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El Orfanato I

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14 de Enero de 1995, la vida ponía una cuota de tragedia a esta pequeña ciudad, un trágico accidente automovilístico había dado muerte a la Señora Sasha Vólkov y a su esposo el Señor Gregorio Di Salvo, la única que había sobrevivido con heridas menos graves era su pequeña hija de 6 años Roma Di Salvo Vólkov hija de ambos abogados, los periódicos se deleitaban contando este trágico suceso y despilfarraban portadas con la gran pregunta, que pasará con Roma?, el amigo y abogado de la familia el señor Cameron Burton ya había decidido la estancia de la niña en el orfanato de la ciudad, ya que no tenía a quien mas recurrir y no podía hacerse cargo de ella, solo legalmente para velar financieramente por ella.

14 de Febrero de 1995, un día común en el orfanato de la ciudad, los niños pequeños juegan en los balancines y los grandes intentan esconderse en los rincones del establecimiento para besarse sin restricción, hoy día los juegos también se dividen entre masculinos y femeninos, las niñas dividen la mitad del patio para poder jugar a la casita, al restaurante o a las muñecas y los hombres se roban la otra mitad para improvisar una pequeña cancha de futbol lo suficientemente grande como para no tener que pelear con las niñas por mas terreno, entre ellos se encuentro solo una niña, Julieta de 7 años, tocan la campana para entrar a clases, el partido había quedado 3 – 0 con 2 anotaciones de Julieta que le ganaba en velocidad y en fuerza a la mayoría de sus amigos, al entrar al salón se dirige de inmediato a su asiento en medio de Luciano y David, enseguida desde el asiento de atrás siente un jalón de pelo por parte de Pedro otro de sus amigos, entran las niñas al salón y enseguida Pedro y David comienzan a tirarle papeles con saliva hechos bolitas, entra la profesora y enseguida ve a estos dos diablillos corriendo a sus asientos, las niñas no dicen nada y se van a sentar, ella los mira para que se den cuenta que los descubrió y al irse a sentar en su escritorio llama a Julieta.

Profesora: - se inclina para estar a su altura – por que no te has peinado?

Julieta: - hace una mueca con la boca y mira sus manos –

Profesora: - suspiro – iremos al tocador y te arreglare, si? – Julieta se vio en la obligación de asentir – niños, no quiero que nadie salga del salón, voy y vuelvo – tomó la pequeña mano de Julieta y ambas salieron hacía el baño de las niñas, al llegar la sentó sobre una banca y comenzó a peinarla – todas las mañanas vendrás aquí para que yo te peine, no quiero que andes jugando con tu pelo suelto – Julieta solo asentía, el problema no era de ahora, sino de siempre, cada mañana recibía una llamada de atención por no tomar su larga cabellera color castaño oscuro, al terminar, profesora y alumna volvieron al salón donde nuevamente los niños de la clase abusaban de sus compañeras – David y Pedro quiero a ambos vengan a sentarse junto a mi ya que no se saben comportar.

Ambos niños caminaron hacía el frente llevando consigo sus mesas y sillas además de las burlas de sus compañeras por ser descubiertos, Julieta se sentó junto con Luciano y mantuvo la compostura por 3 minutos, para luego arremeter contra sus enemigas y tomarlas por sorpresa para arrebatarles sus muñecas y decapitarlas ante ellas, la profesara se giro para ver tal espectáculo y tomar fuertemente del brazo a Julieta coreada por el llanto de las 2 niñas, la sentó sola en un rincón al lado de un puesto vacío mirando hacía la pared y le prohibió girarse.

Para muchos hoy es el día del amor, otros de la amistad, pero para Julieta hoy es el primer día que la vio, nerviosa entraba al salón Roma, aun con un parche en su frente, su cuello mantenía intacto algunos rasguños del accidente, lo demás permanecía intacto, Julieta no pudo voltearse ya que su orgullo no se lo permitió, para mientras la profesora daba la bienvenida a la nueva alumna.

