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Al cliente lo que pida

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Este relato sucedió cuando trabajaba en un ciber, como todos los días, llegaban y salían jóvenes, en determinado momento solo quedo una joven como de 18 años, traía uniforme de un cebetis, estaba sentada al fondo del local, como ahí mismo teníamos un refrigerador con refrescos, me levante de mi máquina para tomar uno, al regresar me percate que la joven, no mencionare su nombre, veía su Facebook, al mismo tiempo tenía su falda subida arriba de medio muslo y con una de sus manos se acariciaba entre la entrepierna, claramente se notaba que se tocaba su rajita, eso me excito inmediatamente y al pasar a su lado le pregunte si todo estaba bien o necesitaba ayuda, ella volteo a mirarme y con una mirada traviesa y sin dejar de acariciarse, me sonrió, al ver eso le dije…

—Eso que haces yo te lo puedo hacer mucho mejor…

Me volvió a sonreír y me dijo…

—De veras?

—Sí, solo permíteme un momento.

Me di la vuelta y me dirigí a la puerta para cerrarla con llave, regrese a su lado y acercando una silla me senté junto a ella, acerque mi mano a su pierna y comencé a acariciarla, tenía la piel suavecita suavecita, poco a poco comencé a subir mi mano hasta llegar a su rajita, rodeada de un bello sedoso, pase mi mano de arriba abajo e introduje un dedo dentro de ella, con lo que ella dio un pequeño saltito, con mi otra mano comencé a desabotonarle la blusa hasta dejar descubierto su sostén, que cubrían un par de pechos que para su edad estaban bastante creciditos, como era un sostén de esos que traen broche al frente no me costó trabajo desabrocharlo y comenzar a acariciar ese par de senos hermosos, de una piel suavecita y un par de pezones rosados de tamaño medio, mi mano no dejaba de entrar y salir de su rajita y tocar su clítoris, acerque mi boca a esos senos y comencé a lamerlos, al instante se endurecieron más de lo que ya estaban, abrí mi boca y comencé a chuparlos, succionándolos suavemente, así me dedique a mamar primero uno luego el otro, dejando de hacer eso, gire la silla para dejar sus piernas frente a mí, abrí sus piernas, deslice su panti a un lado y metí mi cabeza entre ellas, tenía una rajita limpiecita, con un exquisito aroma, se notaba que era una joven que se cuidaba mucho, yo lamia su clítoris, bajaba mi lengua a su hoyito, la introducía y lamia sus pliegues, volvía a subir a su clítoris, su panochita tenía un rico sabor que me era difícil dejar de lamer, ella con los ojos cerrados echando la cabeza hacia atrás se dejó hacer todo, disfrutando de mis caricias, hasta que con muchos espasmos mis lamidas la hicieron tener 2 grandiosos orgasmos, después de un rato de estar mamando esos ricos jugos que salieron de esa rica panochita.

Me puse en pie, frente a ella, ella como entendiendo que era mi turno, movió su mano y me comenzó a acariciarme la verga por sobre mi pantalón, desabrochando el cinturón y bajando el cierre bajo mi pantalón junto con mis bóxers, tomo mi verga entre sus manos y nunca podré olvidar su mirada al verla, era una mezcla de deseo, de lujuria, la apretó y comenzó a subir y bajar sus manos por todo el tronco, en un momento dado, corrió hacia atrás el pliegue que cubría mi prepucio y lo acerco a su boca, comenzó dándole besitos, para luego abrir su linda boca y comenzar a chupar, mi verga ya de por si dura como la tenía, se tensó aún más, pues chupaba como si tuviera un helado rico, sacaba su lengua y lamia por toda la coronilla de mi glande, era un placer supremo sentir esa boca húmeda, ver como se tragaba mi verga hasta donde le cabía, ver como entraba y salía como si me la estuviera cogiendo por la boca, le pedí que parara pues sentí que me vendría y yo quería poseer, meter toda mi verga dentro de su vagina rica, como se dio cuenta que al igual que ella, yo me cuidaba y estaba limpio, no quiso que usáramos condón, me confesó que era casi virgen, que ya una vez un chico la había penetrado pero que no la había tratado bien por lo que ella decidió no continuar con el acto y me hizo una confesión aún mayor, que ya varias veces había visitado mi local, que le había gustado como soy y planeo todo esto para entregarse a mí y que ahora que me había visto desnudo, dándose cuenta que yo también me cuidaba al igual que ella, quería sentir mi leche en su interior, que sus amigas que ya habían tenido la experiencia le habían contado que era rico sentir el chorro de leche dentro de su vagina, que ahora quería sentir el mío, mi chorro de semen caliente chocando con sus paredes internas, que para ello se había preparado tomando anticonceptivos, que no me preocupara por algún embarazo no deseado, ya se imaginaran la locura mental que toda aquella confesión ocasiono en mí, mi verga se tensó aún más.

