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Laura, mi ex cuñada. Tercera Parte

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Seguíamos sentados en el sofá, mirando una película en la TV mientras charlábamos y bebíamos. Nos besamos y en un instante, mi pene comenzó a ponerse inquieto. Laura miró mi bulto que crecía por debajo de mi jean. Rio y colocó una de sus manos por encima. Comenzando a hacerme caricias, apretando y masajeando mi bulto.

-¿Estás listo para tu segunda sorpresita cuñadito?-. Me dijo ella.

-Si cuñada, fijate que estoy súper listo-. Le dije, señalando con la vista mi bulto.

-¡Esperame!-. Me dijo. Levantándose, se dirigió a su habitación.

Espere unos minutos y volvió donde estaba yo. Esta vez estaba vestida con una calza animal print, también engomada como la anterior, zapatos tacos alto de aguja, negros, y un top negro, también engomado. Se acercó hacia mí, el sonido de los tacos sobre las baldosas se confundían con el sonido de la televisión. Poso para mí, para que la observara por completo. Estaba mortal. La subí sobre mí y comencé a tocarla. Sus piernas, sus nalgas, se sentían espectaculares con el material engomado de la calza. Bese sus senos por encima del top. No tenía puesto corpiño, por lo que sus pezones se marcaban tan sexys.

Mi pene estaba durísimo. A punto de atravesar mi jean y salir a penetrarla. Se paró nuevamente y se dio vuelta, quedando de espaldas hacia mí.

-¿Te gusta cuñadito?-. Me pregunto Laura.

-Me encanta cuñada-. Le dije, mientras devoraba sus nalgas por sobre la calza.

-¡Quedate quieto y no hagas nada!- Me dijo. Dándose vuelta.

Se inclinó hacia mí, desprendió mi cinto, el botón de mi jean. Ayudándola, me quité las zapatillas y me despoje del jean, quedando solo en bóxer. Mi erección para ese momento era tremenda. Y el bóxer me delataba aún más. Laura puso una almohada en el suelo y se arrodillo entre mis piernas abiertas. Apoyo su cara sobre mi pene. Acariciándolo con sus cachetes, con su boca, se lo pasaba por la nariz, para luego mordérmelo una y otra vez. Sabía que se venía una gran tortura para mí y para mi pene. Desde arriba podía ver su cola forrada por la calza engomada y sus espectaculares tacos.

Tomo con sus dos manos mi bóxer y me lo empezó a bajar, lentamente mi pene se asomaba, ella, iba besando intensamente cada parte que iba quedando al descubierto, sin tocar mi miembro. Así, hasta quitármelo por completo. Se inclinó hacia mis testículos, su nariz rozaba mi escroto, podía sentir su respirar caliente por toda la zona. Me miraba fijamente sin hacer nada. Eso me torturaba, mi pene tenia espasmos y aún Laura no me había tocado. Agarró el pote de aceite y me tiro sobre los testículos, arrancando con los masajes.

Sus manos se movían lentamente, dándome un placer indescriptible en mis testículos, estiraba el escroto hacia abajo y me lo soltaba de golpe, provocándome un dolor-placer. Tiró ahora aceite sobre todo mi pene, tanto que caía por mis testículos y de ellos a la almohada que estaba bajo las rodillas de Laura. Me tomo el tronco con una mano, empezando a masturbarme lentamente, con movimientos circulares bajaba y subía por la extensión de mi pene duro y enorme. Ella no dejaba de gemir, provocándome aún más. No sabía cuánto más podría aguantar sin correrme.

Con una mano sostuvo el tronco de mi miembro y con la otra mano abierta, describía círculos en la cabeza de mi pene, ardor y placer subían por mi cuerpo. Líquido pre-seminal caía a cada instante, siendo aprovechado por su mano para lubricar aun más. Poco a poco mi pene fue quedando más seco. Laura acerco su boca a mis testículos y se los metió en la boca, primero uno y después el otro, chupándomelos con intensidad. El sonido cuando se los quitaba de la boca se amplificaba en toda la casa. El glande mi miembro estaba rojo y ancho. Parecía que en cualquier momento estallaría.

