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Suya en la iglesia

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Este es mi primer relato, espero les guste.

Mi nombre es Mar, mido 1.65, tengo una cola redonda, no tan grande ni pequeña, tetas normales 38B, pelo castaño oscuro, largo y piel trigueña y soy muy caliente, me había quedado a dormir en la casa de un amigo, Omar, tuvimos sexo gran parte de la noche, y en la mañana lo había despertado de una mamada, cuando estábamos juntos era puro fuego entre nosotros, me encantaba estar con él. Estábamos invitados al bautizo del hijo de su amigo, así que con mucha flojera por cortar nuestra mañana de sexo, tuvimos que detenernos e ir a la ceremonia.

Iba con un vestido rosa algo ajustado, sin sostenes ya que le calentaba que se traslucieran mis senos, con zapatos de tacón del mismo tono altos, estaba excitada y se notaban mis pezones detrás del vestido, llevaba una pequeña tanga del mismo color que mi vestido, uno de encaje que le encantaba, no estaba muy de acuerdo en que lo llevara puesto, ya que el quería que estuviera desnuda para correrme mano.

Él iba de un sexy traje negro, y cada vez que lo miraba jalaba de su corbata para besarnos, mientras tocaba mi culo; jugábamos con nuestras lenguas a cada momento, yo ya estaba mojada, y él en llamas, queríamos irnos, pero era un compromiso al cual no podíamos faltar.

Estábamos calientes, y deseosos de seguir jugando con nuestros cuerpos, hasta que Omar tuvo una idea, me tomó de la mano y me llevó adentro de la iglesia, ahí nos metimos dentro del confesionario para desatar nuestros deseos pecaminosos. Comenzamos a besarnos mientras sus manos recorrían mis tetas y mi culo, yo estaba excitada; desabroche su pantalón, cuando nos dimos cuentas por el ruido todos estaban ingresando a la iglesia y se iba a dar inicio a la ceremonia, yo trataba de ver si podíamos salir, mientras él me besaba el cuello, pero no podíamos, la iglesia se estaba llenando y si salíamos iba a ser muy obvio lo que estábamos haciendo.

Nos van a encontrar- le decía un poco temblorosa. Nadie nos podrá encontrar si te quedas callada -me decía mientras subía mi vestido; se sentó y me sentaste arriba de tus piernas, mis glúteos sentían su miembro pronunciándose, y comencé a mojarme más aún.

Omar metió uno de sus dedos dentro de mi vagina, el cual ingreso fácilmente. Estas el triple de mojada- sonrió. Que putita eres.- susurraste mientras besaste mi cuello. Bajo mi vestido y mis senos quedaron al descubierto, empezamos a jugar con nuestras lenguas, mientras pellizcaba mis pezones, yo trataba de no gemir, pero era inevitable, pequeños ruiditos salían de mi boca. Con su otra mano Omar comenzó a meter sus dedos dentro de mí, yo gemía y gemía

Cállate- susurró mientras mordió el lóbulo de mi oreja. Te gusta?, meto otro dedo?- me dijo, yo me negué con la cabeza, ya tenía tres dedos dentro de mí y me estabas doliendo, pero era un dolor excitante. Mira lo mojada que estas, zorrita, tengo la mano mojada de tus jugos.

Detente por favor, no puedo más nos descubrirán.- Omar sacaba y metía sus dedos con velocidad y violencia de mi vagina, me recosté en su pecho, para que pudiera continuar con su violento movimiento de mano.- Me vengo.... - le dije, mientras empecé a gemir- Me vengo, dioss

Cállate perra- sacó los dedos de mi interior y me los metió a la boca, jugando con mi lengua, comencé a chupar sus dedos, pasaba mi lengua por sus dedos de mi delicioso jugo.

Omar me puso de pie, y me quitó el vestido, me sacó mi tanga que ya para ese entonces estaba completamente mojada, me tomo de la muñeca me acercó a él y nos besamos desesperadamente, mientras sacaba a su precioso amigo de ese pantalón que lo tenía aprisionado.

Saque de ese pantalón a un enorme animal, tieso y duro que gritaba atención, me dio la vuelta y me hizo inclinarme un poco, comenzó a jugar con su pene en mi entrada de la vagina, mi cuerpo lo pedía a gritos, quería que me diera duro, me rompiera todo.

Mira lo mojada y excitada que estas, digno de una perra como tú- frotaba su pene en mi vagina. Solo métemelo- le decía, lo quería ahora ya, quería volver a ser suya. Y sentí como en una sola envestida rápidamente su pene ingreso a mi cuerpo, arquee la espalda y un grito estuvo a punto de salir, pero tape mi boca, mordía mis labios; Omar se puso de pie y me inclino un poco y comenzó a embestirme rápidamente y de forma brusca, mientras yo me mordía los labios, él me agarraba de la cadera, estaba tan mojada y ese dolor placentero era exquisito, solo se escuchaba el ruido de los jugos chocando. Omar jaló de mi pelo para poder llegar más profundo, las envestidas eran cada vez más fuertes, estuvimos así hasta que me dijo que se venía.

Me vengo- Omar jaló nuevamente de mi pelo y apretó mis caderas y quede pegada a su cuerpo, y sentí como se llenabas mi interior de su rica leche. Omar quedo rendido en la silla dentro del confesionario y yo caí al suelo con el culo empinado, empezó a sobarme el culo y a tocar mi ano. No quiero que mi semen toque el piso - me ordenó mientras metía el pulgar dentro de mi ano, me levantó un poco la cola y vio como estaba saliendo el semen dentro mi vagina, tomó mi tanga y la colocó dentro como un tapón. Para que estés llenita de mí -susurró, mientras unas gotas estaban en el piso y me hizo limpiarlo con la lengua y el resto de leche de su pene también.

Finalmente me vestí, nos arreglamos un poco y salimos como si nada, nos sentamos al final, mientras nuestros calientes cuerpos pedían más y su semen nadaba en mi interior.

Fin.

(8,50)