas incontrolables de calor acometiendo su conchita. Pepe siente los espasmos de la venida de Carla y la recompensa de sus jugos escurriendo por los delicados bordes de su vagina, llenando de humedad aún más sus vellos y la barbilla de Pepe que queda impregnada del olor de su sexo. Escribe.

Ayysii me sigue chupándolo bien que lo hace mmmmsiiiisiii ayy voy a acabar puta chupqa siiiisiis siiiiiiiiiiisiiiiii iiiiiiiiiiiii ahhhhhhhh

Ha sido un orgasmo intenso, largo y silencioso. Apretando los labios para no gritar como ella hubiera querido. Su vagina insaciable palpita como pidiendo más emociones. Tiene a su disposición a un semental con una verga de generosas proporciones y no piensa dejarlo ir vivo. Cualquier reserva que hubiera podido tener ante aquella situación peligrosa, ha desaparecido por completo después de la venida tan intensa que acaba de tener. Pero lo mejor aún estaba por venir si seguía las indicaciones que venían en el nuevo mensaje de Sara:

Eres una calentorra de mierda quieres sentir un pedazote de verga adentro hija de puta ponle el puto condón al chavo y que se siente en la puta silla ahhhh mierda que rico me imagino ahhhh

Casi puede imaginar a su amiga Sara, a quien solo conoce por un par de fotos que habían compartido antes. Morena salvaje con una mirada viciosa y unas tetas que se antojan deliciosas. Se la imagina recostada en su silla mirando con cara de viciosa lo que Carla le puede escribir dadas las circunstancias. Pepe se levanta del lugar donde se hallaba entre sus piernas y sin mediar palabra le ofreció su enhiesta verga para que ella misma le coloque el condón. Con manos aún temblorosas, Carla abre la envoltura del condón y ampliando su centro plástico lo coloca encima de la cabeza de aquella pija dura no sin antes meterla en su boca y saborear aquella sensación de una verga bien proporcionada y dura, la mete por completo en su boca y el chaval se arquea de placer. Carla sabe que tiene que detenerse porque lo mejor aún está por venir y prosigue con la puesta del condón en esa deliciosa verga. Con cuidado lo va desplazando hacia abajo hasta que lo cubre casi en su totalidad. Juega un momento con los vellos del pubis de Pepe y acaricia levemente sus testículos antes de levantarse para cederle su asiento a él. Pepe se sienta y le susurra que ya está listo y Carla se sienta poco a poco encima de él, sintiendo como aquel garrote duro y gordo se va abriendo camino en la empapada rajita de su… Carla gime suavemente sin olvidar por completo dónde se encuentran pero incapaz de dejar de expresar lo bien que se siente de ser cogida por Pepe en ese momento. Recuerda a su amiga y la excitación que ella también debe estar sintiendo. A costa de todo, quiere hacer esta su experiencia también, así que como puede se levanta y comienza a escribirle.

Siii ya me la puso el turro… ahh se sentó en la silla y yo escribo sentada arriba del… ahhh jaja esto es buenisssimo… ayy que pedazo de pija hijo puta mmmmm siiisiiiiiii ahhh estoy escribiendo sentada arriba dela pija!!!!!! jaja esta buenisimaaa... mmm. El pendejo está gozando a lo loco!!... jaja siiiiiiiiaiiiiiiiii i aaaa sisisi no pares puto sisisisi ahhhhh…  ahora me levante… jaja esta con la pija durísima sentado y yo parada al lado escribiendo me está tocando el culo... jajajjj

¡Que gozada! Pepe cierra los ojos para sentir más intensamente aquel... apretado abrazando su pene. Sentado en aquella silla, solo tiene que sincronizar los movimientos para que Carla lo engulla por completo mientras se mueve arriba y abajo escribiendo lo que puede en el teclado. Carla siente la presión de la verga de Pepe entrando en su empapada vagina. Rozando cada pedazo de su interior y arrancándole gemidos ahogados. De vez en cuando Carla le dice "dale hijo de... cógete a tu jefa, pendejo de mierda… lo soñaste?... acá lo tienes!". Siente la irremediable venida de un segundo orgasmo y, ahogando de nuevo un grito que pugna por salir de sus labios, lo siente mover cada fibra de su cuerpo, ese electrizante momento, unos cuantos segundos en que las sensaciones se multiplican y hacen del sexo el más animal y más elemental de todos los actos. Ahhhhhsusurra Carla y en ese momento Sara le contesta y ella, tras recobrar un poco la compostura, abre el mensaje para leer a su amiga.

