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Historias de madame Lili - Capitulo 2º (extendido)

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En el capítulo anterior, Lili después de su desgracia familiar, fue acogida por una familia amigos de sus padres, pasado el tiempo se hizo mayor y quiso buscar su vida por libre, decidió irse a la ciudad para buscar trabajo, y lo encontró, en una casa con una buena familia, con el tiempo ella mantuvo una aventura con Luis el hijo del matrimonio, sus encuentros a escondidas, sus momentos de lujuria, todo eso se terminó cuando el señor de la casa, a la vez el padre de Luis con el que ella mantenía una relación no sería, pero sí intensa, decidió que todo cambiara para mí, hasta que un día el destino quiso que todo cambiará radicalmente, cuando Juan el señor de la casa, se dirigió al establo donde Lili estaba limpiando...

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HISTORIAS DE MADAME LILI

Capítulo 2º

Al escucharlo, mi garganta se secó al instante, y mis pensamientos volaron tan deprisa que casi no podía pensar en una sola cosa, "Anda ven acércate a mi no seas mala", sus asquerosas manos me estrecharon por detrás, "No, no, por favor", grité interiormente, mis labios solo pudieron decir, "señor por favor, no me haga esto por favor", Anda no seas tonta ,si te va a gustar, o ¿prefieres estar en la calle?, ahora ya no tienes a nadie, dime Liliana, ¿qué vas hacer?, dime Liliana, si te echo ¿dónde iras?, su boca comenzó a besarme el cuello por detrás, su asqueroso aliento me quemaba la piel, me escocía, volví a repetir, por si entraba en razón, pero para nada mis súplicas sirvieron para detener al hombre que quería poseerme a toda costa, nada pude hacer mis intentos fracasaron todos, bueno pensé, tendré que ceder a sus propósitos o me veo en la calle, callé y dejé que hiciera conmigo lo que quisiera… Me puso sus manos en mi cintura y me acercó a él, mi espalda chocaba con su pecho, me apretaba fuerte, podía sentir su excitación por su respiración, "¿Que estás haciendo?" él contestó casi susurrando, "¡¡Quiero poseerte!!, ¡me traes loco, Liliana!, no sabes cómo me tienes", cerré los ojos y me di media vuelta, quería termina con eso lo antes posible, no lograba quitarme de la cabeza a Luis, no podía, Me acerqué a él muy despacio, él con su mano me acercó para pegarme a su cuerpo, su otra mano se deslizaba por mis muslos, hasta esconderla por debajo de mi falda, sentía su mano caliente, me estrechaba con mucha fuerza, me alzo y me llevó a una caja de madera que tenía en un rincón del establo, en el trayecto no dejaba de besarme y acariciarme, y yo no dejaba de pensar en mi dulce Luis, el ambiente cada vez estaba más cargado, me sentó en la caja muy despacio, pero muy despacio, comenzó a desabrocharme la camisa, botón a botón, y en cada uno que quitaba me besaba, no me estaba tratando bruto todo lo contrario muy apasionado, iba deslizando su lengua por mis pechos, la camisa se resbalaba por mi piel, dejando ver cada vez mas y mas hasta dejarse caer en el suelo, por momentos olvidaba quien era, se me cerraban los ojos deseando más, pero al abrirlos y ver quien era.. no podía evitar sentirme culpable aunque yo no lo busqué, así que decidí cerrarlos y no abrirlos más y dejarme llevar por ese momento, no podía ya hacer otra cosa, si no, dejarme llevar, aunque inevitablemente mi deseo sexual iba aumentando por momentos, mi respiración se fue agitando, me estaba dando tanto morbo aquella situación que olvidaba en cada instante quién era él y dónde estábamos, sin más como si actuaran por sí solas mis manos se decidió y busco la cabeza de Juan, para hundir mis dedos en su cabello... Mis pechos al descubierto, Juan contemplaba con ansia la escena erótica que sus ojos veía, el pezón incontrolablemente se endureció por la excitación que me estaba produciendo la lengua y las manos del señor, Sus manos me quitó la falda muy despacio, acariciándome a la vez, casi sin darme cuenta me quedé con las braguitas, él mirándome con deseo comenzó a desnudarse, yo abrí mis ojos y lo miré, me dijo, "Liliana, tócate para mí,", no sé por qué pero le obedecí y lo hice, comencé a acariciarme mis pezones y el clítoris, el se acercó y comenzó a recorrer mi cuerpo con sus manos y su lengua deslizándose por mis pechos bajando por el vientre, sus manos se detuvieron en mis caderas y muy suavemente, quitándome mis braguitas dejó mi sexo al descubierto, con su lengua ardiente, jugaba y la paseaba por mis piernas, llegando con suavidad hasta mis muslos, seguía subiendo y