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Fin de semana al desnudo

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No me lo podía imaginar, pero lo que oí en ese momento, y sin yo saberlo, cambiaria mi vida sustancialmente. ¿Porque aquella mujer me hizo esa petición, y en aquella circunstancia…?

Quizá si relato los acontecimientos desde el principio, podría en un ejercicio de profunda reflexión hallar alguna luz sobre lo que podría haberle pasado por la cabeza…

Mi nombre es Ser Pïter, como podréis comprobar es un pseudónimo, ningún nombre que aparece en esta historia es auténtico. En ocasiones la realidad supera la ficción y en este caso ni en mis mejores sueños pensé que esto llegara a suceder en mi vida.

La mujer a la que me refería anteriormente se llama Nina, es mi tía política, una mujer que sin tener un cuerpo diez, a mí desde los catorce años me fascinaba, probablemente porque en aquella época fueron las primeras tetas al natural; unos pechos grandes y firmes; que tuve la ocasión de ver; tenía mi señora tía, la sana costumbre de hacer Top Less en la playa, por lo que desde ese momento se convirtió en la musa de mis fantasías sexuales durante muchos años, y esa fascinación ha existido desde entonces, mitigada por la novia de turno… pasó el tiempo y los acontecimiento que me dispongo a narrar nos pillaron a mi tía en la mitad de los cuarenta y a mi recién entrado en la treintena.

La primavera estaba recién estrenada, yo acababa de dejarlo con mi novia; Geles a pesar de que han pasado los años aun la recuerdo fugazmente, juntos nos iniciamos en el mundo liberal del intercambio de parejas y del sexo en grupo, fue una época de fiestas, orgias y sexo continuo en la capital del reino, y por olvidarla regrese una pequeña temporada a mi ciudad.

Llegaba a casa después de tomarme mi café matutino en la cafetería de siempre, cuando me encontré con mi tía Nina y su hermana Auri. Venían de hacer la compra y como iban muy cargadas les ayude a subirla a casa; cosas de la vida, mis tíos cuando se casaron se vinieron a vivir a nuestro mismo edificio, puerta con puerta; y cosas de la vida también, casi veinte años de matrimonio y vida en común tirados a la basura por la infidelidad de mi tío con una compañera del trabajo, resultado ella se queda con el piso y él se va a vivir con la otra.

Como iba diciendo, ambas hermanas hablaban de las vacaciones de Semana Santa, muy próxima ya. Entramos a casa de mi tía y mientras yo ayudaba a colocar la compra a Auri se le ocurrió algo.

- Por qué no te vienes con Carlos y conmigo a la sierra, y te olvidas un poco de todo.

- No me apetece, además que hago yo allí, sola, con vosotros dos.

- Anda vente con nosotros… Invita a alguien hay sitio para cuatro.

- No sé.

Auri no dejaba de insistir; mientras, yo estaba a lo mío.

- ¡Venga, no te hagas de rogar!

- Vale, ya que insistes… ¿Ser, te vienes a la Sierra?

Yo que acababa de terminar de colocar la compra y sin percatarme de lo que aquello significaba respondí afirmativamente.

-¡Sí, claro; porque no…!

A lo que Nina refrendó.

- Así te olvidas tú también de la ruptura con tu chica.

- A los dos nos vendrá bien unos días, alejados de nuestros “ex”.

Fue mi respuesta.

Por fin llego el día, miércoles por la tarde, vísperas de jueves santo, salimos sin dilación a disfrutar de unos días de relax. Nuestro destino eran un conjunto de casas rurales prefabricadas de madera en plena sierra. Al llegar nos dirigimos y la recepción y sorpresa; el destino confabulaba de manera sibilina; todas las reservas estaban ocupadas y a pesar de haber solicitado una casa para cuatro personas, no habían tenido más remedio que darnos dos casitas de dos plantas, para dos personas cada una y comunicadas entre sí por una puerta, eso sí muy acogedoras ambas. Si Nina estaba contrariada al comprobar que tendríamos que dormir en la misma cama no lo demostró, es mas a pesar de que yo me ofrecí a dormir en el diminuto sofá de la planta baja, ella se mostró más convincente y zanjo el asunto.

-¡Dormimos los dos en la cama y no se hable más!

Y así fue, deshicimos el equipaje y a la hora de cenar nos relajamos haciendo una barbacoa en el jardín anexo a las cabañas, disfrutando además de las viandas, de las estrellas en una noche clara y sin nubes que entorpecieran aquella vista. Tomamos unos cubatas y al terminar Auri y Carlos, algo achispados y con ganas de algo más se retiraron entre caricias y besos y mi tía y yo de manera más modosita hicimos lo propio. Nina se fue al baño a cambiarse y yo aproveche para ponerme el pijama y meterme en la cama. Lo que vi, provocó que se me abrieran los ojos de golpe, mi tía salió del baño con un camisón azul de satén y encaje que realzaba sus curvas y mostraba unos pechos generosos, el cual permitía sin atisbo de duda comprobar la inexistencia de un sostén que sujetara aquellas grandes mamellas, que aunque no eran las primeras que veía, aquellas, a pesar de los años y que la ley de la gravedad no las habían perdonado, eran las tetas de mi adolescencia… ¡Me quede sin sentido! Nina se tuvo que dar cuenta, mi mirada era intensa y mi boca abierta de par en par babeaba sin conmiseración ninguna. Ella si hacer caso a todo aquello y muy a mi pesar se metió en la cama y apago la luz.

Al poco estando yo absorto en mis recuerdos de mi juventud traídos a mi memoria por tan generosa visión, oí la voz de mi tía que me decía.

-¿Ser, estas despierto?

¡Cómo no iba a estarlo! Si entre unas cosas y otras andaba más caliente que los palos de un churrero.

Me giré y con mirada somnolienta y algo aturdido conteste.

-¡No… digo… sí!