Subió con besos por todo el tronco, limpiándome del líquido pre-seminal al mismo tiempo, rozó sus labios por el glande, mirándome con la mejor cara de zorra. Abrió la boca y amagó que se lo metería. Una, dos, tres y cuatro veces. Riendo, seguramente por mi cara de desesperado. No soportaba la tortura. Hasta que tomo el tronco nuevamente con una mano y por fin, sus labios cubrieron la cabeza de mi miembro completamente. Lento pero intenso, su boca bajaba y subía hasta la mitad de mi pene. Una y otra vez, gimiendo y saboreándolo todo.

Frotaba su lengua por toda la extensión para luego volver a metérselo en la boca. Yo estaba en el cielo, esa mamada solo lograba que me retorciera del placer. Y ella sabía muy bien lo que hacía conmigo.

Sus movimientos cesaron en un momento, fue hacía su habitación, yo no entendía que había pasado. Cuando volvió traía consigo un colchón, pequeño, pero bastante alto. Lo coloco en el suelo y se puso de perrita, con su cola mirando hacia mí. La altura era tan perfecta que mi pene quedaba a la misma altura que su cola.

-¡Quiero que me metas tu pija y me acabes adentro de mi conchita!- Me dijo Laura.

Quedé atónito con el pedido. Quería que largara todo mi semen dentro de ella sin preservativo.

-¡Estoy tomando anticonceptivos!-.- ¡Así disfrutamos más!-. -¡Hay que confiar!- Me dijo.

En verdad, yo confió en esas pastillas, con mi novia lo hemos usado siempre, y nunca tuvimos ningún problema. De todas maneras, yo estaba muy caliente en ese momento. Así que más que eso no podía pensar. Ya la tenía de perrita suplicando por mi semen dentro de ella. Y mi verga, ¡a punto de explotar!. Lentamente baje su calza, sus nalgas blancas comenzaron a aparecer, separadas por una tanga negra, con un pequeño triangulo con puntillas. Tomé el pote de aceite y puse abundante sobre sus nalgas. Mientas las acariciaba, esparcía todo el aceite.

Su tanga quedó mojada del mismo, Se la corrí a un costado y apunte mi pene a la entrada de su vagina. Sin dificultad la penetre, mi pene estaba extra lubricado. Cuando lo hice Laura gimió, era de esperarse, me lo había dejado más enorme de lo habitual. ¿Que esperaba? .Cuando su vagina de dilato, comencé a moverme dentro de ella, lentamente, sentado en el sofá. Ella me miraba con desesperación. Mi miembro acabaría por destrozar su vagina si no acababa pronto. Sus nalgas aceitadas brillaban con la luz de los veladores encendidos en el living.

Tomé mi teléfono y comencé a filmar y luego a sacar algunas fotos, que por cierto, quedaron increíbles. Siempre que las miro me vuelven loco. Llegó el momento en que no soportaba más. Estaba a punto de correrme.

-¡Ya voy a acabar cuñadita!- Le dije.

-¡Si cuñadito!-.- ¡Dámela despacito toda adentro!- Me suplicó Laura.

No pude decir nada más, mi pene explotó, los espasmos me hicieron gemir. Podía sentir como chorros y chorros de semen llenaban la vagina de Laura. Ella gemía y se movía lentamente hacía mi. Queriéndome sacar hasta la última gota. La calma no llegaba nunca. Los espasmos seguían apareciendo. Fue una de las mejores corridas que tuve en mi vida. Quite mi pene, como un tapón es escucho un sonido cuando lo hice. El semen no tardó en salir de la vagina de Laura que aun estaba de perrita. Saqué algunas fotos de ello. Ciertamente había sido una gran eyaculada. El colchón quedo mojado de semen bajo su vagina.

Se levantó, me dio un beso y fue hacia el baño a limpiarse. Cuando salió ya estaba cambiada. Aproveche e ingresé también al baño. Alucinado aun por la tremenda corrida. Mi pene aun largaba semen. Me lo limpié bien y salí. Nos sentamos a seguir bebiendo. Miramos los videos y las fotos. Riendo y comentando sobre lo tremendo que había estado. Mi ex cuñada me estaba dando tremendos placeres esa noche, que aun no terminaba...

-Alexander 0022-

(9,09)