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(Anexo 2) Los amores de Ana Etxeberría

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La puerta metálica se abrió chirriante y el inspector Andrés Rosell accedió a la sala de interrogatorios. Sentado en una silla esperaba un chaval de 20 años y de cara seria.

-Hola, lamento la tardanza –se sentó el inspector Rosell frente al chico.

-No se preocupe. Lo entiendo. Es tarde.

-Según he visto en el informe policial te han atacado cuatro encapuchados en la calle Plutarco.

-Así es. Hará 20 minutos.

-Pero parece ser que no quieres denunciar.

-No sirve de nada.

-¿Entonces qué haces aquí?

-Deseo protección policial. Mi vida corre peligro.

-¿Te han atacado otras veces?

-Muchas veces.

-¿Y sabes quiénes podrían ser?

-Sí, fascistas.

-¿Y qué tienen en tu contra?

-Lidero el Sindicato de Estudiantes de la UMA. Organizo campañas y manifestaciones universitarias en contra de Respuesta Estudiantil, un nido de neonazis y víboras que campan a sus anchas.

-A ver, espera un segundo. ¿Esos cuatro encapuchados son universitarios?

-Por fin lo entiende.

-Y supongo que los conoces, ¿no?

-A ellos no, pero sí conozco a quien lidera esta gentuza.

-Bueno, dame el nombre y pediré una orden de arresto.

-No es tan sencillo, inspector. Si le digo el nombre soy fiambre por la mañana. Hasta ahora son solo sustos, golpes y ataques, y no quiero que vaya a más.

-Sabes que nos podemos ayudar mutuamente. Tú pides protección y yo información. Es un tira y afloja. ¿Lo entiendes?

-Claro.

-Dame algo donde poder hincar el diente y yo moveré los hilos para incluirte en la lista de protección de testigos.

-¿Cambiarme la identidad?

-¿Te parece bien?

El chaval se lo pensó y…

-Es una chica y se llama Ana Etxeberría de Souza. Estudia tercer curso de medicina. Su padre es navarro y su madre portuguesa. También tiene sangre francesa y belga, una mezcla un tanto rara.

El inspector Rosell iba tomando notas en su bloc.

-Nunca da la cara. Siempre está en la sombra, pero de ella sale toda la mierda fascista en la UMA. Hubo esta semana varias pintadas de esvásticas en el campus, pues de ella fue la orden.

-¿La han detenido alguna vez? No tengo constancia de ese nombre en la base de datos.

-Se lo he dicho. Es como un fantasma que se deja ver cuando quiere.

-Me dejas sorprendido. La policía ignoraba todo esto.

-¿Conoce la Operación Cruasán? Empezó a gestarse en el verano de 2012, tras el intento de asesinato de un joven pandillero de los Latin Kings en los lavabos de un local nocturno del puerto de Alicante. Fueron detenidos ocho jóvenes, entre ellos uno que dijo haber pertenecido a la mara Salvatrucha. La Guardia Civil incautó los móviles y la mayoría tenían un mismo contacto privado llamado Kitty. La operación destapó el descubrimiento de documentos que supuestamente demuestran el envío de dinero desde El Salvador para montar en Alicante una red de bares y restaurantes. El objetivo último de este entramado empresarial sería poder disponer de un sistema de lavado de dinero procedente de sus actividades delictivas. Y en varios de esos documentos aparece otra vez Kitty de forma misteriosa.

-Me interesa. Sigue.

-En el año 2009, la Audiencia Provincial de Madrid condenó a 15 miembros de la organización neonazi Hammerskins por asociación ilícita y tenencia ilícita de armas. Además, declaró a la banda ilegal por fomentar la violencia. Y otra vez aparecía Kitty en los móviles de los condenados. La policía pidió ayuda al FBI pero tampoco tenía datos de esta Kitty. Todo parecía girar en torno a ese apodo.

-¿Y tú sabes quién es?

-En el año 2013, tras un partido de fútbol en La Rosaleda, un aficionado malagueño volvía a su casa cuando un tipo encapuchado le dijo “de parte de Kitty” y le disparó a bocajarro. Creyó que lo asesinó pero el aficionado pudo salir con vida milagrosamente y contármelo. Era compañero mío de aula, y este chico estaba seguro de que Kitty era Ana Etxeberría.

-¿Y cómo?

-Este chico fue un neonazi arrepentido y conocía los tejemanejes de Kitty y su círculo íntimo de amigos, entre ellos empresarios y políticos con sillas en la Moncloa. ¿Entiende lo que le digo? Mi amigo no solo conocía a Kitty sino que folló varias veces con ella, y fue su sentencia de muerte querer hacer borrón y cuenta nueva.

-Entonces Kitty es en realidad Ana Etxeberría.

-Exacto.

-Lo que me cuentas es muy grave, y lo sabes, ¿no?

-¿Qué cree que hago aquí? Soy el enemigo público número uno de esa guarra zorra, y no deseo ser su siguiente cadáver.

-¿Podrías encontrar a ese amigo tuyo?

-Qué va. Se largó hace dos años sin avisar. Unos creen que se fue a América. Yo creo que lo eliminaron y lo enterraron. Sabía demasiado.

-Muy bien. A partir de ahora se te aplicará otra identidad y otro lugar de residencia. ¿Avisamos a tu familia? ¿Amigos?

-No hace falta. Quiero hacerlo ya.

-Perfecto.

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