Nina encendió la luz de la me sita y se incorporó quedando su espalda apoyada en el cabecero de la cama y a mí no me quedo otra que hacer lo mismo, que más daba ya, si dormir, lo que se dice dormir me iba a ser imposible esa noche y al parecer para ella también.

Empezó a hablar de cosas intranscendentes, después de su matrimonio, porque no habían tenido hijos, que ella en los últimos tiempos no había estado al cien por cien en su matrimonio y que a lo mejor por eso, mi tío Joaquín, buscó fuera lo que ella no le daba en casa y en un momento dado, de sopetón, me lo soltó…

-¿Te gusta?

Yo instintivamente y sin prestar mucha atención a lo que me había preguntado, pero si habiendo saltado todas las alarmas en mi interior contesté

-Sí, es un camisón muy bonito.

-¡No, tonto! Te pregunto que si te gusta lo que estás viendo. Llevas un rato largo sin apartar los ojos de mis tetas.

¡Ay, madre! Que digo yo ahora… ese fue mi primer pensamiento, si se puede llamar así. Un sudor frío me recorría la espalda. Bloqueo total, hasta que al fin pude decir “in sottovoce”.

-Sí, las tienes bien puestas.

¡Tierra Trágame!, vamos de mal en peor, ahora si es cuando.

Sin inmutarse Nina cogió una de mis manos y la condujo hasta uno de sus pechos, que yo me apresure a coger y acariciar por encima del camisón

-¿Y ahora, no te parecen un poco fofas y caídas?

- No, no, para nada… las tienes perfectas.

Y acto seguido, sin mediar palabra; como si el destino cruel hubiese atendido todas y cada una de mis plegarias de mi adolescencia; Nina acerco su boca a la mía, y como uno no es de piedra, respondí a su gesto y nos fundimos en un acalorado beso. Mi mano que de ninguna manera había dejado de masajear aquellos cada vez más turgentes pechos seguía con su tarea, pero esta vez debajo del camisón, nos abrazamos, nuestros cuerpos se buscaban. En un momento dado nos separamos y nos quitamos la ropa por completo. ¡Qué cuerpo! No era una jovencita, pero aún conservaba un cuerpo muy apetecible. Me abalance sobre ella y comencé a besarle los pechos, a mordisquear sus pezones, baje y baje hasta llegar a su entrepierna, allí hundí mi cara y empecé a usar mi lengua de una manera que la sabia experiencia nos va enseñando a lo largo de la vida. Mi tía, parecía disfrutar, gemía, se retorcía y me animaba a seguir.

-¡Qué bien lo comes, cabrón…!

Yo por supuesto no dejaba un centímetro sin recorrer con mi lengua, mordisqueaba su clítoris hinchado y ella suspiraba. Se giro y su boca quedo a la altura de mí ya enhiesto pene y golosa se lo introdujo entero. Maravilloso sesenta y nueve que ambos disfrutamos de lo lindo. Animada por la calentura me exigió que la penetrara y así lo hice. Se la introduje atendiendo a su deseo, primero despacio, para disfrutar cada momento, de su humedad y del calor de su entrepierna, a cada golpe de pelvis un jadeo de ambos, acelerando a cada momento, las acometidas eran cada vez más furiosas…

-¡Sigue, sigue cabrón, me corro, me corroooooo…!!!!

Y se corrió abundantemente, vaya si se corrió, parecía que se hubiera hecho pis encima, pero a mí no me importo, sentir aquel flujo caliente me excito a un más y seguí con envites, con fuertes golpes de cadera, cambiando la cadencia de los mismos, ora más lentos, ora más rápidos, alargando el momento de la cada vez más irremediable explosión… ella intuyéndolo me exhorto

-¡Dentro, córrete dentro, quiero sentir tu leche dentro de mí!

No me hice de rogar y me derrame dentro de ella, que al sentir mi abundante corrida, volvió a tener otro orgasmo, al tiempo que nos fundíamos en un apasionado beso ahogando así nuestros gemidos de placer.

Estaba amaneciendo, y agotados nos quedamos enseguida dormidos desnudos y fundidos en un abrazo, de esta guisa nos encontró Auri, que no podía creerse lo que estaba viendo.

-¡La madre que os…!

Sobresaltados, nuestra primera reacción fue taparnos con la ropa de la cama e incorporarnos, y una vez recuperados y aun aturdidos centrarnos en lo que estaba pasando, Auri que no salía de su asombro volvió a exclamar.

-¡Qué calladito os lo teníais!

Nina más colorada que un tomate, se había quedado muda por lo que yo un poco más entero conteste a su hermana

-¡Hay que joderse! Como te lo explico… Sí, cierto, esto es lo que parece, para que te voy a mentir, pero tiene su explicación…Bien; Nina y yo, hasta esta noche, no habíamos hecho nada de esto, ni no lo habíamos planteado…

¡Mentira! Yo sí y menudas “manuelas” me había hecho fantaseando con ello en mi adolescencia.

-…Pero esta noche, ninguno de los dos podíamos dormir, nos hemos puesto a hablar… y una cosa ha llevado a la otra y ocurrido, sin más… y yo desde luego no me arrepiento. ¿Y tú Nina?

- Tampoco, además llevaba tiempo sin hacerlo… y que quieres que te diga Auri… ¡Hija que me lo he pasado muy bien! Y pienso repetirlo si tú quieres

Replico mi tía mirándome a los ojos, a lo que su hermana contesto

-No, nooo!! Nena, si yo no digo nada. Me parece estupendo, además, te hacía falta. Pero me ha chocado la situación, que quieres que te diga… el desayuno esta puesto, Carlos y yo os esperamos abajo, en nuestra cabaña, no tardéis.

Y se fue para abajo.

Nos levantamos, nos aseamos, nos compusimos un poco y bajamos a desayunar. Mientras desayunábamos Carlos nos propuso hacer una excursión hasta un rio cercano y así disfrutar de la naturaleza al tiempo que hacíamos ejercicio; aceptamos, terminamos el desayuno y subimos a nuestro dormitorio a vestirnos adecuadamente.

