Nuevos relatos publicados: 13

Mauricio, el hermano de mi mejor amiga

  • 9
  • 34.852
  • 9,38 (13 Val.)
  • 2

Hola, soy Carolina y hoy les contare lo que me ocurrió hace un par de semanas cuando fui a la casa de mi amiga Luisa.

Con Luisa somos amigas desde la escuela, salimos siempre juntas y compartimos historias, aventuras y secretos, ella es un poco más bajita que yo, tiene el cabello castaño claro, ojos claros, un par de buenas tetas y un redondo y hermoso culo, cuando salimos juntas los hombres se vuelven para mirarnos y las mujeres nos miran con desprecio y enojo, pero eso es otro cuento.

Bueno, el miércoles de la primera semana de Mayo, después de salir de mi turno en el super llame a Luisa, desde hace varios días que no nos veíamos, estudiamos juntas, pero ella se enfermó esa semana y no había asistido a clases, hablamos y le dije que iba a su casa para ver como seguía de su fuerte resfrió – Dile a Manuel (su novio) que te pegue una sacudida- le dije, reímos y la llamada se cortó.

Cuando llegue me abrió la puerta el hermano mayor de mi amiga, Mauricio, es un hombre un poco más alto que yo, de 1,70mts más o menos, blanco, cabello claro y de ojos verdes, es de contextura más bien gruesa, digamos, un poco pasado de peso, tiene unos 30 años, es soltero y tiene una novia de su misma edad, bastante bonita, al abrir la puerta lo salude con un beso en la mejilla, me miro de pies a cabeza y cuando me indico que podía pasar pude sentir su mirada clavada en mi culo, yo iba vestida con un jeans ajustado, un chaleco de medio cuello ajustado y un chaquetita de cuero, por estos días hace mucho frio en Santiago, me dijo que podía subir al dormitorio de Luisa, sin dejar de mirarme hasta que entre en el cuarto de ella- le tienen el agua cortada parece- me dije para mis adentros y se me escapo una sonrisa mientras saludaba a Luisa. Conversamos un rato, ella estaba bastante decaída, su aspecto era de una moribunda, me conto que el día anterior había empeorado y que se había quedado en cama, Manuel la visitaba todos los días y le hacía compañía, pero nada podían hacer ya que su hermano Mayor estaba al pendiente de ellos y apenas podían besarse siquiera.

Encendí el televisor y Luisa me pidió un vaso de agua, me quite la chaqueta y baje para ir por el agua- ¿Qué necesitas? - me pregunto Mauricio -Luisa me pidió agua- le conteste mientras entraba a la cocina, él se acercó para ofrecerme su ayuda -Ya es hora de sus medicamentos_ me dijo, mientras buscaba dentro de un cajón -Llévale el agua, ahora voy con sus medicamentos- me dijo, subí con el vaso y tras de mi entro Mauricio, Luisa se bebió el agua con sus remedios – Estas pastillas me dan sueño, pronto me dormiré- me dijo mi amiga – No te preocupes- le conteste.

Hablamos por un rato más y Luisa empezó a ponerse somnolienta -Duérmete amiga- le dije mientras acariciaba su frente – Me quedare hasta que estés bien dormida- ella me sonrió y cerro sus ojos, se acomodó en su cama y se durmió.

