Nuevos relatos publicados: 7

Un delicioso sueño con un hombre mayor

  • 5
  • 37.786
  • 9,39 (33 Val.)
  • 3

Hola mis queridos y queridas, soy Carolina y hoy les contare un sueño que tuve anoche, fue tan real, que parece que lo viví realmente.

Anoche me acosté cerca de la media noche como de costumbre, estuve con Matías hasta pasadas las 11:30, luego él se fue a su casa y yo me prepare un té, me quite la ropa, me coloque mi camisa de dormir y me acosté, me dormí y no desperté hasta hoy en la mañana, toda mojada y caliente, tanto que tuve que masturbarme antes de levantarme, ¿por qué? Ahora les cuento.

Estaba sentada viendo la televisión, vestida con una solerita y una corta falda, muy aburrida con lo que veía, en ese momento suena el timbre, me levanto y abro la puerta, era don Alejandro, el viejo del almacén de la esquina de mi casa, debe tener unos 55 o 60 años, su abdomen es abultado, su cabello es cano y su mirada es de viejo verde y degenerado, de esos que te ven y te desnudan de inmediato, que no disimulan cuando miran descaradamente tu escote y cada vez que miras hacia atrás tienen los ojos perdidos en tu culo.

—Hola, ¿que se le ofrece? — le pregunto amablemente, él se quedó un momento en silencio mirando directamente a mis pechos cubiertos por la delgada tela de mi solera, que dejaba muy poco a la imaginación, y luego me contesta:

—Tu madre me pidió que revisara una filtración que hay en tu cocina —Lo dejo entrar y vamos hasta la cocina, revisa un poco y luego se queda mirándome y me dice —Me tienes caliente cabrita, te gusta vestirte como puta e ir a mi almacén y provocarme— yo quedo paralizada mientras el viejo se acerca rápidamente hacia a mí —Ahora vas a aprender —me dice al llegar a mi lado, estoy de pie en la entrada de la cocina, el viejo me toma por la cintura y me apega a su cuerpo, siento su aliento en mi oído, sus manos bajan de mi cintura a mis nalgas, levanta mi falda y me quita la ropa interior rápidamente, siento sus gruesos dedos buscar mi entrepiernas.

—Ya estas mojándote, putita, te daré lo que quieres —me dice al oído y me besa metiendo toda su lengua en mi boca, siento sus dedos jugar con mi clítoris, excitándome le respondo el beso y con mis manos suelto su cinturón y abro sus pantalones, caen al suelo y puedo tocar su verga erecta por encima de su ropa interior, me quito la solerita y la falda, lo tomo de la mano y lo llevo a la habitación de mis padres, nos besamos nuevamente, quiero chupar su verga, pero él no me deja, aun no puedo verla, me recuesta sobre la cama y recorre mi cuerpo con su boca y su lengua, lamiendo y chupando deliciosamente mis pechos, mis pezones están duros y su boca me entrega un inmenso placer, sigue bajando por mi abdomen hasta llegar a mi mojada vagina, comienza a jugar con su lengua, a recorrerme con ella, a saborearme, mis gemidos eran cada vez más intensos, como me chupaba de rico este viejo.

—No pares viejo, comete mi rajita, que rico me la comes —le decía mientras alcanzaba el orgasmo y me derretía en su boca que no dejaba de saborear mis jugos, luego me beso apasionadamente, acaricie su verga por encima de su ropa interior, estaba dura y mojada —Deja que me coma tu verga, quiero chuparte hasta hacer que explotes —le dije mientras lo manoseaba y el chupaba mis tetas, él se levantó de encima de mí y se quitó la ropa interior dejando que pudiera ver su erecto, grande, grueso y caliente miembro, rápidamente me arrodille frente a él y me lo metí a la boca, era tan grande y grueso que apenas me cabía un poco más que su hinchado glande, lo recorrí completo con mi lengua, lamí y chupe sus testículos, seguía chupando, tratando de metérmelo más adentro mientras Don Alejandro me miraba con lascivia.

—Comételo todo, que puta eres Carolita, como te gusta chupar verga, verdad —me decía el viejo mientras jadeaba, yo asentía con mi cabeza sin dejar de saborear ese rico mástil, luego me levanto y nos besamos, me recostó en la cama y volvió a saborear mi vagina, acomodo su vergota en la entrada de mi mojada y caliente rajita.

—Métemelo! —Le pedí, estaba muy caliente, deseaba tenerlo dentro y que me hiciera suya, que me cogiera como un hombre de su edad sabe hacerlo, poco a poco fue entrando, sentía como su verga iba llenando mi cavidad, de a poco sus embestidas eran más rápidas y profundas, yo jadeaba de placer, que verga me estoy comiendo dios mío, pensaba mientras él me acomodaba a su antojo, puso mis piernas en sus hombros, luego me puso boca abajo, luego me monto sobre él, a ratos acercaba su verga a mi boca para que se lo chupara, mmmmm!, que delicia de verga, que miembro, que pene, me recostó boca arriba y se recostó sobre mí, dejando caer todo su peso sobre mi cuerpo, su verga entraba por completo en mi vagina y luego salía, tuve varios orgasmos y mis jugos tenían una posa en las sabanas, este viejo me estaba haciendo gozar como nadie, su respiración se agito más y sus movimientos empezaron a ser más bruscos, estaba por acabar.

—Acaba en mi boca, quiero probar tu leche —le dije, el viejo acerco su verga a mi boca, sus gemidos eran cada vez más intensos, pronto sentiría como su espeso semen llenaría mi boca, chupaba su verga ansiosa, a la espera de mi premio, cuando la alarma de mi teléfono celular me saco brusca y repentinamente de mi ensoñación, dejándome con las ganas de saborear la leche de aquel viejo verde del almacén de la esquina.

El sueño era tan real, desperté toda mojada, no me resistí y me masturbe en ese mismo momento, mis dedos se deslizaban con facilidad por los labios de mi vagina y mi clítoris, tuve un tremendo orgasmo pensando en el viejo Alejandro, ahora me da vergüenza ir a comprar, no me atrevo, quizás deba ir y tratar de hacer mi sueño realidad, no sé, nunca he estado con un hombre tan mayor, uffff! De solo recordar el sueño me mojo toda.

Bueno, ya me estoy tocando otra vez, este sueño me dejo muy mal, pronto llegara Matías para quitarme esta calentura, espero que les guste mi sueño,

Les mando un beso rico en eso que espero este duro entre sus piernas.

Muack

Carolina.

(9,39)