Este nuevo burdelito estaba bastante bien, muy elegante.
La madrota pagaba una bicoca, el 30% nada más, y sinceramente eso es muy poco.
El primer cliente que recibí ya lo conocía de antes, y sabía que lo mínimo que quería era mamarme las tetas y una paja sin prisa.
Pagó en la recepción el precio de la hora, y se supone que ese sería el único pago por el servicio completo.
La habitación estaba a media luz, llena de espejos, la música cachonda, y estaba haciendo muchísimo calor.
Él se quitó la ropa, se dio una ducha, y se preparó en la tabla de masaje. Yo me quité la ropa, me subí a él con las piernas abiertas y a pelo, y comencé a darle un masaje de espalda.
Cuando le pedí que se volteara, no pudo resistir comenzar a succionarme los pezones fuertemente. Yo sentí un calambre que me recorría por el cuerpo con esa mamada de pezones tan rica, mi cuerpo estaba sudando, y comencé a sentir mis entrepiernas húmedas y escurriendo, entonces le dije:
- traes más dinero?
- sí, cuánto quieres? qué más me ofreces?
- dame un billete grande y me puedes hacer lo que quieras papi
El tipo sacó el billete, lo arrojó al piso y me volteó hacia la mesa inclinándome un poco, y se agachó para poder verme el culo y empezar a comérselo.
Yo estaba terriblemente excitada, así que como el tipo había pagado buen dinero, levanté el culo y le permití que jugara con él a su gusto.
Comenzó metiéndome los dedos lentamente, y luego me repegó la punta del pene, que estaba bastante grande y grueso... yo estaba tan excitada que no me importó. Disfrutaba tanto recibir dinero y verme desnuda en los espejos, y tener la verga de uno y otro, y otro hombre, entre las piernas, que nada me importaba.
Mis pezones jugosos, hinchados, erectos y rosados estaban que ardían por una mamada, así que me volteé, me subí a la mesa, me sostuve con las piernas abiertas a la altura de su pene, y le pedí que me las mamara de nuevo.
Su verga estaba jugando fuera de mi vagina y su boca estaba en mi pecho. El espectáculo en el espejo era increíble: mi cuerpo esbelto, blanco, firme y delineado, ofreciendo placer a un tipo asqueroso con el que jamás tendría sexo si no hubiera plata de por medio...
Mi panochita apretada estaba comenzando a sentir su palo ligeramente adentro, y me estremecí: carajo, amo mi trabajo de puta!!!! y empecé a mover las caderas para que el sintiera placer y me la metiera más y viera que soy la mejor prostituta, y que valgo la pena cada centavo pagado, quería ganar un regular!! Vaivén rítmico, embestidas profundas, y me sentía tan orgullosa de que mi cosita no me doliera con semejante vergón de macho...
Pero las cosas no son perfectas... el tipo se vino muy pronto y pude ver el pastel de crema salir de mi hoyito en cosa de minutos, lo cual me enfureció bastante...
El tipo se vistió y se fue enseguida...
Yo me tuve que quedar caliente, sucia y frustrada... aunque no me puedo quejar: a las prostitutas nos pagan para dar un servicio y usar nuestro cuerpo a su antojo, no para disfrutar lo que hacen con nosotras....
Ese es nuestro trabajo, y la verdad, amo lo que hago.