subiendo, dando pequeños besos hasta llegar a mi pubis, jugaba a llegar pero no del todo, pasaba sus labios por mis labios vaginales, abriendo con sus dedos para seguir dando besos que cada vez eran más húmedos, mi cuerpo comenzó a excitarse mas aún de lo que ya estaba, sin previo aviso, lamió sin piedad, su lengua caliente la movía sin dirección alguna, sentía su calor por todos los lados, hundía su lengua para sacarla de nuevo, humm! Qué momento más ardiente, ese hombre sabía lo que hacía, después de jugar un rato comenzó a mordisquearme muy despacio mi excitado clítoris, no podía evitar sentir, me salían movimientos de caderas producido por el placer que estaba sintiendo de mi, a la vez de sentir placer también de vez en cuando sentía la realidad y llegaba a sentir miedo por si alguien pudiera entrar y pillarnos, pero aun así, en ese momento de placer me parecía hasta morboso, Juan seguía jugando con mi cuerpo...mi clítoris, estaba estimulando, estaba húmeda y a él eso le gustaba por su reacción al notarlo, mis manos en su cabeza y mis piernas en sus hombros, ese hombre estaba hundido en mí, mis pezones estaban cada vez más duros y deseosos por ser besados por sus labios, su lengua seguía y seguía acariciando mi sexo, no podía más, estaba ya muy excitada, mis gemidos comenzó a ser protagonista de ese momento, se levantó y me bajó de la caja, mi ardor sexual podía verse reflejado en mi cara, , su pene estaba totalmente erecto, no pude resistirlo y se lo acaricie, mis dedos bajaron a lo largo de su miembro, hasta sus testículos, él ante mi pequeña delicadeza hacia su tronco viril, no pudo esperar más, y me dijo con el pene en la mano, "ven, anda ven, chúpamela un poquito, yo antes no lo había hecho, pero en ese momento me gustó que me lo pidiera, me agaché, cogí su miembro y comencé a besar el glande, yo no sabía qué hacer, pero me dejé llevar por mi instinto y comencé a meterme su pene poco a poco en mi boca, al principio le hice daño con los dientes, me dijo "para Liliana, me estás haciendo daño, se nota que no lo has hecho nunca, uff, eso me pone más todavía ser el primero", me agarró por la barbilla y me dijo, ven abre la boca y no estés tensa, déjame a mí, tú solo abre que yo te la voy metiendo poco a poco", dicho así hasta me gustó su grosería, así que hice caso y me deje llevar, comenzó a introducirme dentro su pene, poco a poco, cada vez más, se movía hacia delante y atrás, me estaba gustando y mucho, en un momento de locura, pensé que la felación se la estaba haciendo a Luis, que ese sabor era suyo, no se, quizás era el sentido de culpabilidad, y pensando en él me sentiría menos culpable, el caso es que allí estábamos el señor y yo devorándonos como locos, y lo peor es que yo estaba disfrutando, seguían saboreando el miembro de Juan, me gustaba hacerlo lo succionaba como si de un caramelo se tratase, él ya no podía más y me quitó, me levantó y se acercó a mí, volvió a sentarme en aquella caja que estaba siendo testigo de toda esta locura, me abrió un poco, acercó su pene a mi clítoris y comenzó a rozarlo despacio, acariciaba mis pechos con su mano y su lengua, su respiración estaba muy agitada, estaba muy excitado, su pene seguía deslizándose por mi clítoris, el establo se llenó de calor y deseos, echada sobre la caja con las piernas fuera de ella, su miembro viril se hundió en mi sin darnos cuenta, comenzó a penetrarme poco a poco, no imaginé que esto que estaba sucediendo podía producir placer, pero si, me estaba excitando muchísimo, era un gran placer lo que me estaba haciendo sentir, mis manos querían tocarlo, sentirlo, pero su poderoso pene me dejó inmóvil, nuestros cuerpos comenzaron a sudar, hasta los caballos ante ese espectáculo erótico, se pusieron muy nervioso y comenzaron a relinchar, entre ellos y nosotros construimos un concierto lleno de erotismo, sus movimientos eran muy acelerados, podía sentirla casi en mi boca, de las embestidas tan profunda que me estaba dando, y seguía moviéndose hummm, podía escucharse mi sexo y el suyo chocarse, él fue acelerando más aún el ritmo sexual y nuestros cuerpos moviéndose al compás de las penetraciones, pero algo interrumpió aquello que nunca tuvo que ocurrir, pero allí estábamos el señor y yo fornicando como locos, la puerta del establo se abrió y dejo pasar la luz del día que delataba que alguien había entrado, los dos quietos casi sin movernos, pero era tarde para todo, alguien dijo, "¿Esto que es Juan?", "¡maldita zorra!, después de todo lo que hecho por ti, así lo agradeces tirándote a mi marido..." así un millar de insultos, que merecía