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Familia sin tabúes (13) Marco el becario

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El sábado había estado con María mi mujer, en el pub de intercambio de parejas que frecuentábamos, y la verdad que me lo pasé bastante bien con un matrimonio muy majo, que se prestaban a todo y sobre todo el marido, que me regaló una deliciosa lechada en el culo y en la boca. Pero yo seguía con mis pensamientos morbosos, incluso follando con el matrimonio aquel, me imaginaba que le estaba jodiendo el culo a mi hijo Luis y a su novio, o chupándole la polla a Pablo. También me acordaba muchísimo de la follada con Pablo, de lo buenas que estaban su polla y sus nalgas, y que tanto placer me proporcionaron cuando me las comí, y luego me follé. Menos mal, que me pasó el video que me enseñó de mi hijo, y el que me grabó a mi mientras me follaba el trasero... ¡Que cabronazo está hecho!... No podía parar de verlos, y de masturbarme el cipote con ellos.

El lunes salí de viaje por cuestiones de trabajo, un caso de litigio entre empresas, que me llevaría un par de días fuera, así que me llevé conmigo a Marco, mi secretario y becario, para que me ayudara con el papeleo. Marco es, bueno, ¿Sabéis lo que es tener, una persona de vuestro entorno, que os gusta mucho, que os pone morboso con solo mirarle la cara, el cuerpo, el culo bien apretado en los pantalones, el paquete súper marcado, he intentado imaginar las medidas de lo que se esconde debajo de la tela?... ¡Uffff!... Pues ese es Marco para mí.

Marco tiene 24 años, los ojos verdes, el pelo casi rapado, y siempre lleva la barbita de varios días. Está delgado pero fibroso, el culo lo tiene bien marcado, de esos que te calientan la polla, por lo menos a mí, y un paquete tremendo que le abulta bastante la bragueta. El chaval lleva un año y medio trabajando en el buffete, hace de todo el pobre, desde traer café, hasta hacer fotocopias, pero la mayor parte del tiempo es mi secretario, y casi siempre está conmigo. Y eso me lleva a mi cacao mental, contra más tiempo pasa conmigo, más lo deseo y más me apetece poseerlo, en lo sexual me refiero.

Nunca he visto nada raro en su comportamiento, me refiero a provocar o a insinuarse sexualmente, todo lo contrario, él siempre es muy correcto aunque si le gusta darme bromas como, Yo llego a mi despacho y le pregunto... - Hola Marcos, ¿Que tal, hoy como lo llevas? -... Y él me responde, Hoy la llevo arrugada y doblada para la izquierda. - Y se ríe el muy cabrón, porque a lo que se refiere a su polla, en doble sentido claro está. Él se llama Marco Ponce, de apellido, y cuando me ha soltado dos bromas como esta, yo le digo, - Ya está bien Marco Polla. -... Y el chaval se descojona de la risa.

Cuando salgo de viaje Marco siempre me acompaña, sea a donde sea, es como mi mano derecha, aunque me gustaría más, que fuera mi polla directa, y ya me entendéis por donde voy. Llegamos al hotel y cogimos dos habitaciones contiguas. Toda la mañana estuvimos reunidos con los clientes, después comimos algo y nos retiramos a nuestras respectivas habitaciones. Le di algunas instrucciones sobre el trabajo y le pedí que me despertara sobre las 18:00 horas. Me apetecía echarme un rato a dormir, sobre las 21:00 habíamos quedado con los clientes para cenar, por eso le dije que me avisara a esa hora, y así tener tiempo para arreglarme tranquilo.

A las 17:55 ya estaba llamando a la habitación, le abrí para que entrara y me esperara, y me fui directo a la ducha. Mientras estaba en el baño duchándome, Marco seguía trabajando en el portátil recopilando toda la información, y preparando los documentos para enseñárselo después a los clientes en la cena.

- Perdona Hernesto, no encuentro uno de los documentos que cogimos de la oficina, no sé si se me ha extraviado, o realmente yo no me lo he traído.

