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Que delicioso es Felipe

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Hola, soy Carolina y nuevamente escribo desde la cuenta de mi primo Francis, ya es mía prácticamente, ya que él me dice que no la volverá a usar.

Bueno, después de algunos meses vuelvo a escribir, no había tenido tiempo, entre el trabajo, mi novio y mis amigos me quedo sin tiempo.

Ahora paso a contarles lo que paso con Felipe, que conocí en la salsoteca de bellavista la noche que salí con mi amiga Luisa, esa noche bailamos, nos besamos y luego termine chupándole la verga en el segundo piso hasta hacerlo acabar. Bueno, ese esperado viernes llego, con Felipe acordamos juntarnos en el parque de los reyes a eso de las 7 de la tarde, frente a unos departamentos nuevos debía esperarlo y él me recogería en su auto, llegue cerca de las 5 de la tarde a mi casa para arreglarme, quería estar sexy y lo mes atractiva posible para Felipe, en eso me llama Matías, mi novio, le invente que saldría con unas compañeras para tomar un trago, que regresaría cerca de la media noche y lo pasaría a ver. Me desvestí y me metí a la ducha, luego escogí mi ropa, una ajustada y corta falda de color negro y una blusa color rojo oscuro, un sostén sexy, tacones altos, no me puse calzón, mi entrepiernas suave y depilada, estaba nerviosa y ansiosa, toda la semana pensando en Felipe, quería tenerlo dentro de mí.

Llego la hora, era pasada las seis de la tarde, pedí un uber que me dejara en el lugar acordado, el chofer estaba hipnotizado con mi corta falda y mi escote. Me dejo frente al edificio, faltaban 5 minutos para las 7, un auto me toca la bocina y se detiene, era Felipe, rápidamente me acerque y me subí al auto, nos saludamos con un largo y apasionado beso, mientras sus manos recorrían mis muslos, las mías buscaron su entrepiernas, uff, que caliente me tenía este hombre. Manejó derecho y llegamos a la calle carrascal, doblamos por una calle, luego otra, el conducía mientras yo besaba su cuello y manoseaba su duro miembro por encima del pantalón, de solo recordarlo se me hace agua la boca.

En una calle, al costado de unas casas había una entrada de auto con cortinas, entramos y nos estacionamos al lado de una cabaña, era un cuarto con una mesita, un televisor de led y una cama de dos plazas, al entrar nos besamos, sus manos se perdían en mis nalgas, rápidamente abrí su pantalón y me puse de rodillas, apenas baje su bóxer me metí su duro pene a la boca, se lo chupe durante unos minutos y luego el me levanto del suelo, mientras nos besábamos el me quito la blusa y yo a él su polera, vi su pecho cubierto de bellos, eso más me excito, me quito el sostén y comenzó a lamer y chupar mis pezones, estaba tan caliente que me dolían de tan erectos, me recostó boca arriba en la cama, se acomodó sobre mi poniendo su dura verga entre mis pechos, yo los apreté con mis manos para masturbarlo y le pasaba la lengua a la cabeza de su pene cada vez que se acercaba a mi boca, luego me beso largamente y me dijo - Por fin vas a ser mía- nuevamente nos besamos, el acaricio con su lengua mis pezones, siguió bajando con su boca por mi abdomen hasta llegar a mi entrepierna, abrí lo más que pude mis piernas para dejar mi vagina a su disposición, su lengua recorría mis labios y mi clítoris de forma deliciosa, gemía de placer y me movía como desesperada mientras el saboreaba mi sexo, ya no daba mas de placer y tuve un tremendo orgasmo, el seguía lamiéndome y chupándome, luego se recostó a mi lado, sin dejar de tocar mi vagina - Que deliciosa eres, Caro- me dijo, yo lo mire directamente a los ojos y con voz entrecortada por mi excitación le dije - Hazme tuya, métemelo todo y hazme lo que quieras, hoy soy completamente tuya- él se subió encima de mí y suavemente me introdujo su duro miembro, poco a poco empezó a aumentar el ritmo de sus embestidas, yo sentía como ese duro pedazo de carne se abría paso dentro de mí, sentía como llenaba mi vagina con su duro miembro, el me besaba y chupaba mis pechos mientras yo acariciaba sus peludos testículos, sus movimientos dentro de mí me regalaron otro delicioso orgasmo, estaba en el cielo, sus movimientos no cesaban - Ah, mi amor, que delicioso- le decía yo , entre mis gemidos -¿Dónde lo quieres?- me pregunto, yo sin dejar de acariciar sus testículos mientras me cogía le conteste - En mi boca, acaba en mi boca- eso lo excito más y empezó a moverse con más velocidad, luego se levantó de mí y acerco su verga a mi boca, la empecé a chupara suavemente, acariciaba su glande con mi lengua sin sacarla de mi boca y con mi mano acariciaba sus huevos hasta que sentí el primer chorro, el caliente liquido fue llenando mi boca, de apoco me lo fui tragando para saborear el delicioso néctar hasta la última gota, luego nos recostamos encima de la cama, agotados.

Me levante para ir al baño, luego nos bebimos una cerveza y encendimos un cigarrillo, conversamos un rato así, desnudos, acostados sobre la cama, luego encendí el televisor, en la pantalla apareció una rubia bañada en semen, rodeada de hombres, nos quedamos viendo la película porno un momento mientras Felipe se terminaba el cigarrillo, empecé a acariciar su pene con mis manos y baje para metérmelo a la boca, poco a poco se fue erectando y creciendo, que delicia tenerlo en mi boca, lo lamia y chupaba, me metí a la boca cada uno de sus peludos huevos y volvía a meterme su verga a la boca mientras el veía como se perdía su duro pene dentro de mí, su cara de placer me decía lo bien que se la estaba chupando, ya estaba listo para la segunda parte, la que les contare pronto, ahora debo irme a estudiar.

Les mando un beso rico donde ustedes quieran.

Carolina

(9,21)