Te dije puta que ibas a gozar de lo lindaaa a que morbo hijo e puta que morbo, me estoy tocando estoy por venirme dime más...

Casi puede imaginar a Sara, despatarrada y dándose dedo con desesperación, el dedo lleno de la humedad de su amiga entrando y saliendo por ese... mojado y peludo que sabe que tiene su amiga. Puede sentir su excitación casi como si estuviera junto a ella porque su... está palpitando de deseo también. Ella se ha tocado en sus pláticas calientes también para satisfacerse junto a su amiga pero esta noche tiene a un semental que no parece cansarse y que se la está cogiendo de lo lindo. Lo monta suavemente para gozar de los últimos resquicios del reciente orgasmo, un suave vaivén que va aumentando su intensidad hasta que Carla para porque presiente que Pepe está a punto de venirse. Se levanta para empezar a escribir su réplica. Mientras ella hace esto, Pepe se la toca para que no baje su excitación. Es un gusto ver aquella pija resplandeciente con la mezcla del lubricante del condón y su propia humedad de hembra en celo. De... ardiente. Sin poderse contener se abalanza sobre él y le quita el condón para metérsela dentro de su boca. Su lengua explora aquel pedazo de carne intruso en su boca y lo siente estremecer. Se detiene un momento para terminar de escribir su correo, le da enviar y continua con su mamada que tiene a Pepe tres niveles arriba del paraíso. ¿Te gusta que te la chupe tu jefa, verdad... vergudo, hijo de... Le susurra Carla entre cada acometida al fierro de Pepe.

Mmm le dije que se siente en la silla devuelta… yo estoy parada de vuelta y él se la está tocando... se la voy a chupar le saco el forro y me la mamo...

Sara tarda un poco más que antes en responder. Señal de que ella también sigue dándose placer, ocupada en sus propios manejos sobre su cuerpo. Finalmente le escribe de nueva cuenta:

Cuantas veces te has venido ya? Que se espere el puto las damas primero. Yo llevo dos y voy por el tercero. Ay que rico...

Ajá, como Carla sospechaba, su amiga se estaba pajeando a su salud. Era lo menos que podía hacer por ella. Carla ha terminado de darle placer con la boca a Pepe y le ha pedido que vuelta a sentarse en la silla. Le pone con dedicación profesional de... de lujo, un nuevo condón en esa verga erguida y sin miramientos, lo vuelve a montar mientras escribe de nuevo.

Se la mame mmm… pare porque no quiero que acabe jaja!!... ahora me la va aponer devuelta siiiiiiiiiiii esta atrás mioooo y me está cogiendo lindo ah aha aahh asiiiiiiiiii sigue pendejo de mierda sissisisisissiiiii

Carla vuelve a sentir aquel instrumento que no parece cansarse nunca dentro de ella. Mientras le dice lindeces, Pepe se dedica a resoplar como toro de lidia, incapaz de proferir palabras al sentir el vértigo de Carla al llevar el ritmo apresurado y semilento del mete-saca. ¿Quién pudiera imaginar que esta Hermosa jefa con su carita angelical pudiera llegar a ser tan ardiente y tan cogedora? Aún no se la podía creer y Pepe hace esfuerzos sobrehumanos para no venirse todavía. Carla para al ver que Sara ha respondido. Quizá ese continuo parar por contestar los correos es lo que le ha ayudado a Pepe a mantener su pene invicto, con el abundante semen que siente palpitar en sus testículos a buen resguardo, haciendo esfuerzos por salir e inundar a aquella conchita que le ha dado tanto placer. Carla lee en su monitor:

