Nuevos relatos publicados: 13

Masturbarse como forma de vida

  • 2
  • 14.161
  • 9,20 (5 Val.)
  • 0

Los orgasmos son maravillosos.

Sé que "maravilloso" es un eufemismo y que estoy diciendo lo obvio, pero... no, no puedo evitarlo. Realmente lo son, son fantásticos

Cuando no lo siento a él cerca de mí y la vida académica es muy estresante, mis dedos sobre mi glande frotando con experiencia me hacen sentir mucho mejor.

Aunque... hay veces en que no me masturbo por unos días, sólo para que cuando finalmente lo haga, el orgasmo sea diez veces mejor que el anterior.

También hay momentos en que lo dibujo, lo visualizo en mi mente al mismo tiempo que lo tengo en la punta de los dedos, no dejo de tocarme cuando estoy tan... tan cerca... siento en mi piel ese endurecimiento en mi vientre, esa constante acumulación de placer con cada movimiento de mis caderas, mis piernas se quedan inmóviles, extáticas, se crea ese momento de negociación entre mi cuerpo, mis manos expertas en masturbaciones y mi alma que habla por los tres, ese momento en el que la vista se nubla, estoy satisfaciendo mi necesidad, trago saliva, me preparo para lo que viene, me observo a mí mismo, me siento tenso, no existe nada en el mundo que mis manos empapadas de lo que yo mismo estoy provocando, se me escapa un bufido, el placer es intenso, muy fuerte, solo quiero gemir mientras lo expulso, aprieto mis ojos por el placer que está en la punta de mi glande, mis manos lo sacuden con rabia, estoy ahí, lo puedo alcanzar y... es ahí... justo... justo ese momento cuando estoy a punto de dejarlo ir... Me detengo. Me quedo completamente quieto.

Lo hago porque quiero saber cómo se siente la negación de mi propio orgasmo, quiero saber lo que sería para mí estar justo en el borde y luego hacerme decir "No."

Sin embargo... siempre me rindo.

No puedo contener un orgasmo por más de tres segundos

Estoy tan ansioso de escuchar mis propios gemidos y de sentirme excitado... necesito masturbarme de nuevo, quiero mi orgasmo.

Mi cuerpo, mis demonios internos hablando por mí, mis manos y yo.

(9,20)