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Dos cogidas por puta

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Una nueva cogida y luego otra.

Pues nada que el lunes pasado al quedarme solita en casita se me ocurrió salir a buscar acción, me puse mi mini falda de jeans o mezclilla azul con botitas café y una blusita de tirantes verde con estampado de flores, unos aretes de oro de aro pequeños de mi hermana Lora y mi bolsita de noche bien surtida de condones, vaselina, papel higiénico y me puse una toallita en mis pantaletitas rosas por aquello del penecito.

Así maquillada en los párpados verde limón y labios rojos me fui a buscar un macho, los lunes en la ciudad son el peor día para hallar acción, caminé solita a las 12 de la noche por las oscuras calles del barrio, llegué a la avenida y solo unos cuantos hombres que iban ya bien en taxis, motos y bicicletas me chiflaron y gritaron obscenidades, sin embargo ninguno de ellos me abordó, caminé hasta el parque jardín que estaba muy solitario, casi sentí miedo, en eso un policía auxiliar empresarial (guardia jurado) se me acercó desde la puerta de una refaccionaria cerrada

¿Por qué tan solita? Pues, ya ves, no lo sé. Ven, te invito un café en mi garita ¿No te traeré problemas? No, no viene nadie ¡Bueno,! Lo seguí, era un señor como de mi edad ( 50 y tantos años) me pasó a una caseta donde estaba mirando su pequeña televisión. De un termo llenó una tazita de café y me la pasó ¿Desde cuando andas así, de vieja? Pues desde que era niña ¿Por…? No, por nada, eres bonita aun. Gracias. De verdad pareces una mujercita, aunque algo mayorcita para llevar faldita. Bueno hace mucho calor. Tienes lindas piernas ¿Te depilas? Sí, me gustan así, suavecitas. Mira, atrás hay una camita., si quieres pues… ¡Vamos! Respondí inmediatamente.

Atrás de la caseta había una cama individual que no se veía porque el lugarcito estaba tapado con cartones, encima de ellos había posters de mujeres desnudas y guapas. Nos sentamos en la cama y él se levantó para halar el monitor y poder ver si llegaba alguien. Estábamos en penumbras solo medio iluminados por la pantalla en blanco y negro del mencionadom monitor, me unté una dosis generosa de vaselina en el culin mientras él fue por algo.

Una vez que se sentó junto a mí, le acaricié el pene encima del pantalón, él tipo de inmediato me tiró a la cama y me comenzó a manosear y besar como un poseso, me puso en cuatro y me metió de un jalón dos dedos moviéndolos con fuerza, metiéndolos y sacándolos, luego me volteó quedando yo acostada sobre mi espalda, se situó a un lado y sacándose tremenda verga gorda y venosa me la metió en mi boca, la mamé a gusto, el tío puso los ojos en blanco mientras yo le lamía los huevos y mamaba esa gorda verga, se puso luego en la piecera de la cama, alzando mis piernas hasta sus hombros y me la metió sin compasión, mis blancas piernas se cimbraron ante el empuje de su cuerpo que entró hasta lo más profundo de mis entrañas, mientras tanto, yo comencé a acariciarme mi penecito, casi me vengo, cuando de repente él me volteó y me puso en cuatro metiéndome de nuevo el pene hasta el fondo, sentía que me cagaba para adentro, un intenso cosquilleo me hizo moverme de adelante para atrás mientras con sus manazas me sujetaba de las caderas y me aplastaba los senos. Así me bañó el cabrón de semen el culo y lo que me salió lo embarró en mis nalgotas, me dijo, bueno ya tuviste lo que querías ahora vete, no vaya a pasar mi jefe y te encuentre aquí.

Toda embarrada de semen y aun temblándome las pierna me fui, ni siquiera nos despedimos, ni nos dimos nuestros nombres ni nada, solo fue sexo caliente y fugaz, rápido. Caminé hasta casa adolorida del culo, casi al llegar me vio el señor de la tienda ¿De dónde viene mi reina? De coger. Bajó la voz y me dijo, mira mi esposa está enfermita, me bajé a fumar un poco, si me lo mamas y me sacas la tensión te regalo $200 pesos ¿Dónde? Enfrente, donde guardo la camioneta. Nos metimos en la obscuridad al garaje y total que no nada más se lo mamé sino que me metió la verga en mí ya mojado y adolorido culito. Pero ahora si aproveché para acariciarme y me vine tirando mi semen en mis pantaletas mientras que el cabrón tendero gemía como cerdo y me bañó de semen.

Bueno esto fue apenas el lunes, la verdad que soy una puta, me encanta hacer terminar a los hombres y aunque ya estoy mayorcita aún tengo buen cuerpo y bonita cara que maquilladita se me ve mejor que el de muchas mujeres biológicas de mi edad ¡Gracias Dios por hacerme una puta, lo disfruto mucho! El tendero me pagó 300 pesos que me vienen muy bien ahorita.

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