Profesora: – Bueno niños, ella es Roma Di Salvo espero que la traten bien y se hagan amigos de ella, por que desde hoy será su compañera – le dio dos golpecitos en el hombro ante la mirada atenta de todos por esta inusual niña de pelo largo y amarillo.

Julieta se giro al escuchar el extraño nombre y la siguió con la mirada hasta la mitad del pasillo, hasta que se dio cuenta que la profesora se giraba al no escuchar la silla rechinar dándole a entender que Roma se había sentado, la profesora se giro dándose cuenta del problema, ya no habían asientos, en realidad si, solo uno, junto a Julieta, la profesora dudo pero su clase había tenido las suficientes interrupciones como para seguir perdiendo el tiempo, le indico el asiento y Julieta al escuchar su nombre volvió a girarse ahora enojada por tal insolencia, hay tres cosas que un niño odia, hacer la tarea, la hora de dormir y los castigos y ahora Roma era parte de su castigo y se gano un poco del odio de esta pequeña niña que ahora la miraba de reojo a causa de ese pelo amarillo que llamaba la atención de todos.

Julieta miraba hacía la pared mientras que Roma hacía el pizarrón pudiendo ser participe de la clase, pero en realidad solo se mantuvo callada los siguientes 27 minutos que restaban de la clase, al tocar el timbre Julieta salió corriendo del salón seguida por sus tres fieles amigos, siguieron con el partido hasta que se autoproclamaron vencedores y comenzaron una leve riña de la cual ella no fue participe, en cambió prefirió mirar a Roma que sentada en una banca hojeaba un libro en completa soledad, quiso acercarse.

Por un momento lo pensó y sus pies actuaron obligándola avanzar dos pasos en el tercero ya se había arrepentido y retrocedió, jamás había sido buena hablando, menos con niñas, ella prefería jugar con hombres que son mas bruscos y básicos, conformes y admirados de su velocidad y fuerza obtenía rápida aceptación, mientras tanto el estar peinada, arreglada y con ese cierto toque femenino a ella no le hacían sentir para nada cómoda, volvió arremeter contra su miedo y avanzo, faltaban solo un par de escalones para llegar donde Roma cuando aparece su profesora, la toma de la mano y se pierde junto a ella en el pasillo, Julieta hizo una mueca, rasco la parte trasera de su cabeza desarmando aun mas su peinado y volvió junto a sus amigos los que ahora se balanceaban en los columpios y reían imaginado estar en otro lugar, volvieron a clase pero en esta no se hizo presente Roma, a Julieta le concedieron volver a su lugar junto con David, Pedro y Luciano, ellos siguieron con sus maldades mientras ella se agitaba cada vez que sentía la puerta crujir pensando en el regreso de aquella niña, miraba la puerta atentamente solo para desilusionarse al darse cuenta que era el viento, la profesora volvió a regañarlos y miró muy distante a Julieta, si bien ella era tímida y callada nunca perdía el tiempo y solo esperaba que la profesora se despiste para cometer cualquier travesura, pero durante los 30 minutos de la clase se había mantenido totalmente quieta y pensativa lo que le llamo la atención a la profesora que la llamo a su escritorio.

Profesora: – ¿Te sientes mal? – negó con la cabeza, ella no acostumbraba hablar si no tenía algo realmente importante que decir – y por que estas así? – Julieta la miro e hizo una mueca con su boca para luego alzar sus hombros en un “no se” que no dejo muy conforme a la profesora, esta acaricio su rostro dulcemente y miro su cabello riendo por lo desecho que ya estaba, Julieta por su parte miraba al suelo avergonzada por todo el trabajo que había hecho su profesora y que ella había estropeado totalmente en algunas horas, estaban en esto cuando entra la pequeña Roma al salón robándose la mirada de todos incluyendo la de Julieta que esbozaba una sonrisa al verla, disimulo inmediatamente y se fue a sentar.