Tardamos casi una hora en llegar a la ribera del río, tomamos un tentempié para recuperar fuerzas mientras descansábamos un poco, hacia un día excelente, soleado y con una ligera brisa bastante agradable. Después de una hora iniciamos el camino de regreso, las chicas se quedaron rezagadas hablando de sus cosas, mientras los chicos íbamos por delante hablando de la nuestras, aunque de vez en cuando nos parábamos a esperarlas, en una de esas vi a mi tía algo seria, pensativa, en ese momento no quise decir nada y decidí esperar a que me lo contara al llegar a la cabaña.

Al llegar, nos duchamos y nos cambiamos de ropa, y como hasta ese momento no me había dicho nada y yo la seguía viendo seria, me atreví a preguntarle.

-¿Nena, te pasa algo? Estas muy seria.

A lo que ella me respondió.

-Nada serio.

-Pues haz el favor de contármelo que me tienes preocupado.

-Nada, que mi hermana me ha propuesto hacer un intercambio de parejas… Como Carlos y ella son liberales…

La verdad, es que al oír aquello quede bastante aliviado, y decidí contárselo.

-Nina, yo también soy liberal, Geles y yo frecuentábamos locales de intercambio bastante a menudo, es más fundamos junto con otros amigos un club para parejas y gente liberal, alquilamos un loft donde todos los días se hacían fiestas y podía acudir quien quisiera y a las cuales acudía mucha gente invitada. Llamamos al club Retozones.

Mi tía se me quedo mirando, como si no se creyese lo que estaba oyendo.

-¡No me digas! ¿Es eso cierto?

-Sí, y la verdad que para nosotros más que nada, era una filosofía de vida; para mí sigue siéndolo; que nos ayudaba a salir de la monotonía.

Permanecimos unos instantes en silencio y volví a hablar.

-¿Sabes una cosa? Solo haremos el intercambio si tú quieres, si realmente te apetece.

-¿Y tú quieres hacerlo?

Me preguntó.

-Nina, como ya te he dicho soy liberal, me gusta este tipo de vida en pareja… Pero esto o lo hago contigo o no lo hago. Piénsalo durante la comida y en la siesta tomamos la decisión los dos juntos. ¿Vale cariño?

Nina contesto afirmativamente y nos fundimos en un apasionado beso y cuando nos separamos, me dijo algo que no me esperaba.

-Ser, creo que me estoy enamorando.

Yo quede absorto mirándola a los ojos y le respondí también con algo que la dejo muda, pero que yo sentía realmente.

-Te quiero, amor mío.

Nos volvimos a besar, separamos nuestras bocas y quedamos abrazados durante un tiempo que aunque fue largo para ser un abrazo se nos antojó muy corto.

Bajamos, comimos y volvimos a subir para descansar un poco y porque teníamos que decidir si aceptábamos la proposición de Auri… La aceptamos, nos relajamos y nos quedamos durmiendo en seguida. Al cabo de dos horas nos despertamos, al igual que en la mañana Auri nos despertó.

-¡Qué! ¿Aparte de dormir, habéis decidido algo, sobre el intercambio?

Nina se me adelantó

-Hemos decidido, que; Sí; que queremos hacerlo.

Mi tía se levantó de la cama, cogió a su hermana de la mano y juntas bajaron al pequeño salón, allí estuvieron hablando un rato de sus cosas, entre tanto yo aproveche para espabilarme con una buena y refrescante ducha, Nina al rato subió e hizo lo mismo, salió del baño con una toalla ceñida al cuerpo y otra liada a la cabeza me beso y dijo.

-Esta noche te voy a echar de menos.

-Yo no voy a estar muy largo, silba e iré corriendo a tu lado.

-No se silbar.

-Pues grita, no permitiré que ningún pervertido haga daño a mi chica.

Reímos un rato. Nos vestimos y bajamos a cenar. Durante la cena Auri estuvo provocándome todo el tiempo, me echaba mano al paquete, se me arrimaba y me daba pequeños besos en las comisuras de los labios, mientras yo aprovechaba y le tocaba disimuladamente el culo y en algún momento le llegue a restregar cebolleta, cosa que ella no rehuyó. No me lancé más, porque mi tía todavía andaba algo cortada y al contrario que su hermana le estaba costando tomar algo de iniciativa. Al terminar de cenar y después de tomar unos cubatas para ir rompiendo el hielo, Carlos le susurro algo a Nina, se levantaron y se fueron, pero antes de entrar a la cabaña mi tía se giró y me mando un beso, al que yo correspondí con un gesto de despedida con la mano y una sonrisa.

-Bueno, nos vamos para arriba, nene que tengo una sorpresa para ti.

Dijo, la que para todos los efectos era ya mi cuñada.

-Vamos, sorpréndeme.

Le conteste.

Subimos y ella se fue al baño y echo el seguro, yo aproveche para desnudarme y meterme en la cama. No tardó mucho en salir llevaba el mismo camisón de mi tía, el azul de satén y encaje que realzaba sus curvas y mostraba unos pechos generosos, el cual permitía sin atisbo de duda comprobar la inexistencia de un sostén que sujetara aquellas tetas igualitas a las de la propietaria de aquella prenda.

-Nina me ha dicho que este camisón te encanta y veo que es verdad.

-Te equivocas, lo que me encanta es lo que hay debajo.

-Pues es todo tuyo.

Se metió en la cama y comenzamos a besarnos. Mis manos juguetonas tocaban y sobaban todo lo que se ponía a su alcance y pude comprobar que esta hermana también se iba a la cama sin otra prenda que el camisón. Se lo quité y me abalance sobre aquellos pechos, me entretuve con ellos un buen rato antes de bajar a su entrepierna y ahí me esmeré en mis caricias con boca y lengua.

-¡Cabronazo, mi heeermana tiene razoooónnn, que bien sabes comer el cooooño!!!!

-¿¡Qué!?