- Yo los cogí todos Marco, mira en mi teléfono móvil, en mis archivos, ahí tienen que estar todos.

- Vale Hernesto, lo miro, y si está lo descargo directamente al ordenador. 

Me acordé de los videos sexuales, que me había pasado Pablo a mi móvil, y que Marco podía descubrir al buscar el documento en mis archivos. Salí rápidamente del cuarto de baño, con el cuerpo todavía húmedo y con la toalla tapándome solo de cintura para abajo. Estaba sentado en el sillón que había junto a la cama, con el torso inclinado hacia delante, y mirando la pantalla del teléfono.

- ¿Lo has encontrado Marco?... ¿Has visto si está ahí?

- Si Hernesto... Lo he encontrado, y he visto muchas cosas más, en este móvil.

- ¿Y las cosas que has visto, te han gustado?... ¿O nos limitamos a olvidar lo que has visto, y nos centramos en el trabajo?

- La verdad Hernesto, es que, no me gustaría olvidarlo, y lo que he visto, visto está.

- Ah... ¿Y qué hacemos entonces?... ¿Lo hablamos?... ¿O lo dejamos pasar, me arreglo y nos vamos?

Me senté en el borde de la cama a esperar su reacción, no sabía por dónde me iba a salir el chaval, si se iría de la habitación enfadado, o por el contrario me daría un puñetazo en la boca, y cortaría su amistad conmigo. Pasado un minuto interminable sin decirnos nada, se levantó dirigiéndose hacia donde yo estaba, se arrodilló entre mis piernas y me quitó la toalla, destapándome completamente la polla y los huevos. Sin decir ni media palabra me agarró con una mano la bolsa de los huevos, y con la otra me cogió la polla y comenzó a lamerla. ¿Aquello era verdad o estaba soñando?... Si estaba soñando, no quería despertarme nunca de aquél extraordinario y maravilloso sueño.

No tardó mucho el mamón, en ponerme la polla dura dentro de su boca, tragándosela por completo, succionando y absorbiendo mientras lo miraba desde arriba. La mamada era alucinante, esa manera que tenía de apretarme el capullo con el paladar, exprimiéndolo, saboreando el líquido que iba segregando mi rajita por el gustazo, al mismo tiempo que yo comenzaba a mover mi pelvis hacía adelante, embistiendo y envergándole su boquita. El placer era incluso más intenso, por que como os dije antes, hacía tiempo que deseaba follarme a Marco, y lo que más ansiaba de todo, era comerle, chuparle devorarle, y joderle ese culito que tenía el cabrón. Aunque, por nada del mundo iba a rechazar la lengua del niñato, al contrario, el mamón me hacía gemir de gozo, me tenía loco del gusto, y solo pensaba... ¡Que de viajes desperdiciados!

Fue subiendo por mi cuerpo todavía húmedo, lamiendo con su lengua mi estómago, el pecho, el cuello, hasta llegar a mi boca, subiéndose encima de mí, y restregando su hinchado paquete contra mi dura polla. Empezó a besarme metiéndome la lengua hasta la garganta, uniéndola y frotándola con la mía, notando como su saliva inundaba mi boca, mientras sentía su polla caliente y rígida dentro de los pantalones, presionando con fuerza contra mi cipote. Le agarré con las manos, esas ansiadas y deseadas nalgas que me ponían tan cachondo, y me daban tanto morbo. Su tacto era pura fibra, robustas pero tiernas a la vez, calientes, perfectas y redondas como dos montañitas, que mi pollón anhelaba coronar su cima.