claro, Juan medio vestido solo sabía excusarse con su mujer diciendo que yo lo había provocado, que tenía la culpa de todo que era un hombre y no ha podido evitarlo, maldito cobarde, es lo que pensaba en aquellos instante, el mundo se cayó a mis pies cuando de repente entre todo lo que se estaba liando allí, se escucha, ¿madre que ocurre, que es todo este ruido? ¿que pasa?" Cuando entró y sus ojos dejaron de estar deslumbrados por el sol y sus pupilas volvieron a su sitio y le dejaron ver, fue lo peor, se quedó paralizado ante ese acontecimiento, yo semidesnuda su padre al mismo nivel, podéis imaginar la situación tan incómoda que se estaba produciendo en ese lugar, la señora miró a su hijo y le dijo, Mira hijo, mira lo que estaba haciendo tu padre con esa zorra", Luis no daba crédito a lo que estaba viendo, sus ojos estaban clavados en mí, mis ojos sumisos a su mirada y mi labios no podía decir nada, ni una palabra dijo, ni una sola palabra mencionó, Juan salió lo más rápido que pudo del lugar, la señora me echo sin piedad, lógico, y Luis nada no dijo nada cogió su caballo y se marchó, aquel día salí sin saber a dónde ir y sin saber que quería decirme Luis, aunque nada importa ya, me merezco esto, pensaba cuando salía de esa casa despreciada por todos, y por Luis, ¿cuánto podía odiarme por lo que he hecho?, ¿ lo olvidará alguna vez? ,Pensamientos que tenía a cada paso que daba, ¿Dónde iré?, ¿Dios mío, porqué he hecho esto?, no tengo explicación me dejé llevar por el sexo, ¿tanto me gusta?, Estoy sentada en el parque, cerca de la playa, viendo a lo lejos la orilla, donde Luis y yo solíamos pasear descalzos, ¡Qué ocurrió por qué no pude detener a ese hombre?, ¿ Porqué, dejé que me hiciera suya?, esto no puede estar pasando, he perdido todo...¡ todo por sexo!, y arranqué a llorar como una niña pequeña perdida en un parque, donde el miedo se apodera de ella, cuando mira hacía un lado y a otro y no encuentra a sus padres, miedo eso es lo que sentía aquel día, estaba aterrorizada, todos me miraban, algunos se metían conmigo e incluso llegaban a incomodarme, pensé el sitio mas seguro el parque, por sí, Luis salía a buscarme, quién sabe a lo mejor me perdona, ¡hay niña loca! , pensar que eso se perdonaba en unas horas, así era yo, a veces inocente, otras demasiado mayor... Pasaba el tiempo, eran interminables los minutos, ni os cuento las horas, qué hacer con mi vida, ¿dónde ir?, tendré que conseguir dinero, ¿ pero cómo lo haré?, buscaré otra casa donde trabajar, y entonces me iré a Alemania, buscaré a la familia que me acogieron, y ellos me ayudaran, Aquella mente trabajaba sin descanso, tenía la cabeza llena de preguntas, ni siquiera di tiempo a pensar en el hambre, ni me acordaba de ella, cogí la maleta donde llevaba mis pertenencias, unos vestidos , ropa interior, alguna cosa más, y por supuesto una foto de mis queridos padres lo único que me quedó de ellos, y comencé a caminar, la noche se echó encima, seguía caminado para adentrarme en la playa, de repente me detuve, paralizada, solté la maleta en el suelo, y miré la luna, mas bonita que nunca, más amarilla, redonda y grande, estaba dándome la bienvenida, me ofrecía su manto, un cielo lleno de estrellas, ella, esta noche velará por mí, busqué un lugar , para esconder la maleta, la camuflé así nadie la vería, me descalcé y caminé por la fina arena fría y húmeda, la vida volvió a cambiarme, pero esta vez, tenía yo la culpa, me senté cerca de la orilla, iluminada por la luz de la luna, mis ojos se empezaron a humedecer, una lagrima tras a otra sin poder contener el llanto sin sonido, apretones de labios, gritos en mí interior de desesperación, me tumbé de lado mirando hacia el mar, busqué como nana, el sonido de las olas rompiendo en el final de su trayecto, mis ojos llenos de lágrimas salada se iban cerrando de vez en cuando, siempre que noto el sueño apago la luz de mi mesita, pero esta noche no apagaré la luz, esta noche la dejaré encendía, dejaré que la luz ilumine mis sueños, El sol comenzó a dar sus primero rayos, desperté, aún la playa estaba sola era demasiado temprano, corrí hacía el lugar donde escondí la maleta, y nada , pensé, la abre escondió en otro lugar, pero tampoco, la sangre me hervía dentro de las venas, no podía ser tanta mala suerte, tenía todo en esa maleta, todo el dinero que había podido reunir en este tiempo, corría de un lado a otro, no me lo podía creer, ¡no ésta!, a lo lejos vi reflejar algo en el suelo, al acercarme, era un cierre de la maleta, ¡No, Dios mío, no!", salí a correr para coger todo lo que estaba por el