Roma hizo lo mismo y paso mirándola de reojo abrazando su libro de tapa de cuero, esa clase se dedicaron hacer manualidades, pero Julieta no era muy bueno eso al contrario de Roma que todo el tiempo que se ausento de la clase estuvo arreglando sus cosas en la habitación que ahora compartía con Julieta, lo primero que vio fue el desorden de esta ,en el suelo yacía su ropa, sobre la cama un desastre total adornado con su pijama, lápices por todo el suelo le dificultaron un poco el paso, pero ella arreglo eso recogiéndolos todos uno por uno y dejándolos sobre la mesa en su envase correspondiente, tomo un par de libros de cuentos que estaban sobre la que ahora era su cama y los dejo en la mesa de centro, miro el ropero de Julieta que ahora compartiría con ella y se extraño de ver solo ropa de ella ya que la habitación tenía dos camas y una litera de la que ella se había adueñado al cama de arriba, termino de ordenar sus cosas y se dispuso a ir a su salón, pero volvió rápidamente a la habitación en busca de su álbum de fotos con tapa de cuero que desde el accidente cargaba constantemente, al volver por él.

El sol hizo un juego de luces sobre sus ojos y se encandilo a causa de la proyección que hacía el marco de una foto directamente hacía ella, camino hacía la mesita de noche de Julieta para ver un dibujo de ella y lo que parecía ser un papá y una mamá tomando su mano, dejo la foto en su lugar y partió hacía el salón, estuvo  perdida unos minutos por los pasillos hasta que por la ventana de la puerta 6-7B vio a Julieta y supo que ese era su salón, entro y enseguida encontró la mirada de todos junto con una sonrisa de Julieta que Roma correspondió enseguida, al ver que Julieta cambiaba la expresión de inmediato se incomodo y espero a que se sentara ella para luego avanzar sin poder evitar mirarla nuevamente pero ahora mas cautelosamente, se sentó en la parte trasera donde la profesora enseguida le paso varios trozos de plastilina y comenzó con su tarea, crear a su animal preferido, del cual luego tendrían que exponer.

En un momento se distrajo y miro hacía adelante donde estaba Julieta haciendo bolitas de plastilina las que luego iban a parar a la cabeza de Lisette, una de las niñas a las cuales anteriormente había decapitado a su muñeca, esta la acusaba constantemente y la profesora al pedir orden hacía que Julieta asintiera prometiendo portarse bien, volvía a repetir la acción y Roma divertida la miraba, se asusto al ver descubierta a la niña en su maldad, pero esbozo una sonrisa al saber que su castigo sería el irse a sentar junto a ella, Julieta tomo su trabajo, o lo poco que llevaba de él y se dirigió a la parte trasera del salón junto a Roma la que estaba por terminar su caballo de plastilina, al llegar se dio cuenta que lo poco y nada que tenía de plastilina no le alcanzaría para hacer su trabajo, Roma la escucho refunfuñar y seguidamente Julieta se recostó sobre la mesa haciendo caso omiso a la tarea, por su parte Roma deshizo su trabajo, dándole un gran trozo de su material a Julieta, esta se levanto de inmediato y la vio un instante a sus ojos para luego llenarse de infinita vergüenza, miro la mesa de su compañera y ya no vio al caballo tan bonito que antes había admirado

Julieta – y tu trabajo? – pregunto, haciendo que los pómulos de Roma se enrojecieran al escuchar su voz por primera vez.

Roma – haré un conejo – respondió sin ser capaz de mirarla de vuelta y concentrándose en su nueva tarea

Roma – ¿y tu que harás? – pregunto al verla indecisa, Julieta la miro y suspiro, volvió hacer la misma mueca de siempre y alzo los hombros

Roma – que animal te gusta? -  pregunto. Julieta llevo su dedo índice sobre sus labios, arrugo la nariz, achico los ojos y miro hacía arriba por 5 segundos de los que Roma paso 3 mirándola fijamente hasta que esta la miro de frente otra vez y volvió alzar los hombros.

