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Mi Señor

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Hace cuatro meses que dejé de salir con él. La razón es que descubrí que tenía otra mujer, y que tenía dos hijos con ella. Pude haber seguido con él a pesar de eso, porque en realidad lo necesitaba. Lo necesitaba a él.

Lo necesito...

No lo amo. Al menos no en este momento.

Estar con él me produce ansiedad. No me siento tranquila. Me miente. Me muerde. Me usa. No me ama. Sin embargo...

Lo necesito.

He estado con muchos hombres estos últimos cuatro meses. Pero ninguno de ellos me ha hecho vibrar por dentro como mi Señor lo ha hecho.

Lo necesito. Necesito a mi Señor, no importa lo que me haga.

Lo pensé mucho antes de buscarlo, porque no quería aceptar que soy su esclava, que ha sido el único que me ha hecho sentir mujer y que ante él simplemente estoy rendida.

Me alegré mucho al ver su respuesta. No estaba molesto.

Quedamos de vernos en su casa ayer, y yo llegué puntual a la cita. Estaba extremadamente nerviosa. Pero me invitó un whiskey, y eso me relajó bastante.

Comenzamos a platicar y me comentó que en nuestro último encuentro él se había quedado bastante molesto conmigo por mi falta de comprensión hacia él. Yo sumisamente me disculpé con él. Le rogué que me disculpase. El me pidió que lamiese su verga para probar que en realidad estaba yo arrepentida.

Me hinqué a sus pies y comencé a lamerle los testículos lentamente, mientras yo cerraba mis ojos y mi boca escurría de deseo por comerme a mi Señor. Metí la verga en mi boca hasta mi garganta, sin dejar de observarlo, para saber si lo estaba complaciendo como él lo deseaba. Él se veía muy contento.

Me levantó y me dulcemente pidió que me pusiera a cuatro patas, antes de penetrarme le comenté que tenía miedo, que estaba en mi más día fértil y que no estaba en situación de quedar embarazada. Me dijo que no me preocupase, que todo iba a estar bien.

Yo tenía demasiado miedo, pero algo en mi cuerpo me llevaba a él. Lo necesitaba. Mis entrepiernas ardían por él desde hace varios meses, y yo ya no podía aguantar... Era incapaz de decir que no a cualquiera de sus deseos, sin importar las consecuencias: No me sé siquiera su nombre.

Comenzó a penetrarme lentamente. Sentí placer infinito desde la primera embestida, que fue suave y profunda... y no pude evitar preguntar a mi Señor si algún día sería capaz de perdonarme por haber lastimado su ego en algún momento.

Me contestó que si me seguía portando bien como hasta ahora, quizá lo haría pronto.

Me decía que me había extrañado mucho mientras jugaba con mis pezones.

Yo me derretía de placer con cada una de sus suaves embestidas... y decidí confesarme... ya no podía más

"Mi Señor, soy tu esclava. Haz conmigo lo que quieras, cuando quieras. Soy tuya. No puedo evitarlo. He querido dejar de pensar en ti en todo este tiempo, pero no puedo. Siempre regreso. He aceptado que te necesito. Ya no pienso luchar más contra nada de esto. Te amo. Soy tu esclava. Haz conmigo lo que sea."

Me dijo que lo que le decía yo era bastante fuerte, y que con esas declaraciones lo único que iba yo a provocar era que él me desease cada vez más... sus embestidas fueron más y más profundas cada vez, rítmicas...

Me pidió que me pusiera sobre de él, y lo hice... me comenzó a morder los pezones, mientras yo metía su verga dentro de mí nuevamente.

Comencé a moverme como toda una puta, mi cadera vibraba por dentro al tenerlo adentro. Sólo deseaba verlo contento conmigo. Nada me importaba.

Note que mis movimientos lo excitaron bastante, me mordía el pecho, y me dolió varias ocasiones, pero decidí no decir nada, porque necesito ser su esclava. Me gusta ser su esclava.

Me volvió a poner de perrito, para penetrarme de nuevo, y me decía: eh encanto, estás muy apretadita, se nota que no te han follado en un tiempo...

Y comenzó a embestirme con mucha más rapidez, y me dijo que se iba a correr...

Sacó su verga y comenzó a eyacular afuera, salpicando mis nalguitas...

Yo seguía parando el culito, porque sabía que a él le gusta verlo cuando se corre... pero el tipo me traicionó... embarró su verga en su semen y me la volvió a meter hasta adentro, y la dejó ahí por unos minutos...

Me di cuenta del riesgo. Se las consecuencias. Y no dije nada. No me moví siquiera. Ya me había entregado... Decidí que el hiciera lo que quisiera conmigo, y así iba a ser. Yo quería que fuera así. Yo lo necesitaba.

A los pocos minutos el hombre recibió una llamada telefónica, era su hermano. Me dijo entonces: bien, vas a conocer a la familia.

Me ofreció otra bebida, y yo estaba bastante cachonda aún.

Su hermano no tardó en llegar, y yo realmente no podía creerlo... dos cabrones me iban a coger, y yo ahí, sola y sin poder, ni querer, defenderme... la verdad.

Mi Señor me presentó con su hermano, y el chico lo primero que hizo fue agarrarme y amasarme los senos... luego los comenzó a besar y a mordisquear... yo brinqué y protesté que me había dolido, a lo cual lo que me gané fue una cachetada y que me comenzara a pellizcar violentamente...

Yo le dije que no había necesidad de hacer eso, que yo me iba a dejar follar, que no había necesidad de violencia, y que me voltea un tortazo!

Al joven así le gustaban las cosas y no iba a discutir...

Me sometí.

El hombre se quitó la ropa y empezó a repegarme el pene en mi vagina rasurada, mientras me seguía mamando los pechos... pero yo estaba intentando ver dónde estaba mi Señor, no lo veía cerca.

Cuando regresó, regresó con unas cuerdas para atarme las manos, me llevaron al patio trasero, y me hincaron en el suelo, completamente desnuda.

Mi Señor me acercó su verga y me pidió que se la mamase rico. Mientras yo lo hacía, su hermano comenzó a embestirme agresivamente. Se notaba que no había follado en meses...

Yo estaba escurriendo, y muy dispuesta a complacer. Electricidad recorría mi cuerpo con cada arcada y con cada embestida…

Me dieron duro los dos por un buen rato, tuve incontables orgasmos, diferentes posiciones, me mamaron hasta dejarme los pezones irritados... hasta que ambos terminaron.

Los dos se corrieron dentro de mí, aunque yo les supliqué con lágrimas que no lo hicieran...

***************

Mi Señor quiere que le demuestre que realmente soy suya y que no tome ningún anticonceptivo de emergencia...

Mi voluntad es débil... yo no puedo decirle que no a él... no quiero decirle que no... No puedo explicar por qué...

Quisiera huir y no puedo... quisiera escapar de él y en realidad no quiero...

Soy su esclava, y sólo deseo con ansias hacer lo que él quiera...

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