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Intensas sensaciones en el metro

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Mi nombre es Katherine tengo 21 años. Lo que les cuento en este relato puede que para muchos no sea una gran cosa, pero para mi fue una experiencia muy intensa que introdujo en mi mente muchos pensamientos y sensaciones que nunca creí tener.

Siempre suelo usar el transporte público, un poco porque siempre me ha preocupado la contaminación (en mi ciudad es un problema serio), pero también porque no tengo los recursos para comprar un automóvil. Como es común en todas las grandes (y no tan grandes) ciudades, en las horas picos se presenta una gran cantidad de personas en los trenes, en medio de estas tumultos de personas muchas veces es inevitable sentir el cuerpo de otras personas rozándote, muchas veces es mejor cerrar los ojos, ponerte los auriculares y pensar que muy pronto llegaré a la estación de destino. También debo decir que en el metro de mi ciudad no se tienen vagones separados para hombres y mujeres, en todos los vagones nos encontramos mezclados, a pesar de esto se tiene una buena cultura al respecto, pocas veces se presentan casos de manoseo y cuando se presentan muchas veces el presunto manoseador termina linchado por las demás personas del tren al ser descubierto. En algunas ocasiones pude sentir ligeros manoseos sobre mi cuerpo, pero evito armar problema porque se que el contacto es inevitable y no quisiera hacer golpear a alguien por una simple sospecha.

Ese día se presentó una lluvia terrible que causó inundaciones en las calles y retrasos en los trenes, así que la cantidad de personas esperando tren era mayor que de costumbre. Yo estaba vestida con mi uniforme laboral una blusa blanca de botones y una falda negra hasta las rodillas. Cuando llegué a la estación tenia la ropa algo mojada por la lluvia y después de 4 trenes finalmente logré montarme en medio de empujones, pero me doy cuenta que al montarme mi falda se ha subido casi hasta la mitad de mi muslo, me siento algo avergonzada pero pienso que en medio tanta gente nadie me verá. El frio por mi ropa mojada se colaba entre mis piernas haciéndome muy sensible al roce con las demás personas.

Después de dos estaciones, en las que continuaron entrando mas pasajeros, cada vez me encontraba mas apretada, sin quererlo acabe recostada en la espalda de hombre de unos 30 años casi como si lo estuviera abrazando por atrás y saque provecho de eso para recuperar un poco de calor corporal (jee).

Hasta ahí todo era normal como de costumbre. La cuestión comienza porque siento unos dedos en la parte de mi muslo que tenia al descubierto, al sentirlo de inmediato siento un shock casi que eléctrico que recorre todo mi cuerpo, Tal vez por el frio que tenia en mis piernas al descubierto sentir esos dedos sobre mi me estremece totalmente. Después de unos cuantos segundos que me parecieron eternos los dedos se retiran de mi muslo y yo suspiro tranquila. Pasa un rato y de nuevo siento esos dedos sobre mi muslo, esta vez un poco mas arriba... casi llegando a mi cola... mi corazón se acelera y se me reseca la boca, casi puedo sentir la mano completa tocándome... no tengo espacio para moverme, pienso en gritar... pero algo dentro de mi no quiere gritar, siento un vació en mi estomago y estoy muy nerviosa. Quiero seguir sintiendo esas sensaciones y tal vez por eso no cedo al impulso de gritar. Después de dos estaciones más al parecer el dueño de la mano se da cuenta que no estoy oponiendo resistencia y comienza lentamente a subir la mano, y poco a poco entra debajo de mi falda... Solo pienso que no puedo creer lo que esta pasando, o mejor que no puedo creer que yo este permitiendo que pase. Es una sensación completamente nueva para mi, me siento expuesta, entregada, ahora la mano esta directamente sobre una de mis nalgas con uno de sus dedos hace movimientos suaves sobre mi tanga, mis piernas tiemblan muchísimo, me contengo una vez mas de gritar (o tal vez de gemir?) después de un rato de dejarme llevar de esas sensaciones y de sentir esas pequeñas caricias, algo dentro de mi se despierta y me digo a mi misma que no puedo permitir eso mas tiempo; junto valor y con mi mano agarro esa mano y la alejo de mi cuerpo... Esto en vez de calmarme, aumentó mucho mi estado emocional, mi corazón esta a reventar... Una parte de mi quiere seguir sintiendo sentirme manoseada y deseada, pero ya no estoy dispuesta a permitir mas contacto. Afortunadamente me doy cuenta de que ya se acerca mi estación de llegada, así que me tranquilizo lo mas que puedo y espero a llegar. Al momento de caminar hacia la puerta del tren siento de nuevo la mano que esta vez entra con descaro entre mis piernas y con un dedo hace presión sobre mi vagina, casi causándome dolor, mientras camino volteo a mirar con enojo pero solo veo hombres de espalda y no logro identificar quien es el dueño de aquella mano.

Al llegar a mi casa me encuentro muy nerviosa sin saber que pensar me siento excitada... terriblemente sensible en cada parte de mi piel siento la necesidad de ser acariciada mis manos contra mi voluntad bajan a mi vientre... y me toco suavemente... Me digo que no! esto no puede estar pasando!!... no puedo hacer esto solo porque un pervertido me toca un poco en el tren!!... Decido dejar de pensar en eso, distraerme, ver la TV, pero la necesidad en mi interior es demasiado fuerte. Es como un grito que no logro callar. No puedo controlarme ni un segundo mas. Entro a mi cuarto, cierro la puerta. Me desabotono la blusa. Me quito mi sostén. Me bajo la falda y la tanga de un tirón. Apago la luz y me meto entre las sabanas.

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