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Mi nueva vecina Milf. Parte 2

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Llegamos al baño, esperé hasta que Ana encontrara la temperatura ideal de la ducha. Si bien hacía calor ella no quería mojar su cuerpo con agua fría. Entró primero, me tomo de la mano e ingresé también. Allí estábamos, bajo la ducha tibia. Nos besamos y empezamos a acariciarnos. Agache mi cabeza para saborear sus senos. Estaban calientes y deliciosos. No podía parar de besarlos y chuparlos. Ana tomo una esponja y coloco jabón, la apoyo en mis pectorales comenzando a enjabonarme el cuerpo, bajando por mi abdomen, el pene, agachándose para alcanzar mis piernas completas. Cuando lo hizo, la punta de mi pene semi erecto quedo frente a ella que no perdió tiempo para tocarme lentamente. Subió por mi espalda con la esponja, hasta dejarme completamente enjabonado.

Tomé la esponja y comencé a hacer lo mismo con ella, por sus senos, su abdomen, pasando la mano por su vagina, me detuve un rato allí, acariciándola, mientras Ana empezaba a calentarse y gemir. Mi pene estaba ya duro, listo para la acción. La hice girar, e hice lo mismo con su espalda, mientras besaba su cuello y la ducha hacía caer el jabón de nuestros cuerpos. Me agache y su cola quedo frente a mi cara. La enjabone completamente, ella apoyo sus manos por una de las paredes de la ducha, arqueando su espalda y sacando más la cola hacia mí. Tenía su vagina frente a mi cara. Pase la esponja por allí, el agua corría por la línea que dividía la vagina. La tome de las nalgas y empecé a chupar. Era una delicia. Mi lengua exploró toda la extensión, mientras Ana gemía, arqueando cada vez más su espalda.

Me paré, apoye mi pene en la entrada de su vagina y la penetre, el calor que envolvió mi miembro era increíble. Mis embestidas comenzaron lentas, para luego aumentar la intensidad. El agua de la ducha hacía que mi pelvis contra sus nalgas sonaran más fuerte. Su cara estaba apoyada contra la pared. Mis manos en su cintura la traían con violencia hacia mí. Mis testículos golpeaban parte de su vagina. Ana no paraba de gemir. Yo atrás estaba disfrutando del espectáculo de ver mi pene perderse dentro de su vagina para luego aparecer, repetidas veces.

-¡Me vengo amor!- ¡Ay!- . Me dijo Ana.

Sin poder expresar más, quitó mi pene de su vagina. Se dio vuelta y comenzó a besarme mientras me masturbaba con una mano. La subí en mis brazos y la penetre. Apoye su espalda contra la pared e intensamente mi pene entraba y salía de ella. Sus piernas y sus brazos me atrapaban. Y su respiración agitada en mi oído hacía que me descontrolara. Aumente más mis movimientos, sus gemidos se convirtieron en gritos.

-¡Me vengo otra vez bebe!- Me dijo desesperada.

Sentí como un flujo mojaba todo mi pene. La baje al suelo nuevamente, despacio. Sus piernas temblaban. La tome del cabello y la hice agachar hasta mi pene durísimo. Ana abrió su boca y metí mi verga. Con una mano me tomo el tronco mientras que con la otra se apoyaba por mi pelvis. Sus chupadas eran bruscas y rápidas. Ya no había retorno de esa locura.

-¡Dame la lechita!- Me dijo con voz de putita.

-¿Te la vas a tomar toda?- Le dije.

-¡Toda!- ¡Toda en la boquita!- Me replico Ana,

No pude aguantar más y empecé a largar los chorros de semen dentro de su boca. Ella no quitaba se quitó mi pene de la boca. Largué todo allí. Cuando ya no sentí que pudiera eyacular más, saque mi pene. Ella escupió mi semen a un lado. Era una cantidad, mezclado con su saliva. Me miro y me la chupo unas cuantas veces más, asegurándose de que ya no me quedara nada. Se levantó y terminamos de ducharnos. Nos secamos juntos y fuimos a acostarnos en su cama...

-Alexander 0022-

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