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La fiesta donde a mi amiguita la peinadora y a mí nos follaron rico

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Con la cogida que me dieron PP y su amigote me calmé por el resto de la semana, el fin de la misma llegó y, Lora mi hermana loca quería salir a bailar y tomar algo con su "novio", me invitó pero preferí salir por mi cuenta.

Por esos días era algo riesgoso andar de "nena" por las calles, aun así me puse un minivestido negro entallado, me dejé el pelo suelto, me calcé unas zapatillas negras de charol, me puse unos lindos aros de oro en las orejas y me maquille en tonos azules los párpados delineando los ojos en negro, con pestañas postizas y labios rojos, solo me llevé una bolsita de noche con vaselina, papel y me puse una toalla para que contuviera mi penecito halado hacia atrás apretado por unas pantaletas cacheteras apretadísimas. Me sentía muy linda y femenina. Con miles de recomendaciones de mamá me fui a pasear a las 8 de la noche.

Pasé por una amiguita peinadora travesti que recién había conocido me invitó previamente a una reunión en una casa donde habría una fiesta de travestis y chacales (machos que gustan de follar con travas y transexuales) El lugar se hallaba alejado de la ciudad cerca de lo que alguna vez fue un hotel de principios del siglo XX y abandonado desde hacía unas dos décadas, rodeado de árboles y palmeras de dátil, un sitio hermoso pero muy solitario, por lo cual tomé un taxi para llegar a él. Adentro la música y gente travestida, chacales y transexuales tomando, bailando y riendo en gran fiesta divirtiéndose.

La casona construida casi junto al viejo hotel en ruinas pertenecía seguramente a los años 40s construida por algún excéntrico ricachón de la ciudad. Tenía muchas habitaciones, una sala inmensa decorada con espejos antiguos y viejas fotografías del lugar en tiempos mejores. Una barra de bebidas hecha de maderas finas con un espejo detrás era el sitio más concurrido. Busqué a mi amiga la peinadora y la encontré hablando con dos chicos de buena apariencia ¡Hola Cyntia! ¡Pensé que no ibas a venir Mara! Mira ellos son unos amigos, aquí casi nadie usa su nombre, todos somos anónimos. Bien, saludé de mano a los desconocidos amigos de Cyntia ¡Ven, vamos al jardín te va a gustar! Efectivamente el jardín era hermoso aunque bastante descuidado, tenía bancas de hierro y algunas de madera que habían pertenecido al hotel. Los altos árboles y la vegetación con poca iluminación daban un efecto de intimidad y clandestinidad al lugar.

Cyntia fue por bebidas dejándome con uno de los chicos ¿Mara verdad? Sí y ¿Tú...? Dime Antonio, aunque ese no es mi nombre de verdad ¡Ahh, comprendo! ¿Mara habías venido a este lugar antes? Bueno, no, es mi primera vez aquí. Eres guapa Mara, verás, aquí venimos a follar, a dar rienda suelta nuestros instintos sin que la sociedad tenga porque enterarse de lo que hacemos algunos, vienen, abogados, maestros, sacerdotes y gente refinada. Sí, ya veo, oye ¿Quién paga esto? ¿Las bebidas y todo? Sí, eso... Pues los que ves vestidos de hombres, hay algunas mujeres vestidas de hombres te aclaro, somos los que pagamos una cantidad por entrar y follarnos a quien se deje. ¡Ahh, entiendo! Cyntia regresó con las bebidas en una charola y nos sentamos a beber y platicar, poco a poco me fui desinhibiendo y sintiéndome más relajada, alrededor de las 11 de la noche ya estaba tomada y me metí entre la vegetación en un sitio obscuro con Antonio, nos recostamos y comenzamos a besuquearnos y acariciarnos, poco después llegó Cyntia con Lorenzo su acompañante. Ahí los tres me comenzaron a meter mano hasta que quedé en cuatro patas con las pantaletas en las rodillas, me metían los dedos, como por turnos mientras con los pantalones abajo y Cyntia mamándole la verga a Lorenzo formamos un cuarteto donde yo estaba en medio y ellos girando a mi alrededor cambiándose de posición de vez en cuando.

Por fin no me aguanté más y le mamé el pito a Antonio, una verga normal ni muy grande ni muy pequeña, le pedí que me la metiera y se acomodó atrás de mí separando mis ya algo grandes nalgas buscando a tientas con su pene mi culo. Me penetró suavemente, rico, fue delicioso, a su vez Lorenzo comenzó a cogerse a Cyntia que igual que yo se hallaba ya en cuatro patas sobre la hojarasca. Quedamos juntas las dos dándonos besitos en la boca y gimiendo como dos putas, se cambiaron de lugar, Lorenzo me metió su pene y Antonio se lo metió a Cyntia, el pene de Lorenzo era un poco más grueso y me hizo sentir más rico. Ahí empotrada por Lorenzo me toqué un poco mi penecito y acabamos los dos al mismo tiempo, nos quedamos pegados un rato mirando cómo Antonio se follaba a Cyntia, la verdad que la chica era bonita, muy morena, de unos 1,65 de estatura, de cabello largo a la afro, con unos aros enormes de plástico en las orejas, un vestido, amarillo floreado de seda entalladísimo y un par de piernotas muy femeninas que me causaron envidia, además de un trasero enorme, bien formado, con grandes nalgas que vibraban a cada embestida del viril cuerpo de Antonio. Se chorreó este sacando casi al instante su verga del culo apretado de Cyntia, la poca luz del lugar no me permitió ver con más detalle.

Luego nos sacudimos, me puse las pantaletas otra vez dejándome el semen en el culo, me coloqué la toalla femenina y me ayudó Antonio a levantarme. Nos fuimos a un patio a ver bailar y coger a otros. Fueron tiempos extraños, pero muy bellos donde follé casi dos veces por semana, acumulando grandes dosis de semen de macho en mi culo.

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