suelo, las cosas rotas, la ropa rajada, caí de rodillas en la arena, como el que espera ser decapitado, llorando sin parar, "la foto de mis padres, ¿donde estará?", levanté la vista y un pico insignificante, sobre salía de la arena, alargué mi mano, la fui sacando, comenzó a aparecer una foto desprendiendo arena a la vez que era desenterrada , "¡ Gracias, gracias, Dios!", esta claro que esa foto no podía desprenderse de mí, quizás mis padres así lo quieran, ya que aún después de muchos años sigue acompañándome, Después de aquello, que podía hacer, ¡ni ropa tenía para buscar un trabajo!, era mi perdición, cómo saldré de ésta, ¿como? un banco del parque que hice mío, mi nueva casa de día, y la playa de noche, así pasaron unos días, que diferente se ve el mundo desde abajo, cuando todos te miran con desconfianza, mis pintas hacía a la gente apartarse de mi, no tuve más remedio que pedir, el hambre no tenía piedad de mí, una mano extendida y abierta, pidiendo ayuda, a cada uno que pasaba, la noche se convirtió en mi enemiga, me entregaba frío y miedo, aquellos días donde contemplar la luna y las estrellas era un deseo, se convirtió en algo doloroso y triste, Una noche no se por que, decidí no dormir el la playa, me quede en el banco de mi vida, un frío se introducía en mis huesos y la humedad calaba la ropa, "alguien me observa desde hace rato, que querrá", el miedo recorrió todo mi cuerpo, el corazón saltaba en mi pecho, esa silueta que estaba escondida, se acercaba para quitar la sombra a su rostro, despacio caminaba hacia mí, me incorporé de un golpe, "Tranquila", se oyó, en la oscuridad , una voz suave de hombre, "Tranquila, muchacha, voy acercarme a ti, no temas, no te haré daño, tranquila, solo quiero hablar contigo", "No se acerque, ni un paso más, caballero, estoy armada, de un paso mas y lo verá", esa sombra se detuvo inmediatamente, "Está bien, solo quería charlar contigo", "Conmigo ¿de qué?, ¿ me conoce quizás?", "No, criatura, no temas no me acercaré mas si tu no quieres, muchacha, soy demasiado mayor para poder hacerte algo", y terminó con una carcajada tierna, "Está bien, acérquese un poco más que yo le vea", con movimientos suaves, daba sus pasos dirigiéndose a mí, la noche estaba muy cerrada, eso dificultaba ver mejor, "¿Aquí está bien, muchacha?", "un poco más, no le veo aún", ¿Mejor aquí?", "sí, hay esta bien, ya le puedo ver", "Mi nombre es Adam's, ¿cuál es el tuyo?", Liliana, ¿que quiere de mí?", "llevo días observándote, ¿porque duermes en el parque?, no es un lugar seguro para una mujer tan bella, y no lo tomes a mal mi piropo, podría ser tu abuelo", yo callada, solo observaba a ese hombre, su cara era dulce, su mirada limpia, su voz era como el sonido del mar, me acerqué a él un poco más, "Ven, tranquila, ponte mi abrigo, tendrás frío pequeña niña..", ¿pequeña niña?, extraña expresión, pero me gustó, se quitó el abrigo y estiró la mano, "Ten, póntelo, confía en mí, anda toma, abrígate Liliana", todo lo hizo sin moverse para no asustarme, es cierto tenía frío, acepté su abrigo él, con mucha galantería se ofreció a ponérmelo, ese hombre me inspiró confianza , confiaba en el, no se, era distinto a todas las personas que había conocido, Cuéntame, que has hecho tan malo para estar aquí en este parque, ¿no tienes donde ir? , nos sentamos en mi banco, y empecé a contarle toda mi vida, también le conté lo ocurrido en mí trabajo, estuvimos un buen rato hablando, mejor dicho yo hablaba y él escuchaba, él se sonreía cuando escuchaba algunas de mis historias, bromeaba conmigo diciéndome, "Liliana, eres una niña un poco revoltosa y se reía", de repente las risa desapareció, y muy serio me preguntó, "¿Entonces no tienes nada, ni a nadie?", un largo rato de silencio se apoderó del lugar, el sentado callado y muy pensativo, de vez en cuando, giraba la mirada hacía a mí y volvía a sus pensamientos, su voz cortó el silencio que nos envolvía, para decir, "Liliana, quieres venir conmigo?, soy viudo, no tengo hijos, estoy sólo, necesito una mujer que cuide de mí y la casa, claro está, como padre e hija" , sonreí y le dije "Pero, si usted no me conoce, ¿me lleva a su casa?, no entiendo, no se que responder señor, ¿como fiarme de usted no lo conozco?", "¿acaso conoces la calle hija mía?, creo que te ofrezco más que la calle, aquí, sola, durmiendo en este banco mojado, estás dispuesta que te hagan daño, yo nunca te lo haré, confía en mí, muchacha, confía, deja que te ayude, lo necesitas", qué más podía hacer, más segura iba a estar, pero a cambio de que, no entendía nada, no tenía mucho donde escoger