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(11) Los amores de Ana Etxeberría

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Preguntando, el inspector Balaguer acabó frente a una puerta de tantas en la residencia universitaria. Pegó con los nudillos con un “adelante” casi al instante. El inspector Balaguer pasó y encontrándose con dos universitarias deambulando desnudas. Ni siquiera sintieron vergüenza al tener delante un hombre treinteañero mirándolas.

-Hola, ¿alguna de vosotras es Irene Fernández?

-En el baño –señaló una de ellas una puerta. El inspector Balaguer volvió a tocar con los nudillos sin respuesta.

-Entre, no se preocupe. Somos estudiantes, no monjas –comentó una con sonrisa burlona incluida.

El inspector Balaguer se atrevió y entró.

Ahí estaba Irene Fernández desnuda y recién duchada. Se secaba con una toalla entre vapores de agua.

-Perdón, ¿eres Irene?

-Sí, ¿por?

-Soy inspector de policía. Investigo los asesinatos en el campus.

-Ah, sí, usted es ese tal Balaguer, ¿no?

-Vaya, no sabía que fuera famoso.

-Famoso y guapo –garantizó Irene-. ¿Qué anda buscando? ¿Pistas? ¿Pruebas? ¿Sexo?

-¿Qué te parece si me hablas de Ana Etxeberría?

-Toma ya. Acaba de joder este momento tan romántico.

-Me han dicho que os lleváis como el perro y el gato.

-Esa puta se lleva todas las medallas y las demás las migajas. ¿Cree que ella es más buenorra que yo?

-Prefiero no opinar.

-Alguna vez tendrá que mojarse. Todos le conocen ya en el campus y muchas sueñan con protagonizar un video porno con usted.

-¿Cómo dices?

-Lo que oyes. Hay porras y apuestas. Se cotiza mucho ese vídeo.

-No será para tanto.

-Usted no se da cuenta pero tiene un polvazo de primera. Alegra los chochos con su presencia –acabó Irene de secarse-. ¿Me pasas mis bragas? Están ahí.

-¿Dónde?

-Esas de corazones rosas.

-Toma –se las dio con un poco de pudor.

-Gracias. ¿Y qué desea saber de esa zorra de Ana?

-Sospecho que el asesino del campus está locamente enamorada de ella.

-No me extraña. Ana empalma pollas de 85 años. Lo reconozco. Es mi competidora de más nivel, pero yo tampoco me quedo atrás. ¿Ha visto mi trabajo?

-No, lo siento.

-Ayer rodé tres videos pornos y uno de ellos recibe visitas incluso de Sri Lanka –acabó Irene de ponerse las bragas-. ¿Me pasas un tampax? Ahí está el paquete.

-Claro –hurgó y logró sacar uno-. Toma.

-Gracias –se lo metió y acertó a la primera-. Ana es una chica moderna, muy sofisticada, muy liberal, más chula que un ocho. Mataría por tener el polvo soñado.

-¿No será envidia lo que tienes?

-¿Yo? ¿De esa zorra con patas? Cuando esa rodó su primer video yo llevaba ya 40. Lo que pasa es que peca de guarra y hay cosas que ella hace y a mí me dan asco.

-¿Cómo qué?

-Comer mierda. Mear en un vaso. Beber semen. Lamer del suelo su propia eyaculada. Yo intento no perder mi dignidad como mujer. Pero a los hombres le chiflan esas cosas y por eso ella triunfa tanto.

-Me dejas helado.

-Cuando Ana quiere aprobar un examen se tira al profesor y así saca los sobresalientes. Esa lo único que estudia es la anatomía sexual masculina.

-Ya veo.

-Usted solo hace su trabajo y por eso me interroga, pero creo que mea fuera del tiesto. No debería hacerse muy amigo de Ana. Puede que le esté ocultando pistas importantes para el caso.

-¿Pistas cómo cuáles?

-¿Y la contraprestación?

-No estás en posición de exigir.

-Solo serán cinco minutos. Follamos. Lo grabamos en vídeo. Y me convierto en la gran sensación del campus.

-Y claro, luego me suspenden de empleo y sueldo.

