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¡Por caliente mi juguete me envió al proctólogo!

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Esta historia empezó hace un mes en medio de una tarde de calentura, ese día me había despertado de un sueño húmedo, sintiendo que necesitaba un hombre inmediatamente dentro mío, sin embargo, para ese momento no tenía a quien llamar, decidí ingresar al chat y tratar de ligar hombres maduros y activos, pero luego de un tiempo en el chat no encontré la persona ideal, aun si continuaba muy caliente, pero tenía que ir a estudiar.

De regreso de clase, pase al frente de un sexshop, en medio de mi calentura entre a mirar, sentía como mi culito me palpitaba, así que me enfoque en la vitrina de los plug anales, habían de diferentes tamaños y formas, pero uno en especial me llamo la atención, era de unos 20 cm de largo y tenía forma de cono con varias bolas de helado, arriba era angosto, pero en la base era bastante grueso, sin pensar en las consecuencias decidí llevarlo por 70 mil pesos, junto con un tarro de lubricante.

Salí apurado a mi casa, deseoso de sentir mi nuevo juguete dentro de mí, tan pronto llegue, cerré mi cuarto con llave por si alguien llegaba inesperadamente me desvestí inmediatamente, abrí el dildo lo tome en mis manos y pude sentir realmente que era un monstruo, me dispuse a embadurnarlo de lubricante, como era de silicona, en la base traía una chupa por lo que podía pegarlo a una superficie, decidí entonces para mi comodidad pegarlo a la silla del mueble donde estudiaba, me arrodille al frente de la silla y empecé a meterlo a mi boca, mientras con una mano untaba mi culito de lubricante para dilatarlo y con la otra mano le daba pajazos a mi verga que estaba tan dura que apenas se movía.

La calentura seguía a su máxima expresión, mi culo húmedo y deseoso de placer estaba listo para lo que se veía venir, abrí mis piernas una a cada lado de la silla y empecé a bajar para sentarme sobre mi juguete, a medida que me sentaba en el dildo podía sentir como abría mis entrañas, la primera y la segunda bola del dildo por ser pequeñas no tuvieron dificultad para entrar, en total eran cinco bolas y cada una dobla el tamaño de la anterior, es por eso que a partir la tercera bola la cual ya tenía el grosor de una verga normal, mi culo pudo sentir ese dolorcito que produce una verga abriéndose paso, ese dolor indescriptible que sin darse cuenta siempre se transforma en placer, espere un rato para acostumbrarme a esa sensación y para darme muchos pajazos intensos.

Cuando el dolor fue cediendo empecé a subir y a bajar, el dildo entraba y salía de mis entrañas produciendo corrientazos que me excitaban cada vez más. Mi arrechera subía y por inercia hice presión hacia abajo, con fuerza permitía que la cuarta bola entrara en mí, era como si dos vergas estuvieran dentro mío, me sentía insaciable y pensaba en lo tragón que me había convertido y lo bien que mi culo se portaba, imaginaba que a partir de ese día sería capaz de recibir a dos machos en mi al mismo tiempo. Luego de lograr recibir la cuarta bola, nuevamente subí y bajé sobre el dildo, este entraba y salía de mí, lo cual me daba una sensación increíble como si me estuvieran serruchando el ojito.

Me sentía capaz de recibir lo que fuera, estaba seguro que aguantaría cualquier cosa y con toda la excitación del caso, comencé a dejar entrar la última bola que tenía un diámetro de unos 35 cm, más grande que un puño. Esta vez no fue posible con el primer intento y aunque hacia fuerza y me dejaba caer sobre ese monstruo, no lo logre, decidí pararme y poner mucho lubricante al dildo y a mi culo, cuando pase por mi ojito sentí lo dilatado que se había puesto, podía meter cinco dedos sin dificultad, trate de abrir la mano para dilatar más, pero esto me producía corrientazos que casi me llevaban al orgasmo así que paraba. Tome la misma posición sobre la silla con cada pierna a cada lado, nuevamente lleve mi culo a la punta del juguete, así que entro de un solo empujón la primera, la segunda y la tercera bola, a la cuarta tuve que empujar con fuerza para que pasara la puerta anal. Seguí bajando sintiendo el poder de la quinta bola, estaba decidido y con más fuerza que antes, fue abriendo paso, el dolor y el placer se confundían, sentía como mi culo se rasgaba, pero pedía más, y como si fuera la más hambrienta de todas.

Logre sentir que estaban adentro todos los 70 mil pesos en silicona, me quede quieto un rato mientras me daba pajazos, estaba a punto de llegar pero siempre paraba para alargar el momento, pasaron 5 minutos de tener todo a dentro de mi culo sin moverme, mientras me iba dando pajazos intermitentes, en ese punto empecé a cabalgar sobre la silla, permitiendo que todo ese monstruo entrara y saliera a un ritmo acelerado, no pude aguantarme más y un orgasmo como ningún otro apareció, chorros de leche como de 3 metros se dispersaron en el cuarto, cayeron sobre el televisor, la pared y las cortinas de mi casa, fue tan intenso que no sé cuánto tiempo duro, termine exhausto, me deje caer sobre la silla sin un aliento, cuando me pare, el dildo se había soltado y estaba todo en mi culo, como si no tuviera suficiente, camine en 4 patas, me pasee por mi cuarto limpiando a lengüetazos cada chorro de leche, queriéndome sentir tan puta como nunca antes.

Me puse una toalla en la cintura y con el adentro me fui para el baño del tercer piso en mi casa, que sensación subiendo las escaleras, sientes como tus intestinos se reacomodan al monstruo en ti ufff, luego me bañé y cuando empecé a sacar mi gran juguete, me ardió increíblemente, estaba lleno de sangre, indudablemente yo había roto mi esfínter, mi culo abierto sufría con el jabón que ardía como si cayera alcohol, después de tanto placer ahora debía aguantar las consecuencias.

Quedé tan lastimado que tuve que acudir al proctólogo, pero definitivamente no me arrepiento, esta historia genero una nueva aventura que será mi siguiente relato.

Espero les guste y comenten.

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