-¡Que te calles y sigue comiendo!

Así estuve un rato, besando sus labios, sorbiendo y mordisqueando su clítoris, hasta que me hizo parar, cambiamos de postura y agarro mi polla y se la metió en la boca. ¡Qué bien mamaba la tía! Como su hermana, era una mamona de cuidado.

Cuando decidió que ya había jugado bastante con ella, me exigió que la penetrara sin miramientos, cosa que hice… Ambos teníamos una excitación mayúscula, a cada golpe de cadera ella me jaleaba, la excitación de ambos subía por momentos y el clímax cada vez estaba más cercano, yo intuyéndolo y para evitar malos rollos le pregunte que donde lo quería, me dijo que sobre las nalgas, cambiamos de postura, ella se puso a cuatro patas y yo detrás seguí empujando, Auri no dejaba de gritar, hasta que ya no pude más la saque me la menee y al tercer golpe de muñeca me derrame sobre ellas, entre aullidos de placer de ella… Auri recogió con los dedos el semen y se lo llevo a la boca donde lo saboreó glotona.

-¿No me digas que te gusta el semen?

- Pues ya ves que sí.

-Pues chica en el próximo polvo me corro en tu boca y te lo tragas.

-Vale.

Fue su escueta respuesta, pero dicho y hecho a los tres cuartos de hora estábamos enzarzados en nuevos juegos amorosos y apunto de correrme de nuevo, ella me cogió el miembro se lo metió en la boca, al mismo tiempo que desparramaba en ella.

La noche se nos hizo corta, mi cuñada había resultado una calentorra de cuidado, además de multiorgásmica.

Como empezaba a ser costumbre fuimos despertados al poco de dormirnos, pero esta vez fue Nina, nos dio los buenos días y se metió en la cama con nosotros

-¿Qué tal con Carlos?

Preguntó Auri

-No se… muchos nervios. Por cierto Carlos nos está esperando abajo haciendo el desayuno.

Auri salió de la cama, se metió en el baño, se duchó, y cuando salió, preguntó

-¿Estaba vestido o desnudo?

-Desnudo

Respondió Nina

-¡Vale! No os vistáis vosotros tampoco, que eso quiere decir que la sesión de sexo no ha terminado.

Y se fue… tal y como vino al mundo.

Mi tía y yo nos quedamos aún un rato más.

-Te he echado de menos… No es cierto que estuviera nerviosa con Carlos… No era tú, nos ha faltado química. Aunque te voy a ser sincera, ha habido un rato que me he puesto muy cachonda escuchándoos a los dos, vosotros sí que habéis estado compenetrados.

Divertido exclame.

-¡Nos han tenido que oír todos los de las cabañas!

Ya un poco más serio, le cogí la cara con las manos y la bese en los labios y cuando nos separamos le dije.

-No te habrá molestado.

-No. Además ha sido una experiencia que no me ha disgustado, a pesar de todo la situación tiene su morbo.

-Venga nena, vanos “pa’rriba” y a desayunar que nos va hacer falta hoy estar fuertes.

Los dos rompimos a reír. Nos besamos de nuevo, nos levantamos y nos duchamos y bajamos… desnudos.

Una vez a bajo nos dimos los buenos días que yo acompañe con una cachetada en el culo de mi cuñada y un buen beso de tornillo. Una vez terminamos recogimos todo y Carlos habló

-Bueno la idea es que pasemos el día juntos los cuatro follando hasta que no podamos más, todas con todos y viceversa. Que os parece.

Todos asentimos y empezó la fiesta.

Nina y yo comenzamos a meternos mano y a besarnos con ganas, mientras Auri y Carlos hacían lo propio, como estábamos juntos yo de vez en cuando deslizaba mi mano y acariciaba los muslos de mi cuñada.

Como habéis advertido he comenzado a referirme a la hermana de mi tía Nina; Auri, como mi cuñada, esto es así, porque a estas alturas, Nina y yo éramos ya una pareja formal.

De aquella manera estábamos, acariciándonos, besándonos… yo empecé a deslizarme hacia abajo, me amasé, esos pechos que me volvían loco que lamí y mordisquee, hasta que Nina decidió que ya estaba bien y me empujo con sus manos apoyadas en mis hombros hacia abajo, llegue a su entre pierna, ella se acomodó en el sofá para facilitarme el cunnilingus, allí hundí mi cabeza y me apliqué en la tarea, Nina, gemía y disfrutaba cada vez que mi lengua recorría sus labios vaginales o con mis labios sorbía su clítoris, a cada mordisquito, ella respondía con un suspiro, estaba cada vez más caliente y excitada, comencé a meter mis dedos en su vagina, primero uno, luego otro, así hasta cuatro, y al poco le metí el puño, que mi tía recibió sin la menor queja. Mientras, a nuestro lado Carlos y Auri estaban ya muy metidos en faena, mi cuñada no paraba de gritar y de insultar a su chico, cosa que al parecer a él le excitaba ya que a cada insulto de ella más fuerte era el empellón que Carlos le daba.

Nina y yo a lo nuestro, mi puño entraba y salía de su vagina despacio, sin prisas, haciéndole disfrutar de cada segundo que mi mano permanecía dentro de ella, así hasta que se corrió en abundancia y yo me volví a colar en su entrepierna para limpiar todo su sexo. Acto seguido fue ella la que se metió mi polla en su boca y comenzó a pasar su deliciosa lengua, por ella arriba, abajo, arriba… después empezó a jugar con mis testículos, me estaba dando un placer inmenso… E intuyéndolo, me pidió que se la metiera toda. No me hice de rogar, como con el puño, se la metí despacio y se la sacaba de la misma manera, cada vez un poco más deprisa, disfrutando ambos de cada envestida, ya acelerados y sin apenas aguantarnos Nina se corrió sin avisar y mientras se corría exclamó.

-¡Córrete en la boca de mi hermana que le gusta a la muy puta!