por no decir nada, así que que no lo pensé más y me fui con el, en el camino me contó muchas cosas, provenía de una buena familia inglesa, su esposa la perdió hace ya muchos años, una enfermedad se la llevó, estuvo muy enamorado de ella, cuando hablaba de ella, los ojos de Mr.Adam's se humedecían, aún la recordaba, no podía estar sin ella, me comentó que estuvo a punto de quitarse la vida por ella, pero que su miedo era hacerlo y no encontrarla, habría alguna historia de amor más bella, me preguntaba cuando escuchaba las historias de Mr. Adam's, ¿Alguna vez me amarán así?, era joven y debía de tener esperanzas, algún día llegaría el príncipe de mi vida, de eso estaba segura, llegamos a la casa, era muy grande, casi como la de Luís, pero sin establo, gracias a Dios, Muy amablemente me enseñó toda la casa, terminamos de hacer la ruta turística de la mansión, estaba bastante cansada, Mr.Adam's mas aún, nos acomodamos en el salón, era muy acogedor, con una chimenea preciosa, que bien se estaba allí, todo tan caliente y acogedor, me levanté del sillón, para acercarme aquellas llamas amarillas y azules, quedé hipnotizada por el fuego, sentada frente al fuego, , mi mente me volvió a traicionar y trajo otra vez a Luis, mi mirada se perdió en todas esas chispas que producía la leña, Vuelvo a sentir esa dulce voz que me llama," Liliana, tienes el baño listo para asearte", aquel baño era eterno, no quería salir, nunca antes me había bañado con tanta tranquilidad, al salir de aquel placentero baño, tenía encima de la cama un pijama de él, ¡que horror!, tener que ponerme eso, pero su intención fue de la mejor, que podía hacer ese hombre, que me iba a dar para ponerme, me lo puse y salí para el salón donde Mr. Adam's esperaba con una taza de caldo y un trozo de queso, me pareció un banquete, llevaba días sin comer nada caliente, me propuso que trabajara para él, ya que estaba solo y necesitaba de cuidados en la casa, no lo dude y conteste que sí, veis las cosas pasan porque tienen que pasar, ¿recordáis? esa noche no quise ir a dormir a la playa, ¿veis?, fue por algo, esa noche tenía que conocer a Mr. Adam's, así son las cosas del destino, yo creo mucho en él, Pasaron unos meses, ya conocía a casi todo el vecindario, salía a comprar. Cambie un poco la casa, había muchas habitaciones sin abrir desde hace años, había hecho nueva decoración, Mr. Adam's estaba encantado con los cambios, una vez me dijo cuando comíamos, "Lili, déjame que te llame así, eres la hija que nunca tuve, has dado alegría y nuevas emociones a mí vida, eres mi ángel, eres mi sol", aquellas palabras me llegaron a lo más profundo de mi alma, dejé la cuchara en el plato, unas lágrimas transparentes recorrían mi cara, no lloraba ¡estaba emocionada!, salí a correr y le cogí la mano, "No, no Mr. Adam's, yo no soy ningún ángel, es usted el ángel, me salvó, míreme, estoy aquí por usted", le besé las manos como si de un Dios se tratase, para mí lo era, Mi vida comenzaba a coger sentido, desde aquel momento comencé a llamarme Lili, pero solo cambie el nombre porque yo seguía a lo mío, ¡el sexo!, no podía quitármelo de la cabeza, y menos en esa barriada, que chicos mas guapos y fuertes, sobre todo uno, el panadero, no dejaba de tener fantasías sexuales con él, alto, moreno, ojos verdes, moreno de piel, ancho de espalda y unas piernas ¡¡ay, qué piernas!!, ¡menudo hombretón!, Siempre estábamos de bromas, y miradas tontas, alguna vez que otra le he pillado mirándome el escote, cosa que se y lo hago más a conciencia cada vez que voy a la panadería, a veces es tanto mi provocación que se pone muy nervioso ante mí, recuerdo un día, él estaba fuera del mostrador, reponiendo unos dulces, me acerqué donde él estaba, al pasar por detrás de él, rocé mis pechos en su espada, quería ver su reacción, de reojo me miraba, pero no dijo nada, así que planeé otro plan, agacharme muy picarona, el estaba detrás de mí esta vez, no le rocé, pero para él como si lo hubiese hecho, al mirar con disimulo la cremallera de su pantalón, estaba mas abultado que cuando entré, ¡vaya me habéis pillado, si miré!, el chico estaba tan nervioso que creo que no sabía ni lo que hacía, estaba reponiendo lo mismo una y otra vez, creo que se lo que en ese mismo instante, le pasaba por la cabeza a Oscar, Estaba obsesionada con el sexo, a veces, cuando Mr. Adam's no se encontraba en casa que eran pocas las veces, solía pensar en algunos hombres, incluido en Oscar el panadero, y me masturbaba, ¡como sentía!, pero necesitaba un hombre, estaba cansada de las masturbaciones, no están mal, pero mucho