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En el autobús

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Tengo 25 años estudio a tiempo parcial y además para sacarme un dinero trabajo desfilando como modelo en lencería erótica, dicen que tengo un cuerpo para el pecado, quiero contaros un relato erótico que me sucedió en el autobús en el que suelo viajar casi a diario para desplazarme de la universidad al trabajo.

Vivo a las afueras de una gran ciudad y no tengo carnet, ni tiempo para sacármelo ahora mismo, así que, suelo coger el último autobús sobre las doce de la noche, conozco al conductor, es un joven con un cuerpo cuidado en el gimnasio, es muy amable y me espera si me retraso, suelo ser la única que va a esas horas, pero la semana pasada paso algo inesperado ocurrió.

Él solía mirarme por el espejo, aunque apartaba la mirada cuando yo lo veía, el también me atraía pero nunca pasamos de las miradas, era muy sensual el juego, pero ese día el autobús se estropeó no podía arrancarlo, miro el motor, pero no sabía que le pasaba y se cortó en un dedo que le sangraba bastante y le cabreo.

Entonces me acerque a él y le cogí la mano, le mire a los ojos y empecé a chuparle el dedo que le sangraba, él se relajó y empezó a acariciarle la cara, bajo por mi cuello y llego a mi escote, llevaba una blusa de tres botones, los cuales empezó a desabrochar muy despacio, yo empecé a besarle y el me quito la blusa y a continuación con una mano el sujetador, dejando mis dos pechos de tamaño mediano, con dos pezones muy grandes que siempre le han encantado a los chicos con los que estuve, no pudo evitarlo, al verlos se volvió loco por ellos y comenzó a chupármelos, mientras bajaba sus manos para acariciarme las piernas, mientras subía hasta el muslo por debajo de mi minifalda vaquera y yo estaba súper excitada.

Pero más cachonda me puse cuando fue bajando, chupándome todo el cuerpo hasta llegar a mi tanga rojo, entonces sin miramientos me lo arranco de un tirón y comenzó a comerme el coño depilado de muñeca que suelo llevar, yo le agarre por la cabeza con fuerza para que me metiera la lengua hasta el fondo, de repente, me levantó como si nada, pasando sus fuertes brazos por detrás de mis muslos, sin dejar de comerme el coño. (Estaba claro que no tenía ninguna intención de llamar a la empresa para dar el parte del autobús estropeado ni pedir ayuda por la emisora que llevan para casos como este.)

Yo cuando me vi arriba, me di cuenta de la barra donde se agarran los pasajeros y me cogí a ella, él seguía comiéndomelo, como nunca antes lo había hecho nadie, tenía el clítoris súper húmedo, me fue bajando despacio mientras seguía agarrada, hasta que mi coño estaba a la altura de su cintura, entonces se sacó su enorme polla y me la metió, mientras me agarraba con sus fuertes brazos, yo sujeta a la barandilla para quitarle un poco de peso, comenzó a follarme, cada vez con más ritmo.

Sentía que me desgarraba, con esa enorme polla larga gorda y dura, pero no quería que parara, todo lo contrario, le gritaba “fóllame, no pares hasta que me destroces “él se inclinó sobre mis pechos para chupármelos, mientras no paraba de follarme, yo me estremecía.

Poco después, cuando vio que no aguantaba más, para que no me corriera aún, me bajo y se sentó en uno de los asientos y yo me puse de rodillas para chuparse, el me agarraba por el pelo y me la empujaba con fuerza, para indicarme que le gustaba, que se la chupara hasta el fondo y fuerte, y así lo hice, mientras con una mano le acariciaba los huevos con fuerza.

Tiro de mi pelo con fuerza para que me levantara y me dio la vuelta y agarrándome por la cintura me sentó sobre su polla y me la metió, agarrándome de los pechos, comencé a subir y bajar cada vez con más fuerza, y él súper cachondo, decía que quería correrse en mi boca.

Apoye mis manos en mis rodillas y con las piernas flexionadas comencé a mover mi culo y mi cadera con un ritmo brutal tanto que se volvió loco y me pedía que me corriera sobre su polla, quería sentir como se lo daba todo con la polla dentro y sentir como chorreaba hasta llegar a sus huevos, entonces no pudo resistirlo más y cuando estuvo a punto de correrse, me grito que no podía más y me levante e incline mi cuerpo para que se corriera dentro de mi boca y por toda mi cara, mientras yo se la machacaba con rapidez y mucha fuerza para que el orgasmo fuera más intenso, hasta que casi llena mi boca para yo tragármelo todo, estaba caliente y muy rico, siempre me había gustado comérmelo.

Nos vestimos y sorprendente mente el autobús arranco, ¿milagro? ¿O quizás maniobra realizada por el mismo con la excusa de follarme esa noche?

Me llevo a mi casa y nos despedimos como siempre, por supuesto seguí haciendo el trayecto y aunque nunca más se estropeó, cuando quedábamos solos hacíamos parada en el mismo sitio, pero eso son otras historias que os contare en otro momento.

(9,00)