Al oír esto Auri no se lo pensó dos veces, habiendo terminado ya con su chico, se acercó y yo a punto de reventar la saque del coño de mi tía para meterla en la boca de mi cuñada donde me corrí abundantemente, y que ella tragó relamiéndose.

Los cuatro estábamos sudorosos y algo azorados por el momento, pero la cosa no había hecho nada más que empezar… Carlos se levantó y desapareció escaleras arriba de la cabaña y bajo un momento después y me ofreció una pastillita azul, yo me imaginaba ya lo que era, pero pregunte de todas formas.

-¿Qué es?

-¡Viagra, que va a ser!

Respondió Carlos.

-Hoy nos va hacer falta con estas dos lobas.

Auri, me pasó los brazos alrededor del cuello y dándome pequeños besos en los labios y en la cara me dijo mimosa.

-Anda… hazlo por nosotras…

Mire a mi tía, que asintió.

-Venga… todo sea por estas dos, que nos van a dejar secos los “güevos”

Reímos y los chicos nos tomamos las pastillitas azules. Descansamos un rato y dejamos que estas hicieran su efecto, mientras ellas se fueron a duchar. Al cabo de tres cuartos de hora y ya más descansados y comprobando que la viagra comenzaba a hacer efecto, las chicas se pusieron manos a la obra, esta vez era Auri, la que se abalanzo sobre mi miembro y Nina hizo lo mismo con el de Carlos, así estábamos; nosotros sentados en el sofá y ellas de rodillas; cuando en el momento oportuno mi cuñada decidió que mi polla estaba ya lo suficientemente dura, se la sacó de la boca, se incorporó y se sentó sobre ella clavándosela entera, mientras nos fundíamos en un beso de tornillo intenso, separamos nuestras bocas y caliente como estaba le exhortó a su chico.

-¡Venga, cabrón métemela por el culo!

Carlos se levantó del sofá cogió un bote de lubricante de la mesa y se untó el pene, después con los dedos lubricados se los fue introduciendo uno a uno por el ano y acto seguido la penetró, mi tía para no queriendo quedarse fuera, se subió al sofá y poniendo su coño a la altura de mi cara, agarró mi cabeza y la condujo hasta él y yo por supuesto comencé a comérmelo.

Las imprecaciones y gritos de Auri, se debieron de oír en todo el camping, pero no nos importó lo estábamos pasando de miedo.

Íbamos a cambiar de postura, cuando se me ocurrió preguntarle a mi tía.

-Nina te apetece que te hagamos lo mismo que a Auri.

Se le pusieron los ojos como platos y contesto algo sorprendida.

-Soy virgen de ahí, nunca me han dado por el culo.

Yo comprensivo con ella y queriendo quitarle hierro al asunto le dije mientras la abrazaba y besaba.

-¿Amor, quieres que sea yo quien te desvirgue? Te lo haré despacito y si no puedes aguantar el dolor lo dejamos.

Sin decir palabra y muy excitada asintió.

A una indicación mía se dio la vuelta y se puso a cuatro patas, cogí el tarro de lubricante y me eché en la mano, antes comencé a hacerle un beso negro, lamí y lamí su esfínter y de vez en cuando la introducía, todo ello con el fin de que sintiendo placer se fuera relajando y fuera más fácil ir dilatando su ano y prepararlo para la penetración, lo siguiente fue lubricarlo, primero el exterior y luego fui introduciendo uno a uno mis dedos, siempre con cuidado y sin exceder el límite de tolerancia al dolor de mi tía, mientras no se quejara podía seguir, ella siguiendo el consejo de su hermana, se masturbaba pasándose los dedos por su raja, cuando ví que había dilatado, decidí penetrarla, poco a poco, despacio, introduciendo unos pocos centímetros y manteniéndome ahí quieto un rato, después otros pocos centímetros y quieto otro rato…

-Cariño, voy bien o lo dejamos.

Ella con la cara congestionada y aguantando el dolor, contestó.

-De eso nada, sigue, que a mí me hacéis una doble penetración como a mi hermana.

Ya más animado, comencé con el mete-saca, y cuando ví que parecía que empezaba a disfrutar, con un gesto indique a Carlos que se acercara (mientras yo había estado con Nina, él y mi cuñada habían proseguido con la enculada y un posterior sesenta y nueve), se sentó en el sofá, se la saqué, ella se incorporó, se dirigió hasta él y se sentó sobre su polla, acto seguido la volví a meter por el culo y comenzamos la doble penetración. Nina sin ser tan escandalosa como su hermana, estaba disfrutando de lo lindo, nos animaba a darle más fuerte, hasta que llegado el momento se corrió como una fuente, quedo exhausta y derrengada sobre la alfombra y pidiendo una tregua, yo a causa de la pastillita seguía con gana de guerra, me levante y fui a por a Auri, la cogí, la hice tumbarse en el suelo y se la clave sin miramientos; mi cuñada, he de confesarlo, comenzaba a ponerme muy cachondo, era una guarrona de cuidado; a cada golpe de cadera mío, ella respondía con un insulto, me hizo presa con sus piernas a mi alrededor, mientras exhortaba.

-¡Venga, cabrón, duro, dale, así, hijoputa…!

Yo excitado sobre manera le replicaba.

-¡Guarra te gusta que te den duro, mira que eres puta, toma perra!

Cada vez más excitados y acelerados, hasta que ella ya no pudo más y se corrió sin remedio y así como estábamos, llevo su boca a la mía y nos besamos con intensidad y cuando nos íbamos a separar me dijo al oído, flojito para que no nos oyeran ni Carlos, ni Nina.

-Como me pones cuñado, me gusta muchísimo como me follas.