mejor, si es real. Un día nos quedamos sin pan, ya era tarde, casi de noche, bajé a ver si encontraba algo abierto, directamente me fui hacía la panadería, suerte la mía, que aún estaba Oscar dentro, llamé a la puerta, y me abrió él, ¡ese pedazo de hombre!... Le comenté, que me había quedado sin pan, me ofreció entrar al obrador... él iba a mi lado, mi corazón estaba acelerado, un cosquilleo atravesando mi cuerpo, sentía deseo de él, ¡lo deseaba!, me detuve y él volvía con la barra de pan, ¡¡yo no podía dejar de mirar su paquete!!, tenía que ser enorme, se podía apreciar, claro miraba con disimulo, ya me entendéis, pero aquello debía de ser ¡enorme!, podía traslucirse a través del pantalón, él se dio cuenta y con el pan en la mano se fue acercando a mi, muy poquito a poco, yo estaba de pie cerca de la mesa de madera rústica, Oscar estaba con su mirada clavada en mi escote que por cierto yo me abrí la camisa con picardía para llamar su atención, soltó la barra en la mesa y mojándose los labios comenzó a acariciar con sus manos mis pechos, yo sentía como su miembro se estaba poniendo endurecido por momentos, cada vez que me apretaba podía sentirlo a través de la ropa, su cabeza estaba hundida en medio de mis pechos y sus manos apretando mi trasero, mis dedos desabrochaba el pantalón de Oscar bajando mi lengua por todo su cuerpo; él desprendía un olor que me excitaba, mi boca como enloquecida buscando por sus inglés el miembro que marcaba a través del pantalón, mi asombro fue cuando abrí aquello ¡era enorme!! No pude resistirme a saborear lo que mis ojos estaban viendo, mi lengua acariciaba sus testículos y mis manos acariciaban su miembro viril, él miraba con morbosidad como yo jugaba con su miembro, las manos de Oscar sujetaban mi cabeza para que no dejara de acariciar su miembro con mi lengua, ¡¡estaba excitadísima!! Mi deseo se volvía lujuria sentía como mi sexo iba humedeciendo al mismo ritmo que su falo iba creciendo, el con movimientos lentos introducía profundamente su pene en mi boca, mi lengua disfrutaba del sabor de su miembro que a su vez emanaba un sabor especial, mi deseo fue aumentando cada vez más y más, deseaba ser penetrada por el, Oscar me cogió y me puso de espaldas a él inclinándome un poco hacia delante, con su enorme miembro dándome golpecitos en mis nalgas, introdujo su miembro entre mis muslos , sus dedos acariciaban mi clítoris y con la otra mano pellizcaba mi pezón, muy suavemente me fui inclinando todavía más hacia delante para que me penetrara más y más, tenía la libido arriba del todo, deseosa de ser poseída por ese panadero, que muchas veces había tenido, sobre todo en mi cama, había tenido pensamientos muy obscenos con él, despacito muy despacito, poco a poco, él sabía lo que tenía y como tenía que usarla... su ritmo sensual fue acelerándose, ¡¡yo no podía más de placer!!, me temblaban las piernas no podía continuar más así, ¡me estaba destrozando! Miré al lado y estaba aquella mesa de madera, me sujeté a ella para no desplomarme de tanto goce, mis gemidos producidos por la penetraciones de Oscar podían escucharse casi fuera de la panadería, la penetración era cada vez más profunda podía sentir sus testículos ¡ya estaba enloquecida!, Oscar me susurraba con la respiración muy fuerte, ¡que buena estás!, ¡que culo!, ¡que tetas!, ¡que cuerpo!, ¡¡que placer!!, Oscar estaba experimentando en aquellos momentos el placer que le estaba produciendo a mi vagina calentita, él fue acelerando sus movimientos, yo estaba como loca con mi dedo en mi clítoris y su miembro muy dentro de mí, de un golpe la sacó, comencé a sentir como me bombeaba el clítoris, deseosa de ser poseída por él de nuevo, me dio media vuelta para ponerme de cara a él, los dos de pie, besándonos como locos, su boca jugaba con la mía mientras su pene me rozaba, me abrí de piernas y él supo lo que tenía que hacer, metérmela hasta lo más hondo, hummm¡ vaya si lo hizo, hasta lo más profundo, él me sujetaba con sus fuertes brazos, y me penetraba, me cogió por el culito, abriéndolo, mientras se movía, estaba súper húmeda, su tronco se deslizaba solo, la sacaba y solita volvía a entrar, me estaba enloqueciendo, cuando de repente, me alza como si de una muñeca se tratase, y me cogió en brazos, con mis piernas en sus brazos, los dos de pie abierta completamente, su pene duro se deslizó suavemente por mi vagina, estaba muy abierta y sin poder moverme, Oscar tenía el control, yo solo podía sujetarme con mis manos en su cuello, me estaba demostrando lo hombretón que era y empezó a poseerme, nunca antes me habían fornicado