Nuevos relatos publicados: 7

El soldado caradura que me sonrió lindo y me convirtió en su mujer

  • 13
  • 24.775
  • 9,25 (8 Val.)
  • 1

Unas vacaciones en Vallarta un amigo mío me ofreció una palapa cerca de la playa ya que él no la utilizaría y aunque estaría solito me pareció buena idea para tener espacio para reflexionar al tiempo que gozaría del mar, pues la idea era descansar de las cosas de la ciudad; por esa razón me llevé varios libros en mis maletas y un telescopio para pasar las noches admirando los astros.

El lugar estaba un poco desordenado y empolvado debido a que se usaba poco, así que me di a la tarea de limpiar todo; el terreno estaba bordeado con plantas podadas que servían de separación con otros terrenos y al frente tenía una barda de madera. Hubo un momento que me hizo el calor y aprovechando que no había mirones me desnudé completamente. Así entraba y salía de la palapa arreglando las cosas; no me daba cuenta que alguien me observaba tras una palmera de una palapa vecina y me dio por comportarme muy femeninamente, contoneándome sensualmente y hablando tonterías sexuales como si fuera yo una hembra en celo por un macho. Ya de tarde que terminé me metí a una piscina a la que previamente la cambié el agua y estuve chapoteando y cantando alegremente canciones dedicadas a los hombres y lo hacía de la manera más puta posible. Salí y me metí a la palapa donde me puse a hacer cena y después a leer y dormir.

Al otro día temprano, fui a la ciudad a desayunar y luego me dirigí a la playa a nadar antes de que calentara mucho el sol. En un estacionamiento de cobro dejé mi auto y ahí mismo me quité la ropa y quedé en shorts de likra, ajustados a mis curvas. Me fui a meter al mar y al rato que se hizo fuerte el sol, me salí y decidí pasear un poco por las cercanías. En el camino me topé con un hombre bajito pero fortachón que me sonrió ligeramente y con "chispa" en la mirada; también le sonreí y seguí mi camino, seguramente fue solo una manera amable de ser del tipo, que no era mal parecido y parecía tener mi edad (27 entonces).

Al llegar a una tienda de souvenirs entré y anduve viendo y comprando cositas para adornar y vestir; al pagar vi al mismo hombre viendo a través del cristal hacia adentro como si viera los productos del aparador. Yo aún no sospechaba nada y al salir, él caminó hacia otra tienda e hizo lo mismo, se puso a ver a través del cristal. Yo pasé por sus espaldas y ví que tenía muy buen trasero, boludo y firme, tal vez era levantapesas o algo así; Me fui a comer por ahí y luego manejé mi auto paseando sin rumbo fijo para luego regresar ya tardecito para darme otro remojón en la playa. Luego llegué a mi palapa y me dispuse a leer un rato a la luz de un farolito en el corralito junto a la piscina. Me puse cómodo en un pants y una playera holgada; pensaba cenar y antes de dormir admirar el firmamento con el telescopio, peroooo...

En una palapa vecina se escuchó un ruido como de golpe y un quejido masculino; rápido fui a ver si alguien estaba en problemas y ayudarle. Despejé con las manos las plantas que dividían las propiedades y pude ver una sombra humana en el suelo queriendo levantarse. Como pude pasé a través de los matorrales y me acerqué al caído que se dolía agarrándose un pie a quien le pregunté si podía ayudarle su cuerpo en las sombra indicaba que era un hombre corpulento.

-Perdón, ¿está usted lastimado?-

Se volvió así como no queriendo enseñar su rostro, cabizbajo.

-Estoy bien, creo que solo se me dobló el tobillo-

Me acerqué más porque a la lejana luz de un foco de su palapa pude ver que parecía ser el mismo que me había sonreído esa mañana. No tuvo más remedio que mostrarse y con la poca luz me di cuenta que sonrió y se disculpó.

-Hola, quise bajar un coco y me resbalé. A ver si no se me inflama el pie- me dijo con tono avergonzado.

-No te preocupes, tengo en mis cosas una pomada milagrosa que evitará eso y te calmará el dolor, ahora vengo; no te muevas-

Pasé a mi palapa y rápidamente regresé con el ungüento y una venda. De inmediato se lo apliqué hasta que se sintió el calorcito en nuestras pieles. Tomé la venda y se la enrollé bien ajustada.

-Ahora apóyate en mi para llevarte a tu cama, el reposo te caerá bien y seguro que mañana ya pasará el dolor y no habrá inflación-

-Gracias, que bueno que estabas cerca, te estaré eternamente agradecido-

Le ayudé a levantarse y al colgar su brazo sobre mi hombro nuestras caras se acercaron mucho y pude sentir su respiración, un tanto agitada, quizá por el esfuerzo... me gustó... y más me gustó que al abrazarlo sentí sus músculos de hierro de su espalda y sus brazos. Después él me diría que también gozó del acercamiento y contacto.

A pasitos y brincos llegamos a su cama, donde se sentó y se quedó sin saber que hacer o decir.