Los cuatro estábamos rendidos de tanta jodienda, y la pastillita seguía haciendo efecto, por lo menos lo seguiría haciendo durante día y medio más. Nina y yo nos cruzamos a nuestra cabaña y subimos al dormitorio, entramos en el baño y nos duchamos, al terminar nos fuimos a la cama, al rato ambos seguíamos sin dormir, le cogí una mano y la lleve hasta mi polla que seguía dura, me estuvo masturbando y al cabo de un rato comenzó a chupármela, paso sus piernas por encima de mi cabeza y me puso el coño en la boca y comenzamos así un caliente sesenta y nueve, aquel coñito cada vez me gustaba más, paseaba mi lengua por él con verdadera gula, y mi tía me lo agradecía con una de las mejores mamadas que me habían hecho hasta el momento. Finalmente deshicimos esa postura, ella se puso encima de mí y comenzó la cabalgada, no estábamos follando, estábamos haciendo el amor, disfrutando cada momento. Nina se movía arriba y abajo, con los ojos cerrados, concentrada, sintiendo cada uno de los nervios que se marcaban en mi pene y que rozaban su vagina, su cara de placer la delataba, se moría de gusto igual que yo, mi respiración acelerada no dejaba lugar a dudas, ninguno de los dos pronunciaba palabra, pero los dos nos lo estábamos diciendo todo. Ambos llegamos al orgasmo al mismo tiempo, ella recibió todo mi semen en su interior, como le gusta y su corrida recorrió toda mi polla, hacia abajo, humedeciéndolo todo hasta llegar a las sabanas… Quedo tumbada sobre mí, su mejilla pegada a la mía, disfrutando de ese momento de felicidad, mi polla seguía erecta dentro de ella, giramos y esta vez fui yo quien quedo encima y volvimos a hacer el amor, igual de despacio, sin prisas, amándonos, disfrutando de cada movimiento, fue un polvo largo y placentero, volvimos a corrernos juntos, aunque yo no lo hice en el sentido estricto de la palabra, si sentí el placer eléctrico del momento.

Era ya bien entrada la tarde y solo nos habíamos alimentado de sexo, a excepción del desayuno, estábamos muy agotados y enseguida caímos en los brazos de Morfeo… Nos despertamos pasada la medianoche, y volvimos a hacer el amor… Al terminar volvimos a quedarnos dormidos.

Como ya era costumbre, fuimos despertados por Auri, estaba, enfadada, Nina la invito a meterse en la cama con nosotros y a que nos contara lo que había pasado… Y Auri nos lo contó.

-¡No sé porque sigo con él, me tiene hasta el coño…! Somos una pareja liberal, no me importa que folle con otras, pero no me hace ninguna gracia que lo haga con otra tía a espaldas mía.

Cuando bajamos a desayunar la tensión entre Carlos y mi cuñada se podía cortar con una navaja. Estábamos los cuatro sentados frente a nuestras respectivas tazas de café, cuando sonó el móvil de Carlos, sin mediar palabra, se levantó y salió al jardín para hablar, Auri lo siguió y se quedó en la puerta escuchando la conversación. Cuando termino de hablar, entro en la cabaña y dijo dirigiéndose a mi cuñada.

-Nena, yo me voy si quieres te vienes y si no te puedes quedar con ellos hasta mañana, que para eso está pagado el domingo.

-¡Vete a la mierda!

Le contesto.

Carlos subió a la habitación seguido por mí cuñada, hizo su maleta, bajó, dio dos besos de despedida a cada una de las chicas y a mí la mano y se fue…

Auri estaba cabreada, aunque una vez desapareció el coche de Carlos por el camino que llevaba a la carretera, pareció relajarse, el enfado se le había pasado y comenzó a reír, Nina y yo no entendíamos nada y ante nuestro asombro dijo.

-Yo no sé vosotros, pero a mí me apetece muchísimo seguir con la fiesta de ayer.

Y divertida, saco la caja de viagra que le había escatimado a Carlos.

-Vamos, Ser; que me gusta cómo me follas y tengo envidia de mi hermana, así que, con su permiso hoy, tu solito nos follas a las dos. ¿A qué sí hermana?

Nina, se encogió de hombros y asintió divertida por la salida de Auri. Yo me encomendé al santo patrón de los follarines y me tomé otra pastillita azul, en fin, con ella o sin ella, me iba a tocar dar el do de pecho con aquellas dos fornicadoras impenitentes, el fornicio era su religión la cual exigía un sacrificio y yo era su víctima propiciatoria. Por lo que a mi respectaba intentaría salir con vida y con el menor número de secuelas posibles en lo que quedaba de vacaciones.

-Nosotras nos subimos a ponernos guapas para ti, cuando estemos listas te avisamos.

Dijo Auri, al mismo tiempo que cogía a su hermana de la mano y desaparecían escaleras arriba. No me avisaron, al cabo de un rato bajaron y yo quede sin palabras ante lo que estaba viendo… Nina llevaba un picardías negro de encaje, con motivos florales, sujeto al cuello con terminación en flecos al más puro estilo charlestón y un tanga a juego y mi cuñada llevaba otro picardías de color negro transparente con terminación de ribetes rojos, dos labios rojos en la copa de los pechos y unos tirantes finos y un tanga a juego con un lacito también en color rojo. Os preguntareis por que teniendo aquellas dos fieras delante de mí, dispuesta a devorarme sin compasión, pude fijarme en todos aquellos detalles, fácil, siempre he sido y seré un amante de la lencería femenina (¡ojo! no me gusta travestirme con ella, si es lo que estáis pensando), es ver una mujer en lencería y me pongo, hablando en plata, verraco perdido… Ellas intuyendo mi estado de excitación, me desnudaron completamente y comenzaron una mamada a dúo, si una ya la mamaba de escándalo, dos era indescriptible, a ratos pasaban sus lenguas a lo largo de mi rabo y a ratos mientras una se lo metía hasta la campanilla, la otra jugaba con mis huevos con su boca, yo estaba en una nube y me dejaba hacer, era su muñeco. Sin mediar palabra se incorporaron y me empujaron contra el sillón, quedando sentado. Nina sin quitarse el tanga se lo retiro a un lado y se clavó mi inhiesto palo hasta el fondo, mientras Auri me planto su coño en la boca, yo devoraba aquel higo húmedo con gusto, mientras mi tía me follaba, yo seguía dejándome hacer, al rato cambiaron de posición, Auri me follaba y Nina me daba a comer su jugosa almeja. Nos separamos, Nina se puso a cuatro a cuatro patas y dijo sobreexcitada.