Tome mi chaqueta y baje por las escaleras, Mauricio estaba sentado en el sofá viendo la televisión y tenía encendida una estufa a gas - ¿Quieres una taza de té?- Me pregunto al verme y se levantó del sofá, yo asentí con un movimiento de cabeza y me senté cerca de la estufa y me quede mirándolo mientras preparaba el té, siempre lo he encontrado atractivo, desde pequeña pero él nunca me había mirado como ahora, se acercó y me entrego una tasa y se sentó a mi lado, hablábamos de cualquier cosa, de esto y lo otro mientras me bebía el té, le sonreía y le coqueteaba, el no dejaba de mirarme y, aunque trataba de disimular, sus ojos se entretenían mirando mis pechos, que resaltaban su forma bajo mi ajustado chaleco, me pregunto si aún salía con Matías, le dije que sí que éramos novios, pero que de vez en cuando me portaba mal y reímos, me conto que su novia estaba de turno en el hospital, es enfermera, y que no la vería hasta el domingo – ¿Debe de ser difícil para ti estar tantos días sin tu novia?- le dije sonriendo coquetamente, me miro a los ojos y luego recorrió mi cuerpo con su mirada – Aún más cuando vienen chicas tan hermosas y sexys como tú a la casas- me dijo, acercándose más hacia mí, tomo mi mano muy despacio me dijo – Eres muy hermosa, ya eres toda una mujer- se acercó más y suavemente me beso, abrí mi boca y deje entrar en ella su lengua, me quito la tasa y la puso sobre la mesa de centro, me tomo de la cara con suavidad y nos besamos otra vez, metía su lengua en mi boca y yo la succionaba como si fiera su verga, su mano fue bajando de mi cara suavemente hasta mi busto colocándose sobre uno de mis pechos, lo acaricio y lo apretó por sobre mi ropa mientras nos besábamos, me tomo por la cintura y me sentó en sus piernas, me excito su actitud de hombre decidido, que sabe lo que quiere y lo toma, y lo que quería era yo, acariciaba mis caderas y me decía que desde hace mucho que me deseaba mientras seguíamos besándonos, levanto mi chaleco y rápidamente soltó el gancho que cerraba mi sostén para dejar mis redondos y grandes pechos a su disposición, los recorrió y acaricio con su lengua de forma deliciosa, metía mis pezones completos dentro de su boca y hacia movimientos circulares con su lengua, los mordisqueaba y los besaba y lamia, alternando su boca para cada uno mientras sus manos recorrían mis piernas y mis caderas, e acomode sobre él, abriendo mis piernas para rodearlo, dejando mis pechos a disposición de su boca y para que sus manos pudieran recorrer mi culo y mi entrepiernas, pude sentir su bulto bajo su jeans, Luisa me había comentado que su hermano mayor era bien dotado, después de verlo desnudo por casualidad al entrar al baño cuando Mauricio estaba saliendo de la ducha, empecé a acariciar su bulto por sobre la ropa mientras el saboreaba mis pechos, gemía suavemente en su oído, lentamente abrí su pantalón, metí mi mano y acaricie su dura verga por encima de su ropa interior, la que estaba por reventar -Que rica verga tienes ¿Me dejas probarla?- le dije con voz suave y entre gemidos mientras me ponía de pie y empezaba a intentar bajar sus pantalones, me arrodille mientras lentamente bajaba sus pantalones, sus ajustados sleep apenas podían contener su erección, nos besamos y pase mi mano muy suave por encima de su la tela que cubría su miembro, Mauricio se acomodó en el sofá y yo agache mi cabeza, acerque mi boca y pase mi lengua por sobre la tela de su ajustada ropa interior, la dura verga se apegaba y se marcaba en su ropa, fui bajando muy lento su sleep, sintiendo su olor a hombre, su verga salto al ser liberada, su roja cabeza tenía en su punta una gotita de fluido y apuntaba directo hacia mi cara como invitándome a acariciarla, pase mi lengua por ese largo, grueso y duro mástil para recórrelo completo hasta llegar a su glande y recoger esa deliciosa gota de su néctar, era sin duda la verga más grande que he visto en vivo y en directo, por lo menos de unos 20cm de largo y bastante gruesa, abrase con mis labios su delicioso glande, rojo e hinchado y lo acaricie suavemente con mis lengua, haciendo movimientos circulares, poco a poco fui metiendo más y más su verga hasta que llego a mi garganta, sabía que no entraría toda en mi boca, luego lamí su falo hasta su base, me metí a la boca cada una de sus peludas bolas y regrese a su miembro sin dejar de mirarlo a los ojos, haciéndole saber cómo disfrutaba con su tremendo pedazo de carne en mi boca, me tomo del cabello y me empujo su verga -Trágatelo- me ordeno, yo hacía esfuerzos para metérmelo más y más adentro, pero ya no podía , su verga llenaba por completo mi boca – Quien lo diría, la mejor amiga de mi hermanita es toda una puta- me dijo, con una sonrisa en su rostro - ¿Verdad putita?- agrego mientras acariciaba mis pechos, yo no dejaba de mirarlo y de chupárselo, sus palabras me calentaban más, me sentía como una puta y me gustaba, abrí mis pantalones y los baje hasta mis rodillas, puse mi mano bajo mi pequeño calzón para masturbarme, estaba toda mojada y mi vagina chorreaba, era tanta mi calentura que tuve un orgasmo mientras me comía su verga y me masturbaba – Sigue, sigue puta que ya me vengo- me decía, acelere los movimientos de mi cabeza, mis labios subían y bajaban por su miembro mientras mi lengua jugaba con su glande y mis gemidos eran cada vez más fuertes, me olvide por completo que Luisa estaba durmiendo en el segundo piso, seguí con mi faena hasta que sentí el primer chorro, suavice el ritmo y me quede solo con la cabeza de su pene en la boca, otro y otro, luego otro y otro chorro de semen, su abundante corrida me llenó la boca rápidamente, aunque me tragaba su corrida se me volvía a llenar, su leche era espesa, pastosa y un poco amarga, parecía que no terminaría nunca de correrse, saboree su lechita hasta la última gota, seguí tragándome su verga hasta que Mauricio me detuvo, me levanto y me beso – Que pedazo de putaza, eres deliciosa- me dijo y me volvió a besa, su verga seguía tan dura como antes, me recostó en el sofá y me quito los jeans y los calzoncitos, me saque el chaleco y el sostén quedando completamente desnuda y a su disposición, abrí mis piernas y el acerco su boca hasta mi depilada vagina, mojada y caliente, sentí su lengua recorrer mis labios, mi clítoris y luego entrar en mi vagina, salir y recorrerla hasta llegar a mi ano, luego subir hasta mi clítoris, me chupaba y lamia delicioso, yo gemía como una loca y afirmaba su cabeza de sus cabellos, él se masturbaba mientras me chupaba, podía ver su verga, dura e hinchada, lista para entrar hasta el fondo de mí y llenarme de placer -Métemelo, quiero tu verga dentro de mí, Mauricio, por favor, métemelo ya- le suplique…

Luego terminare de escribir, se me acabo el tiempo y debo ir a estudiar, les mando besitos ahí, en eso que ustedes saben cuánto me gusta.

Muack

Carolina.

(9,38)