-¿Cómo te llamas?- le dije para romper el hielo

-José Roberto, ¿y tú?-

-Arturo... un gusto, José. Para evitar que te lastimes voy a hacer cena y te comparto, ¿te parece bien?-

-Puesss, está bien, si no te molesto mucho, ya te pagaré luego-

-De ninguna manera, esto lo hago sin interés- en realidad no pensé eso, su cama se veía muy acogedora y acolchonada... como para... ¡uffff! sentí calorcito por culpa de mi imaginación. Además, tal vez José nunca pensaría en relacionarse conmigo carnalmente.

-Bueno, ahora vuelvo en cuanto prepare de cenar, ¿gustas sándwiches de pollo o jamón? Es lo que tengo por ahora-

-Sí, de lo que gustes; ¿pueden ser 3?... con la pena pero soy un glotón de marca- me sonrió con algo de vergüenza y me pareció algo tierna su forma de ser.

-No te preocupes, quieres un jugo de naranja o una cerveza para acompañar?

-No tomo alcohol, te agradecería el juguito-

Preparé las cosas y regresé lo más rápido posible. Le entregué lo de él y sentados en la cama nos dedicamos a alimentarnos mientras platicábamos; preguntas personales para conocernos, así supe que había sido soldado y renunció porque quería defender a la patria y no matar a otros Mexicanos, que ahora hace el mal gobierno represor. Al terminar tomé los desechables y los llevé a una cesta de basura y al ver una pintura en la pared me acerqué a ver quién era su autor, pues su firma se parecía a la mía. Le pregunté sobre la obra y al voltear a ver otro cuadro cerca, un espejo junto me hizo sonreír de satisfacción... el espejo reflejaba a José viéndome con gran lascivia el trasero mientras me hablaba de la pintura. Entonces me dije; "Arturito, esta noche serás Arturita en los brazos de un fortachón".

Me acerqué al otro cuadro y le pregunté también, de espaldas a él, pero ahora levanté mi trasero. Ya no veía se cara pero me la imaginé con los ojos lanzando llamas de pasión. Tomé una caja de jabón que estaba junto al espejo e hice como que se me cayó, agachándome por de más de manera muy evidente y provocativa... y sucedió...

-Tienes un cuerpo muy atractivo, Arturo; especialmente tus redondos glúteos-

No pensé que tuviera un efecto tan inmediato, me levanté y volví el rostro un tanto ruborizado y sonriendo muy femeninamente.

-¿En serio te gusta?, en correspondencia te diré que tu cuerpo también es muy atrayente- me atreví a más... -de hecho, tu rostro también es tan agradable y tierno-

Un bulto empezó a mostrarse en la entrepierna bajo su short de futbolista

-Bromeas, yo soy feo, aunque si cultivo mi cuerpo; en cambio, tú no eres feo, se antoja estar cerca de ti. Tienes unos labios llenitos y al parecer jugosos- también se atrevió a más, mi casi amante.

Me acerqué y me arrodillé junto a él... mi José.

-¿Quieres tenerme?- lo miré con sensualidad mientras me mordí el labio inferior.

-Si- se agachó hacia mí y me besó tiernamente los labios; abrió sus piernas y me acomodé entre ellas, arrodillado lo abracé y él a mí. Nuestros labios, lenguas y anginas se mezclaron interminablemente haciendo hermosos ruidos sexuales entre intercambios de deliciosa saliva de macho y hembra.

Tomé su miembro sobre el short y lo acaricié suavemente, mi hombre gemía de placer sin dejar de besuquearme hasta que quiso.

Me soltó y se bajó el short enseñándome un gusanote grueso y muy duro, aunque no era grande; como zorra hambrienta me apoderé de aquella salchicha y me agasajé besuqueando, succionando, mordisqueando. Mi José me tomaba de las orejas guiando lo que tenía que hacerle a esa delicia de carne; mi hizo baja hasta sus huevos, también gorditos, llenitos de semen para mí. Me regodeé metiendo mi cara bajo se vergota, jugando con sus testículos; pude sentir que al darle chupetones donde se juntan sus huevos con su hermoso y duro pedazo de macho se arqueaba y bufaba, así que le dediqué mucho rato a hacer eso.

Separó mi cabeza de sus genitales y me quitó la playera, me pidió que me levantara y sin más se prendió de mis tetillas con lengüetadas y besuqueos abrazándome de la cintura... el cielooooo...

-¡Oooooohhhh... amoooorrrrr... cielooooo!- mi piel erizada y mis pezones durísimos; mis manos metidas entre su cabello agradeciendo aquellas muestras de lujuria desencadenada. Mi orifico anal regurgitó y se fue dilatando prediciendo que un montón de carne nerviosa entraría a depositar el producto del deseo que una hembra provoca en un macho.