-Ahora por el culo, que ya lo tengo abierto.

Cogí el lubricante, me eche en la mano y me unte con él la polla, para después empezar a lubricar la entrada de su ano, una vez hecho esto se la metí despacio, que lo tuviera dilatado, no quería decir que pudiera entrar en él a saco. Mis golpes de cadera al principio lentos adquirieron un ritmo continuo, Nina daba pequeños gritos de placer. Auri que había estado masturbándose en el sillón se puso al lado de su hermana copiándole la postura y con un golpe en sus caderas, me invito a que la penetrara analmente a ella también, cosa que hice, mi polla ya lubricada entró sin dificultad en su ano, señal inequívoca, de que había probado más pollas y más grandes… El ambiente de la cabaña se iba caldeando poco a poco, nuestros cuerpos sudaban de lo lindo con tan placentero ejercicio, pero eso no nos detenía.

Se la saque del culo a mi cuñada y me tumbe en el suelo, y comenzó a chuparme la polla, mi tía ya sin el tanga se sentó sobre mi cara. Cambiamos de postura varias veces, no sé cuántas veces llegaron a correrse las dos, pero fueron unas cuantas, por mi parte, gracias a la pastillita azul, tardaba en correrme, hasta que llegado el momento y sin hacer nada por contenerme, avisé de que me iba

-¡Me corro, me corro!

Y como si le fuera la vida en ello, Auri se lanzó sobre mi polla y recogió todo el semen con su boca, le hizo señas a su hermana para que se tumbara a su lado y lo dejo caer en la boca de Nina, y acto seguido unieron sus bocas para compartir mi esperma, fue algo impulsivo claro, pero no dejó a nadie indiferente, aunque en ese momento, por culpa de la excitación, alargaron más de la cuenta el beso.

Paramos a descansar y a tomar un tentempié. Como dije anteriormente, el beso que se dieron no pasó desapercibido y salió en la conversación mientras recargábamos energías con una pequeña colación; Auri, nos confesó que ya había estado con otras chicas y que se lo había pasado estupendamente y Nina se sinceró admitiendo que lo que había ocurrido entre ellas, le había puesto muy cachonda… Al terminar subimos a la habitación, ya no llevaban los tangas pero las dos conservaban los picardías, sabiendo que eso me excitaba, me tumbe en la cama y ellas hicieron lo mismo una a cada lado y comenzamos a besarnos, ellas iniciaron el descenso por mi cuerpo, hasta llegar a mi pene e iniciaron otra de sus fantásticas mamadas. Yo como las veces anteriores me abandone al placer de la misma, así estaba cuando mi tía se sentó sobre mi polla y mi cuñada sobre mi cara, y estando la una frente a la otra comenzaron a besarse. En esta posición estábamos cuando a Nina le sobrevino el orgasmo, se retiró y dijo.

-Ahora a mi hermana, quiero ver cómo te la follas.

Auri aprovechando que yo estaba tumbado, se sentó sobre mi polla y se la clavó entera, estuvimos un largo rato follando y cambiamos de postura varias veces, hasta que al final quedamos en la típica postura del misionero, ahí ya no pude más y eyaculé dentro de ella, nos besamos y me eche a su lado, ella con un gesto le indico a mi tía que se acercara y que le recogiera los restos de semen que había en la entrada de su vagina y cosa que Nina hizo y una vez se la dejo bien limpia de leche, beso a su hermana compartiendo lo recogido… Lejos de parar ambas montaron un espectáculo lésbico para mí, Auri, por sus experiencias previas era la que llevaba la voz cantante, teniendo las dos otro orgasmo. Sabía que si me lo proponía la polla respondería a otro envite, pero el resto de mi cuerpo pedía tregua, eran tres días de folleteo sin parar y empezaba a acusarlo, ellas se dieron cuenta y quizás porque también estaban agotadas o quizás porque comprendieron que yo ya había dado todo lo de sí que era capaz, también firmaron la paz.

Al día siguiente nos levantamos bastante tarde, comimos y al terminar emprendimos el camino de vuelta a la capital. Al llegar dejamos a Auri en casa de Carlos y nosotros nos fuimos a la nuestra, que como ya dije al principio, ambos vivíamos en el mismo edificio, una puerta frente a la otra.

Descargamos las cosas y las subimos a casa de Nina, al terminar yo me cruce a la mía. Salude a mis padres y me di una buena ducha, me arregle y comunique a mis padres que me cruzaba a casa de la tía, que me invitaba a cenar y que me iba a quedar a dormir en su casa como había hecho hasta que me fui a vivir a la capital, mis padres dicho sea de paso nunca se habían preocupado de esto y a día de hoy siguen ignorantes o no se quieren enterar de lo que ocurre en casa de mi amada tía política.

Cuando entre en casa de Nina, me lleve la sorpresa de que Auri, estaba también allí. Según me contó mi tía, su hermana había ido a casa a arreglar el asunto de la discusión del día anterior, y lo pillo con la otra, por lo que Auri se cabreó y rompieron definitivamente, una cosas es ser liberales y follar con otras personas y otra que te pongan los cuernos… Fue su explicación.

-¿Os apetece algo de cenar?

Preguntó mi tía, y nosotros asentimos.

La cena fue frugal, pero amena. En medio del café Nina me hizo la siguiente pregunta

-¿Me quieres?

Yo colorado como un tomate y sin saber que decir y con los ojos de las dos mujeres pendientes de mi respuesta. No se me ocurrió otra cosa que decir la verdad…de manera, escueta, corta y concisa.

-Sí

A lo cual, divertida con mi azoramiento momentáneo, volvió a preguntar.