de esa forma, me estaba encantando, estar toda a su disposición, ufff!! Como disfrutaba, en esa posición entraba enterita, sus manos me movía en cada penetración, me llevaba como si fuese una pluma, tal y como me tenía cogida, me llevó hacia la mesa y allí me tumbó boca arriba, sin sacar su miembro dentro de mí, y siguió moviéndose de esa manera que me estaba volviendo loca, me decía "¿Liliana, te gusta?, como no me iba a gustar, si ese chico estaba dando todo lo que podía, y más, y yo soy muy agradecida, así que le dije, lo que a todo hombre le gusta escuchar, "si, si, me encanta, que bien lo haces", aunque en ese instante le decía la verdad, me estaba gustando mucho, quiso cambiar de postura, y me puso de nuevo de espaldas a él, para penetrarme por detrás cosa que yo le paré, no cariño por ahí, aún no, así que se conformó por mi vagina, ¡no podía mas de placer!, las piernas flaqueaban a cada penetración, no podía continuar así, ¡me estaba destrozando este hombre!, sus continuos movimientos rápidos y despacio a la vez, Miré al lado y estaba la mesa de madera, estiré mis manos, alcancé el borde de ella para sujetarme, podría desplomarme de tanto goce, mis gemidos salían entre cortados, Oscar sabía lo que hacía y en qué momento hacerlo. El obrador se convirtió en una sauna, que locura, que manera de moverse, las penetraciones cada vez más profundas, podía sentir sus testículos chocar en mí, estaba enloquecida por ese hombre. Oscar susurraba en mi oído, con voz entrecortada, "¿te gusta, dime, te gusta?, Liliana, que rica estás, que cuerpo tienes vuelves loco a cualquier hombre, ¡que placer! Liliana ¡que placer!... Oscar, estaba experimentando en aquellos momentos, el placer que le estaba produciendo mi vagina, estaba muy caliente y húmeda. Fuimos acelerando el ritmo, estábamos como locos, mi dedo acariciando mi clítoris y su miembro muy dentro de mí, comencé a sentir la llegada de ese momento tan esperado, ¡el orgasmo!, casi llegamos a la vez, sacó su miembro viril de mi vagina y desprendió su semen en mis glúteos y mi espalda, al terminar mi clítoris palpitaba, palpitaba como si dentro de el latiera un corazón, que maravilla de chico, que bien se mueve, él se quedó encantado de esa aventura, me dijo con la voz como si hubiese hecho un maratón, "¿Liliana dónde has estado todo este tiempo?, eres la mujer de mis sueños", “ya claro, dije yo, por cierto Oscar, llámame Lili, por favor Lili”, él me miró sonrió y dijo, "claro Lili, lo que tú quieras". Él quiso quedar para vernos con más tiempo, le besé, le acaricie el rostro y me fui sin contestar.

Regresé casi dos horas más tarde, Mr. Adam's estaba esperando en el salón, con una copa en la mano, se levantó enseguida al escuchar la puerta, "Lili hija, ¿donde estabas?, me tenías preocupado, ¿qué ha ocurrido?, cuéntame, ¿estás bien?", "tranquilo, estoy bien, demasiado, sin más rodeos le conté toda la verdad, el me escuchaba, y me daba consejos, diciendo "eso no está bien, nada bien Lili", es cierto no estaba bien, pero no podía parar, mi cuerpo me pedía siempre sexo, siempre estaba en mí mente o casi siempre, en fin que era parte de mi personalidad, disfrutar de él todo lo que pudiera, Aquella noche Mr. Adam's se enfadó un poco conmigo, ¡por cierto!, del pan que fui a comprar, ni me acordé. A la mañana siguiente, como cada mañana fui a comprar el pan, Oscar estaba allí como de costumbre, pero esta vez, con una sonrisa de oreja a oreja, sin quitarme la vista de encima, cuando compré y procedí a marcharme, él me detuvo, "Lili, ¿quieres que nos veamos esta tarde cuando termine de trabajar?, hoy salgo antes, ¿quieres?, dime que sí preciosa", "esta tarde no puedo quizás otro día", y me marché. No quise ser grosera con él, aún no estaba preparada, si ya se, diréis que para fornicar con él si, eso era distinto, ¿entendéis? Bueno al final quedamos unas cuantas veces, a tomarnos un helado y pasear, él quería llevarme a cenar, pero yo no quería aceptar esa cita nocturna, lo cierto es que Oscar me gustaba pero no como para ser su pareja, no se porque, pero no tenía sentimientos de esos que llaman amor, pero si sexual, lo veía y me gustaba, hasta podía desearlo, pero nada más, aún no estaba preparada para amar, solo como amigos y se lo decía, pero él seguía insistiendo, sobre todo sobre esa cena, así que Después de mucha insistencia, accedí a su cita, me llevó a cenar a un sitio muy bonito y tranquilo, el estaba nervioso, y decidió hablar, "Lili, me gustaría decirte algo", " Dime Oscar, le dije mirándolo a los ojos fijamente y dando un pequeño sorbo a la copa de