Se desabrochó los pantalones y se los bajó junto con los calzoncillos, sin dejar de comerme la boca. Y Marco siguió subiendo, hasta ponerme el cipote empalmado pagado a mis labios, restregándolo por ellos, mojándomelos de baboso pre-cum y punteando con el capullo en mi boca, como el que llama para que le abran y lo cobijen. El niñato estaba bien servido, tenía un buen pollón entre las piernas, de unos 24 cm y con el tronco bastante gordo. El capullo era más delgado que el resto, tipo lanza puntiagudo, de los que te entran suave al principio y después se va ensanchando la cosa. Lo que si me daba mucho morbo, es que siempre estaba mojado, goteándole la rajita de líquido seminal, y eso me excita muchísimo, paladear el saborcillo saboreándolo, me pone pero que muy caliente. 

Marco se arrodilló dejándome la cabeza en medio, con todo su pollón encima de mi cara, agarrándolo por la base del tronco, poniéndolo recta y apuntando directamente, en el agujero bucal del mamón de su jefe. Me la tragué entera poco a poco, estaba hambriento de aquella polla, se la chupaba con ansia, con desespero, succionando con una energía, que parecía que se la quería sacar de cuajo, al mismo tiempo que el becario no paraba de jadear de gusto y de empitonarme el hocico como un puto cafre. ¡Joder!... Estaba dándome un buen atracón de rabo, comiendo con egoísmos como si fuera la única polla del mundo, sin dejar de absorber y de tragar el baboso pre-cum, que impregnaba todo su glande mezclado con mi saliva. 

- ¡Chupa mamón!… Estabas deseando chuparme la polla, si Hernesto, yo lo sabía... ¡Qué gustazo! Verte esa cara, esa boca, esos labios de machote mamándome el pollón... ¡Ahhhh!... ¡Asiii!... Sigue jefeee.

- Tu sigue calentándome Marco, y diciéndome cosas guarras, niñato de mierda, que veras como te voy a poner el culo maricón. - Te gusta, ¿A que si?... Te encanta que te diga guarradas, cabrón... ¡Joder, como aceleras los chupetones!... Por eso sé que te gusta que te hable... ¡Que pedazo de maricona estás hecho jefe!… ¡Uffff!... No me lo puedo creer todavía... ¡Que gustazo de boca!... ¿Cuantas pollas te has comido, mamón?... ¡Eres una maricona chupa pollas!… ¿Te gusta mamarle el cipote a los tíos, y que te follen bien el culo?

- Me encanta chaval, pero más me va a gustar cuando te lo folle a ti y te lo destroce con mi polla... Vas a flipar de gozo, cabronazo.

Le senté el culo en lo alto de mi boca, y le metí toda la lengua hasta el fondo en el cerrado boquete. Notaba el ardor de su ano rozando mi lengua, el gustillo amargo que me dejaba en cada lametón, y los refregones bestiales, que me pegaba en los labios con cada movimiento que le daba a sus nalgas, retorciéndose de placer. Se levantó de encima de mi cara, dirigiéndose hasta la mesa que había en frente, y colocó una pierna en lo alto, ofreciéndome desde lejos su delicioso ojete, totalmente abierto por su mano. Yo lo miraba desde la cama, manoseándome el cipote suavemente, viendo ese ano abierto tan divino, moviéndose tan hermoso, súper apetecible, y que me provocaba unas ganas y un deseo desbocado por penetrarlo.

- Ven, jefe, mira lo que tengo para ti, para tu boca, para tu polla... ¡Mmmmm!... ¿Lo quieres, cabrón?... Pues ven, a por este culito hambriento.

- ¡Joder, Marcos!... Hoy me tienes alucinado... ¡Que putilla eres chaval!... Si no lo veo, no lo creo, mira como me tienes la polla tío, ¡Uffff!... Me subo por las peredes de lo calentón que estoy, Te lo tengo que follar cabrón, no aguanto más, te voy a meter una follada en culo, que vas a flipar en colores chaval.

