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Once hombres y una lluvia de leche

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Una chica aparece de manera inesperada en mi messenger. Enseguida que nos presentamos e intercambiamos un par de palabras, la atmósfera ya se había transformado en un hervidero. No tardamos mucho en calentarnos y en solo cinco minutos nos tratábamos como dos putas de las mejores. La mirada que transmitía su foto excitaba irremediablemente. Su nombre era Laia y los pechos y su culito eran su mejor arma de seducción, aunque lo mejor era la sensualidad que irradiaba ante cala palabra ardiente que recibía.

Unos días después comenzamos a contarnos nuestras fantasías más perversas. Ella deseaba estar con una mujer y mientras le contaba mis experiencias, me dijo de manera directa - En verdad mi mayor fantasía es estar contigo y con diez machos que me llenen el cuerpo de leche. La imaginación volaba rápido en nuestras cabezas y al otro día lo conversamos como una posibilidad para intentar convertirla en realidad. Teníamos algo más de cien kilómetros para recorrer y juntarnos; solo faltaba lo mas importante: conseguir muchos hombres dispuestos. La idea era que sean todos desconocidos sumados al tío de ella, con el que se acostaba seguido y a quien deseaba hacer participe. Pensamos que el contacto sería mejor hacerlo por internet y yo misma ingrese en algunas páginas poniendo un aviso que discriminaba la búsqueda a chicos de 25 a 30 años de buen cuerpo y con una dotación de miembro importante (eso era imprescindible). Para esa averiguación abrí una cuenta de mail especialmente para agregar a los contactos que iba sumando. Sabía que encontraría muchos candidatos pero no supuse que en solo una semana habría 50 fotos de penes de todos los colores y tamaños. Arreglamos con Laila seleccionar 20 hombres para luego conversar en el messenger y quedarnos con los 10 definitivos, nuestro equipo para combatir los bajos instintos sexuales.

Todavía faltaba arreglar el lugar y el día. Después de averiguar bien conseguí la casa de unos tíos alejada del ruido de la ciudad. Cuando terminé de arreglar todo e invitar a todos lo hombres, Laia comenzó a sentir un poco de vergüenza y dudo en principio de la aventar. Tenía miedo y algo de timidez, cosa que no había demostrado hasta ese momento en nuestras charlas calientes.

Mira –le dije- vas a tener 11 vergas que te darán por el culito como a ti te gusta y seguramente no lo repetirás nunca en tu vida. Mi convencimiento, casi una advertencia, dió resultado. Al otro día ya estábamos las dos sola ansiosas, esperando en la cabaña a nuestros invitados.

Mi amiga era mas bonita que en la foto. Estaba vestida con un buen escote y un pantalón negro bien ajustado que marcaba sus hermosas caderas. – Sabes Any, eres encantadora, dijo ella. No tardo un segundo en acercar sus labios con los míos. Nuestras lenguas jugaron con ansiedad y locura. Minutos después mis manos desvestían sus tetas con premura y los amasaban con ternura y salvajismo.. Ya se escuchaban los primeros gemidos de mi amiga cuando sonó el timbre que anunciaba la llegada de la delegación de machos (tenían la orden de llegar todos juntos) . Ya habíamos olvidado completamente a quienes esperábamos y después de acomodarnos la ropa como pudimos atendimos a los invitados. El primero en entrar era el tío de Líala, el abanderado de 10 chicos de alrededor de un metro ochenta y de buen físico que fueron acercándose al living rodeado de sillones y con una buena alfombra celeste. Las fantasías mas perversas de ambas comenzaban a hacerse realidad. Nos comportamos como autenticas anfitrionas y le servimos unos tragos que preparamos como así también una buena música para distendernos. Sin embargo, los muchachos enseguida estuvieron bien dispuestos y sin mucho preámbulo comenzaron a manosear nuestros cuerpos. Mi cuelo y mis orejas ya tenias como cinco o seis lenguas hurgando y otras tantas manos desvistiéndome, manoseándome los pechos con descaro. La boca esta siendo violada con sus lenguas repletas de saliva. Por otra parte, Laia ya estaba completamente desnuda desabrochando braguetas con una rapidez enorme. Sus pechos eran fabulosos y tan ricos como los vi en fotos, con los pezones bien duros que se movían junto a las manos de los hombres.