vino", "Mira yo. No se como empezar", silencio sus palabras y de un sorbo, se bebió el vino que quedaba en su copa, y después continuó hablando, "Lili, tu me gustas mucho, desde esa noche maravillosa que me distes, no dejo de pensar en ti, no logro quitarte de mi cabeza, eres la droga que necesita mi cuerpo para calmarlo, desde esa noche todo ha cambiado para mí, el haber estado juntos estos días paseando y conversando, estar a tu lado me ha vuelto loco, tu olor, tu voz, tu mirada, tu sensualidad al caminar, Lili eres la mujer que quiero para siempre, ¿entiendes lo que te digo?", claro que te entiendo Oscar, está muy claro, pero Oscar, no se que decir, estoy sin palabras", "Tu solo dime que si, que quieres ser mi novia, me sentiría muy feliz, si tu respuesta fuese positiva", mi mente estaba aturdida, si yo ya había hablado con él, y si es cierto, yo también estaba muy a gusto con él esos días pero no me había planteado una relación, me daba hasta pena decirle que no, era muy buen chico, y yo no era mujer para él, tenía mi mente bloqueada, ¿que le digo?, pobrecillo, ¿que hago?, pero la realidad era, que yo no quería nada con el, ¿porqué tendría que decirle que si?, así que me armé de valor y se lo dije, "Oscar, de verdad me gustas mucho, me lo pasó muy bien contigo, pero entiende, que yo no esté preparada para una relación, no es nada personal, de verdad, eres muy apuesto y sabes tratar a una mujer, pero creo que debes olvidar lo ocurrido", “seguro que encontrarás la mujer que realmente te dará lo que buscas”, se puso nervioso por mi rechazo, y comenzó a decir estupideces así que tuve que ser más dura aún, "entiende que para mí, aquel día solo fue sexo Oscar, solo te veo como un amigo, solo eso, ¡entiéndelo!, no puedes obligarme a nada , el hacerme tuya una vez no te da derecho a nada", sus ojos estaban llenos de dolor, nunca quise hacerle daño, solo quería pasar un buen rato, pero por lo visto, él se lo pasó mejor que yo, o quizás entendió mal la situación, y no sería porqué yo no hablara con él y le dejé claro mis sentimientos, no se lo que sucedió, lo que sí sé, es que en ningún momento le hablé nada de amor, me levanté, solté la servilleta que tenía puesta en mis rodillas, y me dirigí a él, tenía que poner fin a esta conversación que no llegaría a ningún lugar y le dije: "lo siento Oscar, fuiste un hombre para poseerme, ahora debes ser un hombre para afrontarlo, lo siento", sin mas me marché de aquel lugar, él salió detrás de mí, pero antes de alcanzarme cogí un taxi, no pude cerrar la puerta del taxi, su mano lo impidió, "Lili, por favor escúchame, no te marches así, baja y lo hablamos", -"No tenemos nada de qué hablar Oscar, entiéndelo", le comuniqué al taxista que arrancara, y así lo hizo, Oscar quedó alejándose y postrado en la pared de aquel local. Lo sentí por él, pero era lo mejor para él y para mí, reconozco que no le di oportunidad alguna, pero fue así. Después de aquello cambie a otra panadería, en esta no había ningún chico guapo mejor, así no tendría problemas. Oscar estuvo un tiempo insistiendo, me envía flores, cartitas de amor, un cielo de hombre, hasta que de repente se cansó, y dejó de hacerlo, creo que conoció a una chica y empezó una relación con ella; yo me alegré, no me gusta ver sufrir a nadie, no podía corresponderle solo sentía deseo por él, nada mas; el amor no me había llegado aún. Luis fue especial, mi primera experiencia pero tampoco creo que lo ame, ni siquiera algo cercano a ello, en cambio, de vez en cuando pensaba en él, me acordaba de algunos momentos vividos a su lado, aunque siempre a escondidas, creo que esa fue la razón por la que no pude amarlo, me hacía sentir excluida de su vida, solo cuando me hacía suya me hacía sentir mujer, después era un cobarde, él delante y yo de detrás, podía haber sentido más por el de lo que siento, he de decir que algo dentro de mí lo extraña, pero ha de salir de mi mente, sé que no lo hice bien, lo sé pero él tampoco supo ponerme en el lugar que me correspondía, ya que tanto decía pero nunca actuaba, tenía que seguir con mi vida, ahora estaba bien, vivía tranquila y con alguien a quien le importaba, era como mi padre, él sí me hacía sentir alguien importante, Mr. Adams era especial, se estaba ganando mi cariño día a día, sin nada a cambio, el solo entregaba ternura, amor y confianza…

Pasaron unos días y la verdad no me encontraba nada bien, así que decidí ir al médico, cuando llegué a la consulta estaba él, con su bata blanca, Ernesto, ese era su nombre...

Continuará...

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