 Roma – un gato? – Pregunto.

Julieta – un león – respondió de inmediato– eso es muy difícil de hacer, no prefieres un perro? – Dijo dulcemente la niña – mejor un lobo – dijo recostándose sobre la pared, se anunció el fin de las clases, ahora podrían ir a jugar, Julieta quiso correr de inmediato a la salida pero Roma la detuvo.

Roma – y tu trabajo? – Dijo tomándola de su suéter.

Julieta – no importa – respondió zafándose y corriendo atrás de Luciano, Pedro y David.

Roma suspiro y miro los trozos de plastilina sobre la mesa de Julieta, los tomo y corrió hacía la que ahora era su habitación, tomo el trabajo muy a pecho e hizo de esos trozos de plastilina un lindo león que le tomo varias horas, las cuales Julieta aprovechaba para jugar a las canicas con sus amigos, luego se aventuraron a las hectáreas de campo que rodeaban el orfanato y cada uno se adelantaba para alcanzar el árbol mas alto y subirse hasta la última rama, Julieta fue la primera en llegar, subió con agilidad seguida por David que sin querer tomo el pie de Julieta jalándola haciéndola caer.

Asustados bajaron de inmediato para auxiliar a su amiga la que tenía el codo herido, conocían las consecuencias de estar en ese lugar por lo que tuvieron que volver de inmediato a las inmediaciones y entrar a escondidas, todos se separaron en el vestíbulo para no ser descubiertos y cubriendo su herida, Julieta  llego hasta su habitación, entro corriendo sin percatarse de la presencia de Roma que en ese momento dormía placidamente en la parte superior de la litera, Julieta inspecciono su herida con la valentía de su experiencia quiso no llorar pero no se contuvo en cuanto se vio sola, Roma escucho sus quejidos por lo que se despertó de inmediato asustando a Julieta que dejo de llorar en ese instante, se giro ocultando sus lagrimas, pero ya era tarde Roma ya la había descubierto, bajo por la escalera de su litera y se acerco a Julieta.

Roma – ¿que te paso? – le pregunto para ver la negación por parte de la cabeza de esta, Roma inconforme le dio la vuelta y pudo ver la sangre en su brazo, al verse descubierta y sin mas remedio suspiro y se sentó en su cama, Roma se acerco a ver la herida y enseguida paso a buscar de su mesita un par de cosas las que se llevo afuera de la habitación, Julieta indignada y temerosa por su acción se escondió debajo de su cama pensando que iría a delatarla, pero la vio volver enseguida con algodón y un vaso de agua, salió de su escondite al ver a Roma perpleja por no saber donde se encontraba, Roma no pudo evitar reírse pero si mordió sus labios en un intento, Julieta frunció el ceño y se volvió a sentar en la cama, Roma se acerco hacía ella y se acomodo para comenzar su tarea, mojo un poco el algodón en el vaso de agua y comenzó a limpiar la herida de Julieta la que colocaba cara de dolor aun antes de que Roma la tocara.

Julieta – gracias –dijo a Roma tocando el parche recién puesto, de improviso entro la profesora a la habitación haciendo que las dos escondieran las manos sospechosamente, las inspecciono con la mirada y anunció la hora del baño, Roma se levanto llevando a escondidas el vaso con agua, paso a tomar su bolso, su ropa y salió junto con la profesora de la habitación, Julieta por otra parte se recostaba aliviada en su cama, giro su cabeza y mirando la mesita encontró el león de plastilina junto a un conejo del mismo material, se cuestiono de quien era al mismo tiempo que la profesora volvía a entrar a la habitación, basto su mirada para salir corriendo hacía la ducha…