-¿Entonces, te gustaría aceptar a mi hermana como novia tuya también?

Me quede como un conejo al que le dan las largas, mi respiración se cortó de golpe, no me salía palabra y Auri, como para darme ánimos y provocar una respuesta por mi parte, formulo otra pregunta.

-¿Te gustaría que fuese tu novia?

Estaba mudo y me era imposible dar una respuesta, pero acerté a hacer un gesto afirmativo con mi cabeza.

Las dos comenzaron a reírse y a burlarse de mi azoramiento. Auri al tiempo hizo un gesto y saco un blíster de viagra y lo agito ante mis ojos y dijo.

-Soy una novia exigente y me gusta que mi chico me folle mucho y bien. ¿Y a ti Hermanita?

Y Nina respondió

-A mí también

Di un soplido y contesté, ahora sí, algo más recuperado.

-Y yo que esperaba una noche tranquila, después del esfuerzo de ayer.

-Pues te aguantas, mañana ya tendrás tiempo de descansar, pero esta noche estamos de celebración y nuestro novio nos folla. ¿A que si Nina?

Ambas se levantaron, me cogieron de la mano y me condujeron al dormitorio, me hicieron tomar la mitad de una pastillita azul, me dejaron en la cama y salieron del dormitorio.

Al poco rato aparecieron, vestidas las dos con unos picardías de impresión, las dos se habían decidido por llevar los pechos descubiertos, Nina llevaba uno de microtul negro que dejaba sus pechos descubiertos y rodeados por dos finas tiras de satén y un tanga abierto por su parte delantera, mostrando así todos sus encantos, Auri se había decidido por otro modelo de microtul rojo que también dejaban al aire sus pechos, quedando rodeados estos al igual que el de su hermana por dos cintas de satén rojo y un tanga de satén transparente haciendo juego con el picardías. Se acercaron a los pies de la cama y delante de mi comenzaron a besarse y a acariciarse, querían ponerme cachondo y lo estaban consiguiendo, cesaron sus juegos y rodearon la cama cada una por un lado, y se inclinaron hasta donde yo estaba, comenzamos a besarnos y a tocarnos, con la maña que da la experiencia me desnudaron completamente y recorrieron con sus lenguas todo mi cuerpo de arriba abajo hasta llegar a mi pene, a estas alturas la viagra había hecho efecto y estaba totalmente erecto y con ganas de batalla, la verdad es que si quería mantener la disciplina de fuego durante todo el combate con este par de guerreras, la munición extra no estaba de más. Comenzaron a aplicarse al pene y a mis testículos con maestría y voracidad a partes iguales, cuando decidieron que ya habían lamido lo suficiente, Auri se clavó mi pene y empezó a contonearse con el dentro, al tiempo que Nina se sentó a horcajadas sobre mi cara, quedando frente a su hermana y mientras yo devoraba su rico coño con avidez, ellas se daban el lote, al rato cambiaron de postura, siendo mi tía la amazona y mi cuñada la que me hacía comerle su ya encharcada almeja. Los cambios de postura se sucedían, las embestidas aceleraban o se volvían más cadenciosas según la necesidad del momento. No sé cuánto tiempo paso pero después de los esfuerzos del fin de semana a mí me costó correrme una barbaridad, y cuando lo hice, Nina recogió hasta la última gotas de semen que salió de mi polla, para posteriormente compartirlo con Auri en un caliente beso. Descansamos un rato y volvieron a reanudarse las hostilidades, estaban dispuestas a exprimirme como a un limón y a fe que lo consiguieron, aguante tres envites y al cuarto firme el armisticio, y lo que para mí fue una rendición total, para ellas significo el pistoletazo de salida para montárselo entre ellas, mi tía parecía que le había cogido el gusto al sexo lésbico, pues se dirigía con bastante solvencia, arrancándole a su hermana, bastante más experta en el asunto sáfico, tres orgasmos seguidos de impresión, como dije anteriormente mi cuñada era multiorgasmica. Ahora fue Auri la que se puso manos a la obra hasta que hizo llegar a Nina al orgasmo y tal fue este que le regalo a su hermana un squirt abundante. El cansancio nos pudo y quedamos los tres dormidos como marmotas.

Al día siguiente, nos levantamos un poco tarde, desayunamos y acompañamos a Auri a casa de Carlos, donde recogió sus pertenencias y las llevamos a su casa, Nina y yo le ayudamos a subirlas a su piso y a colocarlo todo, cogió algo de ropa y nos fuimos a casa de mi tía.

Una vez en casa de Nina, y mientras comíamos, ambas me confesaron, que la invitación a las casa rurales había estado preparada, mi tía le había confesado a su hermana que había empezado a sentirse atraída por mí, y el que yo apareciera y les ayudara a subir las bolsas de la compra facilitó todo lo demás, reímos y bromeamos sobre el asunto, Auri, confesó, que el intercambio había sido cosa de Carlos ya que según una vez le contó, fantaseaba de vez en cuando con montárselo con Nina, y el resto vino solo y para nuestra sorpresa, sacó unos cuantos blíster de viagra, se los había quitado absolutamente todos a Carlos mientras recogíamos sus cosas, y aunque pensó en tirarlos a la basura para fastidiarlo, decidió que mejor utilizarlos conmigo, porque como dijo, con dos lobas como ellas un corderito como yo podría defenderse mejor… Reímos nuevamente, recogimos la mesa y nos echamos la siesta los tres juntos, pero esta vez nos dedicamos a dormir y descansar que buena falta nos hacía.

Han pasado algunos años y seguimos los tres juntos, llevamos una vida liberal, convirtiéndose la casa de Auri el lugar donde realizamos nuestros encuentros liberales, mientras que en casa de Nina convivimos como un matrimonio a tres, por otro lado si mis padres en algún momento han sospechado algo, no lo han dicho. Y la verdad si dijeran algo poco importa, los tres somos felices y seguiremos así durante mucho tiempo… espero.

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