Cuantas corridas llevas putica? anda dimeeee

¿Cuantas crees... Piensa para sí, dos o tres, ya perdió la cuenta, entre las cogidas y mamadas, ya es difícil decirlo. Lo que importa es el nuevo que se empieza a gestar en sus entrañas mientras monta a ese semental que ha aguantado tanto. Su... está tan agradecido que mientras se viene de nueva cuenta, arqueándose completamente sobre Pepe, se sale de él y le quita el condón, metiéndose de nueva cuenta aquel candente fierro hasta la garganta. Se lo merece el... piensa mientras le da con la lengua en el borde de su cabeza, que se venga en mi boca de... si quiere el... Carla está ansiosa de pasar un poco del placer que ha sentido a su mensajero, a su semental. Pepe se mantiene heroicamente sin venirse aún y Carla se levanta y le pregunta que dónde se quiere venir. Él le contesta tímidamente que en su... y ella le coloca el tercer condón de la tarde en su todavía dura verga. Rechaza cómo puede el impulso de volver a metérsela en la boca y se vuelve a montar en él. Pepe siente que ve estrellas, la vista de aquel culo esplendoroso frente a él, la sensación de la conchita devorando su pene con salvajes movimientos, el morbo de la situación es más de lo que puede aguantar y se viene con un grito gutural mientras Carla le hace señas para que guarde silencio para que no los descubran. Carla se alcanza a montar en la ola del orgasmo de Pepe para lograr su cuarto, ambos al unísono. Es increíble. Está exhausta pero terriblemente excitada por todo lo que acaba de suceder. Carla regresa al teclado y escribe como puede, aun presa de la excitación:

siiiiiiiiiiiiii… acabo adentro mío siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii ii ahhhhhhhh que lindo estuvo suerte que compre una caja de forros uso 3... jaja guauuuuuu acabe como 3o4m veces… todavía estoy excitada guauuu estuvo buenísimo

Al otro lado de aquella comunicación, Sara, con sus pantalones y tanga tirados en el suelo y su blusa levantada mientras sus manos atacan sin piedad sus senos endurecidos y su vagina encharcada, intenta imaginar aquella escena con Carla cogida frente al escritorio mientras Pepe la ensarta con rítmicas estocadas. Ha sentido dos orgasmos y está a punto de un tercero, casi como si la excitación de su amiga fuera la propia. Escribe con una mano mientras continua sobando su teta.

Que puta que eres, amiga. Estas convertida en toda una puta de mierda. Ahhh que rico.

Carla recoge sus ropas regadas por el suelo y los dos condones usados que le había quitado a Pepe durante aquel polvazo. De vuelta a la realidad escucha a lo lejos las voces de los guardias, totalmente ajenos a lo que acaba de pasar ahí. Pepe ha pasado al servicio para asearse un poco y Carla aprovecha para darle noticias de la situación a Sara.

Ahora te puedo escribir mejor… estuvo bárbaro… se fue al baño a lavar... guau ahora que venga te lo pongo a él, si?... acabe 3 o 4… y tú?

Sara se sigue tocando aún, ansiosa por sentir un nuevo orgasmo. Al otro lado de la comunicación las aguas se han calmado ya y todo parece volver a la normalidad. En un intento por prolongar aquello escribe:

Voy por el tercero amor, excítame por fisss

Después de un breve momento llega la respuesta de sus amigos. Es Pepe, ya que Carla ha pasado al baño para asearse también:

Soy Pepe tuvo buenísimo maestra! la verdad es que Carla es divina todos acá le tienen ganas, la verdad es que todavía no lo puedo creer, Carla me pregunta si tú quieres que te coja también.

Jajaja, eso sería interesante, claro que quiere que el semental se la coja. Qué pena que esté tan lejos. Le hubiera gustado tanto ser parte de aquella aventura pero por hoy se contenta con ser un ojo invisible y un facilitador en las aventuras sexuales de aquel par de calientes.

Hola divina!! soy Carla… nos vamos porque en cualquier momento sube el de seguridad… jaja!!... acá le dije a Pepe que esto queda entre nosotros y yo sé que va a cumplir… besote divina... me encantooooo!!!!!!! jaja!!!!!!!!! Y a ti?

A mí también me encantó. No se vayan aún quisiera decirles Sara. Tengo un tercer orgasmo atorado entre mis piernas Quisiera estar con ellos, revivir aquella escena, no quitarla más de su mente. Que quede tatuada para siempre en su memoria. Con una última esperanza les escribe de nueva cuenta.

Estoy ardiendo chama. Que gozada ay que hacer más cosas de estas

Tras dos largos minutos de silencio, Sara abre de nueva cuenta el primer correo, abre su procesador de texto y escribe:

Querido Dark Knight, tengo algo que quizá te interese. Tengo una amiga, Carla, que camina de regreso a su trabajo por las aletargadas calles de su ciudad…

Dark Knight

[email protected]

(8,80)