La noche llegó, una tormenta eléctrica se avecinaba, eran las 11 pm cuando Roma asustada corre a la cama de Julieta, esta se despertó de inmediato y al ver la cara de su compañera se movió para dejarle espacio, Roma se acostó a su lado y con cada sonido de la naturaleza abrazaba con mas fuerza a Julieta que no lograba conciliar el sueño a causa de los aprietos de Roma, en algún momento ambas se quedaron dormidas, llegando la mañana el despertador las obligo a despertar, Roma seguía abrazada a Julieta tal y como ella la recordaba la noche anterior, quiso salir sigilosamente pero Roma se despertó y avergonzada la soltó de inmediato, Julieta recordó lo que dijo su profesora y ya se hacía tarde para ir a verla pero Roma la detuvo.

Roma – te retarán por no ir peinada– le dijo.

Julieta– la señorita Marina me peinara – respondió.

Roma se sentó en la cama mientras que ella se vestía.  

Roma – y dejarías que yo lo hiciera? – dijo poniendo en pausa la tarea de Julieta la que se giro y fue incapaz de negarse y solo asintió, pronto se levanto de la cama y fue por su peine para deslizar las cerdas entremedio del pelo de Julieta que arisca quiso zafarse varias veces.

Al tener el pelo completamente desenredado, Roma se levanto y de un estuche saco un cintillo color rosa el que le quedo perfecto a Julieta la que quiso sacárselo pero un golpe en la mano por parte de Roma la detuvo y se vio en la obligación de dejarlo en su lugar.

Fueron al gran comedor a desayunar y la profesora al verla de inmediato se acerco a ella para felicitarla.

Profesora – te ves preciosa hoy, lo hiciste tu sola? – pregunto curiosa la señorita Marina a lo que Julieta negó con la cabeza y apuntó a Roma la que ya tomaba su jugo de naranja y un par de tostadas en un plato, mientras la profesora miraba a Roma.

Julieta se adelanto y fue en busca de un tazón de cereales con leche y siguió a Roma hasta la mesa correspondiente a su nivel,  ambas se sentaron y al verlas David, Luciano y Pedro fueron también extrañados hacía allá, David se sentó junto a Roma lo que molesto un poco a Julieta, a su lado se sentó Luciano mientras que Pedro trataba de llamar la atención de Lisette, la que le sonreía y luego ignoraba bipolarmente, Roma miraba a Julieta con atención mientras que Julieta esquivaba sus ojos por miedo a que se enterase de su obvia molestia.

Roma entro primero al salón yendo enseguida hacía su lugar, detrás de ella entro David el que al verla sola enseguida se posiciono a su lado, después le siguió Luciano el que empujaba a Lisette y a su amiga Margot que se veía encantada con la atención de Luciano, luego entro Julieta la que se dirigía a sentarse junto a Roma hasta que vio a David sentado, frunció el ceño y levanto la ceja derecha evidenciando su molestia, Roma percibió su mirada por lo que se puso de pie en cuanto la vio alejarse hacía su puesto, la siguió de inmediato dejando a David solo con un par de autos que había ido a buscar a su habitación para llamar su atención, Julieta se sentó y Roma hizo lo mismo colocándose a su lado, Julieta la ignoro los primeros 5 minutos hasta que la profesora comenzó a llamar para pedir los avances del trabajo, Roma se giro y busco en una bolsa el león que le pertenecía a Julieta y lo dejo sobre la mesa, ahora era ella quien la ignoraba mientras que Julieta se sentía fatal por su comportamiento, le iba a pedir disculpas hasta que la señorita Marina la llamo

Profesora– Julieta Rossi, pase adelante – tomó su león y siguió mirando a Roma en busca de su mirada que nunca llego, la profesora miro su león – Julieta, me sorprendes, esta precioso, vaya a sentarse – no pudo ni siquiera sonreír hasta que llego al lado de Roma la que por fin se giraba para mirarla.