Un hombre alto y moreno estaba absorto con mis tetas y no dejaba de succionarlas y chuparlas como un loco. Otros tres muchachos me manoseaban la cola y mi sexo y además frotaban sus vergas ya erectas y calientes sobre mis redondas nalgas

El escenario a esa altura era el siguiente: cinco chicos chapándome todo el cuerpo y masturbándose lentamente. Por otro lado, Laila junto a una verga (la mas grande de todas creo) en su boca, dos en sus manos que agitaba con fruición y una que penetraba por atrás su conchita ardiente. A raíz de mi excitación, me corrí rápidamente cuando me tocaron mi sexo mojado. Aún no había probado las carnes gigantes que colgaban de esos cuerpos voluptuosos. Luego, uno de ellos se acostó sin que me dijeran nada, abrí bien las piernas y me senté arriba de ese pene venoso para cabalgarlo a gusto. Estuve de espaldas a él para que el resto disfrute de mi cuerpo. A mis costados podía entretenerme chupando vergas. Les veía las cara a los chicos y me transportaban su alegría y su placer. No tardaron en inundarme la cara de leche caliente. Pareciera que hubieran aguantado meses sin tener sexo, pues tenían gran cantidad de semen acumulado en mi cara, en mi pelo y en mis tetas.

En el otro sillón de la casa había descuidado a Laia que aparentemente la estaba pasando muy bien. Gemía y gritaba como podía, ya que los sexos que le penetraban su boca y que se turnaban, no le dejaban opción a hacerlo. Estaba sentada arriba de un chico rubio y arriba de su culo su tío preferido penetrándola sin compasión. No paraban de moverse en el cuerpo que parecía estar en el cielo. Los sexos de los hombres que la penetraban no aguantaron mas y descargaron su leche en su culo y en su vagina.

Límpiamelo putita, gritó ella con una voz sensual y repleta de cansancio. No dudé un instante y el hermoso agujerito de su culo pudo ser todo para mi sola. Le limpie bien el semen que tenía y metí mi lengua lo más adentro que pude. Además, bajé mi boquita hacia su vagina y con una chupadita logré producirle un orgasmo intenso, que mezclado con la leche caliente fue una locura indescriptible

Después de un breve descanso que terminó rápidamente, los chicos ya masturbaban sus sexos y estaban otra vez listos para la acción. Las escenas anteriores volvieron a repetirse constantemente. Luego de que nos penetraran por todos los agujeros, el momento mas preciado por mi amiga estaba llegando a culminar. Los hombres, a esa altura bien transpirados, respiraban con más dificultad y era señal de que estaban por correrse. Ya sabían de antemano cual era lo convenido. –Ahora si chicos pónganse en círculos que tienen que llenar de lechea mi amiga, dije en voz alta. Ellos no perdieron tiempo y la rodearon, al tiempo que agitaban sus vergas bien cerca de ella. Laila gemía y les pedía de manera agresiva que descarguen todo lo que tienen. – Vamos, que esperan cabrones, llénenme de leche ¡. Y así fue como c en respuesta y casi sincronizadamente se corrieron en todo en el hermoso cuerpo de mi amiga. Los ojos le brillaban como a los de un niña a la que le regalan un muñeca, solo que esta chica disfrutaba de esparcirse semen caliente de unos hombres que conocía solo una hora atrás. A lo único que atiné yo fue a limpiar sus sexos uno por uno sin dejar de observar como podía la carita angelical de Laia que sonreía picaramente

La misión que nos habíamos encargados mutuamente se había cumplido, Luego hubo mucho tiempo para que pueda disfrutar de su conchita mojada, de unos 69 fantásticos y horas y horas del mejor sexo salvaje.

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