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Fantasías cumplidas (Primera parte)

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Ana estaba aburrida. Estaba tirada en su cama mirando al techo sin saber qué hacer. Hacía calor para ir a la calle, por lo que prefería quedarse en casa tirada en ropa interior en su cama. Tenía un cuerpo envidiable: piel clara, ojos azules, pelo castaño claro largo y ondulado, pecho redondo y generoso, caderas anchas aunque cintura de avispa, culo respingón y apetecible, unas piernas de escándalo y el rostro adornado de pecas, lo que le daba un rostro angelical.

No eran pocos los chicos (y chicas) que habían caído a sus pies en la universidad, aunque sólo una persona estaba en su mente: María, su prima por dos años mayor, que casualmente se quedaba ese verano en su casa, para disfrute y desgracia a la vez de Ana. Tenía 20 años, era más bajita que Ana pero con su mismo tono de piel, pelo largo liso negro y ojos marrones, era más delgada que ella y con menos caderas, pero con un pecho aún más abundante y un culo grande y redondo. No podía contar la de veces que se había levantado mojada por los innumerables sueños húmedos con su prima. La deseaba. Deseaba su cuerpo, soñaba con besar sus pezones, frotar sus vaginas, hacerla gemir. Sin darse cuenta, ya estaba completamente desnuda sobando una de sus tetas y frotando su clítoris. Metió dos de sus dedos en su vagina mientras seguía sobando y frotando, aumentando la velocidad y gemidos pensando que estaría sola en casa, pero eso no era así.

En el piso de abajo, María volvía a entrar en la casa de sus tíos para coger sus gafas de sol, pero antes de volverse a ir escucho unos ruidos. Subió las escaleras para escuchar mejor y se sorprendió al ver que eran gemidos que venían del cuarto de su prima. Se relamió los labios y automáticamente metió su mano bajo su tanga. Ese sonido la estaba poniendo a cien. Sin pensarlo demasiado, entró de golpe en la habitación sorprendiendo a su prima, quien se levantó de un salto y se tapó con sus manos. María comenzó a quitarse la ropa, dejando a la vista las tetas que su prima tanto deseaba.

-María, ¿qué...

-Cállate.-No dejó que terminara la pregunta y le tiró en la cama, abrió sus piernas y dejó su cara pegada a su vagina.- Parece que alguien se lo estaba pasando bien.

Ana ahogó un grito al sentir los primeros lengüetazos de su prima, quien devoraba su coño a toda prisa.

-¿Te gusta, perrita?-Ana se puso aún más cachonda al ser tratada de esa forma y al notar como su prima azotaba su vagina- Contéstame, zorra.-Recibió un gemido como única respuesta.- Vamos a hacer un experimento.

Ante la curiosa mirada de su prima, comenzó a meter sus dedos en su vagina, primero uno, luego dos y así hasta que consiguió meter la mano entera.

-Pero qué guarra, prima, te cabe toda mi mano.

Puso uno de sus pechos en su cara y esta lo lamió y besó exageradamente al borde del orgasmo. Fue entonces cuando María sacó su mano, puso su vagina en la cara de su prima y volvió a meter sus dedos y lamer su clítoris. Ana no aguantó más y se corrió a chorros del gusto, llenando la cara de su prima en uno de sus múltiples encuentros.

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