Roma – ¿Estás enojada? – pregunto a Julieta.

Julieta – eres tu la que esta enojada conmigo – respondió con un tono de voz que Roma a penas logro escuchar, pero que la hizo sonreír.

 

28 de Mayo de 1995, su amistad se había consolidado por completo, por las mañanas Roma la peinaba, iban juntas a tomar desayuno, para luego entrar a clases y así Roma mantenía el control de Julieta convirtiendo sus maldades en energía positiva que tenía muy orgullosa a su profesora, Julieta llevo a Roma a su lugar preferido, escapando por la noche y con el miedo latente de ser descubiertas o atacadas por un fantasma ambas se adentraron al bosque en busca de los Álamos que tanto le gustaban a Julieta por ser altos, al salir por la reja cerca de las 1 am, lo primero que hizo Roma fue tomar la mano de Julieta la que se inmovilizo en cuanto sintió sus dedos entrelazados con los de ella.

Roma comenzó a correr jalándola de la mano al ver una luz prenderse en la sección de profesores, por otra parte Julieta iba siguiendo por inercia a Roma que al darse cuenta que estaban en medio de un bosque en la mitad de la noche se aterrorizo y quiso volver siendo detenida de inmediato por su compañera, le volvió a tomar la mano, ambas se sonrieron y luego miraron al piso, cortando aquel incomodo momento Julieta decidió avanzar conociendo de memoria cada lugar de aquel bosque por el que desconfiada caminaba la pequeña Roma, al llegar la misma que antes estaba temerosa quedo boquiabierta al ver las luciérnagas a montones en el medio del bosque de Álamos, soltó la mano de Julieta y esta orgullosa de su escondite la dejo avanzar para deleitarse con el lugar y el momento que ambas vivían, en un momento Roma se acerco a Julieta y queriendo saber mas de ella hizo la pregunta obvia.

Roma – que le paso a tus papás? – otra vez la mueca aparecía en la cara de Julieta y como respuesta obtuvo lo mismo de siempre los hombros alzados.

Roma – no los conoces? – negó con al cabeza la pequeña y Roma se giro para seguir mirando – y que le paso a los tuyos? – pregunto tímidamente la pequeña – murieron – dijo fríamente, pronto se volverían a ver las caras cuando era el tiempo de volver a su cuarto.

Corrieron de vuelta y sigilosamente entraron por la puerta de la cocina hacía al estancia para subir por una escalera y llegar a sus habitaciones, se acostaron sin emitir ningún ruido y sin previo aviso Roma volvió a repetir la escena de las noches anteriores y se acomodó en la cama de Julieta junto a ella, entrando ambas en un sueño profundo de inmediato.

6 am, el despertador sonaba, las dos se dirigían a las duchas ya que el barro las delataría, fueron a desayunar y cuando salieron de ahí, vieron a David y a Pedro salir corriendo de su habitación, los alcanzaron lo suficiente como para ver su travesura, habían robado el álbum de fotos de Roma y esta con gran velocidad los perseguía por el orfanato seguida de cerca de Julieta que pronto la sobrepaso y logró alcanzar a los dos niños jalándolos hacía atrás provocando que soltarán el álbum y este esparciera por el piso varias fotografías de Roma y su familia, llorando la pequeña niña recogió cada una de sus fotografías bajo la mirada de perdón de los dos niños, quien no los perdonaría era Julieta que repartió entre los dos varios golpes que dejaron a los dos niños llorando y a ella con un reto que la llevo hasta la oficina principal con todos los involucrados en el caso, pronto salieron y Roma sin mirar atrás se dirigió a su habitación, por obligación Julieta tuvo que ir a clases, pero al tocar la campana corrió al cuarto donde se encontraba la pequeña pegando las fotos – gracias por defenderme – dijo ella congestionada por tanto llorar – siempre lo haré – prometió ella ganándose la confianza absoluta de Roma.

 

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