La lleve a un sillón en la parte posterior del local que tengo para cuando me quedo por las noches realizando algún trabajo, le fui quitando su ropa poco a poco hasta dejarla completamente desnuda, me desnude frente a ella, casi como un striper, pues ya les había mencionado anteriormente, note en su semblante una mirada de deseo, de lujuria, lo que yo buscaba era ponerla supercaliente, al 100 por ciento, cuando termine me acerque a ella y volví a mamar esos senos ricos, a mamar esa panochita hermosa, al grado de que casi a gritos me comenzó a pedir que me la cogiera, que quería sentir dentro de su vagina mi verga, la acosté en el sillón, le abrí las piernas y me coloque entre ellas, coloque el glande de mi verga a la entrada de esa vagina y muy despacito, pensando en lo que me había comentado, comencé a introducirla en su vagina, viendo casi enloquecido como se abría paso entre esos labios hermosos y desapareciendo en el interior de esa cueva, deteniéndome cada que ella emitía algún quejido, dejando que su vagina se amoldara a mi verga, una vez que ella me daba una señal con sus ojos, continuaba metiéndola, así lo hice hasta que estuvo toda dentro de su panochita, sentía como vibraba, de gusto, adaptándose a su invasor, nuevamente espere unos segundos y comencé a sacarla, para nuevamente volver a clavársela, poco a poco más rápido, así como poco a poco dejo de sentir dolor, mis clavadas eran más fuertes, hasta que se hicieron de locura, ella gemía, no de dolor sino de placer, yo me detenía unos momentos para no venirme tan rápido, quería prolongar ese disfrute que tenía, mientras ella alcanzo otros 2 orgasmos, yo quería ponerla en mi posición predilecta, de vaquera, pero antes de hacerlo quería darle su gusto de sentir mi chorro de semen en su interior, así que acelere mis movimientos de meter y sacar, deje que tuviera un orgasmo más y entonces ya no me resistí y me deje llevar a una gran venida, que cuando ella sintió mi chorro de leche golpeando sus paredes internas, emitió un gemido de gusto que tampoco olvidare.

Una vez que terminé, me acosté boca arriba y le pedí se sentara sobre mi verga, ella lo hizo gustosa, se inclinó sobre mi pelvis y se la introdujo, esta posición me encanta porque me permite mamar los senos de mi pareja al mismo tiempo que se clava toda mi verga en su vagina, a las chicas que les gusta que les mamen los senos, esta posición también les encanta, así estuvimos un rato, ella subiendo y bajando sus nalgas sobre mi tronco y yo pegado a esos hermosos senos, hasta que ambos nos venimos de nueva cuenta, cansados nos recostamos en el sillón, yo acariciándole el pelo, sus brazos y sus senos, ella acariciando mi torso, así estuvimos un rato hasta que ella tuvo que irse, se vistió, yo le ofrecí darnos un baño, ya que tengo regadera para los días que me quedo trabajando, al otro día iniciar el día bien aseado, pero ella no quiso me dijo que quería irse sintiendo mi leche dentro de ella, días después me contaría como se fue sintiendo correr entre sus piernas pequeñas gotitas de mi semen, esa fue la primera vez que lo hicimos, siguieron luego varias veces más hasta que sus papas por cuestión de sus trabajos tuvieron que mudarse de ciudad, hemos hablado por teléfono pero no hemos podido tener ningún encuentro más desde su partida.

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