-¡Cosito míooooo... te amoooohhhh... deseo ser tuyitaaaaahhhhh!-

Mi macho me soltó y me ordenó que me acostara con las nalgas al aire, cosa que hice más que velozmente. Apenas me acosté, José se prendió de mis nalgas con sus manos y su boca, dándome los mejores masajes sensuales de mi vida, especialmente cuando pasaba su lengua por mi culo. Me estremecía y me sacaba unos gemidos de alarido; a veces me metía la lengua endurecida y yo levantaba el trasero sin yo pensarlo

-¡¡¡Aaaaaaaagggghhhh... míooooooo... asíiiiiiiiii... bebéeeehhh!!!!-

Así, con las nalgas muy levantadas, José se movió hacia un buró y sacó un condón que se puso para acomodarse entre mis piernas y ensartarme. Si hincó, colocó su hermosa macana entre mis nalgas y empujó lenta pero firmemente. Mi esfínter al principio opuso resistencia pero sucumbió a la dureza y al empuje del macho musculoso. Después de un breve dolor que me hizo gritar, sucedió una hermosa entrega; José me tomó de la cintura y se dio a la tarea de bombear su cilindro dentro de mis intestinos con movimientos lentos... nuestros gemidos y el casi silencioso chirriar de la cama eran un canto de amor en el silencio de la noche.

-¡Gggghh... Aahhhhh... Oooohhhhh!-

-¡Mamacitaaaahhh, que buenas nalgas tieneeesss... mmmmhhh!-

-¡Ay José, que rico me envergaaassss... tómameeehh!-

-¡Que sabroso aprieta tu culoooooooh!-

-Aplástame, bebéeeee... ¡¡¡hazme tuyitaaaaahhh!!!-

-¡Si, muñeca, me tienes al milllll!-

Mi hombre empujó su cuerpo sobre el mío y me aplastó contra la cama, empezando un delicado vaivén, metiendo y sacando su cosa gruesa, y pasando su boca y lengua por mis hombros, causándome deliciosos estertores cada vez que me la refundía hasta el fondo, acariciando mi próstata con la cabezota de su verga... tuve un plácido orgasmo silenciado por los apasionados bufidos de mi amor.

-¡¡Aaaaaaggghhh!!... - se repetía en mi boca ese gemido chillonamente cuando José me la sambutía completa.

Luego sus embestidas fueron más violentas y se escuchaba el chasquido de nuestros cuerpos al chocar su vientre contra mis nalgas; nuestros gemidos sofocados se unían formando una melodía de sexualidad incontenible hasta que mi JR me apretó con fuerza para incrustarme todo su miembro y dejar salir todos sus espermatozoides entre fieros rugidos de satisfacción. Mi sofocada respiración se detuvo para aguantar el peso de mi macho musculoso hasta que terminó de vaciar toda su carga de lechita y un rato que descansó sobre mí para reponerse del esfuerzo. Finalmente sacó su poderosa verga y se recostó a mi lado mostrando signos de cansancio y gran satisfacción; yo me acurruqué en sus brazotes y así me tuvo, abrazadita y dándole yo besos en sus duros bíceps y acariciando todo lo que pude su cuerpo.

-Tengo sed, nalgona- me, dijo meloso.

-Yo te traigo, amor- solícito me levanté a traerle agua a mi fortachón.

Le llevé un vaso con agua estando acostado él y aproveché para quitarle el condón y beberme su leche condensada de macho, deliciosa, tibia aún. Su verga seguía erecta y muy firme, y me dio por masturbarlo suavemente.

-¿Quieres más sexo, soldadote rudo?-

-Eres insaciable, putilla; pero mejor lo dejamos para mañana porque quiero darme un baño, estoy muy sudado-

-Como ordenes, amor; me voy a mi palapa porque duermo despatarrado y te tumbaría de la cama jajajajaja-

-Jajajajaja... bien, no me gustaría amanecer con un chipote en la frente. Hasta mañana nalgona cogelona, me dejaste totalmente satisfecho ¿eh?, más de lo que esperaba, eres toda una hembra jariosa-

-Gracias, mi cielo; tú eres más que un macho, un súper macho. Te amo, papacito, bye-

Aparte de acompañarnos algunas veces al mar o a pasear, nos entregamos igual de intensos las siguientes 3 noches, y durante el día aprovechamos los veces que estuvimos solos para hacer travesuras sexuales, como cuando le mamé la verga entre 2 autos en el estacionamiento o cuando nos metimos juntos a un cambiador en tienda de ropa y nos llenamos de besos y manoseos. Fueron días maravillosos que después repetimos 2 ocasiones más en el D.F. su lugar de residencia cuando preferí vacacionar ahí solo por tenerlo de nuevo. Al tiempo me dijo que ya tenía novia y era tiempo de dejar de vernos; yo lo entendí y le ofrecí que cuando tuviera de nuevo ganas de hacerme suya yo estaría más que disponible, aunque ya no sucedió.

Gracias José Roberto, mi divino soldado de hierro; me encantó que me "fusilaras" con tu hermosa bazuca cada vez que me hiciste el amor... suspiro cada vez que te recuerdo con cariño.

(9,25)