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Fui iniciado por un médico (5)

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De pronto, al verme todavía de rodillas, Mi Señor me dijo: -Podés echarte en la alfombra, Jorgito… Descansá… -entonces me animé: -Estoy… estoy muy caliente, Mi Señor, ¿puedo… puedo masturbarme?...

Él río y dijo: -¡Qué putito calentón que sos, nene! ¡me encanta que lo seas!... Pero dentro de un ratito te voy a dar por el culo y recién después vas a poder pajearte…

-Está bien, Mi Señor… -acepté resignado consciente de que él mandaba y a mí no me quedaba más que obedecer, así que me eché de costado sobre la alfombra, con mi pene bien erecto y mis huevos inflamados…

Un rato después Mi Señor se puso de pie y me levantó a mí sujetándome por un brazo: -Vamos, Jorgito, al dormitorio que te toca verga por el culo.

Ante semejantes palabras me estremecí de entusiasmo al recordar el placer intenso que había sentido cuando él me violó en su consultorio… “Tengo que aguantar ese dolor del principio.” –me dije. –Pero es fácil porque no dura casi nada…”

Y ahí estuvimos los dos en el dormitorio, donde había una gran cama sobre la cual debí echarme de espaldas y quedar a las órdenes de MI Dueño… Lo miré y vi que tenía su hermosa verga bien erecta…

Después de envolverme en una mirada brillante de calentura se sentó en el borde de la cama: -Correte para acá, Jorgito… -me ordenó y cuando estuve a su lado empezó a acariciarme las piernas…

Lo obsesionan mis piernas, mis muslos… Mientras los acaricia me dice que tengo piernas femeninas y creo que tiene razón… Mis muslos no son musculosos, duros como los de los varones, sino mórbidos, suaves… A mí me calientas muchísimos esas caricias alternadas con presiones y pellizcos… Es un sabio actuando en mi cuerpo y siento que puede hacer lo que quiera conmigo…

Por fin, después de acariciar mis muslos durante un largo rato, me ordenó que sacara del cajón de la mesita de noche el pote de vaselina y que le untara la verga… Lo hice con manos temblorosas, ardiendo de deseo con ese ariete cárneo entre mis manos…

-Bueno, ya está, Jorgito, ahora ponete en cuatro patas…

¡Me pone a mil estar en esa posición!, porque me siento más perrito que nunca… Entonces Mi Señor entreabrió mis nalgas y me estremecí entero al solo contacto del glande con mi agujerito… Y enseguida la verga de MI Señor comenzó a entrarme y ese dolor fuerte pero que enseguida se atenúa cuando la verga ya está toda metida y luego desaparece para dejarle su sitio al placer. Cuando MI Señor me coge me doy cuenta, emocionado, de que soy una nena putísima y me encanta serlo y pertenecer a MI Señor…

No tiene precio sentir esos chorros de leche caliente en el fondo del culo; escuchar sus jadeos que se convierten en rugidos mientras se disuelve en el orgasmo…

No pude contener más mi calentura desesperada y le rogué que me dejara masturbarme… Entonces me dijo mientras trataba de normalizar su respiración: -Andá, putito, pero… pero tengo un antojo y es que… que tomes tu propia lechita…

Lo miré entre asombrado y confundido y él me explicó: -Quiero que acabes en la palma de tu mano y que después uses tu lengüita para tomar tu leche, ¿entendido, Jorgito?...

-Sí, MI Señor, yo voy a hacer siempre lo que usted quiera…

-¡Mmmmmhhhhh! ¡Eso me complace, nena putita!...

Y después de escuchar su elogio corrí al baño y me masturbé sentado en el inodoro de cara la pared… Súper caliente como estaba no tardé mucho en acabar y fue cómo Mi Señor me lo había ordenado, en la palma de mi mano izquierda… Allí estaban los varios goterones que fui degustando uno tras otro, usando mi lengua para después tragarlos… ¡Ay!, ¡qué excitante fue beber mi propio semen!, sobre todo porque había sido una orden de MI Señor…

Han pasado algunos días y él me llama para ordenarme el momento en que tengo que meterme el llavero en el culo… Además resolvió que mi nombre ya no es Jorge sino Jorgelina, pero esto no es todo… Me da mucha vergüenza contarles lo que siguió, pero MI Señor me ha ordenado que lo haga y entonces debo hacerlo…

(continuará)

(9,20)