Me acerqué a ese culito con la boca hecha agua, no le quitaba ojo al boquete estirado, súper abierto por sus manos, solo deseaba meter mi cipote en caliente, y follármelo a tope. Quería darme placer en la polla, y que él gozara con ella dentro, tenía que complacer a ese chaval que estaba buenísimo, y quería verlo en acción, tragando y revolcándose del gustazo. Fui hacía Marcos y me agaché con la cara delante de sus nalgas. Le lamí el ano, los cachetes del culo, los huevos, y toda la polla hasta llegar al mojado capullo. Con los dedos índice de cada mano, le abrí todo lo que pude el agujero, metiéndoselos hasta la mitad y excitándolo para ver la profundidad de su ano. Escupí un buen lapo en todo el centro, lo restregué con los dedos por fuera y por dentro, me coloqué con la polla en la raja del culo, y de un suave empujó le metí hasta la mitad de mi pollón. Un discreto, - Ayyy. -... salió de su boca, ese culito que tan alegremente me follaba, no era la primera vez que se había comido una polla, lo noté enseguida, y eso hizo que me diera aún más morbo.

Comencé a envergar cada vez más rápido, hasta que tuvo mi cipote completamente dentro del ano, dándole enculadas profundas, aceleradas y bestiales. De la velocidad de los movimientos lo empotré contra la mesa, inclinándolo sobre ella y cogiéndole de los pelos, sometiéndolo para que no la levantara. Le estaba violando el culo como un salvaje, punteándolo con todas mis fuerzas, mientras Marcos jadeaba sin parar, y seguí dándole con la polla en el trasero, hasta que el placer fue soberbio e indescriptible. Después me lo llevé a la cama y lo puse a cuatro patas. Volví a envergarle el ano enseguida, para que no se le cerrara el agujero y siguiera disfrutando de mi cipote a tope, mientras domaba su culito y se lo cabalgaba a mi antojo.

El cabrón de Marco me daba un vicio y un placer inmenso, con ese culo suyo tan delicioso y traga pollas que tenía. Escuchando sus gemidos y sus grititos de gusto, me excitaba aún más, provocando en mi que aumentara la fuerza y velocidad de los pollazos en su ano. Esa forma que tenía el niñato, de apretar con todas sus fuerzas el boquete del culo, y de estrangular mi polla mientras me lo follaba, era un placer bestial colegas. Cuando percibió que yo estaba al límite, y que me iba acorrer, se sacó mi pollón de su culo y la apresó metiéndosela en la boca. Me la chupaba fuerte, tenaz, y muy vigoroso, mientras me la masturbaba enérgicamente con la mano. Cuando notó en su lengua el primer goterón que disparó mi capullo, se la sacó y continuó meneándome la polla mientras se duchaba la cara con mi esperma. Era digno de ver, y un gustazo verle la cara chorreando de semen blanco y espeso. Rápidamente me tumbó en la cama, se puso encima de mi cara y me ensartó la polla en la boca.

Me agarró de los pelos con fuerza, atrayendo mi cabeza hacía su pelvis con cada embestida, obligándome a tragar todo aquel cipote gordo y muy duro a empujones. Marco gemía sin parar, el chorreo de pre-cum que segregaba su capullo era impresionante, no me daba tiempo ni a tragar los fluidos que vertía, y tenía la sensación, que su cipote se endurecía cada vez más dentro de mi mamona boca. Un grito fuerte de placer salió de su boca, igual que su polla de mi boca, la colocó encima de mi cara, e hizo lo mismo que yo le había hecho, ducharme todo el rostro de rica leche caliente. Me puso el careto todo pringoso, pero no tardó mucho el viciosillo, en sacar su lengua y comerse su propio semen. Lamiendo como un perro con la lengua, rebañando los cuajarones de esperma a lametazos, y metiéndolos en mi boca para saborearlos juntos.

- ¡Ufff!... Ha sido bestial y un gustazo Marco... Cuantos viajes, y cuantas habitaciones desperdiciadas, que podríamos haber disfrutado... ¡Joder!

- Bueno jefe, nunca es tarde si la follada es buena... Jajaja... Me ha encantado Hernesto, estaba deseándolo desde hace mucho tiempo, y por fin ha sucedido.

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