Nuevos relatos publicados: 9

Nos probé - Saint Martin

  • 4
  • 13.952
  • 9,00 (7 Val.)
  • 0

Quizás antes de seguir deberían saber que Martina es una mujer hermosa de mi misma estatura con un a piel blanca y algunos lunares en sus pechos grandes. Sus pezones son de un rosa inocente que se endurecen y son sensibles. Lleva el pelo marrón oscuro a algo bajo sus hombros en un corte que le va muy bien. Eso se ve de lejos porque de cerca su hermoso rostro y ojos brillantes cautivan.

Acababa de terminar dentro de Martina. Encima de ella sacaba mi pene de entre sus piernas y ella, involuntariamente me apretó un par de veces. Cuando lo saque, estaba tan duro como cuando se lo había metido. Ella sonrió mientras se sentía llena de nuestros jugos.

A su lado la empecé a acariciar primero su pelo, luego sus hombros y su cuello trazando círculos donde había gotas de transpiración. Cuando llegue al camino entre sus pechos, la piel se le erizo. Estaba sensible así que sople aire fresco en sus pezones.

Hace pocos minutos había acabado y seguía excitada. Como yo que aún tenía una erección.

Me separe, pare a su lado y la tome bajo la guía al baño donde había una bañera muy grande. Prendí el agua y ella tenía la anticipación de que nos pronto se metería en el agua caliente conmigo… Entré y la acerque. Solo cuando estaba a punto de entrar le dije: “Martina, siéntate en el borde”.

Estaba un poco confundida, sabía que estaba llene de mí, transparente a crema, salado, mesclado con su miel casi tan espesa. Se relajó cuando sus pies tocaron el agua caliente y yo le comencé a acariciar sus piernas. En un instante, algo cambio, habíamos dicho: “Se vale todo” y ahora comenzaríamos a explorarlo. Así que viéndome fijamente a los ojos abrió sus piernas mirándome fijamente, casi retándome. Queriéndome decir: Hazlo, cómeme así, si vas a explorar, cómeme sucia, llena de ti.

Esa invitación acepte inmediatamente subiendo hasta sus rodillas besando y lamiendo sus piernas. Frente a ella no le quitaba la mirada y ella veía como yo, sensible al olfato, olía ese aroma a sexo carnal y reciente que ella llevaba dentro. Dejando besos mojados llegue a poner mi cabeza entre sus piernas y mirarla intensamente en medio del vapor.

Fue como si me comiera un helado las primeras veces que la lamí. Con la lengua plana llenando sus labios de mi saliva. Hasta que no le pase la lengua un par de veces no distinguía que me estaba probando. Ahora estaba envuelto en su aroma y sabor. El nuestro. Con una mano levante el camino de bellos para que su clítoris quedara descubierto. Ese timbre la hacía gemir y yo le deba y le daba alternándolo con sus labios.

Fue ella la que bajo su mano a mi cabeza y con eso le introduje mi lengua, plana y buscando que más me podría comer.

- Martina, dámelo, dámelo todo

Ella, presiono mi cabeza contra su labios y vio como salía más de nuestros líquidos, en mi lengua los podía ver porque yo no me los tragaba aun. La vi y me los trague. Me la seguí comiendo y ella gemía cada vez más alto.

Con mis manos en sus rodillas me alce, frente a frente no me negaría un beso. Nuestras lenguas jugaron y esta vez fue ella la que con avaricia chupaba mi lengua queriendo más de nosotros. Con una mano entre sus piernas le metí un dedo, a ella le gustan dos así que rápidamente le metí dos fácilmente porque esta tan abierta que soltó un gritico en mi boca.

Se los metía con buen ritmo y rozaba el techo de su cueva caliente cada vez que entraba. Con mis dedos adentro, ella había empujado sus caderas más hacia el borde. Como, se iba acercando a un orgasmo así que hice lo que me provocaba. Baje con mis dedos aun tocándola y le comencé a lamer ese aro tenso y chico estaba chorreado de nosotros. Se agarró duro del borde y se comenzó a relajar.

- Martina, mira cómo te gusta que te coma todita, tu culo también.

Se fue relajando hasta que le sonríe y quise que termine. Me fue a su clítoris, ese botón que la hacía temblar y con ambos dedos adentro aumente el ritmo. Más y más rápido sin ser más fuerte.

Martina se bajó del borde doblada sobre mí y me pidió más, más mas, sigue sigue que me corro, sigue que acabo. No termino la frase sino que termino. Termino como nunca. Termino mojándome. Termino sorprendida de cuando liquido salió. Termino débil de las rodillas y sin decir una palabra se acostó en la bañera.

Dejo que la baje antes de bañarme ella a mí.

Pronto, bajaríamos a la playa.

(9,00)