-No hay problema. Lo podemos hacer de forma privada, para un público selecto. Nadie lo sabría. ¿No te apetece follar este cuerpazo que tengo? –posó sexy como una ramera.

-No pensaba en eso.

-¿Eres maricón o qué?

-Estoy de servicio y debo cumplir con mi trabajo.

-Ana miente más que folla. Seguro que le ha camelado con su belleza y su simpatía pero es más falsa que Judas. En su primer curso de medicina grabó un video muy macabro. Ella follaba en un sótano con una cabeza de cerdo. Era casi gore. Y ahí aparecían Sonia Martorell y Rocío Quesada junto a otras dos chicas.

-¿Cómo dices?

-Lo que te digo. Ese video debió grabarlo el asesino que anda suelto por el campus y ahora está quitando de en medio a todas las tías que salían en esas imágenes.

-Joder…

-La cosa llegó hasta el FBI. Investigaron el vídeo por si incurrían en algún delito y al final un juez del supremo prohibió la edición y distribución de todo el contenido. Realmente ese video no existe pero yo tengo una copia. La única que hay.

-¿Dónde?

-A buen recaudo. No debo decirlo porque sería ilegal, pero creo que ha llegado el momento de poner las cartas sobre la mesa.

-No te creo.

-La copia la tiene la fraternidad del campus. Una llamada al presidente y podría tenerla en mi poder en menos de 24 horas.

-¿Tanto poder tienes en la fraternidad?

-Poder y sexo. Me los he follado a todos y todos comen de mi mano, es decir, de mi coño. Con Ana la relación es más tensa. Conmigo todo va como la seda.

-¿Y quiénes son esas dos chicas que aparecen? ¿Las conoces?

-Claro. Y las suelo ver.

-¿Sabes sus nombres? Corren un peligro extremo.

-No solo aparecen esas dos chicas sino que también aparece el asesino.

-¿Sale su cara?

-Claro. Es quien graba. Cuando acaban, él se presenta ante la cámara y hace una parrafada profética. Advirtiendo lo que sucedería ahora.

-¿Y lo sabías y no has dicho nada?

-No es mi guerra. Yo tengo otros problemas.

-Pero Irene, han asesinado a dos chicas y se pudo haber evitado.

-¿Y qué me encierren por tener esa copia? No quería líos legales con el FBI.

-Debes obtener esa copia hoy mismo.

-Ahora es usted quien no está en disposición de exigir. Usted quiere esa copia y yo un video porno juntos. ¿Hacemos trato?

-No puedo, Irene, entiéndelo.

-Si se hace con esa copia el caso estará resuelto. Cogerá al asesino y salvará a dos chicas de una muerte segura. Será un héroe. Usted solito pilló al malo. Pero para eso le pido cinco minutos de sexo conmigo frente a un equipo de rodaje. Lo podría organizar hoy mismo y hacerlo esta noche. Usted viene, comprueba el vídeo de Ana con la cabeza de cerdo y grabamos. No debe sentirse mal. No tiene esposa ni compromisos con nadie. Será sexo privado. Y le aseguro que nunca saldrá a la luz. Solo unos pocos podrán visionarla. Lo más VIP y exclusivo. Gente de confianza.

-Joder…

-Le trataré con mucha dulzura. Será mi video estrella. Lo mejor que he hecho hasta ahora. Deme el visto bueno y lo organizo. Yo me encargo de todo. ¿Qué me dices?

-Joder, vale.

-¡Yeah! ¡Genial! Me voy a correr en las bragas del gusto –y no mentía. Se metió una mano dentro de las bragas de la excitación-. Le paso mi WhatsApp y le confirmo esta misma tarde la hora y el lugar.

-Vale, pero por favor, Irene, sé discreta y no lo divulgues.

-No se preocupe. Todo se hará de forma confidencial. ¿Y en vez de cinco minutos pueden ser diez? No me bastará con un polvo.

-Cinco minutos y ni uno más.

-Vale, vale. No he dicho nada.

-Esto es de locos.

-Claro, es la universidad –rio Irene a carcajadas.

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