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Mi primera vez y con un hombre mayor

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Acababa de cumplir los 18 años, ya con la mayoría de edad por fin mi papa me dejaba salir de fiesta con mis amigas de noche, mis amigas habían decidido un buen antro, el ambiente era muy movido, al momento de entrar lo único que se podía ver eran muchos cuerpos moviéndose de un lado a otro, luces cegándote a cada momento, una música que te dejaba sordo, mis amigas estaban súper emocionadas, pues yo era la única que nunca había tenido sexo o había tomado, yo era la santa del grupito.

Después de tantos empujones y pisoteadas llegamos a la barra, estaba nerviosa como la mierda, era mi primera vez en un antro y sobre todo iba ser mi primera vez tomando, empezamos a tomar algo ligero, una cerveza, pero cada vez se iba subiendo de tono, no solo fue una, fueron dos y luego tres, después dejo de ser una cerveza ahora era tequila, whisky, vodka, margarita, yo sentía un mareo tremendo, pero me sentía muy feliz, a veces sacaba a mis amigas a bailar, pero después solo iba yo sola a bailar, hubo un momento donde perdí a todas mis amigas, pero yo siempre pedía más y más bebidas.

Descansaba un poco en la barra, cuando de repente sentí alguien detrás de mí, había pegado su cuerpo con el mío, sentía su erección en la parte baja de mi espalda casi rosando mi culo, sus manos tocaban mi cadera, estaba asustándome, pero de tanto alcohol que tenía en mi organismo se me esfumaba el miedo y llegaba esa excitación, de repente sentí su boca en mi oído y me dijo:

—No quieres divertirte un rato conmigo nena? --Me dijo susurrando, mientras frotaba su erección en mi culo tan descaradamente, si no tuviera tanto alcohol en mi organismo ya le hubiera dado una cachetada incluso mucho antes de que se acercara de esa manera a mí, pero no, me estaba mojando las bragas como si fuera una fuente.

Asentí con la cabeza, sonreía como una idiota, no había visto la cara del tipo pero tenía unas ganas inmensas de tener sexo, ni siquiera en ese momento me acordaba que era virgen, mierda, no me acordaba de mi nombre.

A partir de aquí, mi cuerpo era de gelatina, mi vista estaba borrosa, el agarraba mi cintura, creo que hasta me cargaba porque mis pies ya no reaccionaban, me subió a su coche y me llevo a un hotel, estaba a punto de dormirme cuando me despertó y hasta me dio agua, con eso agarre el sentido de las cosas, llegamos a una habitación y el como una fiera, empezó a besarme la boca, manoseaba todo mi cuerpo, yo solo llevaba un vestido corto ajustado, mis tetas sobresalían y mi culo se veía de infarto con ese vestido, el mordía mi cuello, mientras yo desesperadamente le quitaba la camisa, ese hombre tenía un cuerpo bien formado, unos brazos tan enormes, el me quito el vestido, una ventaja para él es que no llevaba sujetador, así que con una risa y un gemido empezó a chupar mis grandes tetas, mis pezones estaban tan duros que me dolían pero me daba un gran placer, agarro mi culo, lo estrujaba, me daba nalgadas, dejo a un lado mis tetas, agarro mi cabello me lo jalo hacia atrás y me dijo;

—A ver zorrita, se ve que eres primeriza, vamos a ver como la chupas. —Y con eso, me puso de rodillas, se bajó el pantalón con todo y boxes y agarro su verga, grande y dura, sus venas se marcaban, sin pensarlo empezó a chuparle la punta, mientras jugaba con su punta, con mis manos tocaba sus testículos, metí toda o casi toda su verga en mi boca, apretaba sus testículos cada vez más fuerte, el no resistió más y empezó a cogerme la boca, me lo metía tan rápido y duro que me dolía, pero aun así quería seguir sintiéndolo.

Me ayudo a levantarme, me dio la vuelta, el veía mi espalda y mi culo, mi cabello lo puso a un lado y me susurro al oído:

—Ahora te voy a coger duro nena, no tendré piedad contigo, a ver si así dejas de andar de calenturienta con personas desconocidas.

Me empujo a la cama boca abajo, lamio toda mi espalda hasta llegar a mis nalgas, las mordió, dejo marcas de sus dientes, me rompió las bragas, me chupo el ano, metió un dedo ahí, mientras me decía lo apretada que estaba, me volteo boca arriba, abrió mucho mis piernas y empezó a lamer mi vagina húmeda, me encantaba como su lengua jugaba con mi clítoris, mientras me metía sus gruesos dedos y me cogía duro con ellos, yo gemía como loca, agarraba su cabeza y lo pegaba más para que no parara, el solo se reía y decía que era muy zorra, me mojaba cada vez más, cuando me decía cosas sucias.

Había llegado a dos orgasmos gracias al trabajo que estaba haciendo con su boca, ese si era un verdadero hombre, de repente se levantó y fue donde estaban sus pantalones, de ahí saco un condón y se lo puso rápido, mientras que yo estaba acostada con las piernas bien abiertas y toda sudada el me miraba como si fuera una obra de arte, mientras sonreía se subía encima de mí, subió mis piernas a sus hombros y poco a poco entro en mí, sentía un dolor intenso, era muy grande y yo era virgen así que no estaba acostumbrada, iba lento hasta que empezó a ir más rápido, yo rasguñaba su espalda, gritaba cada vez más a que siguiera, me cogía cada vez más duro, gemía en mi oído, me decía lo zorra que era, ahora tome yo el control, me puse encima de él y empezó a montarlo, metía su verga más al fondo, el tocaba mis tetas, jalaba mi cabello hacia atrás mientras yo movía mis caderas en círculos, el agarro mi culo y metió más rápido su verga hasta que finalmente nos corrimos los dos, los dos estábamos sudando, respirando rápidamente, cuando nos recompusimos, me dio una nalgada y me dijo:

—Para ser virgen lo hiciste de maravilla nena, a ver si lo podemos repetir otra vez.

Por último, nos dimos una ducha rápida, el me dio su número pero yo no le di el mío y salimos del hotel como si nada hubiera pasado.

Hola, segundo relato, si les gusto no olviden votar, si tienen alguna duda o sugerencia envíenmela a mi correo: [email protected].

Muchísimas gracias por leer, besos.

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